ograr un "crecimiento económico sostenido" es
una de las principales razones de la existencia
del Estado-Nación, que comúnmente conocemos
como "país". Desde el ámbito de la ciencia eco–
nómica, las teOiias del crecimiento han sido en
diferentes épocas, la panacea y los paradigmas
de las políticas económicas para alcanzar el desarrollo y
el bienestar. Conforme han evolucionado los países y sus
propios sistemas económicos se ha vuelto cada vez más
complejo consolidar el crecimiento en un sistema econó–
mico altamente globalizado.
Sin embargo, la experiencia ha demostrado que pese a la
importancia
de
las fuentes del crecimiento económico (Re–
cursos humanos y naturales, formación de capital, cam–
bio tecnológico e innovación) el aumento de la producti–
vidad sigue siendo un factor determinante. Y por el con–
trario. la informalidad es urrenorme dique que genera di–
versas distorsiones que afectan demanera negativa el fun–
cionamiento económico.
Este escenario se complica cuando existe baja productivi-
CRb NICADEHOY
dad y altas
tasas
de informalidad. Actualmente la mayoría
de los países subdesarrollados y de desarrollo intermedio,
enfrentarnos círculos viciosos que, aunados a otros facto–
res, -endógenos y exógenos- imposibilitan generar siner–
gias de crecimiento.
En América Latina y el Caribe aumentar la productividad
es uno de los grandes retos de la mayotia de los países, lle–
gando a ser un doble problema. Por un lado, los niveles de
productividad son menores respecto a los países desarro–
llados. Y por otra parte, muchos tienen un estancamien–
to en la productividad, y los menos, magros incrementos.
En el caso de nuestro país, aunado a la baja productividad
y la extensa informalidad, tenemos problemas
de
desigual–
dad. altos niveles de pobreza. bajas
tasas
de participación
femenina. insuficiente aprovechamiento escolar, exclusión
financiera, corrupción y delincuencia. Todos estos facto–
res internos detienen e imposibilitan el aprovechamiento
del potencial económico en nuestros sectores estratégicos.
El índice de productividad en México, según el INEGI.
promedia una baja trimestral de 0.09 por ciento desde
2015 al primer trimestre de 2017. Dicha baja tiene rela–
ción con la disminució!l en inversiones del sector público
como consecuencia de los recortes al gasto presupuesta!
que iniciaron en 2015, y a una mayor cautela de las empre–
sas nacionales y extranjeras para invertir, frente a factores
que provocan incertidumbre de la renegociación del Tra–
tado de Libre Comercio de·América del Norte (TLCAN).
Por otra parte. tenemos la mayor brecha de productividad
entre las pymes
y
las grandes empresas de los países de la
OCDE. De hecho, poseemos los niveles
de
productividad
laboral
más
bajos entre todas las clases de pymes del total
de países de la organización. La productividad laboral en
las microempresas mexicanas de uno a nueve empleados
representa apenas el 14 por ciento
de
las empresas
gran–
des de más
de
250 empleados, comparado con el prome–
dio de 55 por ciento.
Las
empresas muy pequeñas de 10 a
19 empleados. tienen una productividad de 34 por ciento
contra el promedio de 64 por ciento; para las pequeñas de
20 a 39 empleados es de 37 por ciento, contra el promedio
de 73; y para empresas medianas, de 50 a 249 empleados,
es de 46 contra el 85 por ciento.
Esta situación nos debe preocupar y ocupar, porque es una
de las principales razones que han complicado el proceso
de renegociación del TLCAN que afectan nuestra compe–
titividad. pero sobre todo, es una de las principales herra–
mientas que tenemos para superar nuestros problemas.
Las
reformas estructurales han sido el primer paso y estarnos
obligados a dar el segundo con el siguiente paquete de re–
formas y así poder consolidar la ruta del crecimiento sos–
tenido y bienestar general de los mexicanos.
Ma. del Rocío- Pineda
Gochi
Senadora de la República •
Mlchoacán de Ocampo
'@RocioPinedaG.