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~.
¡Sección
12.01.2018 -
PLATA O PLOMO
Alejandro Hope
El fetiche de
la coordinadón
no ha muerto
E
n los meses iniciales del
sexenio,
no
había
palabra
más
socorrida que
coordinación.
Esa
era.
en
la
perspec–
tiva
del nuevo equipo gobernante,
la
clave
para
restablecer
la
seguridad
perdida
En
di–
ciembre de
2012,
al delinear su políticaen la
materia.
el presidente Enrique Peña Nieto
ubicó
a
la
coordinación como
una
de
seis
grandes líneas de acción. Unos meses des–
pués,mejorar
la
coordinaciónseconvirtióen
el primer
objetivo
del
Programa
Nacional de
Seguridad Pública
201~2018.
¿Y
esoera malo? No necesariamente, pe–
rosíreflejabaun problema serioenel diag–
nóstico. Así lo escribí en un artículo sobre
el tema en
2013:
"Sacralizar
a la coordina–
ción es
un
despropósito monumental.
Es
muestra patente de falta de claridad sobre
lo que se quiere. Peor aún, revela un
sim–
plismoradical eneldiagnósticosobre
la
in–
seguridad: para los idólatras de la coordi–
nación, el problemadel delitoy
la
violencia
es de operación políticaycontrol de acuer–
dos. Parecen decir que nuestras dificulta–
desprovienenno de nuestra fragilidad
ins–
titucional, no del desastre de
las
policías,
las procuradurías o las prisiones, sino de
un hecho coyuntural: Calderón no condu–
cía bien las
juntas
y no le hablaba bonito a
los gobernadores-.
Meses después vino la desaparición de ·
los
43
estudiantes de Ayotzinapa y el dis–
curso
cambio.
Las
referenciasobsesivasa
la
coordinación desaparecieron del
discurso
oficial. Nadie enel gobierno federal quería
recordar(ni quele recordaran) lamagnífica
coordinación que supuestamente
existía
con el entonces gobernador de Guerrero,
Ángel
Aguirre.
A
partir
de ese punto, la discusión fue so–
bre mando único y leyde seguridad interior
y muchos otros
temas,
pero
no sobre coor–
dinación (al menos no con
la
intensidad). El
fetiche
había
muerto.
Oeso
creía
yo
hasta
que iniciaronlas cam–
pañas
electorales. La obsesión por
la
coor–
dinación ha regresado por sus fueros.
Alejandro
Gertz
Manero, miembro del
ConsejoAsesor paraGarantizar
la
Pazcrea–
do porAndrésManuel LópezObrador,
afir–
mó hace unos días lo siguiente:
"(AMLO)
parte
de un principio que es muy razona–
ble. La
estructura
que ha estado comba–
tiendo el delito en los últimos 12 años ha
sido francamente disfuncional y necesita
de mejor coordinación•.
EL UNIVERSAL
f
L (;IAt\ OIAIIO lll ath:ICO
Asimismo, en el
Proyecto
de Nación pre–
sentadoporel
{casi)
candidatodeMorena. se
habla
de crear una ·instancia de coordina–
ción permanente, bajo
la
dirección directa
del titular del Poder
Ejecutivo·.
Por su
parte,
en
la
plataforma de
la
coa–
lición PorMéxico al Frente
(PAN,
PRD, MC)
se propone ·consolidar
un
mecanismo de
coordinacióninterinstitucionalentrelas
ins–
tancias
encaz:gadas de
la
seguridad".
Por
último,
José
Antonio Meade,
(casi}
candidato presidencial del
PRI, PVEM
y Pa–
nal,
afirmó recientemente
que
"la
seguridad
pasa
por el control de
armas,
el control de
efectivo,
cooperación entre niveles de go–
bierno e investigación contextualizada•.
SUpongoquehayalgo reconfortanteen
la
teoría de que el problema de la seguridad
esbásicamentegerencial yque sepuede re–
solver con
tan
sólo sentar a todo mundo a
la
mesa
Pero no deja de ser peligrosa su reapa–
rición constante en nuestra discusión pú–
blica. La coordinación, así sea maravillo–
samente fluida, no puede tapar la debili–
dad institucional. Las dependencias fede–
rales puedentenerunamagníficarelación
de trabajo con, por ejemplo, las autorida–
des de Guerrero, pero eso no hace menos
disfuncional e incompetente a la policía
de ese estado. Andar de grupo en grupo y
de reunión en reunión esconde el proble–
ma, no lo resuelve.
Bienvenida
sea
entonces
la
coordina–
ción, pero no la convirtamos en
un
fetiche.
No le atribuyamos poderes mágicos. No
otra vez. •
altjandrohopt
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