Es necesario promover desde el Congreso una reforma energética no sólo enfocada en el petróleo, sino de largo alcance basada en la utilización de fuentes de energía renovables, consideraron expertos en la materia.
En el foro “El debate público de la reforma energética”, organizado por senadores del PRD, Daniel Chacón Anaya, especialista en energías renovables y sustentables, aseguró que el medio ambiente pudiera ser quien sufra las consecuencias de no abordar una reforma energética de manera integral, con una concepción completa.
Expuso que de continuar con altos niveles de bióxido de carbono, se estima que para finales de este siglo podría haber una concentración de 600 partes por millón de CO2, situación que también impactaría en fenómenos naturales cada vez más devastadores en las costas del Pacífico y el Atlántico mexicano.
“En lugar de ver una reforma energética centrada en el tema del petróleo, hay que verla de manera amplia, de mayores alcances en el tiempo y que incluya los aspectos de riesgo por el cambio climático”, señaló al participar en la mesa Sustentabilidad y transición energética.
Chacón Anaya insistió en que es indispensable una reforma energética completa, con equilibrios para el desarrollo sustentable, los factores económicos, sociales y ambientales, “y que existan beneficios para todos, particularmente para las generaciones futuras”.
Dijo que las energías renovables y cambio climático “son un imperativo, no podemos dejarlos pasar, no podemos dejar que lleguemos a las 450 partes por millón (de CO2); el petróleo es más que quemar un combustible para que desaparezca, lo podemos aprovechar para hacer cosas útiles a través de la petroquímica”.
Por su parte, el investigador Octavio Klimek Alcaraz señaló que para lograr la transición energética, se requiere que la principal empresa pública de energía en México sea provista de mandatos adicionales para realizar tareas de mitigación y adaptación de cambio climático.
Indicó que Pemex, al igual que otras compañías petroleras, debe promover no sólo la eficiencia energética, sino también buscar nuevas fuentes de energía para disminuir tanto las emisiones de gases invernadero, porque de no hacerlo significaría un futuro marginal para la paraestatal.
Consideró relevante la propuesta del PRD, porque incluye en su iniciativa dos nuevos mandatos; uno, que dentro de sus actividades vean la reducción de gases de efecto invernadero, y contribuir al desarrollo y uso de fuentes de energía alternativas para la transición.
El otro mandato, añadió, es que se impulsen acciones de adaptación y mitigación para enfrentar los efectos adversos del cambio climático, realizados por las actividades de la industria petrolera.
Enfatizó que la propuesta es que Pemex transite de la simple aplicación de políticas y programas ambientales de manera desarticulada, que van desde la prevención de derrames de hidrocarburos o programas de remediación de suelos y aguas, hacia el establecimiento de estrategias de sustentabilidad.
Se requiere, dijo, que Pemex sea una empresa pública de energía integrada para el aprovechamiento de recursos no renovables como renovables, y destacó que la iniciativa del PRD propone impulsar la creación del Instituto Nacional de Energía Renovable.
En tanto, Beatriz Olivera, de Greenpeace México, subrayó que si la reforma energética se focaliza sólo en una petrolera y se sigue apostando al petróleo, México de ninguna manera va a poder cumplir los compromisos adquiridos a nivel internacional sobre cambio climático.
Destacó que la reforma energética del Ejecutivo apuesta por alternativas ambientales peligrosas que están prohibidas en otros países, como es el método de extracción del gas Shale, conocido como fracking.
Argumentó que el gas Shale --se dice-- va a ser un combustible de transición y en realidad es un mito, pues si bien el gas natural es más limpio que el carbón y el petróleo, no así el método para extraerlo, toda vez que en este proceso se emiten grandes cantidades de metano que tiene un gran potencia del efecto invernadero, 21 veces mayor al bióxido de carbono.
Estimó que la reforma energética del Ejecutivo carece de una visión de largo plazo, además de que el debate está polarizado y se centra en la cuestión petrolera, por lo que se necesita un proyecto de más alcance que le sirva al país.
Afirmó que sí es posible en México hacer la revolución energética y que el 48 por ciento de nuestra energía, inicialmente pueda provenir de fuentes renovables, y para el año 2030 ésta sea del 70 por ciento, y para e 2050, de 96 por ciento.
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