Gracias, Jorge Dávila. Muchas gracias a todos ustedes por la oportunidad que me dan para estar aquí --en esta, una más de sus reuniones-- en la que me dejan y me permiten platicarles un poco de lo que venimos haciendo y de lo que estamos planteando.

Muchos de ustedes, con quienes ya he conversado en ocasiones anteriores, han escuchado la necesidad de que dispongamos lo necesario para que el país logre resolver, --lo que creo y algunos de ustedes comparten, y otros más lo escucharían quizás por primera ocasión-- lo que debe ser una ruta que le ponga mucho orden a lo que está sucediendo en México, pero sobre todo rumbo hacia dónde tenemos que dirigirnos, porque si algo afecta hoy, buena parte de las actividades que se llevan a cabo en el país, es la falta de orden; la otra es la inexistencia de rumbo.

Hay una encuesta muy significativa que veía --hace dos semanas y media-- que la pregunta más obligada en la encuesta era, ¿usted sabe hacia dónde nos llevan? Y el 95 por ciento no definía exactamente cuál era el rumbo, decía que no. El otro 5 por ciento ahí respondía de distintas maneras, incluso algunos hasta con algunas groserías.

Me parecía o me hacia recordar aquella vieja anécdota que algunos me habían platicado en anteriores años, de lo que sucedió al final de la Revolución cubana. En el cual solamente aparecía por la quinta avenida de la Habana, un camión que tenía gasolina y que en cada esquina se iba encontrando a un grupo de cubanos, que le decían al chofer,”me llevas”, y el chofer les decía “sí, súbanse”, en la otra esquina se volvía a encontrar a otro grupo de cubanos y le decían lo mismo, y les respondía “súbanse”, así recorriendo la quinta avenida, hasta alguien dentro del camión repleto se atreve a preguntarle al chofer, y le dice, “¿a dónde vamos?”, y el chofer se voltea y le dice “al paredón”.

En este caso, creo que es la hora de preguntar a dónde vamos, a dónde nos llevan, porque hoy veía con alguna inquietud, que se hablaba que en ocasiones no se escuchan las convocatorias, pero, diría más bien, las convocatorias que no se escuchan son aquellas que no dicen a dónde van, porque las convocatorias para ir a cierto espacio definido, las atiende todo aquel a quien le gusta el rumbo.

Pero cuando no dicen a donde van, no hay convocatoria que se escuche. Por ello venimos insistiendo en mucho, en mejorar --y eso es algo que está sobre la mesa y es posible lo logremos alcanzar-- los ejercicios de gobierno.

Y los ejercicios de gobierno se pueden mejorar principalmente, no es todo, con una reforma de orden político que obligue al Ejecutivo a mejorar la calidad de su gobierno.

¿Cómo mejorar la calidad de su gobierno? Hay formulas importantes como para lograrlo, por ejemplo hay quienes proponemos que en los próximos gobiernos, el Presidente, sin variar el sistema político, que siga siendo presidencial, se vea obligado a que sus nombramientos de los principales funcionarios, sean ratificados por otro Poder, sin que ningún partido político en el otro Poder, se atreva a tratar de secuestrar al Presidente.

Mecanismos sumamente fáciles, el Presidente nombra y remueve libremente como lo dice la Constitución, pero el nombramiento deberá ser ratificado por el Senado.

En el caso de que no lo ratifique el Senado en su primer nombramiento, el Presidente vuelve a nombrar, y en el caso de que el Senado insista en no ratificarlo, el Presidente nombra. Punto, se acabó, en un periodo de 30 días. Pero, el Presidente se ve sujeto a mejorar la calidad de sus colaboradores.

Lo digo en broma --y es un ejemplo que a veces no le gusta a alguno de los secretarios--, pero yo pregunto en algunas reuniones con empresarios: ¿ustedes están desesperados porque se termine el actual sexenio? Porque estoy seguro que quieren contratar a todo el gabinete, para que sean subdirectores generales de sus empresas. Estoy seguro que ustedes los tienen en mente, que ya terminen porque lo quiero como director general al secretario de Economía, como director general al anterior, o al otro. Y hay muchos amigos nuestros que dicen: “ni como gerente de sucursal”.

Entonces les pregunto, ¿Por qué lo hacen secretario de Economía de mi país? No es nada personal, es un ejemplo simplemente de lo que ha sucedido. Ha habido tres ya, en cuatro años.

Ahora estamos discutiendo algunas cuestiones, sobre todo las referentes a lo que pueden ser los aranceles que se quieren quitar indiscriminadamente, pero en fin, no me desvío.

Hay que mejorar la calidad de los gobiernos, para eso hay que exigir que el Presidente nombre a los mejores, no nada más a sus más cercanos, o cubra un cuota de alguien que le exige que sean nombrados.

Pero hay que mejorar también el Poder Legislativo, porque necesita en mucho profesionalizarse, y la mejor manera es que vayamos a romper ese mito y ese tabú de la no reelección en el tema legislativo, que significa que podrían someterse a una sanción o pena cada uno de ellos, en el caso de que hagan bien su trabajo.

Entonces si mejoramos al Poder Legislativo mediante este proceso de la reelección, en el cual se someten a juicio de los ciudadanos, si fueron buenos o fueron malos.

Y si de paso abrimos un espacio para que los ciudadanos se sientan cerca del Estado; candidaturas independientes de partidos políticos, bien requisitadas. Un grupo de ciudadanos, en un número específico del padrón electoral, puede organizarse alrededor de un candidato independiente.

Como también las iniciativas ciudadanas. Un grupo de ciudadanos, podría ser incluso CONCANACO en una convocatoria --en un número específico, podría ser el 2 por ciento del padrón electoral o el 3, que es lo que vale un diputado de votos-- pueda hacer una iniciativa, y el Congreso se vería obligado a atender la iniciativa que hagan los ciudadanos, para no depender nada más de quienes tenemos derecho de iniciativa: el Senado, los diputados o el Presidente de la República.

Los partidos no tienen derecho de iniciativa, pero lo tienen a través de sus diputados y senadores.

En este caso hay que darles el derecho de iniciativa a los ciudadanos. ¿Cuántas veces ustedes no nos requieren? “Oigan, vengan, para que presenten una iniciativa”. Mejor háganla ustedes, preséntenla y nosotros estaríamos obligados a revisarla y, en su caso, a aprobarla.

Entonces, referéndum. ¿Y por qué nada más estoy haciendo lo que diga el Presidente, lo que digan los diputados y los senadores, y no se pueda hacer lo que digan los ciudadanos?

El referéndum debería estar también incluido como una fórmula de acercar a los ciudadanos.

Todo eso está sobre la mesa. Necesidad de que el Presidente ratifique a su gabinete en el futuro, éste ya no podría hacerlo porque fue electo bajo otras reglas, pero pongamos reglas para que el que sea electo en el 2012 se vea obligado a mejorar la calidad.

Que el Congreso pueda reelegirse en el caso o muchos de los miembros que tengan la aceptación de la ciudadanía. Esto tampoco podría hacerse inmediato, tendría que ser hasta el 2015, que nadie se pueda hacer un traje a su medida.

Y que los ciudadanos tengan posibilidad de participar de mejor manera sin necesidad de militar en un partido político.

Abrir estos tres espacios hace una reforma interesante en México, que nos pondría en condiciones de dejar viejos debates atrás.

Eso es lo que estamos trabajando por un lado, una reforma política de ese tipo, pero estamos muy lejos.

Estamos cerca siempre y cuando cada uno de los partidos ceda en posiciones muy radicales que a veces suelen o solemos tener, que yo estoy buscando en el mío el irlo avanzando.

Por el otro lado hay que generar una reforma económica que abarque el tema de los órganos reguladores del Estado mexicano.

Los órganos reguladores del Estado mexicano son importantes, pero como verdaderos órganos de regulación, no como órganos de simulación. Aquí estamos hablando de competencia, de comunicaciones, de energía, bancario.

Si logramos que los órganos sean verdaderamente del Estado mexicano, que tengan un vigor, una vigencia transexenal, esto quiere decir que resulte electo quien sea en el 2012, no haya movimientos en los órganos reguladores, que son los que dan certeza jurídica. Que importa entonces quien gane, si ya están las reglas fijas.

Hay un ejemplo interesante que nos debe hacer pensar: En un país de Europa, como Italia en donde hay un Presidente muy inquieto --por decirlo de alguna manera--, remueven muchas veces al Primer Ministro y no pasa nada.

Se han dado cuenta ustedes, que ahí la estabilidad política nunca es muy buena, pero la economía y también es la que menos está sufriendo en Europa convulsionada por la crisis financiera, y eso he tenido a que los órganos reguladores siguen permaneciendo estables, y a esto que importan las locuras del gobernante en turno, pueden cambiarlo cada cuatro, tres, seis años, pero las reglas del juego, la certeza jurídica no cambia, para esos son los órganos reguladores.

En México hemos hecho un intento de órganos reguladores, pero hoy los tenemos muy lastimados, porque su vigor y vigencia transexenal es muy delgada.

Lo voy a poner en un ejemplo que ha lastimado mucho, Cofetel. En Cofetel son cinco miembros, es que las telecomunicaciones son el sector más dinámico para el crecimiento económico, si nosotros logramos desatarla, el crecimiento económico alrededor de la competencia.

Pero si ahora son cinco miembros, y acaban de vender un bien público que son dos radiofrecuencias, para que compitan con otro proveedor de ese servicio, pero ese bien público que son dos radiofrecuencias, la venden con una votación que dice dos a favor, uno en contra, una abstención y un ausente.

¿Se puede vender un bien público, de los mexicanos, a través de un organismos como este, con dos a favor, uno en contra, una abstención y un ausente? Un órgano de decisión como este se puede abstener, alguien en el órgano de decisión puede decir me abstengo como diputado, senador. No, es un órgano de decisión, imagínense que en la Corte, un ministro, o en una Sala, uno de ellos diga me abstengo, si de lo que se trata es que hagas justicia, dí sí, o no.

En un órgano de decisión de estos, nadie se puede abstener, nadie puede decir me ausente, no llegué, se tomó una decisión, se vendió un bien público.

Cuando nosotros le requerimos a la Cofetel que nos diga, cuál fue el sentido de la votación de los cinco, dice: “no, esta es una información reservada por 15 años”.

¿La Cofetel se puede reservar por 15 años información “confidencial” sobre de esto? Son órganos simulados.

Queremos una ley de competencia muy fuerte, que combata monopolios y oligopolios, y prácticas monopólicas, pero en un Estado garantista como en el que estamos; seguimos luchando porque si bien es cierto, hay que darle facultades para meter a la cárcel a quienes insistan en prácticas monopólicas, no menos cierto es que tenemos que darle la oportunidad de ser juzgados por un tribunal especializado en materia de competencia, porque como va el riesgo la libertad, tenemos que darle garantías de donde se defiendan, eso es muy importante.

Segundo, nosotros también demos la certeza que los juicios van a ser muy rápidos, porque si le damos facultades a la Comisión Federal de Competencia, por decirlo de alguna manera, de que pueda declarar en suspensión la actividad de una empresa, por denuncia de una práctica monopólica y dentro de ocho meses le dicen: “usted disculpe”, pues lo sacaron de la competencia para ayudar a otro, quizá salga perjudicaron por el gobierno.

Estas cuestiones es lo que es un órgano regulador del Estado, pero con reglas muy claras, sobre de eso también estamos trabajando, y estamos muy cerca de poderlo alcanzar.

Pero lo más importante que es para lo que me había invitado Jorge, --ya me puede llamar la atención, por estarlos distrayendo sobre temas políticos, de regulación económica, que son muy interesantes-- es que se los dije.

Es como ponerle cuatro patas a una mesa: la primera pata sería una mejor gobernabilidad, como la que hemos planteado, para que funcione mejor la Presidencia, el Congreso, los ciudadanos, que se sientan cerca y atendidos.

La otra pata son los órganos reguladores que den certeza jurídica en la actividad económica.

La Comisión Reguladora de Energía, actualmente es un órgano recaudador de Hacienda, anda fijando gastos, haber si con las horas picos se equipara un poco con la tarifa tan alta que tiene la Comisión Federal de Electricidad, o algunas otras cosas así.

La tercera pata es que hay que lograr que México crezca más y genere los empleos que se le han regateado en los últimos años. Que deje de proveer entonces, de esa manera creciente y generando mano de obra barata a la delincuencia.

Y este es un punto muy importante, mientras México no crezca económicamente y no generemos los empleos que son necesarios en el país, difícilmente una acción, por más ruda que esta sea en contra de la delincuencia --que es la cuarta pata-- va a prosperar sin violencia. Va haber mucha violencia.

Por eso en necesario entrar a una reforma hacendaria también, que no busque --perdón por la expresión-- pero cuando yo discuto con gente del Gobierno esta propuesta que les voy a comentar, la primera pregunta que me hacen es, ‘cuánto dinero da’ o ‘cuánto dinero me quita’.

Es un tema de cuentachiles. No dice, ‘¿facilita el crecimiento económico, posibilita la actividad económica que me va a hacer, entonces, que a través del crecimiento económico, recaude más o lo sacamos directamente, simplemente con el aumento de impuestos?’ ‘No conozco otra forma de recaudar --dijo el secretario de Hacienda-- que no sea subiendo los impuestos.’

Yo creo que debería buscar la otra fórmula. Hay muchos países que la han encontrado, incluso bajando los impuestos, Reagan lo encontró, bajando los impuestos recaudó más. Chile ya lo hizo en los 90’s, Colombia lo hizo en los 90’s también.

Bueno, pero cuando el secretario de Hacienda dice, ‘aquí las cosas van muy bien, porque con 6 mil pesos tú ya puedes vivir muy a gusto, porque tienes crédito para vivienda, para auto, y de paso para mandar a tus hijos a una escuela particular y pagar las colegiaturas’, pues es el Disneylandia más bonito que he encontrado en México.

En fin, ¿cómo logramos entrar a una discusión sobre un tema sumamente ríspido, como puede ser el fiscal? Pues entremos de la mejor manera, no discutiendo sobre si tenemos que subir los impuestos, entremos a discutir qué tenemos que hacer para volver a crecer.

Estoy convencido que se puede recaudar más siempre y cuando todos paguemos. Y si todos pagamos, todos vamos a pagar menos.

Éste es el principio: si hacemos que todos paguen, todos podemos pagar menos impuestos.

Y a partir de ello, construir también la facilidad para empezar a trabajar en contra de la evasión y la elusión. La evasión es de 300 mil millones de pesos. Con 300 mil millones de pesos podríamos tener 14 presupuestos de la UNAM.

Si logramos quitar los privilegios, lo que se llaman regímenes especiales, tendríamos cerca de 500 mil millones de pesos. Pónganle ustedes que no sean todos, pero sí logremos la mitad, 250 mil o 300 mil.

Estamos hablando de cerca de 3 puntos del Producto Interno Bruto en cada uno de ellos. Es interesante, son 6 puntos del Producto Interno Bruto.

Si logramos avanzar también en el estímulo a la formalidad por encima de la informalidad, lo que nos puede dar esto. Hay quienes calculan que la informalidad puede estar ya en el 40% de la actividad económica.

Ahí tenemos mucho por qué trabajar, pero tenemos que trabajar --y es la propuesta-- mediante algunas fórmulas de estímulo. Nosotros hablamos que es posible recaudar más si logramos que el método de recaudación sea menos complicado. Hoy lo tenemos muy complicado con el tema del IVA al 16%, con todas las excepciones que ustedes conocen.

Creo que --y es la propuesta nuestra-- que podemos bajar el IVA del 16 al 12% siempre y cuando todos paguen, y que no olvidemos de ninguna manera apoyar a las clases medias y a los trabajadores, a los más pobres.

Sólo que a ellos se puede apoyar fácilmente, sobre todo cuando identificamos los 4 primeros deciles de ingresos y qué es lo que consumen, Eso está muy estudiado. Insisto que el tema fiscal, como muchos otros temas y problemas en México, están sorbe diagnosticados: todo mundo tienen un diagnóstico sobre ellos, pero poco se ha hecho para encontrar la fórmula.

Si vamos a un IVA del 16 al 12% en el que todos paguemos, pero entonces todos pagamos menos, podemos encontrar una recaudación mejor.

Pero para poder vencer a la informalidad, necesitamos instrumentos nuevos que giren alrededor del estímulo a la formalidad, no simplemente el combate a la informalidad. El combate a la informalidad ahí está, en las calles --creo que aquí mismo sobre la avenida de la Concanaco, está más que clara la informalidad--, se quitan cuando pasa el Jefe de Gobierno, se ponen cuando ya pasó, y así van. Sacan una foto, luego sacan otra, sale en los periódicos.

A mí me sucede muy seguido cuando voy a visitar al secretario de Hacienda en Palacio Nacional, me invita a que platiquemos sobre cómo disponemos lo necesario para que se ponga orden en el país, pero antes de llegar tengo que saltar a un vendedor de mercancía robada --en la misma banqueta--, luego brinco a otro que tiene mercancía de contrabando; luego, a otro que tiene solamente mercancía informal; luego, otro más allá, que tiene mercancía pirata.

Llego por fin a la puerta del secretario de Hacienda, la abre y me dice: ‘bienvenido, senador, vamos a platicar aquí cómo hacernos cargo del país, para poner orden’. Pues primero pon orden en la banqueta, si quieres verdaderamente platicar de algo serio pon orden en tu banqueta. Se ha intentado durante mucho tiempo poner orden a través de la represión.

Hay otra encuesta que es muy interesante, en que se le pregunta a los informales --hago una diferencia sobre los informales y los ilegales, los ilegales, es otra cosa--, ¿usted está fuera de la ley? Dicen --la mayoría-- ‘no estamos fuera de la ley, nosotros estamos en esta actividad porque no hemos conseguido que la economía de este país crezca, genere empleo, y estamos buscando cómo mantener a nuestras familias’.

Por eso los desalojos del mercado informal son tan violentos, hay tanta resistencia, porque ellos no sienten que estén en la ilegalidad.

Partiendo de esa base, hemos visto países que han logrado, a través del estímulo a la formalidad, hacer que la informalidad se revierta.

Y ese estímulo, se está pensando que si el impuesto al IVA pudiera ser del 12% debería reincluir un 3 por ciento adicional que tenga carácter de devolución, de tal manera que el consumidor estaría pagando el 15% de IVA, pero en el momento de obtener un recibo electrónico, automáticamente la devolución se le depositaría como crédito en una cuenta bancaria o en una cuenta específica.

De tal suerte que su acumulación podría generarle ingresos adicionales a él, y el atractivo de ir al mercado formal, donde hay un estímulo, no al informal, donde podría pagar lo mismo pero no hay ese estímulo.

Adicionalmente en otros países lo que logran con esto --ya sería la implementación que la tendría que hacer el SAT--, logran hacer sorteos. Cada vez que alguien tiene un recibo es como si tuviera un pequeño billete de lotería.

Los sorteos se hacen en Brasil por mil reales, 500 reales, 2 mil reales, 3 mil reales, casi siempre alguien se gana eso. No se hacen por vehículos, porque el vehículo a veces le toca a uno rara vez, sino que el estímulo está en que siempre pide recibo, porque en el recibo llevas la posibilidad de tener, adicionalmente de la devolución, una ganancia en sorteos.

Y está funcionando de tal suerte en algunas provincias que han logrado incrementar su recaudación en más del 30%. Tiene un beneficio adicional --que ustedes ya lo están viendo--, que si es un recibo electrónico, lo que vamos a traer en la calle son 100 millones de auditores.

En lugar de que el SAT traiga 40 mil auditores que, por cierto, cuando llegan a nuestros negocios se quedan a vivir con nosotros seis meses, como un hijo más, pero exigente, ‘¿y qué quieres comer el día de hoy? ¿y qué quieres cenar? ¿te llevo a tu casa?, ¿quieres ir al cine?

Por qué traer los 100 millones de auditores, ¿por qué? Sobre todo tratándose de negocios PYMES de ingresos de hasta 20 millones de pesos. También proponemos que existe la posibilidad e optar por pagar una cuota fija del 5% y hacerlo de la mera tradicional como lo vienen haciendo ahora.

Es como cuando mi abuela despedía a sus hijas que iban a un evento, les decía ‘cómo quieres ir, ¿sencilla o elegante? Elegante es un poco más tardado, sencillo puede salir más rápido’. Aquí es: cómo quieres pagar tus impuestos, sencillo o elegante. Hasta 20 millones, opcional. Pagas el 5% y te olvidas de todo lo demás porque es sobre ventas, sin deducibilidades ni nada.

A lo mejor te conviene por el tipo de negocio que tienes y es irte sobre la tradicional que son las deducibilidades, pero se va agilizando mucho este tema porque se combinan los dos instrumentos, el instrumento del recibo electrónico --que te hace la venta-- y el pago fácil, la facilidad de pagar el mismo Impuesto sobre la Renta. Amarrar estos dos conceptos es como se logra, entonces, intentar mejorar la recaudación.

Para ello, entonces, tendríamos también que pensar que debemos estimular el mercado interno y esto solamente se logra a través de la inversión. El Impuesto Sobre la Renta que hoy es del 30%, puede bajar al 25%, claro que puede bajar al 25.

Y sobre todo hacerlo progresivo. Hasta 6 salarios mínimos no tiene porqué pagarlo, pero de 6 salarios en adelante, progresivamente, debe pagar más el que gana más, de tal suerte que rompamos con esta injusticia que hoy tenemos que hoy, aquel que tiene ingresos por cerca de 40 mil pesos paga lo mismo que el hombre más rico de este país, en el Impuesto sobre la Renta. Estamos rompiendo un principio Constitucional.

El principio Constitucional es: equidad, proporcionalidad --esto es muy importante-- y redistribuir.

El eje de esta propuesta busca que tenga razón Constitucional. Entonces ya tenemos IVA del 16 al 12%, impuesto de control, que es el 3%. Para que funcione este impuesto de control se tiene que hacer una modificación en el Código Fiscal, que debe decir que esa información nunca podrá ser usada por el Gobierno o por el SAT con fines de auditoría fiscal.

De lo que se trata es que todos pidan la devolución, no se trata de andar fiscalizando a la gente. ‘Pídeme la devolución, por que en el momento en que me pides la devolución estamos entrando a un sistema formal’. Ése es el premio que debe existir alrededor.

Baja el ISR del 30 al 25 y sobre todo conserva el principio fundamental de que paga menos el que invierte más.

Éste sí hay que conservarlo, porque si tú inviertes tus ganancias, debes pagar menos. Si tú no quieres invertirla, pues tienes que pagar el Impuesto Sobre la Renta normal. Es el principio para generar reinversión y crecimiento económico, un mercado interno mucho más poderoso.

Mínimo deberíamos de hacer con los negocios pequeños. Aquel que tiene ingresos hasta un millón de pesos, ya sea en el campo o en la ciudad, campesinos; o en la ciudad, puesto de periódicos, una taquería, debería tener solamente el 3% sobre sus ventas.

Y pagarla también integrado a un recibo electrónico, que pueda capturar todo esto.

Se trata de facilitar también el pago de nuestras contribuciones, porque de por si es duro pagar y cuando se a uno se la hacen difícil mejor busca cómo no lo hace, es que sea más fácil llevarlo a cabo.

Con esto lograríamos --en buena parte-- tener un mejor ingreso disponible para invertir y para ahorrar, se trata de resolver el problema del doble impuesto del IETU (Impuesto Empresarial a Tasa Única) y el ISR, que para que llegó para quedarse y eso no es cierto.

Desde el momento en que lo planteó el gobierno quedamos que estaban aprueba uno o el otro en dos años, y cada vez que revisa en septiembre este asunto dicen “que se queden los dos, van muy bien”, pero los que van muy bien son ellos, porque es un Gobierno rico con resultados pobres.

Hoy dicen “Es que ya crecimos 5.5% el año pasado”, sí, pero el antepasado decrecimos 7%, nos deben 1.5 por ciento.

Y este año se crece de otra manera, pero no porque estemos haciendo lo necesario para crecer, sino porque traemos una inercia que venimos asimilando.

Hay que hacer algo, el crecimiento no debe ser de cinco, debe ser mayor del 7 o del 8 para poder vencer la pobreza que se ha ido acumulando.

Si nos acostumbramos y decimos “es que vamos muy bien al 5%” no volveremos a equivocar, no podremos resolver la cuarta pata de la mesa para que este firme, que es la de la seguridad pública.

La inseguridad pública se tiene que resolver con mucha firmeza, pero también con mucha inteligencia y con crecimiento económico y empleo, si no tenemos crecimiento económico y empleo, por más combate feroz, rudo que queramos hacer de la delincuencia, estos seguirán apareciendo y nutriéndose, sobre todo –como dije hace un momento—de mano de obra barata.

Les quería platicar que, sobre todo este tema de la reforma hacendaria, lo estamos poniendo sobre la mesa y pensamos un grupo de senadores en la Cámara respectiva, presentarlo a principio del mes entrante, a fin de que empiece a considerarse su estudio y que el próximo septiembre no nos alcancen nuevamente con alguna ocurrencia, que venga del gobierno o de los legisladores.

¿Qué hacemos? “oye necesitamos más dinero” si ya nos solucionó bien el Impuesto a Depósitos en Efectivo (IDE), dijo el gobierno, al 2%, por qué no lo subimos al 3 % y lo subieron al 3 y bajó la recaudación.

¿Por qué? Porque era un impuesto de control que funcionaba bien al 12%, pero cuando se pierde la idea de para qué se hizo una cosa, pensaron que era un impuesto recaudador, súbelo del 2 al 3 el 50% y baja la recaudación, eso quiere decir que no es cierto que solamente subiendo los impuestos se logra mejorar la recaudación.

La recaudación se logra mejorar –en ocasiones—bajando los impuestos, facilitando el pago de las contribuciones, estimulando el mercado formal y combatiendo la evasión, mediante prácticas novedosas que nos permitan evitar que esto se siga presentando.

Si ustedes ven el recibo electrónico, embate la evasión, estimula la formalidad sobre la informalidad, que es este impuesto de control que es de devolución y permite una mayor auditoría.

De esto es de lo que les quería hablar, pero estoy seguro que ustedes quisieran preguntar de otras cosas, yo estoy a sus órdenes y muy agradecido porque me hayan escuchado.

Muchas gracias

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