Versión estenográfica del mensaje del senador Eduardo Ramírez, presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República, en la inauguración del “Primer Congreso sobre Prevención y Sanción de la Trata de Personas”.
Buenos días.
Es un gusto compartir en este Congreso, el Primer Congreso sobre Trata de Personas.
Saludo con aprecio a la licenciada Rosa Isela Rodríguez, secretaria de Seguridad del Gobierno de México.
Al comandante general Rodríguez Bucio.
Al subsecretario Ricardo Mejía.
Al maestro Kristian Hölge, representante en México de la ONU.
A los representantes de la Secretaría de Gobernación que el día de hoy nos acompañan.
Estaba haciendo un poco de memoria, y me da mucho gusto que la Guardia Nacional esté haciendo este tipo de encuentros sociales, académicos.
Cuando se discutió la reforma constitucional y legal, que dio origen a la Guardia, nos tocó hacerlo con el subsecretario Ricardo Mejía, y fueron muchos encuentros, debates con académicos, con expertos en la materia.
Y, ahí se nos acusaba de que queríamos militarizar el país. Fue un debate prolongado, porque estamos en momento de la transformación de la vida pública, y si bien es cierto la Guardia Nacional se establecía en nuestra Constitución; también es cierto que esta reforma dio origen a una nueva corporación de seguridad.
A una corporación que tiene principios, valores, que comparte una visión de país para proteger y salvaguardar la vida de los mexicanos y mexicanas.
Hoy, es una institución que va consolidándose en su infraestructura, en su composición y que tiene la gran responsabilidad de cuidar y de velar por todas las familias de México.
Pero cuando llegan asuntos de trascendencia internacional, delitos que tienen que investigarse, nuestra Guardia Nacional, la Secretaría de Seguridad Pública juega un papel preponderante en la integridad física de las niñas, de los niños y de las mujeres.
Yo soy del estado de Chiapas, de la frontera sur, y pudiera contarles tantas historias de mujeres centroamericanas que van en búsqueda de una mejor calidad de vida y, en el paso hacia nuestro territorio, son raptadas prácticamente por la delincuencia de sus propios países origen, o incluso en nuestra República.
Son experiencias devastadoras en la vida de ellas, ahora imagínense en la vida de las niñas. Es un delito que tenemos que poner especial atención.
Por eso celebro que esté aquí el representante de la ONU en esta materia.
México no puede enfrentar solo este delito que se da recurrentemente en las fronteras de nuestro país.
Muchas de ellas son amenazadas.
Algunas, nos hemos encontrado, con miedo, con dolor, vulneradas, con hambre, sin un techo, sin siquiera saber recurrir a la autoridad porque están amenazadas de muerte; y van en búsqueda de ayuda, y a veces somos tan egoístas que cuidamos solamente nuestra familia o a quien conocemos.
No le neguemos la ayuda a una mujer cuando venga en una situación de esta naturaleza. Ellas viven en un miedo profundo en las calles, en la prostitución, porque las obligan. Y este es un delito que debemos de poner especial atención.
Por eso, en este Congreso, hacemos un compromiso, que lo que aquí se discuta, comandante general Bucio, nos compartan las conclusiones, actualizar el marco jurídico en esta materia.
Si es necesario, procurar el acercamiento entre los poderes legislativos de Centroamérica, de los Estados Unidos y de Canadá, o con otros continentes del mundo, para afianzar criterios institucionales, legales, donde se permita tener una vida segura para las mujeres y para las niñas del mundo.
Hacemos ese compromiso; estamos apunto de cerrar un Periodo Ordinario, pero estoy completamente convencido que en esta materia no puede haber intereses partidistas. Los intereses de nuestra sociedad están por encima de todo.
Por eso celebro este Congreso, que se lleve a cabo y ojalá existan muchos más para poder sumar el conocimiento de diferentes hombres y mujeres expertos en la materia.
Desde el Senado, nos sumamos y reconocemos este esfuerzo, pero también señalamos lo que hace falta por hacer. No hemos avanzado lo suficientemente.
Quizá en este momento, en esta Ciudad, hay mujeres sufriendo de este delito, de trata de personas, amenazadas, vulneradas.
Hagamos conciencia de ello. Si lo hacemos, estamos dando un paso importante en la solidaridad humana y en la solidaridad con las niñas y mujeres del mundo.
Muchas gracias. Felicidades a todos.