Versión estenográfica del pronunciamiento por un ambiente de trabajo libre de toda forma de violencia, realizada por el presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República, senador Ernesto Cordero, en el marco de la Firma de la Declaratoria Alto a la Violencia Laboral, llevada a cabo en el Patio del Federalismo, en el Senado de la República.
SENADOR ERNESTO CORDERO: Muy buenos días a todos.
Quiero saludar con mucho aprecio a la senadora Diva Hadamira Gastélum Bajo, presidenta de la Comisión de Igualdad de Género del Senado de la República e incansable luchadora por la igualdad de género en este Senado de la República.
Quiero saludar también, con mucho aprecio, a mis compañeras senadoras, y respeto, a la senadora Adriana Loaiza; a la senadora Lorena Cuéllar; a la senadora Rosa Adriana Díaz Lizama; a la senadora Hilaria Domínguez; a la senadora Carmen Dorantes; a la senadora Martha Palafox y a la senadora Lucero Saldaña, que viene llegando. Y también a la senadora Itzel Ríos.
Quiero saludar y darle la bienvenida a su casa, a las senadoras Beatriz Paredes, a la senadora Silvia Hernández, a la senadora Dulce María Sauri, a la senadora Emma Mondragón, a la senadora Guadalupe Gómez Maganda y a la senadora Margarita Gómez Juárez. Bienvenidas a su casa.
Saludo también al senador Romo, que andaba por aquí, y al senador Emilio Gamboa, coordinador del Grupo Parlamentario del Partido Revolucionario Institucional.
Está también con nosotros doña Lorena Cruz Sánchez, presidenta del INMUJERES, a quien doy la bienvenida.
Está la doctora Leticia Bonifaz, directora general de Estudios, Promoción y Desarrollo de los Derechos Humanos en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Saludo también a la doctora Cynthia Galicia Mendoza, mediadora para Prevenir, Atender y Sancionar las prácticas de Discriminación y Violencia laboral en el Senado de la República.
Quiero saludar también a doña Gloria Ramírez Hernández, quien fue galardonada con el reconocimiento Elvia Carrillo Puerto en el año 2017.
Y saludo también con mucho cariño a la diputada, a Sofía González Luna, que nos acompaña el día de hoy.
El Día Internacional de la Mujer es, sin duda alguna, la oportunidad idónea para reconocer las grandes aportaciones que han hecho las mujeres a nuestra sociedad y la necesidad de seguir trabajando en construir una sociedad incluyente y plural, de derechos y libertades e igualdad de oportunidades para todas y para todos.
Es también la ocasión para levantar la voz en contra de visiones que dicen revestir una verdad absoluta y, por tanto, llaman a la exclusión, la violencia y la discriminación de cualquier persona, pero en especial de las mujeres.
Estas son de las principales lecciones de la lucha que han dado las mujeres a través de la historia.
Gracias a la participación de grandes mujeres como Carmen Serdán, Sor Juana Inés de la Cruz, Elvia Carrillo Puerto, Rosario Castellanos, Florentina Villalobos Chaparro, María Lavalle Urbina, Hermila Galindo, Simone de Beauvoir, los movimientos de Lower East Side o la Cotton Textile Factory o el trabajo de las galardonadas con el reconocimiento Elvia Carrillo Puerto; hemos reconocido la igualdad en derechos y libertades, siempre y en todo lugar; así como la necesidad de erradicar las visiones que menosprecian a la mujer.
Por ello, este día, el 8 de marzo, no puede ser un día más ni un día de fiesta, sino un momento para comprometerse con el respeto a sus derechos y mantener el camino andado; tal como ocurrió hace 43 años en la primera conferencia mundial de las Naciones Unidas sobre la Mujer, celebrada aquí, en la Ciudad de México.
En los últimos 20 años, nuestro país ha iniciado un proceso para consolidar a través de acciones concretas una nación más incluyente y respetuosa del papel de la mujer. De esta manera, se fortaleció el Instituto Nacional de las Mujeres, se aprobaron las leyes generales de igualdad entre mujeres y hombres y de acceso de las mujeres a una vida libre de violencia; así como la Ley Federal para Prevenir y Erradicar la Discriminación para avanzar en la igualdad formal.
No obstante, reconocemos que debemos seguir trabajando para lograr que nuestro orden jurídico recoja eficazmente los derechos que reconoce la Convención de Belém Do Pará. Al 15 de septiembre de 2017 tenemos ya un avance muy importante a nivel Federal, de acuerdo con la Plataforma de Seguimiento a la Armonización Normativa de los Derechos Humanos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
Por otra parte, desde el Senado se han hecho importantes esfuerzos con miras a la igualdad de las mujeres y de los hombres.
Se aprobó la integración paritaria de las candidaturas al Congreso de la Unión, con lo que seguiremos avanzando hacia una integración 50-50 en el Congreso.
Hace 25 años, había menos de 9 por ciento de mujeres en el Congreso. Hoy, son el 41.72 por ciento las compañeras senadoras, lo que nos coloca como uno de los congresos con mayor representación de las mujeres, la media internacional es sólo del 24 por ciento.
Sin embargo, la realidad aún nos presenta importantes retos.
De acuerdo con la encuesta nacional sobre la dinámica de las relaciones en los hogares 2016 del INEGI, cerca del 16.5 por ciento de las mujeres han sufrido algún tipo de violencia laboral a lo largo de su vida, como son: la degradación, la intimidación, el acoso y el abuso sexual, lo cual puede incrementarse de forma importante al incluir las estadísticas vinculadas con el ciberacoso.
Un dato que también debe alertarnos es que, según la Unión Interparlamentaria que, por cierto, es presidida por una mujer mexicana, por la senadora Gabriela Cuevas, el 82 por ciento de las parlamentarias en el mundo declararon haber experimentado alguna forma de violencia psicológica durante su mandato.
Esta realidad nos obliga a tomar acciones concretas, para hacer del Senado un espacio libre de violencia laboral y de cualquier clase de discriminación.
Es inadmisible que aún ocurran actos de molestia laboral. Las mujeres alrededor del mundo, e incluso en México, nos han enseñado el camino, pongamos ya un alto a los actos de molestia en su contra.
Por esta razón, declaramos tolerancia cero en contra de cualquier tipo de violencia laboral y discriminación, particularmente por cuestiones de género.
Para ello, los exhorto a que en el Senado reconozcamos la dignidad de todas las personas, haciendo uso del lenguaje incluyente.
Pongamos un alto al acoso y al hostigamiento laboral y sexual. No cabe espacio para tolerarlo.
No dejemos impune ningún caso de violencia, sancionemos cualquiera de sus formas respetando el debido proceso. Por ello, la importancia de la doctora Galicia como mediadora.
Erradiquemos estas conductas que lastiman profundamente a nuestra sociedad y dan paso a distintas y más variadas formas de violencia.
Difundamos los mecanismos para ejercer los derechos, así como el protocolo para prevenir, atender y sancionar el hostigamiento y acoso sexual, y los lineamientos para prevenir, atender y sancionar el acoso laboral.
Generemos las condiciones para que quienes denuncien violencia laboral no teman a ningún tipo de represalia. Generemos una conciencia que comience en nosotros, que reconozcamos que somos distintos, pero sustancialmente iguales a través de un lenguaje incluyente, y aún más con un trato y una forma de vida incluyente libre de violencia y libre de discriminación.
Transformar la realidad de las trabajadoras y trabajadores del Senado, debe ser un primer paso que se verá reflejado en nuestra acción legislativa.
Parafraseando a Simone de Beauvoir: “Debemos tomar acciones para cambiar hoy sin demora y sin esperar que alguien más lo haga por nosotros”.
Los esfuerzos que hoy iniciamos, con el impulso de la senadora Diva Gastélum, deben allanar el camino hacia la construcción de un México en que mujeres y hombres tengamos las mismas oportunidades de desarrollo, reconociendo las diferencias de género.
Hagamos todo lo que está en nuestras manos para lograr un espacio libre de violencia y de discriminación.
Honremos la historia de las mujeres, su lucha y aspiraciones.
Trabajemos unidos por un Senado libre de toda forma de violencia y que respete la igualdad de género y las aportaciones de mujeres y de hombres.
Muchísimas gracias.