Versión estenográfica de la presentación del licenciado Ildefonso Guajardo Villarreal, secretario de Economía, en la reunión de trabajo de las comisiones unidas de Relaciones Exteriores Asia-Pacífico; de Comercio y Fomento Industrial; de Relaciones Exteriores; de Relaciones Exteriores América del Norte; de Relaciones Exteriores América Latina y el Caribe; de Desarrollo Rural; de Hacienda y Crédito Público; de Autosuficiencia Alimentaria; de Agricultura y Ganadería; y de Fomento Económico, del Senado de la República.
SENADOR TEÓFILO TORRES CORZO: Damos la bienvenida al licenciado Ildefonso Guajardo Villarreal, secretario de Economía del Gobierno Federal, a quien debo reconocerle que ha sido un asiduo participante en estos grandes ejercicios democráticos entre los poderes Ejecutivo y Legislativo.
Varias veces, muchas veces ha estado en el Senado para fortalecer e informar lo que está sucediendo en el trabajo que lleva adelante, y fortalecer las relaciones de trabajo y de amistad con las senadoras y los senadores.
Estas reuniones nos permiten intercambiar opiniones y desarrollar un diálogo profundo, constructivo y plural del TPP, con pleno respeto a las atribuciones de cada instancia.
Debo de reconocer la amplia colaboración y puntual seguimiento que ha dado esta Cámara de Senadores y las comisiones legislativas, a la negociación comercial más ambiciosa en la que nuestro país ha participado; la que inició el 21 de noviembre de 2012, justo cuando se recibió el documento oficial por el que la Secretaría de Economía informaba al Senado el inicio de las negociaciones del TPP.
No debemos olvidar, compañeras y compañeros senadores, que México es el tercer país exportador de las 11 economías involucradas en dicho acuerdo. Este es uno de los asuntos pendientes y de gran importancia en el Senado de la República; y ello puede verse con claridad cuando diez comisiones legislativas participan y convocan a esta reunión, por su deseo de sumarse al diálogo directo con el secretario Guajardo, dando como resultado o buscando el enriquecimiento de las visiones y una mayor claridad sobre este asunto.
Podemos no estar de acuerdo o discrepar en varios puntos, pero lo que no se puede negar es que, a lo largo de este proceso, de cinco años, las comisiones legislativas y el Senado en su conjunto, hemos tenido una comunicación estrecha y permanente con diferentes sectores. Se han hecho inclusive foros nacionales sobre este tema.
Les reitero que el Senado de la República y su pluralidad, vela por los intereses de los mexicanos.
Quiero señalar, para terminar esta introducción, que después de la intervención o la exposición del secretario Guajardo, tendremos la posibilidad, en bloques de tres, de hacer preguntas o reflexiones sobre el tema. Y por lo anterior, y sin otra exposición, cedemos la palabra al señor secretario de Economía, licenciado Ildefonso Guajardo.
Bienvenido, señor Secretario.
SECRETARIO ILDEFONSO GUAJARDO VILLARREAL: Agradezco muchísimo al senador Teófilo Torres Corzo, haber coordinado y realizado la invitación formal para que un servidor pueda acompañarlos el día de hoy.
Empiezo por ofrecerles una disculpa. No tengo muchas virtudes, pero creo que una de las pocas es la puntualidad y en esta ocasión fue totalmente imposible controlar el tiempo; arrancamos el análisis en un foro sobre la reforma en materia de mejora regulatoria, la nueva Ley de Mejora Regulatoria que ustedes tuvieron a bien aprobar; y esta mañana arrancábamos en Cámara de Diputados muy temprano ese análisis y tuvimos un retraso de media hora, lo cual ocasionó que tuviera yo la descortesía de llegar con 15 minutos de retraso a este recinto.
Y déjenme, primero, decirles que me siento muy honrado que diez presidentes de Comisión hayan acordado esta convocatoria. Las comisiones ya enunciadas por el señor presidente Teófilo Torres, en donde están prácticamente todas aquellas que tienen una injerencia directa sobre esta negociación.
En particular, después de haber escuchado todas las comisiones participantes, me gustaría simplemente recordar que hubo seis senadores que siguieron permanentemente el trabajo, habiendo sido asignados por la Junta de Coordinación Política, como el grupo especial de seguimiento del TPP en su momento.
Y ahí estuvieron el senador Héctor Larios, el senador Mario Delgado, la senadora Iris Vianey, la senadora Marcela Guerra, la senadora Gabriela Cuevas y el mismo senador Torres Corzo.
Agradezco mucho, porque ese grupo de acompañamiento fue esencial mientras el proceso de la negociación que, ustedes recordarán, al Gobierno de la República le tocó participar, por primera vez, un 2 de diciembre de 2012, siendo la primera sesión formal de negociación donde participaban México y Canadá en Nueva Zelandia.
A partir de ahí, siguieron tres largos arduos años de negociaciones, los cuales nos llevaron a que el 25 de octubre de 2015, en la ciudad de Atlanta, se lograra el cierre de la negociación en principio, que fue dado a conocer al mundo. Las dos economías habían llegado a un acuerdo en principio, el cual a partir de ahí disparaba los mecanismos legales de proceso para poder ir al punto de firma por los Ejecutivos de los países involucrados.
Esta firma se consolida, como ustedes recordarán, el 4 de febrero en Portland, Nueva Zelandia; y es en ese momento donde inicia, en el 2016, el proceso del Ejecutivo para enviar a consideración del Senado de la República el instrumento.
Así, terminando el proceso, en diciembre de 2015, consolidamos 13 reportes al Senado de la República; y finalmente en abril de 2016 se entregó al Senado de la República el texto oficial del original TPP. Y en noviembre del 16 iniciaron las audiencias públicas, organizadas por esta Cámara.
Coincidió el inicio del análisis del instrumento con un hecho sin precedentes en la historia de acuerdos internacionales. El nuevo presidente de los Estados Unidos, electo el 8 de noviembre de ese año, como primer acto presidencial tomó la determinación de un decreto en donde saca a los Estados Unidos del Acuerdo del TPP.
Claramente, al tomar esa decisión, deja inviabilizada la materialización de la realización del acuerdo, porque una de sus cláusulas requería que este acuerdo no podía entrar en vigor a menos que el número de países que lo tuvieran aprobado representaran el 85 por ciento del Producto Interno Bruto de la región.
Con la salida de los Estados Unidos, en automático inviabilizaba la cláusula de inicio de operación del acuerdo.
A partir de esa circunstancia, tuvimos el acercamiento del último miembro que se incorporó a este proceso de negociaciones, que era Japón. Y el primer planteamiento que nos hizo Japón y que en su momento comentamos con la comisión especial, es que simple y sencillamente procediéramos a aprobar el instrumento legislativo en sus términos para esperar sentados el sueño de los justos, a ver qué día a Washington se le ocurría regresar a formar parte de este acuerdo.
La respuesta del Gobierno Mexicano a Japón fue: de ninguna manera. No hay forma de que procesemos legislativamente la aprobación de un instrumento que, con aprobarlo, estaríamos enviando señales de que se aceptaban todas aquellas disciplinas que eran del interés específico, en muchos de los casos, de los Estados Unidos.
Y en ese sentido, frente al riesgo de apertura de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que incluía a dos miembros del TPP, Canadá y México; México y Canadá no iban a mandar las señales a la negociación NAFTA o TLC de América del Norte, que esas disciplinas y condiciones iban a estar en esta mesa del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, gratis o sin costo en el proceso de negociación.
Japón al principio no le gustó nuestra respuesta. Japón tenía una inversión de capital político muy fuerte por haber abierto, por primera vez, sus mercados agrícolas al comercio internacional; creía que ya había gastado su capital político y que de alguna manera debía dejar el instrumento posibilitado.
En una reunión que sostuvimos con nuestras contrapartes japonesas, les hicimos ver claramente la posición mexicana. La posición mexicana era: si ustedes quieren considerar el TPP11, quiere decir un TPP sin Estados Unidos, México sólo estaría dispuesto a considerarlos bajo tres premisas fundamentales:
La primera, que se suspendan un conjunto de beneficios estratégico que sean del interés de los Estados Unidos.
Que el acuerdo no autorice en automático cosas que eventualmente son parte de la agenda comercial internacional estratégica de los estadounidenses. Y que se queden ahí, suspendidas, hasta cuando sea el tiempo, sea parte de una negociación nueva, en cualquier administración de Washington que decida reconsiderarlo.
Segunda restricción, queremos que no haya ningún retroceso al acceso de mercado. Porque ya habíamos escuchado rumores de que Japón estaría interesado en este segundo intento de rediseño, de retirar parte de las cuotas de acceso al mercado agroalimentario japonés, porque dice: si el vendedor más grande está fuera, a México, Canadá, Nueva Zelanda y Australia no les tengo que dar la misma cantidad que puse cuando este acuerdo contenía a Estados Unidos.
Entonces, el mensaje a los japoneses es: sí vamos, pero nadie se raja de la oferta de mercado puesta en la mesa; porque de esa manera es una oferta de mercado que nos distribuiríamos entre menos, con mayores beneficios al sector agropecuario.
Tercero, el tercer requisito, no aceptaríamos que ningún miembro diluya sus responsabilidades en materia de derechos laborales, derechos ambientales, temas de desarrollo como de competitividad; temas de desarrollo como las pequeñas y medianas empresas, asociados con este acuerdo.
Y eso estaba claramente posicionado para poder congelar las concesiones o los compromisos que algunas economías asiáticas, como Vietnam y Malasia, habían puesto en su negociación original, comprometiéndose a ser sujetos a disputas y sanciones si se utiliza trabajo infantil o ventajas no competitivas en violación a derechos humanos en sectores sensibles, como textil, calzado, agropecuario en esos países.
Al mismo tiempo, eso implicaba que todo el capítulo de regulación de empresas estatales se mantendría con el mismo nivel de rigor para evitar competencia desleal en los mercados por ese tipo de empresas.
Con esas tres condiciones, se arrancó un intento de consolidar el TPP, sin la inclusión de Estados Unidos.
En ese esfuerzo, se estuvo avanzando prácticamente en una agenda muy intensa que inició con una primera reunión el año pasado, hace un año en Viña del Mar, Chile, donde platicamos sobre las definiciones a futuro.
No fue sino hasta la reunión previa en Hanoi, en Vietnam, la reunión ministerial previa a la de líderes, cuando México estableció los tres principios sobre los cuales habría posibilidad de concretar un TPP (inaudible)
A partir de definir esos principios donde México claramente puso el objetivo, se desarrollaron cinco reuniones de intercambio de grupos técnicos; una en Toronto, una en Hakone, una en Sidney, una en Tokio, y finalmente empezamos a ver el aterrizaje de que, bajo esas condiciones, pudiéramos mantener este acuerdo.
Fue en noviembre 17, ya en la reunión de Líderes de APEC, cuando al llegar con el liderazgo del Presidente de México, llegamos y tuve una reunión ministerial para planear la reunión de líderes y poder establecer las condiciones sobre las cuales los líderes en una reunión especial de TPP podían establecer un compromiso en principio.
Lamentablemente, en esa reunión de la OCDE, la posición canadiense se vio en cierto nivel de confusión, los acuerdos de suministro no fueron respetados por el Primer Ministro canadiense, y la reunión de líderes no se llevó a cabo por la ausencia de los canadienses, el retraso de los japoneses y la desilusión y enojo de muchos líderes mundiales por la imposibilidad de poder materializar un objetivo.
A partir de ahí, se consolida un esfuerzo. Estabilizamos un poco los acuerdos fundamentales y procedimos a trabajar desde esa fecha, noviembre 17, para ver si todo mundo se mantenía fiel a los compromisos establecidos.
Finalmente, se logra materializar un acuerdo en principio, y claramente incluía todos los elementos establecidos.
Primero, 20 disposiciones suspendidas para lo que era el objetivo estratégico estadounidense, las cuales México propuso 11 muy específicas. La nueva cláusula de entrada en vigor sería que el requisito original se transformaba, y que básicamente en lugar de él, este acuerdo pueda entrar en vigor 60 días después de que seis de las 11 economías lo tengan ratificado.
Claramente hubo un cambio en el nombre del tratado, para poder integrar los términos comprensivo y progresivo. Es un acuerdo que también toca los temas de disciplinas en materia de derechos fundamentales.
En ese sentido, prácticamente el tratado que en esencia refleja los mismos compromisos de acceso a mercado que ustedes recibieron a través de los informes permanentes, que cambia el mecanismo “cláusula de entrad”, que suspende beneficios para los estadounidenses y que claramente amplía los beneficios para el sector agroalimentario mexicano en el acceso al mercado japonés, despejándolo exclusivamente para los socios sin Estados Unidos, se logra concretizarse.
Básicamente, recordando un poco los principios del acuerdo en términos de acceso, me permitiría simplemente recordarlos:
Los accesos inmediatos al sector agroalimentario Australia, son de 99.9 por ciento. A Singapur del 100 por ciento. A Nueva Zelanda del 99 por ciento. A Brunei del 98.7 por ciento. A Malasia del 93 por ciento. A Japón del 50 por ciento. A Vietnam del 42.6 por ciento.
Estos son accesos inmediatos a bienes mexicanos, como berries, hortalizas, sandías, jarabe de agave, carne de res, cerdo, tomate, productos avícolas, berries, yemas de huevo, miel, aguacate, preparaciones alimenticias, frutas tropicales, etcétera.
Ahora, en términos de productos sensibles, digamos, específicamente para un mercado japonés. Por ejemplo, teníamos en el acuerdo original México-Japón, que nunca en la historia de ese acuerdo les íbamos a poder vender por ejemplo huevo fresco; en el nuevo acuerdo, estaremos liberalizando el mercado en 13 años.
En el caso de la azúcar, que nunca podíamos venderles absolutamente nada, les podríamos estar vendiendo entre 20 y 25 mil toneladas.
En atún, el atún aleta azul estaba excluido en el acuerdo original. Podemos acceder al mercado sin aranceles en un periodo de una década.
En el caso de jarabe de agave, es una liberación inmediata, eliminando el cupo en el acuerdo original. Esto es adicionalmente a los accesos adicionales obtenidos en los mercados de proteínas de carne de res y carne de puerco.
Ahora, dentro de este proceso, sin duda, hay temas que protegimos en la negociación y que permanecen como originalmente protegidos.
Un país como Nueva Zelanda llegó al TPP, es un país que su economía vive básicamente de tres-cuatro productos fundamentales. Exportan lana, exportan lácteos, exportan vinos y exportan carne de borrego. O sea, es una economía de cuatro millones de habitantes que vive de cuatro productos.
Se imaginarán ustedes que su admisión en la negociación es que, si están abiertos a comprarle libre de aranceles a comprarle a todo el mundo lo que todo el mundo quiera venderles, a cambio esperarían ellos penetrar en esos cuatro productos en el resto de las economías.
Sin embargo, México, por la gran sensibilidad del sector lácteo, les dijo desde el principio: La admisión de Nueva Zelanda de libre mercado de lácteos, será imposible. Y, a partir de esa negación de México, junto con los productores mexicanos, hicimos una negociación que duró el 25 de octubre del 2015 hasta las tres de la mañana, para establecer una cuota de acceso en esos bienes.
El mercado mexicano de lácteos hoy le compra al mundo libre de arancel, aproximadamente 300 mil toneladas totales.
La cuota que le ofrecimos a Nueva Zelanda empieza en 30 mil; y después de una transición de casi 11 años, termina en 43 mil. O sea, es una cuota que no representa ni una sexta parte de lo que actualmente tiene México abierto con el mundo.
En esa misma reunión, y lo comparto transparentemente con esta Cámara, platicábamos con el sector lácteo, porque para el sector lácteo también es importante la agenda de política interna. Con ellos armamos una agenda que se consolida en básicamente cuatro vertientes fundamentales:
La primera, el esquema de normas de los productos lácteos mexicanos. Nos pidieron la norma de yogurts, la norma de leche, la norma de quesos. Hoy estamos en un 75 por ciento de base de esos compromisos.
Pidieron consolidar un proceso para promocionar el consumo lácteo entre la población mexicana, con participación de industriales, productores primarios y SAGARPA. SAGARPA ya tiene los 50 millones de pesos para una bolsa de 150 y hacer una promoción del consumo de lácteos en el mercado nacional.
Tercero, estamos sentados en una mesa hacendaria para poder analizar un mecanismo que ha sido de alguna manera discriminatorio para las cooperativas mexicanas.
En mejores prácticas mundiales, en Estados Unidos y en Europa, cuando cooperativas del sector primario se integran desde la producción, la industrialización y la comercialización, su estatus de cooperativas les permite mantener su régimen preferencial fiscal y en México lo pierden.
Creo que es un mal incentivo para la competencia de los mercados y para el fortalecimiento del régimen competitivo.
Y un cuarto elemento de esta agenda, sin duda, también pasa por todo el proceso del mercado de leche en México que se establece en los programas sociales y que es un tema que se puede discutir ante la Secretaría de Agricultura, la SEDESOL y los productores mexicanos.
Les comparto esta agenda, porque esta agenda también tiene corresponsabilidades legislativas y son parte de los equilibrios naturales que los sectores vulnerables tienen que tener en la agenda de negociaciones internacionales.
Ahora, en el caso del arroz, que es otro producto vulnerable en este proceso, por la importancia de producción, en el caso de Vietnam y de algunos otros países, cuando llegamos nosotros a esta administración, el arancel al arroz de importación de Asia era cero; se había desgravado a través de los años.
El 90 por ciento del arroz o del 95 por ciento del arroz que se importa viene del mercado norteamericano. La apertura del mercado asiático se hizo para lograr una mejor competencia básicamente contra el arroz proveniente de Estados Unidos y lograr un mejor comportamiento del precio en los mercados.
Yo, personalmente, me reuní con los arroceros mexicanos y establecimos una política de incentivos para mejorar las capacidades productivas en el país y regresamos el arancel vietnamita a una tasa de alrededor del 20 por ciento, con la condición y el compromiso de los productores mexicanos que no hubiera impacto en los precios a los consumidores.
Trabajamos con ellos de la mano, pero a sabiendas que, frente a terceros sin tratados, seguiríamos protegiendo, pero que era una ficha importante para mantener en las negociaciones.
De cualquier manera, en el caso del arroz, se logró que mantendremos la protección establecida de 10 años, logrando prácticamente, en eso 10 años, la transición a una liberalización que ya incluyó a Vietnam cuando arrancó esta administración.
En el caso del azúcar, por lo delicado del sector, prácticamente no se incluyó el sector azucarero en esta negociación y sólo si México unilateralmente abre un poco de importación, sólo en ese caso, cuando se abra y si es necesario abrirlo, que no es el caso en este momento, se asignaría un 7 por ciento a Australia; pero no es una apertura obligada ni automática.
Prácticamente, comentarles que una de las cosas importantes de observar en este proceso, es que las economías que incluyen esta región han tenido una tasa de crecimiento significativo y creo que cuando analizamos no sólo su crecimiento macro, que ha doblado el crecimiento mundial en la región Asia-Pacífico, también es interesante ver que los seis nuevos mercados que traería a México el TPP o el CTTPP, trae, por ejemplo, que del 2011 al 2016, la tasa de crecimiento promedio de las exportaciones mexicanas al mundo, a la región con tratados de libre comercio es de 1.4 por ciento.
A estos nuevos seis socios la tasa de crecimiento de exportación está en un 13 por ciento. Fíjense que son mercados naturales para profundizar nuestra estrategia de diversificación y de comercio exterior.
Finalmente, comentarles que, al igual que con el sector lácteo establecimos una agenda de trabajo interna, establecimos con el sector textil y del vestido; un sector que en la negociación trabajamos de la mano y que fue uno también de los últimos, como les consta a los senadores que nos acompañaron, que cerramos a las tres de la mañana de ese día, 25 de octubre del 2015.
El principal tema no tenía mucho que ver con una muy buena negociación, de cuidarlos en un desfasamiento de 16 años en el acceso de Vietnam al mercado mexicano.
La gran preocupación de los textileros y productores de prendas de vestir no era eso, sino que, en las últimas horas de la negociación, Estados Unidos hizo una concesión bilateral con Vietnam, que de alguna manera ponía en riesgo el acceso de mercados de exportaciones mexicanas al mercado estadounidense.
Ahí entramos a operar para reducir el impacto de ese proceso. Era un mecanismo muy sencillo, donde Estados Unidos, para darle un dulce a Vietnam le dijo: todos los pantalones de algodón para hombre que produzcas, que lleven por cada metro de tela importada de otro país, un metro de algodón americano, tendrán una cuota de acceso libre de aranceles importante.
Lo que nos dedicamos a hacer con los norteamericanos, aunque no era un tema entre México y Estados Unidos, es exigirle que ese exceso fuera reducido a nivel de inversión original.
Pero además también analizamos que un mecanismo igual lo habían ofrecido a Centroamérica y es fecha que todavía no tiene realmente utilidad, por las propias limitaciones de producción de algodón en la industria norteamericana.
O sea, ese nivel de ambición está auto restringido por las limitaciones de capacidad productiva de textiles de algodón en los Estados Unidos.
Sin embargo, fue un aspecto que hay que reconocer que fue una bola rápida que surgió en la última etapa del proceso.
Ahora, sin duda, en mis conversaciones con mis amigos textileros, hemos observado que el tema del comercio de textiles y del vestido de Asia, más que ser la amenaza que representa, un país que lo metes a un acuerdo, que lo obligas a disciplinas, que no puede utilizar los subsidios y los mecanismos a su antojo, que tiene que seguir regulaciones de contenidos de origen estrictas, que no puede utilizar la trastienda de China para mandar a TPP productos, que lo obligas a un compromiso de monitoreo de que realmente está cumpliendo con los contenidos, es mucho mejor tenerlos en el esquema de disciplinas, que tenerlos por afuera alimentando la ilegalidad, que es lo que más nos pega en la industria, que es el contrabando técnico, el contrabando bronco, la subvaluación, los negocios chuecos, desde el punto de vista de importación, no pagando los IVA’s ni pagando los impuestos apropiados.
Y, sobre todo, un pacto que hicimos con la industria, que iba en la misma tendencia de desgravaciones unilaterales automáticas, que en el acuerdo de 2014 frenamos la desgravación del sector para ayudarlos a recomponer y fortalecer al sector industrial.
Así es que señoras y señores senadores, esto se los comparto porque viene a ser parte clara de lo que a partir de hoy será el diálogo que ustedes tendrán con la sociedad mexicana en este tema, con los actores productivos y es mi obligación compartirles no sólo la agenda en materia de comercio internacional, sino también la agenda construida con esos sectores, hacia el interior del gobierno de la República.
Con esto dejo mis comentarios, agradeciéndoles infinitamente su atención.
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