PRESENTACIÓN DEL LIBRO “SI TE CALLAS, TE MUERES. LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES EN MÉXICO”, DE ITALY CIANI.
SENADORA ANA LILIA HERRERA ANZALDO: Muy buenas tardes, gracias a todos por su comprensión con el tiempo. Sean muy bienvenidos a la sede del Senado de la República.
Quienes están aquí, nos harán las presentaciones, pero de verdad valoro muchísimo la presencia de Italy Ciani, autora de este libro, que es un libro conmovedor, crudo –le decía yo hace rato–, pero así de cruda es la realidad.
Es de verdad, muy importante, y te queremos agradecer Italy, que estés aquí, que difundamos esta experiencia tuya; porque Italy Ciani es una mujer que tiene pies y cabeza; que tiene la parte teórica muy clara, es una gran abogada, una brillante abogada; pero además ha vivido la experiencia de ser Subprocuradora en el Estado de México, justamente para el tema de feminicidios.
Así que como mujer, como representante popular, es muy importante que podamos estar cerca de los expertos y que también esta experiencia, ojalá, y aquí estamos con dos expertas en la materia y un experto, y otro más –Miguel Ángel Chico–, podamos retomar, ojalá, algo de esta experiencia tuya para impulsar el trabajo legislativo.
Muy bienvenida, Italy, muchas gracias por estar aquí con nosotros.
Quiero reconocer también, la presencia de mis compañeras senadoras, Lucero Saldaña, de Angélica de la Peña; que son luchadoras incansables por los derechos humanos en general, pero en particular también por los de las mujeres. Agradecerle a Miguel Ángel Chico, presidente de la Comisión para la Reforma del Estado, que dentro de toda esta agenda complicada que traes, Miguel Ángel, puedas estar aquí, con tus convicciones, porque también eres un gran luchador en el ámbito. Y desde luego, muy especialmente agradecer al profesor Ricardo Luis Carbonell, uno de los especialistas más serios en la materia, que también nos va a hacer favor de comentar el libro.
Bueno, sin más preámbulo, le cedemos el uso de la palabra a la licenciada Italy Ciani, autora del libro.
LICENCIADA ITALY CIANI: Muchas gracias, buenas tardes a todos.
Antes de hacer algunos comentarios sobre mi obra, quisiera agradecer la oportunidad de estar hoy aquí, en un recinto tan importante, como es el Senado de la República. Y quiero agradecer de manera muy especial a Ana Lilia Herrera, querida paisana, pionera también, luchadora incansable en estos temas, desde muchas trincheras: la que a mí me consta directamente es cuando fue presidenta municipal de Metepec, que atendía a todas las mujeres que se acercaban con algún problema, las canalizaba a la Procuraduría; pero además daba un seguimiento puntualísimo.
Entonces, cada que la senadora, entonces presidenta, nos enviaba algún caso, había que trabajarlo con más pulcritud todavía, porque estaba muy pendiente hasta que se resolvía.
Quiero agradecer también a la senadora Lucero Saldaña, quien tiene un trabajo importante, sobre todo en la defensa de los derechos políticos de las mujeres. Es un honor tenerla aquí, muchas gracias.
A la senadora Angélica de la Peña, una pionera, un referente obligado en nuestro país a nivel nacional, no de ahora, creo que la mayor parte de su vida la ha dedicado a estos temas; y por ello se ha ganado el respeto y el reconocimiento de sus compañeros, independientemente de los colores partidistas.
Y al doctor Ricardo Luis Carbonell, de los pocos hombres vinculados con problemáticas que muchas veces se cree que son de nosotras las mujeres, y esto es una vil mentira; con un trabajo también muy importante. Es un honor también tenerlo aquí.
Y la presencia del senador Miguel Ángel Chico, bueno, también un gran privilegio. Muchas gracias, senador, por su tiempo.
Bien, sin más preámbulo, quisiera yo hacer algunos comentarios sobre la obra “Si te callas, te mueres”. Me han preguntado mucho sobre el título, y el porqué del libro es algo muy importante para mí: derivado de mi experiencia como primera subprocuradora de Delitos contra Mujeres, en el Estado de México, tuve oportunidad de vivir y sufrir a través de mis víctimas muchas historias de éxito; pero también muchas historias de dolor, de tristeza e incluso de muerte.
Y es por esas víctimas, todas, las que hoy están vivas y las que ya no están, que pensé en dejar una memoria y un testimonio de todo lo aprendido a través de la experiencia operativa, y este libro es una especie de homenaje a esas mujeres y una invitación a que no se callen. Precisamente por eso es el título del libro, “Si te callas, te mueres”.
Los tipos de violencia hacia la mujer pueden ser de muchos tipos, estamos muy acostumbrados sobre todo a la violencia física, a que la violencia se vea. Pero la violencia a veces no se ve de manera física: hay violencia económica –que es muy importante–, que muchas veces –no en pocos casos– precede otros tipos de violencia, y consiste en que sobre todo las parejas de muchas mujeres a través de la dependencia económica a la que las tienen sometidas, usan eso para hacer con ellas lo que quieren; porque eso pareciera que les da el derecho de hacer con sus mujeres lo que ellos quieren. Y esto muchas veces es un factor que incide en que las mujeres no denuncien.
Atendiendo un caso como subprocuradora, de violencia familiar, donde concluimos con una sentencia condenatoria –cosa muy rara en asuntos de violencia familiar–; la mujer al final me fue a ver y me dijo: “oiga, licenciada, muchas gracias por todo lo que me han ayudado”, y demás, “pero ahora hay una muy buena noticia y una mala”. Yo dije: “¡Pero cómo!, todo debería ser bueno, ¿no?”. Y me decía esta señora: “mire, la buena noticia es que ya no hay quien me pegue, eso es muy bueno. La mala noticia es que ya no hay quien me mantenga”.
Y esto es una realidad. Después de años de una relación donde te hacen creer que eres una inútil, que no sirves para nada, que sin tu pareja no vas a poder salir adelante, terminas creyéndotelo. Esto es muy delicado.
Y la violencia psicológica, que muchas veces secretamente es muy difícil de acreditar en un procedimiento penal; y esto no es cierto, también hay formas en que se puede acreditar fehacientemente, y que en muchos de los casos genera mayores estragos incluso que un golpe físico.
La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, aprobada y publicada hace algunos años por el Congreso de la Unión, es muy exhaustiva en cuanto a los tipos de violencia. Esta Ley prevé entre esos tipos de violencia, la violencia estructural, que es la que se genera desde las propias instituciones.
Y esta Ley, pese a su carácter de general, lo cual la coloca en un ámbito de infraconstitucionalidad y supralegalidad, ¿qué quiere decir esto?, que es una Ley que le es obligatoria tanto a la Federación como a las entidades federativas. Lo cierto es que hoy es una Ley que se viola frecuentemente, sobre todo por parte de los estados.
Con esta intención, en el libro hago un análisis sobre tipos penales muy emblemáticos que tienen que ver con delitos contra las mujeres; y les compartiré algunas cosas muy interesantes que me encontré.
Por ejemplo, el delito de aborto. No voy a entrar en este momento en la polémica del aborto; en lo personal estoy a favor del aborto voluntario, pero más allá de esto, es un delito que está previsto en todos los códigos penales del país, salvo en el del Distrito Federal.
En el caso del Estado de México, por ejemplo, el aborto tiene una penalidad que va de uno a tres años de prisión. El bien jurídico tutelado por este tipo penal, en principio, es la vida humana; y quienes están en contra del aborto es lo que defienden: la vida humana del producto de la concepción a partir del momento en que se produce un embrión, sin más.
Pero hay cinco entidades federativas donde se prevé como una sanción adicional, el tratamiento médico y psicológico para esa mujer que decide abortar de manera voluntaria, en un estado se prevén medidas reeducativas, incluso.
Esto a mí me lleva a concluir que estos tipos penales son una forma de violencia hacia las mujeres, porque no nada más se les criminaliza, sino que además se les ve como mujeres enfermas, locas, desquiciadas que se atrevieron a practicarse un aborto; entonces, tienen que ser sometidas a tratamientos reeducativos y psicológicos.
Y esto me lleva a una segunda reflexión: pareciera que entonces esas mujeres están enfermas, y el Derecho Penal no puede criminalizar a un enfermo. Peor aún, el tipo penal de abigeato, que es el robo de ganado, está penalizado de dos a 12 años de prisión; es decir, es más grave robarte una vaca que abortar. Entonces, son un poco estos los absurdos.
En el caso del delito de violación, el bien jurídico que tutela es la libertad sexual, esto hay que tenerlo muy claro; pero tristemente la libertad sexual de una mujer depende del lugar donde reside. Las penalidades van desde seis meses la más baja –en el estado de Baja California–, hasta prisión vitalicia –en Quintana Roo–.
En seis estados, si la violación se da entre cónyuges, no hay delito –lo cual no quiere decir que no ocurre–; y peor aún, en dos estados opera el perdón del ofendido. El perdón del ofendido es una figura que normalmente procede en delitos no graves, delitos perseguibles de querella, que se requiere que la persona agraviada directamente presente una denuncia.
Y como son delitos no graves que tienen un efecto inter partes, puede haber una solución amigable entre las partes, una reparación del daño y, a cambio, se otorga un perdón y con eso se extingue la pretensión punitiva. El delito de violación, yo no concibo bajo ninguna circunstancia que admita un perdón de la mujer agraviada.
El caso de violencia familiar. El primer tipo penal que aparece es en el Código Penal Federal, y a partir de ahí los estados empiezan a hacer sus propios tipos penales.
Al día de hoy, muy tristemente, hay cinco estados donde todavía se requiere la reiteración como elemento normativo del delito. ¿Esto qué significa?, que si una mujer en cualquiera de estas cinco entidades federativas, presenta una denuncia por violencia familiar porque su esposo le puso una mano encima; el Ministerio Público no tendrá otra opción más que decirle: “¿Es la primera vez”; “Sí”; “Señora, pues no hay delito, porque el Código Penal dice que tiene que ser de manera reiterada. Váyase a su casa, provóquelo si quiere o espérese, solito le va a volver a poner la mano encima, y ya cuando le vuelva a pegar, viene. Pero mientras no puedo hacer nada”.
En el caso del rapto, y este es un tema en el que particularmente la senadora Angélica de la Peña, recuerdo, cuando era diputada federal trabajó mucho en esto; el rapto es una privación de la libertad con fines sexuales. Sin embargo, la consecuencia grave es que si el victimario se casa con su víctima, se extingue la pretensión punitiva, ya no hay delito.
Los estados han estado avanzando y el Congreso de la Unión ha sido un factor fundamental a través de puntos de acuerdo, exhortando a las legislaturas locales a suprimir estos tipos penales. Sin embargo, hoy hay tres estados que todavía preservan el rapto y al día se sigue extinguiendo la pretensión punitiva si el raptor se casa con su víctima.
Finalmente, el delito de feminicidio. El delito de feminicidio también tiene pena muy dispares, que van desde los 16 años hasta prisión vitalicia; en 20 estados se prevé hoy el feminicidio ya sea como un tipo especial o complementario del homicidio doloso; pero solamente en siete estados se preserva el principio de proporcionalidad: uno de ellos es el Estado de México, que fue el segundo en tipificarlo en todo el país.
Esto para mí es importante, porque el bien jurídico que tutela en feminicidio es la vida humana, de manera específica la vida de una mujer. Y feminicidio no es cualquier muerte de una mujer, el feminicidio entraña una serie de características que tienen como móvil el privar de la vida a una mujer por el hecho de serlo; pero no sólo eso, también por las circunstancias que rodean a una mujer, el hecho de ser mujer.
El típico caso de la privación de la muerte por el hecho de ser mujer, por fortuna no hay tantos casos en México; pero esta es una constante en países como El Salvador, por ejemplo, donde ustedes saben que hay una fuerte presencia de una organización criminal denominada “Los Mara Salvatrucha”.
En países donde hay una fuerte presencia de los Maras, ellos mismos se autodenominan como una empresa criminal y tienen su departamento de recursos humanos y su contador y demás. Y de igual manera que en una empresa legalmente establecida, tienen una serie de requisitos para ir ascendiendo en la escala jerárquica: uno de ellos es matar a una mujer en algún momento de la carrera delictiva; el único requisito es que el hombre no conozca a esa mujer.
El tipo penal que prevén las leyes de El Salvador o Guatemala, en esta hipótesis en específico, se registra la mayor frecuencia de casos. En nuestro país, insisto, es una gran fortuna que no hemos llegado a ese extremo.
Pero la otra cara de la moneda, es que en nuestro país ocho de cada 10 feminicidios tienen un antecedente de violencia familiar; es decir, la violencia familiar es la antesala al feminicidio. ¿Qué es lo que hay que trabajar?
Ahí precisamente, es un dato que nos permite también tener una oportunidad de construir políticas criminológicas focalizadas y buscar una mayor eficacia.
El tema de la proporcionalidad. El bien jurídico tutelado es la vida humana, decía yo, en el caso del Estado de México –perdónenme que lo ponga nuevamente de referencia–, la penalidad para un homicidio calificado es de 40 años a prisión vitalicia. En el caso del feminicidio se estableció la misma penalidad, porque el bien jurídico tutelado redunda sobre la vida humana.
Pero hay entidades federativas, como el Distrito Federal, donde se penaliza con una mayor severidad el feminicidio, que homicidio doloso. Y esto, desde mi muy humilde opinión, rompe con el principio previsto en el artículo 22 constitucional, el principio de proporcionalidad.
Hay un criterio ya por ahí aislado, de un Tribunal Colegiado del Primer Circuito del Distrito Federal, de un asunto de feminicidio en el Distrito Federal donde el sentenciado promueve un amparo, alegando la inconstitucionalidad del tipo penal. Por fortuna, es una tesis aislada, donde se establece que a los iguales, un trato igual; y a los diferentes, un trato desigual; y como las mujeres somos diferentes, se defiende la constitucionalidad del tipo penal en el D.F.
Me parece un absurdo. No conozco a este magistrado. Sé que por ahí ya tiene alguna referencia de mí y me quiere conocer, yo lo estoy esperando con mucho gusto.
En Campeche, bueno, es una joya jurídica preciosa, porque se prevé el delito de feminicidio, pero se dice que la pena que se aplicará será la prevista en la Ley General de Acceso. La Ley General de Acceso no prevé una penalidad para el tipo penal de feminicidio, pese a que es una ley general.
Recientemente se hizo una reforma donde se hace una remisión al Código Penal Federal, sí, pero en los supuestos federales, entonces es un tipo penal inconstitucional.
En el caso de Puebla, Puebla no prevé la violencia familiar como un elemento de feminicidio y el que no lo prevea, insisto, no quiere decir que no ocurra. Esto es la negación de una realidad que se vive todos los días y el negarla no abona a empezar a solucionarla.
Y, en 14 estados se prevé como un atenuante el estado de emoción violenta. Esta es una figura jurídica un tanto complicada de entender, sobre todo para los que somos abogados, es normalmente determinada por peritos en psicología. Es una especie de trance donde entra la persona que priva de la vida a otra y que hay una inexigibilidad de una conducta diversa.
En muchos estados, esto ha servido como un elemento para propiciar impunidad, porque entonces un hombre mata a su mujer porque la sorprende poniéndole el cuerno y no podía hacer ninguna otra cosa más que matarla; imagínense. Por fortuna, hay estados que también lo han suprimido.
Para ir cerrando un poco mis comentarios sobre la obra, me gustaría decir que el crear el delito en específico de feminicidio no va a prevenir que éstos se cometan. Y lo digo porque he participado en la discusión de algunas entidades federativas; incluso en el Congreso de la Unión, en su momento, tuve la oportunidad de que me invitaran, y en algunos estados he escuchado a los diputados locales decir: “Es que nos urge ponernos de acuerdo y ya tener vigente nuestro tipo penal para evitar que esto siga sucediendo”, cuando esto es un error.
Ningún tipo penal previene en automático que esto se cometa, y las procuradurías están para intervenir cuando un delito ya se cometió, antes no. Un ministerio público no puede actuar si no hay un delito de por medio.
¿Para qué sí sirve en mi opinión?
Primero, para dimensionar muy bien el tamaño del problema y reconocer una realidad. El reconocimiento del problema es una parte fundamental del camino hacia la solución. En el tema de las cifras, se ha convertido en una guerra entre organizaciones de la sociedad civil y procuradurías de todo el país, y creo que esto tampoco ayuda; y en esta medida puede ser muy positivo crear el delito de feminicidio, porque permite tener una estadística mucho más depurada y dimensionar exactamente de qué tamaño es el problema, pero, sobre todo, cuáles son las causas que hay detrás.
Aún en nuestro propio país no es lo mismo la problemática en Ciudad Juárez que en el municipio de León o que en cualquier otro municipio del país. Esto me parece muy importante.
Y, sobre todo, tener claro que el tema de las cifras al final no es lo más relevante; sí es importante, pero las mujeres no somos números. Todas esas mujeres que hoy forman parte de las estadísticas de feminicidios del país tenían un nombre, tenían un rostro, tenían una historia de vida que alguien decidió tener derecho a quitarles, y eso muchas veces se deja de lado.
Quisiera, finalmente, compartirles uno de los casos que cuento en el libro, que se convirtió en un asunto emblemático, porque fue la primer sentencia por feminicidio de todo el país y fue lograda por el maravilloso equipo que, en su momento, nos tocó encabezar.
Es el caso de María Luisa, una mujer de 27 años de edad que vivía en Toluca. Tenía una relación de aproximadamente 10 años con Austreberto, su esposo; tenían dos pequeñitos, un niño de siete y una nena de cinco años.
Era una historia cotidiana de golpes y una noche, alrededor de las tres de la mañana, empezó a discutir la pareja. Austreberto tomó una pesa de siete kilos y le propinó cuatro golpes a María Luisa en esta parte, los rebotes le dieron en la cabeza y finalmente la mata.
Nosotros tenemos conocimiento porque –y esto es muy duro– los niños fueron testigos presenciales de cómo su papá privaba de la vida a su mamá. Los niños son los que dan aviso. Contaba el pequeñito que ellos estaban muy asustados pero al final no se mueven de su camita –esto sucede como a las tres de la mañana–; era una casa en obra negra, sin puertas, la única puerta que había era la principal, y contiguo al cuarto de los niños estaba el cuarto de la pareja. De un lado y del otro lado era una especie de cocina con un horno y un refrigerador.
Los niños hasta las siete de la mañana deciden levantarse de la cama porque a la pequeñita le da hambre y su hermanito se ofrece a hacerle un cereal de desayunar, y se disponían a ver Chabelo. Cuando tienen que ir a la cocina, –que por eso les platicaba yo, era como un cuarto grande donde estaba la cama de la pareja y la cocina– no pueden evitar voltear a ver la cama de su mamá y la encuentran en una escena terrible.
Se acercan, y cuando empiezan a descubrir que su mamá no responde, rompen una alcancía, sacan cinco pesos que tenían ahí, cruzan la calle, van a una tiendita que estaba enfrente, piden el teléfono y le llaman a una tía. Así es como nos dan aviso a nosotros.
Llegamos, acompañé yo a hacer el levantamiento del cuerpo, la escena era realmente trágica. María Luisa tenía el cabello largo, hermoso, negro; cuando nosotros llegamos todavía goteaba sangre de su pelo.
Se hizo el levantamiento. Los niños estaban en un shock; ellos no sabían nada, no habían visto nada, no hablaban con nadie, ni siquiera lloraban.
Después de siete horas de trabajo con un equipo maravilloso de psicólogos que en su momento se integró y que hoy siguen trabajando en la Procuraduría, los niños soltaron su primer lágrima y empezaron a contar lo que habían vivido. Efectivamente eran testigos presenciales.
Cuando se hizo la necropsia entre también –era yo una subprocuradora muy metiche–, me metí a la necropsia y era desgarrador, sobre todo lo paradójico de la historia; uno pensaría que la causa de muerte fue un traumatismo craneoencefálico.
El grosor de un cráneo, en promedio, es de dos centímetros; el de María Luisa era más grueso de lo normal, medía cuatro centímetros. La causa de muerte es la fractura de cervicales primera y segundas, que son las que conectan lo que es la columna vertebral y el Sistema Nervioso Central con el cerebro. Ella podría haber librado el traumatismo por el grosor poco común de su cráneo; sin embargo, la causa de muerte es otra.
La fuerza de los golpes era brutal. Tenía un ojo prácticamente desprendido y al momento de girar el cuerpo, porque primero se lava perfectamente, se hace una fe de ropas, se fija todo fotográficamente antes de empezar a hacer los cortes y escuché que algo se cayó en la plancha. Después de unos minutos, me percaté, eran tres dientes que tenía totalmente flojos.
Después de más o menos cuatro o cinco días logramos capturar a Austreberto y –les digo que era una subprocuradora muy metiche– fui yo a recabarle su entrevista inicial. O sea, ya me había echado toda la investigación, ya lo había detenido, dije: Bueno, de una vez ya lo entrevisto.
Y, sobre todo, quería preguntarle algo que me tenía muy inquieta y le dije: “Austreberto, ¿por qué la saña con la que mataste a tu esposa?”
¿Y saben qué me dijo?: “Es que yo no quería matarla. Para mí fue una golpiza más y se me pasó la mano” y todavía lloraba.
Esos niños al día de hoy siguen en terapia psicológica. Austreberto está sentenciado a 57 años de prisión. Perdió la patria potestad de los niños, por supuesto, y nosotros ayudamos a eso. El pequeñito ha tenido episodios de intentos de suicidio. La pequeñita está muy afectada también, y son pequeños que seguramente muchos años tendrán que estar en terapia.
¿Por qué decidí contar este caso?
Porque María Luisa tenía una vida que es mucho más cotidiana de lo que creemos, y esta historia de violencia que ella vivía para ella era normal y nunca denunció. Lo sabía su familia, lo sabían sus amigos y lo sabían sus vecinos, pero ellos tampoco hicieron nada.
Y yo estoy segura que todos los presentes tenemos alguna historia cerca de estas historias cotidianas y muchas veces no nos metemos porque son problemas de la pareja, porque yo para qué me emproblemo, y dejamos que las cosas sigan su curso, y el silencio mata. Y si nos quedamos callados, nos hacemos cómplices.
Estoy convencida de que la única forma de realmente contribuir a erradicar la violencia contra las mujeres es la prevención; y la prevención gira sobre un núcleo central, que es la columna vertebral del machismo, que es una subcultura que tenemos arraigada en México desde hace muchos años.
Mientras no acabemos con eso, y eso le toca a la autoridad, pero también nos toca a nosotros como ciudadanos. Mientras no aportemos nuestro granito de arena, las cosas no van a cambiar.
Por eso yo los quiero invitar este día a que hagamos conciencia sobre un problema que está mucho más cerca de lo que nosotros creemos. Que entendamos que no es un problema sólo de nosotras las mujeres, es un problema de la sociedad en su conjunto; las secuelas trascienden no sólo a las mujeres, sino a la sociedad en su conjunto y que no seamos parte del problema, que seamos parte de la solución.
El silencio mata y si nos quedamos callados somos cómplices y por eso es “Si te callas, te mueres”.
Muchas gracias.
SENADORA ANA LILIA HERRERA ANZALDO: Gracias, Italy, por compartirnos estos casos de la vida cotidiana y que, efectivamente, nos dejan a todos cimbrados. Y lo que no podemos hacer después de esta presentación, es quedarnos callados, nadie.
Están aquí alumnos del a Universidad Autónoma del Estado de México, a quienes les agradezco mucho y ojalá que todos hagamos conciencia y podamos hacer la parte que nos toca desde lo personal.
Quiero agradecer, antes de darle el uso de la palabra a la Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos, la presencia de una entrañable amiga, compañera de muchas batallas, Graciela Vélez Bautista, responsable de los Estudios de Género en la Universidad Autónoma del Estado de México. Gracias, Chela.
La Fundación TAMAR que, también en aquellas épocas de la presidencia municipal y de la subprocuraduría, hicimos un gran equipo, porque había una fundación hecha por mujeres que han vivido violencia y que tienden la mano a otras, y que son un vínculo extraordinario con las autoridades.
Muchísimas gracias. Saludos a todas allá, por favor.
A la maestra Carolina Charbel, muchas gracias; a Sergio Mayer, que se ha convertido en un gran aliado de las causas sociales aquí en el Senado de la República, vocero de los derechos de la niñez en el Senado de la República. Muchísimas gracias.
Gracias a todos, desde luego.
A María Ampudia, de “Quién habla por mí”, una organización que ha hecho un espléndido trabajo. Yo creo que si cerramos pilas, la sociedad, nosotros en lo personal, las autoridades, los representantes, creo que podemos ir avanzando mucho en este país.
Cedo el uso de la palabra y le reitero mi gratitud a la Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos, a Angélica de la Peña, por estar aquí esta tarde.
SENADORA ANGÉLICA DE LA PEÑA GÓMEZ: Muchas gracias, Senadora Ana Lilia Herrera, por la invitación, por la organización de la presentación de este libro y por invitarme a comentarlo. Y, muchas gracias, Italy, por permitirme comentar este libro.
Creo que esta es una mesa de lujo, acompañada además por la Senadora Lucero Saldaña, también por el Senador Miguel Ángel Chico y por el Especialista Académico Ricardo Ruiz.
De tal manera que el asunto que estamos tratando ahora tiene, por lo tanto, una gran relevancia y los comentarios de estas personalidades van acordes con el sentido fundamental de este libro que hoy comentamos, de Italy Ciani.
Italy Ciani nos presenta el libro “Si te callas, te mueres”. Hace una referencia a la violencia contra las mujeres en nuestro país; hace un ejercicio que me parece relevante. Desde las primeras partes desarrolla algo que me parece muy importante que lo destaque, que va inscrito a buscar las raíces de la violencia a partir de los primeros agrupamientos en los seres humanos que finalmente nos explica cómo este problema, este fenómeno no es nuevo, es estructural, tiene una historia y por ser estructural y por ser un fenómeno histórico que ya identifica de manera breve, estamos frente a un problema grave; porque no es un problema cultural, es un problema derivado de estructuras sociales que determinan comportamientos culturales. Es al revés, por eso es muy complejo resolverlo.
Si no entramos a la raíz de los problemas estructurales, si no removemos las estructuras sociales, es muy complicado construir y determinar nuevos comportamientos culturales. Eso es lo primero que tenemos que ubicar.
Tenemos en el Continente Americano, para no hablar, ella enuncia algunos tratados internacionales, yo me voy a circunscribir como precedente indispensable de lo que hicimos en nuestro país en esta materia, a la Convención Interamericana para Prevenir, Atender y Sancionar la Violencia Contra las Mujeres.
En el ámbito de la Organización de Estados Americanos, la Convención Belém do Pará nos dice dos cuestiones en su introducción que no tienen desperdicio. Primero: La violencia de género contra mujeres es una violación a sus derechos humanos; dos: Se padece en el ámbito público y en el ámbito privado. Simplemente esos dos preceptos fundamentales nos obligan a una reflexión desde distintos ámbitos y desde distintas esferas.
En el ámbito legislativo –es al que yo me voy a circunscribir– por supuesto que nos obliga a dirimir y a desmontar la legislación mexicana que empezamos a legislar y que simplemente estaba circunscrita al ámbito privado y doméstico de las relaciones personales familiares de pareja o expareja de las mujeres. Eso es lo primero.
Claro, un perpetrador de la violencia de género contra mujeres y niñas, ¿por qué tiene que ser diferente estando en el ámbito laboral, institucional o cuando camina en la calle, cuando se relaciona comunitariamente, etcétera? No, es el mismo. Puede tener otras caras.
Yo recuerdo que cuando dirimíamos, hace muchos años, una de las leyes en algún estado, discutíamos: “A ver, es que a veces resulta encantador afuera de su casa y adentro es terrible. Sí, es verdad. Hay que identificarlo y balconearlo públicamente para que nadie se vaya con la finta”.
Pero, en el fondo, cuando va a su trabajo, sigue actuando igual en el sentido de la ubicación del problema estructural. Es decir, sigue viendo, tratando a las mujeres como seres inferiores.
Si estamos frente a un problema estructural, histórico, ancestral, en donde hay un predominio del hombre ante las mujeres, entonces estamos frente a desventajas históricas muy difíciles de desmontar, a menos que nos pongamos de acuerdo en caminar varios caminos.
El primero, es reconocer la magnitud del problema, pero hay que ubicarlo con precisión, porque podemos cometer errores. Ubicarlo con precisión, reconocerlo.
Y el reconocimiento, desde los preceptos de la Convención Belém do Pará, es que estamos frente a una violación de los derechos humanos de las mujeres y de las niñas, de las adolescentes, mujeres de todas las edades, que tiene que empezar a desmontarse desde el ámbito judicial; desde el ámbito legislativo, gubernamental, desde tomar todas las medidas sociales, culturales, etcétera que se tengan que tomar para que podamos caminar desde distintos caminos hacia la reconstrucción y de construcción de este estado de cosas que mantienen a la mujer en una situación de enorme desventaja histórica respecto de los hombres, por su simple y sencilla diferencia, la única diferencia que tiene con los hombres, que es: su aparato reproductor. Y por eso la circunscribe al ámbito privado y doméstico.
Lo primero que dirimimos cuando –como lo menciona aquí Italy– en las discusiones de la Ley General para el Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, lo primero que dirimimos quienes hicimos esa ley fue: hay que hacer una ley acorde a los tratados internacionales a los que México está obligado a atender.
Y hasta ahora tenemos un pendiente en el país. No estamos cumpliendo con los prefectos de los tratados internacionales, entre ellos la Convención Belem do Para.
Lo primero que hicimos fue eso: ubicar que es una violación a los derechos humanos, con toda precisión; es violencia que se padece en el ámbito público y en el ámbito privado y definimos los tipos penales y definimos las distintas modalidades de violencia de género contra mujeres.
Cuáles son: los tipos penales, el tipo de violencia familiar, el tipo de violencia sexual, física, el tipo de violencia que tiene que desde el cambio de nombre a no llamarlo de otra manera sino tipo, no formas de violencia, tipo, está mandando un mensaje al operador de justicia y al legislador que tiene que seguir revisando los códi9gos de que tiene que tipificar esas violencias que se perpetran con las mujeres desde distintos aspectos; y las modalidades.
Violencia en el ámbito familiar, en el ámbito laboral y docente, en el ámbito comunitario, en el ámbito institucional y la modalidad de violencia feminicida.
Como bien dice Italy, no se especifica en la ley qué es el feminicidio, o ahí empezamos con un asunto que ella se pregunta, había que resolver después.
La violencia feminicida tiene que ver con toda la prevención, con todas las políticas de prevención que deben estar circunscritas en los modelos de atención, prevención, sanción y erradicación de la violencia que dice la ley.
No es una ley que sancione, por lo tanto el tipo penal tiene que ir en los códigos penales y en los códigos de procedimientos penales.
Esta es una ley general que efectivamente lo que determina son bases de coordinación y de coadyuvancia en los tres Órdenes de Gobierno y mandata que los congresos locales y el Congreso de la Unión revisen su legislación para que vaya acorde con los nuevos preceptos de esta ley para el acceso de las mujeres a una vida libre de violencia.
No es una ley contra la violencia hacia las mujeres, sino legitima el derecho sustantivo inscrito en el respeto irrestricto de los derechos humanos que tienen que ser vistos holísticamente para que efectivamente tenga derecho a ser una persona a su proyecto de vida, al libre desarrollo de la personalidad y por supuesto a que goce, como sujeta de derechos, de todos los derechos fundamentales inscritos en nuestra Constitución, en las leyes que derivan de la Constitución y que están debidamente inscritos en los Tratados Internacionales en materia de Derechos Humanos.
Eso fue lo primero que hicimos. Obviamente que la Ley de pe a pa es una ley que tiene perspectiva de género. La perspectiva de género es importante; es importante atenderla, estudiarla, para que podamos cambiar este estado de cosas estructural, sistémico, que mantienen a las mujeres en una situación de desigualdad frente a los hombres.
Y esa situación de discriminación que deriva de la desigualdad entre mujeres y hombres por supuesto que nos obliga a utilizar los diversos mecanismos de estudio científicos que se han diseñado desde Naciones Unidas para poder explicarnos, analizar y explicarnos y por lo tanto entender frente a qué situación estamos y por lo tanto determinar las acciones que tenemos que hacer, insisto, desde distintas esferas y desde distintos ámbitos para poder dar respuesta al cometido de que nos obliga en el caso, en ese entonces, cuando estamos en la XLIX Legislatura, las diputadas que estábamos trabajando en esta ley.
Ciertamente, Italy, tuvimos una minuta del Senado de la República de una ley contra la violencia de las mujeres inscrita por la senadora entonces Araceli Escalante y el senador Enrique Jackson.
Nos llega como minuta a la Cámara de Diputados y en un trabajo en conferencia nosotros acordamos, porque estábamos en la Cámara de Diputados haciendo esta ley, llegamos a un trabajo en conferencia, tanto con Enrique como con Araceli, para que nos permitieran tomar su minuta e integrarla a la ley.
La Ley, fundamentalmente la parte sustantiva la hicimos nosotras, en la Cámara de Diputados, principalmente desde las Comisiones contra el Feminicidio, de Equidad y Género, entonces que presidía Diva Hadamira Gastélum; la de Feminicidio Marcela Lagarde y yo, el de la niñez. Fuimos las tres que hicimos esta ley.
Y por supuesto que toda la parte adjetiva de la minuta que venía del Senado, la creación de este sistema de protección, lo retomamos de la minuta de Araceli y de Enrique.
Entonces reconstruimos una ley y trabajamos en una ley nueva; es una ley de vanguardia que efectivamente nos obliga a que todos los congresos dejen fuera su legislación contra la violencia hacia las mujeres que entonces estaba en los congresos que estaban siendo legisladas en los congresos locales, violencia intrafamiliar, violencia en el ámbito familiar, etcétera, etcétera y entonces los congresos locales empiezan a trabajar en una ley para el acceso a las mujeres a una vida libre de violencia.
Nuestra ley se queda en primera lectura en el Senado de la República y es precisamente la nueva legislatura la que, en el primer periodo de sesiones, la aprueba y entonces entra en vigor al siguiente año promulgada en febrero por el entonces Presidente Felipe Calderón.
Y desde el Instituto Nacional de las Mujeres, desde el propio Congreso, desde distintas organizaciones, empezamos, yo, entonces ya en una organización no gubernamental, o una asociación civil, con Marcela Lagarde, la Red de Investigadoras por la Vida en Libertad de las Mujeres.
Empezamos a trabajar en la promoción de estas leyes en el ámbito local e hicimos como red una ley tipo. Por cierto, la Ley del Estado de México es nuestra Ley tipo que la retomó, nos la pidió así el Congreso del Estado y entonces Lorena Cruz, que estaba en la Coordinación, y es la Ley.
De tal manera que en el Estado de México por cierto tiene alerta de violencia de género, tiene todos los tipos, todas las modalidades y las órdenes de protección.
Es una ley muy importante que a diferencia de otras leyes locales, sí se quedan muy minúsculas respecto de los mandatos de esta Ley General.
Ahora bien, voy a pasar a la otra parte de mi intervención para terminar: el feminicidio.
Claro que el feminicidio nos ha llevado en todo el país a una discusión, sobre todo en el ámbito de los Congresos locales.
Yo y Marcela participamos en la definición del tipo penal en el Distrito Federal, en el Código Penal. Ya no en el Código de Procedimientos Penales, que ese fue un trabajo hecho, por cierto muy bien hecho, desde la Asamblea Legislativa, lo que ha permitido que en el Distrito Federal se aplique muy bien.
Yo creo que de todos los estados que tienen este tipo penal configurado en los códigos penales, donde más éxito tiene es precisamente en el Distrito Federal.
Y claro que entramos a un gran debate; cómo vamos a poner preceptos subjetivos en el Código Penal. Quienes son abogadas y abogados saben perfectamente bien de qué les estamos hablando. Entonces una discusión increíblemente importante.
Claro, en el Distrito Federal había una reforma, un presente muy importante en el código sustantivo, en 2008, respecto de la configuración de delitos de odio.
Y entonces por lo tanto había un camino muy importante que nos permitió, en el Distrito Federal, seguir la configuración del tipo penal, claro, tomando en consideración muchos elementos subjetivos. Pero en el garantismo los elementos subjetivos tienen que ser tomados en consideración.
Entonces en México estamos en una esquizofrenia de positivismo, todavía naturalismo y por supuesto el garantismo. En fin, ya me entró esa materia porque es un asunto bien complejo, pero es parte de la complicación que estamos enfrentando en los congresos locales, a la hora que se configura el tipo penal del feminicidio.
Ahora bien, yo voy a circunscribirme a lo que empezaron a acuñar de manera mucho más puntual, más sistematizadamente porque el feminicidio existe desde el Siglo XVIII, Siglo XIX, y a manera mucho más abierta en el Siglo XX en distintos países empiezan a hablar del “femicidio” en su traducción del inglés en distintos países, sobre todo a partir de movimientos de feministas que empiezan a exigir el reconocimiento de los derechos de las mujeres y sobre todo que, evidenciar que la situación de desventaja histórica y desigualdad en la que se encuentran las mujeres por este predominio masculino, no se consideran como sujetas de derechos plenos, por supuesto lleva a las mujeres a sufrir una serie de afrentas y de violaciones, incluso que las llevan a la muerte.
Entonces encuentras feminicidios que, por ejemplo, en el caso de India, las feministas empezaron a impulsar el feminicidio por situación de dote. Es decir, la muerte de mujeres porque no dan el suficiente dote. O en otras partes, el feminicidio por situación de mutilación genital de las niñas y de las adolescentes, es otro tipo de feminicidio. Y así podemos encontrar muchos feminicidios.
¿Pero qué nos dice Rusell y Radford? Que efectivamente son las que acuñan el “femicidio” –en inglés—y Marcela Lagarde lo traslada; dirime de manera muy importante por qué no “femicidio” y sí feminicidio.
Porque el “femicidio” sigue; los primeros países en América Latina que empiezan a legislar, a identificar el “femicidio” como el delito, el asesinato de mujeres por ser mujeres, son países que tenían inscrito como “femicidio”: Costa Rica, Panamá, etcétera, etcétera.
Pero ya feminicidio justamente se acuña por Marcela Lagarde y explica por qué se tiene que no puede ser “femicidio” ya en una etimología del leguaje y tiene que ser feminicidio, en donde ya conlleva incluso un señalamiento específico de impunidad del Estado frente al asesinato de mujeres.
Y por supuesto, acorde a la Belem do Para, asesinatos totalmente prevenibles, puesto que si estamos hablando de discriminación en las mujeres y estamos hablando de desigualdad de las mujeres, entonces eso nos lleva a la raíz del problema; si no se tiene el arreglo del problema las consecuencias de esto llevan justamente, entre otras afrentas, además de la violencia, de otras modalidades, a una violencia feminicida. Es decir, el asesinato de mujeres por ser mujeres.
Ellas acuñan el feminicidio como el asesinato de mujeres por ser mujeres, pero también de mujeres contra mujeres o asesinato de mujer contra niña, o contra adolescente.
Es decir, ciertamente es muy importante desde la perspectiva de género como comienza a dirimirlo Italy en su libro, ciertamente tenemos que ubicar y no referirnos que cuando hablamos de perspectiva de género sólo hablamos de mujeres.
Hablamos también de hombres y mujeres. Pero el sentido de la perspectiva de género es evidenciar, el predominio de un sexo sobre el otro.
Y si tenemos un referente histórico de una desventaja histórica contar las mujeres por ser mujeres, entonces necesariamente en la conclusión que nos tiene que llevar es que hay una perpetuación de la discriminación desigual contra las mujeres por ser mujeres y no podemos dejar de ver entonces la raíz del problema.
Y la violencia, por lo tanto, tiene que ser identificada de manera clara y contundente como una violencia perpetrada contra las mujeres por ser mujeres, por su condición de ser mujeres, de tal manera que es una violencia de género contra mujeres. Eso es lo primero que hay que aclarar.
Segundo: hay cosas del libro que me preocupan sobre manera:
Efectivamente, si entendemos esta situación que yo acabo brevemente de exponer, no podemos ahora en base al debido proceso legal, permitir que haya conciliación en la violencia, como lo dice la Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.
Tenemos que evitar, está prohibido en los procedimientos que tienen que ver con la mediación y la conciliación, porque no es un asunto ordinario, como los que tiene que ver y están establecidos en los códigos, sobre otros asuntos.
No es un asunto de divorcio, no es un asunto de disputa de una herencia, no es asunto que tienen afrentas contra el patrimonio; ¡no!, porque las mujeres están en una situación de desventaja frente a su victimario.
Y por eso en la ley prohibimos, y en los códigos hemos estado insistiendo que se prohíba de manera expresa la conciliación y la mediación en la violencia de género contra mujeres. Eso es muy importante y eso me parece que tiene que ser tomado en consideración.
Y finalmente, yo creo que –y termino—Rusia nos identifica en base a todos los procesos y por supuesto nosotras lo establecemos puntualmente en la Ley General –con esto termino—qué es el feminicidio:
Es el asesinato de mujeres, por hombres, por ser mujeres. Hay una motivación que tiene que ver con el odio, con el desprecio, también con el placer de tenerlas poseídas.
Hay un sentido de propiedad; eso, el ejemplo que pone Italy en su libro, de esta mujer asesinada donde el marido le dice: “es que yo no quise matarla; no era mi intención matarla”.
Efectivamente, yo le creo. No era su intención matarla. Su sentido de lo que le motivaba golpearla era que la estaba viendo como un mueble, como su propiedad y la tenía sujeta bajo su predominio, no solamente dominio, su predominio permanente y constante, ese era el control.
El problema es que muchas mujeres en esa situación terminan muertas. Y todos los feminicidas dicen: “yo no quise matarla. No era mi intención matarla”. ¡No! Su intención era seguirla hasta la eternidad, tenerla sujeta a su control. Sine qua non.
Entonces estamos frente a un delito eminentemente misógino, perpetrado por un victimador, por un criminal porque se está cometiendo un delito, entonces por lo tanto es un criminal androcéntrico.
Otra vez vuelvo a la raíz histórica de la desventaja de las mujeres y entonces yo creo que las buenas prácticas en el caso de la tipificación del feminicidio en el país nos tiene que llevar a analizar dónde se está implementando bien y dónde tiene dificultades.
Otra cosa mariposa, y será tema para otro foro al que seguramente nos convocará Ana Lilia, es hablar de la formación, profesionalización y capacitación de funcionarias y funcionarios que tienen que aplicar la ley, que tienen que aplicar la justicia, que tienen que investigar.
Tenemos que seguir dirimiendo cómo está la criminología para que efectivamente tenga perspectiva de género y pueda tener condiciones de aplicar estas leyes. No tiene desperdicio y no puedo dejar, no puedo evitar decir lo que tú señalas:
Ciertamente el estar exagerando en penas, Italy, tienes toda la razón, no es la solución. Yo simpatizo totalmente contigo y lo dices de manera puntual en tu libro. Es verdad.
Frente a un delito, una comisión de delito, el estar elevando las sanciones de privación de libertad vitalicias, cuasi cadena perpetua no es la solución para que estos crímenes, estos asesinatos se prevengan o vayan a la baja. Eso también está totalmente demostrado.
Muchas gracias, Italy.
SENADORA ANA LILIA HERRERA ANZALDO: Gracias, senadora.
Les vamos a rogar a nuestros comentaristas que faltan, podamos acortar el tiempo. Es un tema, como ven, apasionante, y tenemos aquí a verdaderos expertos y podríamos estarnos muchos días; pero habrá, como bien dice Angélica, muchos más espacios.
Cedo el uso de la palabra a mi compañera senadora, María Lucero Saldaña Pérez. De Puebla, por cierto.
SENADORA MARÍA LUCERO SALDAÑA PÉREZ: Muchas gracias, Ana Lilia. Te agradezco a ti el interés en el tema, el abrir espacio a una paisana tuya, mujer también; y el poder invitarme. Gracias, Ana Lilia, por estar aquí.
Saludo muy particularmente a mis colegas, la senadora Angélica de la Peña; el senador Miguel Ángel Chico, que estuvo por aquí; y a quien hoy comparte con nosotros, el doctor Ricardo Luis Carbonell, en esta panel para presentar lo que es el libro.
Y a la autora, por supuesto, le agradezco el que haya sumado el nombre de esta invitación, a Italy Ciani, al hacerme parte de esta presentación. El texto “Si te callas, te mueres. La violencia contra las mujeres en México”.
En lo que estamos hablando, si tomamos el tiempo y, como ella lo decía, los datos pueden varias pero hay datos que señalan que mundialmente, y en promedio, cada minuto un promedio de 24 mujeres están teniendo violencia. Si estamos hablando del tema, imagínense lo que está sucediendo y que esto que aquí se ha señalado, en nuestro país hay algunos datos que ya también encuestas han señalado, como la del INEGI, que nos señalan prácticamente el 50 por ciento, una de cada dos mujeres de 15 y más años, han declarado ser víctimas de violencia de su pareja, durante una relación.
Y además, el Estado de México desafortunadamente, por población, por ser uno de los estados más poblados, es uno de los que tiene estos altos porcentajes.
Por eso es importante hoy resaltar el tema y creo que, estoy convencida de que toda esta obra contribuye al a sensibilización, sí a tomar consciencia; a la comprensión de uno de los problemas que dañan sustancialmente a la sociedad en general.
Será un acierto, y se sumará al objetivo de logar lo que anhelamos: que sea erradicado. Una sociedad a la que aspiramos en lo general, es una sociedad que permite la libertad, vivir fuera de violencia.
El conocimiento que tiene la autora del fenómeno de la violencia contra las mujeres, se muestra a lo largo de este libro; pero sobre todo –y esto no es fácil de conjuntar– es de destacar la experiencia que ella ha tenido en la atención directa a las víctimas.
Desde muchas partes podemos actuar y esto de su experiencia personal, la autoriza plenamente a señalar rutas y vías probadas para trabajar con quienes han vivido y viven la violencia de manera cotidiana.
La autora, además de tener esta sólida trayectoria académica, pues aquí se ha señalado, en su carácter de subprocuradora ha podido valorar lo que significa ser funcionaria, estar en puntos de oportunidad y poder hacer algo al respecto. Esa experiencia la plasma en el tema y por eso es una obra que tiene una autoridad.
Hablar de violencia de género, coincido con Angélica, el concepto de “género” no es un sinónimo de mujeres: el género es un concepto relacional, cómo nos relacionamos entre mujeres, cómo se relacionan hombres y mujeres, cómo se relacionan los hombres y, precisamente, podríamos hablar de un concepto que va de violencia de género, en contra de las mujeres. Y se puede hablar desde la perspectiva de las mujeres o desde la perspectiva de género.
Entonces, creo que el completar el que aquí el hecho es por ser hombre o por ser mujer; y algunos siempre me han dicho: “bueno, es que también hay hombre violentados”. El porcentaje que señalan es mínimo y por eso es importante subrayar que hay elementos que claro que tienen connotaciones en la cultura; pero que tienen que ver con raíces estructurales.
Un elemento es el miedo y, como ella lo ha dicho, el miedo paraliza, silencia. Y aquí nos habla Italy en su obra, en primera persona y desde su propia voz: es posible escucharla claramente al o largo del texto, y de esta forma coloquial de hablarnos, resulta en un llamado que es imposible no atender; porque ella apela a nuestra consciencia racional y también a nuestra inteligencia emocional.
Desde esta forma de involucrarnos, la autora nos presenta los conceptos básicos para comprender la violencia que, por el simple hecho de ser mujer, nos pone a todas en riesgo. Y hay un elemento y un esfuerzo muy claro y consistente en su texto, por presentar las múltiples formas, factores social, histórico, económico, político, cultural, que se combinan y hacen de la violencia un fenómeno complejo naturalizado, invisible, que está en el ambiente y cuyo abordaje por tanto debe ser multidisciplinario, integral, no solamente en las leyes porque cambiar las leyes cuesta, pero cambiar los efectos culturales y las estructuras creo que eso nos toma más tiempo, en el que no es posible recurrir a soluciones fáciles, baritas mágicas o unilaterales.
En este esfuerzo, estoy de acuerdo en que desde la perspectiva de los derechos humanos es un tema fundamental para el estudio y también para la radicación.
Italy nos remonta a revisar incluso el origen de la sociedad, de la familia y ahí el tema del control, el tema del dominio, el tema del objeto, el considerar no humano pues nos ha llevado también mucho tiempo, y la institucionalización de la violencia como norma de control social.
Si vemos y queremos ver cómo está un país, veamos la Constitución, abrámosla y vemos cómo trata la Constitución dónde estamos las mujeres ahí en esas constituciones y en las leyes.
Las reacciones que se gestaron desde el feminicidio, bueno, aquí se ha hablado de varios temas. Y sí creo que desde la perspectiva del “feminismo” también, que son una serie de movimientos sociales.
Se ha hablado de Diana Russell. Y quiero decirles que una vez que tuve la oportunidad de platicar con ella, ella tiene el libro, en inglés precisamente, sobre el feminicidio y es Marcela Lagarde, nuestra mexicana reconocida aquí en el Senado También, quien acuñe el término a nivel lenguaje español.
Pero ella, una feminista radical, y hay que entender cuando hay una perspectiva de querer romper esquemas, candados, que a veces están oxidados, una llave no es suficiente.
Y ella decía, la campaña contra los violadores, que hicimos en alguna ocasión de decir que íbamos a castrarlos, ella lo dice: “pues no íbamos a castrar a nadie, pero qué susto les metimos”.
Y creo que esto que a veces uno pueda decir, señalar que están locas, que están muy extremas en tomar acciones, movimientos, han sido estrategias que a veces han roto esos candados oxidados.
Algunas somos más equilibradas en esos aspectos pero sí aplaudimos por supuesto el que nos hayan abierto muchas puertas, varias de ellas.
Así que creo que esta incomprensión a veces de lo que ha significado la historia, la opresión, el que hoy vemos natural todavía algunas formas del noviazgo, ¿verdad?, la autora nos remite en su oficio y experiencia como abogada a un marco jurídico tanto internacional como nacional, incorporando una completa y considero muy útil revisión de lo que sucede en varias entidades federativas, a pesar del riesgo de que están cambiando continuamente.
Y también nos presenta una manera accesible y comprensible sobre todo, para quienes no son expertos o expertas en el entramado, vinculación y jerarquía de nuestro marco jurídico.
La importancia de la Ley General de Acceso a las Mujeres de una Vida Libre de Violencia, que por supuesto, subrayo, reconozco a Angélica como una de las autoras primordiales de este ordenamiento.
Italy sabe que hacer una revisión del marco nacional y local siempre conlleva a este riesgo de que todo texto pronto será rebasado, o pueda resultar muchas veces cambiado, modificado totalmente.
Sin embargo, en este momento constituye en específico este libro que estamos presentando, una referencia obligada. Debe ser una consulta para quienes legislamos también y de cada una de las entidades federativas porque muestra los vacíos, las lagunas, contradicciones, incongruencias y compara precisamente la legislación. Varios son los temas que aquí se pueden abordar.
La violencia tiene varios aspectos. Se ha señalado abortos, feminicidio, homicidio doloso, el estado de emoción violenta. Ese es muy, muy interesante porque se adjudica a que pues nadie se dio cuenta; no me acuerdo qué pasó y esto sobre todo es en contra de las mujeres.
Es lo que hemos visto en muchos de los casos: lesiones agravadas, violación, violencia familiar, el análisis puntual como ya se mencionó, es obligado para que estemos retomando qué avances necesitamos.
Aquí lo que se está viviendo por la sociedad es el perfeccionamiento de diversos ordenamientos.
En este sentido coincido plenamente con una de las tantas veces que la autora nos presenta, que es el que no se trata de criminalizar todo o de pretender solucionar el problema imponiendo penas más severas, como aquí también lo señaló Angélica, ese populismo punitivo de que con eso se soluciona.
Como lo llama también el criminólogo Anthony Bottoms, a quien ella cita. De lo que se trta es de contar con un marco de reconocimiento de derechos y ese es el punto. Es hablar desde la perspectiva de los derechos.
Ha habido valores importantes pero estar como el nivel de derechos ha sido un gran avance.
Coincido en su análisis de feminicidio y es acertada su conclusión final de que para ser congruentes con el principio de igualdad, que es otra de las leyes que también abonan a este tema, porque como no hay igualdad hay esta violencia, la penalidad para el feminicidio y el homicidio calificado debe ser equiparable.
Les comento que en este ánimo de perfeccionismo jurídico hemos realizado propuestas para contemplar tipos de violencia con la que la sociedad también se vincula, como es la violencia obstétrica, que ayer lo señalábamos ante el ombudsman de Derechos Humanos, los casos de las mujeres que no pueden llegar a los hospitales y dan a luz en el jardín, en la calle, en el baño, en otros lados y que esto es un asunto lamentable.
O la violencia política, que lamentablemente no estuvo incluida en las secundarias de nuestra Reforma Político-Electoral, que fue una iniciativa que presenté, que respaldaron mis compañeras y que, espero en algún momento, si es el ámbito político, nada más nos falta que en el ámbito político no se reconozca que también hay violencia.
La violencia es pie de muchas facetas y tiene múltiples expresiones; es por ello que, verlas desde diferentes formas, incluso la económica, la patrimonial, la emocional, se combinan y aquí hay que analizarlo de manera integral.
Muy instructivo es el apartado de elementos claves para una actuación eficaz en la que la autora vuelca y nos ofrece toda su experiencia de trabajo en estos aprendizajes. Nos comparte el contar con un sistema penal confiable, el aspecto de la sensibilidad, la voluntad, la especialización, contar con modelos de intervención interdisciplinarios, una infraestructura adecuada y una corresponsabilidad puede ayudar en la prevención.
Finalmente, nos comparte sus dos historias, en donde, no digamos feliz, al menos como una vía de salida con una posible superación. Historias como, seguramente aquí estamos, y cuando se habla del tema hay quienes se empiezan a mover más en la incomodidad que resulta el saber que está tan cerca la violencia. Sí está cerca y trastoca a todos los sectores de la población.
La invitación está hecha para quienes legislamos; quienes trabajamos en la prevención, atención, sanción; quienes formamos parte de una corresponsabilidad y las personas interesadas en erradicarla.
Ella no da unas conclusiones. Nos deja a que tengamos estas conclusiones sobre que el silencio mata.
Yo aquí reitero mi agradecimiento de que sé y agradezco que el compromiso –reitero el mío– por trabajar por los derechos de las mujeres, sabiendo que quienes lo hacemos constantemente, incluso podemos pagar costos profesionales, personales, políticos, pero conscientes que de lo que hoy se hace, significa vida para muchas mujeres.
Sí, el silencio mata. Ni un minuto de silencio a la violencia de género contra las mujeres. Rompamos el silencio.
SENADORA ANA LILIA HERRERA ANZALDO: Muchas gracias, senadora Lucero Saldaña. Quiero decirles, además, que las dos senadoras tienen una agenda muy apretada y que las dos buscaron hacerse el espacio. Muchas gracias a ambas.
Enseguida cedo el uso de la palabra al doctor Ricardo Ruiz Carbonell, un gran especialista en materia de derechos humanos y, efectivamente, uno de los pocos hombres expertos en materia de equidad de género.
Adelante.
DOCTOR RICARDO RUIZ CARBONELL: Muy buenos días a todas y a todos. Antes que nada, quiero agradecer la presencia de las senadoras: la Senadora Angélica de la Peña, la Senadora Lucero Saldaña y, de una forma muy especial, la invitación por parte de la Senadora Ana Lilia Herrera. Y, por supuesto, felicitar, en este caso, a Italy por su excelente libro.
Como bien han comentado las senadoras que me han antecedido, el libro es un instrumento muy bueno. ¿Por qué?, porque contempla desde un recorrido histórico hasta lo que es la legislación actual, haciendo un comparativo con otras leyes, tanto a nivel internacional como, en su caso, a nivel nacional.
¿Qué ocurre con ello? En primer momento, en este caso, Italy nos habla de un recorrido evolutivo, una historia en la cual podemos ver que al día de hoy, efectivamente, ya estando en el siglo que nos encontramos, en el año que nos encontramos, esas disparidades que siguen dándose cuando hacemos un comparativo entre hombres y mujeres, se retransmite en cualquiera de los órdenes de la vida civil.
¿Qué ocurre? Si vemos, al día de hoy hemos avanzado en este caso en materia educativa, esa división tan sumamente inflexible, rígida en cuanto a ese mundo público, a ese mundo privado. Esa mayor presencia política por parte de mujeres no impide que los datos sigan siendo abrumadores.
Los desequilibrios de poderes, la discriminación, las desigualdades y, por supuesto, todo tipo de violencias han venido haciendo mella en este caso en contra de las mujeres.
Como bien dice Italy, en una primera parte del libro, nos habla de algunas citas concretas y, efectivamente, ella arranca desde Aristóteles. Aristóteles, el cual decía que la racionalidad estaba volcada en este caso al lado de los hombres y no así al de las mujeres; para más tarde, hablar de un tema que, no nos engañemos, es la base de esa situación –como bien decía la licenciada de la Peña–, ese mundo androcéntrico, ese mundo patriarcal que siempre ha situado en una serie de desequilibrio de poderes, tanto hombres como mujeres.
En este caso, Italy, de una forma excelente, nos habla acerca del machismo, para continuar más tarde con otro apartado y es, ¿cuándo empieza a necesitar por parte de movimientos asociativos y paralelamente por parte de instrumentos internacionales la denuncia de la cultura de la violencia?
Me gustaría hacer un pequeño paréntesis por una cuestión. Efectivamente, ella desglosa de una forma adecuada, correcta, perfecta, lo que es el machismo y lo que es el feminismo. Pero, contrariamente a lo que pudiéramos pensar, aún sigue existiendo una creencia por gran parte de la sociedad que lo contrario del machismo es el feminismo.
Eso, por supuesto, es una atrocidad; es una situación sumamente equivocada, porque para hacerlo de una forma sencilla, el machismo ha generado muchas muertes en este mundo, muchas desventajas, muchos abusos de poderes y, por el contrario, el feminismo lo único que ha propiciado es un mundo mucho más igualitario, en el cual hombres y mujeres podamos estar en condiciones de igualdad con respecto a nuestros derechos humanos.
Más tarde, en este caso – como abundaba en este caso la licenciada de la Peña–, nos habla de aquellos instrumentos internacionales que de alguna u otra forma han venido ubicando la situación de la violencia en contra de la mujer.
Arranca desde el año 1952, cuando por primera vez se habla de la Convención sobre los Derechos Políticos de las Mujeres; en este caso, por parte de Naciones Unidas, para aterrizar –como bien comentaba la Senadora Angélica– a esta convención de carácter regional, que es la Convención de Belém do Pará.
¿Qué ocurre? Más tarde ya hace un análisis exhaustivo de ese mundo anticotómico, ese sistema sexogénero y en el cuál la división entre el mundo privado asignado a las mujeres y el mundo público, asignado en este caso a los hombres, tuvo como consecuencia un sinfín de beneficios referidos a nosotros los hombres.
Si hacemos un comparativo en cualquiera de las situaciones, podemos ver que en el interior de las familias, en el mundo laboral, a través de las leyes, las religiones, los usos, las costumbres o también las legislaciones en cuanto a un lenguaje que no incluya a ambos sexos, han sido una constante entre ambos sexos.
¿Qué ocurre en este caso? Como muy bien nos habla Italy, habla acerca de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Yo creo que, aunque ya se conoce, es lógico que hagamos un reconocimiento a la Senadora Angélica de la Peña y a Marcela de Lagarde, porque, junto con otro grupo de mujeres que le apoyaron, lograron un instrumento de suma importancia para nuestro país.
¿Qué ocurre? Si hacemos un retrospectivo con relación a la violencia, México estaba ausente de cualquier legislación que de una forma concisa, exhaustiva, hablase de cómo es la violencia en contra de las mujeres.
Es cierto, sí, que ya en los años 90´s se implementaron unas primeras acciones, como pueden ser los refugios para mujeres víctimas que, por parte de la sociedad civil, tuvieron a finales del 96 un primer momento; vemos que cada vez eran mayores los centros de información, de asesoramiento, etcétera, pero carecíamos de un instrumento totalmente vinculador.
¿Qué ocurría? Como bien ha comentado la Senadora Lucero Saldaña, prácticamente las desigualdades y la violencia van pilladas de la mano.
¿Qué ocurre? Antes de ello, yo pienso que también hay que hacer un reconocimiento en este caso a la Senadora Lucero, pues unos meses antes –en concreto el 2 de agosto del 2006– se promulga la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres.
Yo pienso que ese paréntesis tan breve de agosto del 2006 a febrero del 2007 fue un punto de inflexión en México, en cuanto a la cultura de la denuncia y a reconocer que las desigualdades en contra de las mujeres y la violencia en contra de las mujeres deben ser paliadas desde diferentes aristas, desde distintos enfoques.
Por último, tenemos otra cuestión muy importante –y quiero felicitar a la autora del libro– y es cuando nos habla del feminicidio.
No me quiero alargar, por cuestiones de los tiempos; y como bien han dicho ambas senadoras: ¿qué ocurre con el término “feminicidio”? Las muertes de mujeres no es un tema novedoso. Triste y lamentablemente ha existido –como bien decía la senadora de la Peña– desde el siglo XVIII, tenemos ya que remontarnos al Siglo pasado en concreto, terminándolo ya en los años noventa, en los cuales, como bien han comentado, tanto Diana Russell como…iniciaron el término feminicidio.
Más tarde, por supuesto, los grandes avances y la definición mucho más estructura de Marcela Lagarde, pero fijémonos cómo muy bien dice Italy en su libro, esa invisibilidad en cuanto a reconocer lo que son los feminicidios.
Al día de hoy, la Real Academia de la Lengua Española aún no ha contemplado el concepto de feminicidio dentro del propio diccionario. Tiene previsto que en octubre de este año, en el 2014, o va a incorporar.
Imaginémonos los siglos de dominación masculina, imaginémonos los siglos en los cuales las muertes de mujeres, las violencias en cualquiera de sus tipos, han estado presentes y, como les digo, se tiene contemplado que este año, en octubre, se incorporará dicho concepto como tal.
La Ley general de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia la describe muy bien, en este caso la autora, creo que esta ley y quiero agradecer nuevamente la situación, marca un antes y un después.
¿Por qué?
Porque en un primer momento hablamos de esas tipologías, pero a su vez se desglosa de esos ámbitos de actuación o modalidades, pero hay tres temas que para mí son muy importantes.
Uno, como ya lo ha planteado también la senadora de la Peña, el prohibir, en este caos, cualquier método resolutivo de controversias, porque estamos generando que la base efectivamente de las mismas es el desequilibrio de los poderes, los abusos, en este caso.
La ley tiene también dos aportaciones muy interesantes, una es que incorpora por vez primera lo que son los refugios para mujeres víctimas de violencia. No nos engañemos, previo a esta ley ya existían, por parte de organizaciones de la sociedad civil y también en algunos gobiernos, ya la puesta en funcionamiento de este tipo de recursos.
Pero para mí es muy importante una cuestión y es que la ley, en este caso, exige el tratamiento de deshabituación o rehabilitación de los propios hombres agresores.
Hay una cuestión, como ben comentaban las dos senadoras, la violencia de género no es un tema de mujeres, es un tema de hombres y de mujeres, en los cuales ambos estamos implicados, ambos estamos involucrados, pero hay una cuestión muy sencilla: si única y exclusivamente ponemos el enfoque, en este caso, en la parte que ha sido la más dañada históricamente, que son mujeres, siempre vamos a perpetuar, en este caso, la violencia.
¿Qué ocurre?
Los nuevos tratamientos de hombres que son generadores de violencia, que son victimarios, ha tenido también una cuestión muy importante y es que antes de la promulgación de esta ley era una cuestión totalmente voluntaria.
Esta característica es la que privaba y que decía que un hombre que reconociese que era generador de violencia, si quería, acudía a algún servicio especializado, si no, no. En este caso, a raíz del primero de febrero del 2007 esta cuestión ya es obligatoria.
Las experiencias a nivel histórico, a nivel comparativo en otros países, sí que nos requieren trabajar en este caso con recursos específicos para las mujeres víctimas, pero también para los hombres victimarios, que es tal vez la única alternativa.
¿Qué ocurre en este caso y ya concluyo?
Simplemente quiero felicitar de una forma expresa, de una forma muy satisfactoria, con muchísimo afecto, a la autora del libro, a la maestra Italy, porque en el mismo ha recogido lo que para mí son los tres puntos básicos si queremos, en este caso, lograr una cultura de respeto y por supuesto de un clima de convivencia ausente de violencia.
Italy nos hace una relación muy exhaustiva de muchos artículos, de mucha legislación, tanto nacional como internacional, da algunas alternativas sobre propuestas públicas, sobre políticas, pero sobre todo, para mí, lo que es más importante y creo que eso lo podemos referir no únicamente en México sino en gran parte del contexto mundial:
Podemos hablar que efectivamente leyes tenemos, como por parte del Comité de CEDO, nos dijo también en este caso a México, que somos un país en el cual tenemos muchas leyes y otra cuestión distinta es que la aplicación sea la correcta, cada día y de forma progresiva y sobre todo, desde los años noventa del pasado siglo, estamos implementando muchas políticas públicas, muchas acciones, muchos dispositivos, pero la gran asignatura pendiente, incluso en eso coincidimos todas las compañeras del presídium, por supuesto la autora, es el cambiar el clima y la mentalidad de hombres y mujeres que convivimos en este planeta.
Mientras siga existiendo cierta permisividad en este caso a la violencia, mientras no exista una cultura firme de denuncia, cuando efectivamente, como muy bien comentaba la senadora de la Peña, no hay una sensibilización específica para aquellos operadores que, de alguna y otra forma, están involucrados en el tema, pues lamentablemente se demorará mucho la presunta y ojalá deseada erradicación de la violencia.
Muchas gracias simplemente. Italy: un gusto saludarte, conocerte y efectivamente enhorabuena por tu libro.
Gracias.
SENADORA ANA LILIA HERRERA ANZALDO: Agradecemos mucho su presencia.
Quiero también reconocer la presencia del maestro Elizardo Rannauro, experto en Derechos Humanos y en Derecho Internacional, que es todo un tema el Derecho Internacional, de la reforma de 2011 en nuestro país y que además es quien prologó el libro de Italy Ciani.
Gracias Italy, gracias a todos por su presencia, no sin antes hacerles el comercial que el libro está a la venta aquí, afuera, la autora va a estarlo autografiando y si les parece, yo regalo 20 libros a quienes realmente los vayan a leer y se vayan a comprometer con esta causa.
PRESENTADOR: Senadora, si es tan amable de hacer entrega a la autora del libro, licenciada Italy Ciani, al doctor Ricardo Ruiz, este reconocimiento.
SENADORA ANA LILIA HERRERA ANZALDO: A nombre de las senadoras y senadores, un pequeño detalle por su valiosa aportación.
PRESENTADOR: Con el aplauso de ustedes reafirmamos el reconocimiento a quienes, además de la autora de este libro “Si te callas te mueres, la violencia contra las mujeres en México, hoy participaron en esta mesa.
Muchas gracias a la autora, muchas gracias al doctor Ricardo Ruiz Carbonell, a la senadora Angélica de la Peña, a la senadora Lucero Saldaña Pérez y de manera muy especial a quien promovió este evento, la senadora Ana Lilia Herrera Anzaldo.
Para ellos nuestro reconocimiento.
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