* Versión de la intervención de la senadora Gabriela Cuevas Barron, al inaugurar el foro “Promoción del voto latino en la elección presidencial en Estados Unidos”

Muy buenos días a todas y a todos.

Bienvenidos a este Senado de la República y en especial quiero darle la más cordial bienvenida a nuestro presídium.

Al alcalde Antonio Villaraigosa, quien durante muchísimo tiempo nos llenó de buenas noticias sabiendo que un méxico-americano estaba gobernando la ciudad de Los Ángeles, una de las economías más importantes de Estados Unidos, y que además hay que decirlo, lo hizo con los ciudadanos, lo hizo con la gente y con extraordinarios resultados.

También quiero darle la más cordial bienvenida a mis compañeros senadores que están involucrados además en esta causa tan importante, al senador Gerardo Flores, al senador Armando Ríos Piter, al senador Héctor Flores, a la diputada Mariana Benítez, por su puesto al maestro Roberto Trad, quien ha sido en gran parte culpable de que hoy estemos aquí.

Al maestro Roy Campos, quien siempre nos puede ilustrar, a veces con buenas o malas noticias dependiendo de donde se ubique uno, pero que siempre tiene datos muy puntuales que compartirnos. La doctora Lorena Becerra, destacada encuestadora, quien también ha hecho importantes publicaciones sobre el voto latino en las últimas semanas.

Muchas gracias a todas y a todos por estar aquí; muchas gracias a quienes nos acompañan.

El día de hoy tenemos la oportunidad de dialogar y de compartir sobre el voto en Estados Unidos, pero lo más importante sobre el voto latino en Estados Unidos. Esta es la primera ocasión en la que México ha estado en el centro del debate, es la primera ocasión en la que México no es algo en lo que Estados Unidos se pueda obviar o pueda pasar desapercibido.

Hoy se habla de México en los debates en las primarias, se habla de México en los debates ya entre los candidatos para la Presidencia de Estados Unidos, pero no hemos logrado que se hable de México hablando bien de México.

Y no hemos logrado tampoco que a través de tener a México en el debate podamos encontrar mejores condiciones y mejores propuestas para los connacionales que viven en Estados Unidos. Y en gran parte tiene esto que ver por lo difícil que resulta aglutinar a la diáspora más grande que existe en el mundo.

Hay diásporas que si bien no son tan numerosas han logrado ser mucho más influyentes y poderosas. Hay diásporas con las que ningún candidato se atrevería meterse o a criticar, porque han logrado organizarce, porque políticamente pesan, porque votan, porque opinan, porque participan activamente en la política estadounidense. Y eso es justamente lo que hoy nos tiene el día de hoy aquí.

El movimiento “diles que voten” lo que pretende es motivar a millones de latinos y particularmente en nuestro caso a mexicanos, para que voten, para que se registren y voten en la elección del 8 de noviembre.

Actualmente hay más de 55 millones de latinos en Estados Unidos, de los cuales 25 millones son los registrados para votar en las próximas elecciones, esto representa 11.3 por ciento del padrón electoral. Sin embargo, me quedo con la primera diferencia, es decir, los 30 millones de latinos que no se están registrando y que no están votando, y que una cifra de esa magnitud podría ser crucial para la elcción del próximo 8 de noviembre, ya no digamos para definir lo que pudiera suceder en muchos estados de la Unión Americana.

En México, pues nos encanta hablar de lo que sucede del otro lado de la frontera norte, nos encanta exigir y reclamar derechos humanos, nos encanta también decir cómo se debían hacer las cosas, incluso probar nuevas normas para que los mexicanos que viven en Estados Unidos saquen su credencial del INE y puedan votar en las elecciones en nuestro país. Y ni con estos enormes esfuerzos logramos que nuestros connacionales quieran votar en las elecciones en México.

Pero ¿qué resulta hoy más importante?, --y se lo escuchaba a Antonio en una plática que tuvo con cónsules en enero de este año--, resulta mucho más importante que cada mexicano, que cada latino que vive en Estados Unidos, tenga efectivamente las herramientas necesarias para defender sus derechos dentro de la Unión Americana.

La defensa que pueda llevarse a cabo a través de los consulados sí es importante, pero no será tan determinante como la importancia de que nuestros connacionales aprendan inglés, saquen toda su documentación, incluyendo en muchos casos su acta de nacimiento, de la que muchos carecen, se registren y vayan a votar; eso es lo que realmente puede ser la diferencia entre una diáspora desorganizada y a la que hoy se le ha tratado como piñata electoral, a una diáspora que esté mucho más empoderada, que conozca sus derechos, que sepa defenderlos en el idioma del país en el que vive y, aún más importante, que tenga la capacidad de votar y de ser votado, de incidir verdaderamente en las decisiones de su comunidad.

Hay algunos datos que, sin duda, los compartirán de mejor manera quienes se encuentran en la mesa el día de hoy, pero, antes de darles el uso de la palabra, me parece que es muy importante que encontremos pues cuáles son los mecanismos, cuál es el trabajo que tenemos que realizar de aquí al 8 de noviembre para decirles a los mexicanos, decirles a los latinos que voten en Estados Unidos, decirles que se registren, decirles que vale la pena votar, que vale la pena tomar esas decisiones porque justamente así es como se podrá construir un mejor futuro para ellos, pero también, por la naturaleza que tiene esta elección, un mejor futuro para la relación entre México y Estados Unidos. Y hay que decirlo también: incluso tener un mundo mucho más seguro.

No es una elección fácil, lo hemos visto en los distintos debates, lo hemos visto en los distintos posicionamientos de los candidatos; hoy más que nunca, lo que mejor puede hablar de México son los mexicanos y son aquellos millones de connacionales que viven en Estados Unidos, a los que México les falló porque no tuvieron aquí las condiciones para crecer, para desarrollarse, para encontrar el empleo con el que soñaban o incluso para encontrar las mínimas condiciones de subsistencia. Ya les fallamos una vez, no les fallemos otra.

Sean ustedes bienvenidos a este Senado de la República, muchas gracias por estar el día de hoy aquí. Y la conducción de nuestra mesa la llevará el senador Gerardo Flores, a quien cedo el uso de la palabra.

 

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