Versión del discurso de la senadora Laura Rojas Hernández en la inauguración de las Audiencias públicas sobre el posicionamiento que México llevará a la Sesión Especial de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas sobre el problema mundial de las drogas

Muy buenos días a todas y a todos, distinguidos miembros del presídium.

También quiero saludar y agradecer a mis compañeras las senadoras Luisa María Calderón, la senadora Angélica Araujo y la senadora Cristina Díaz por acompañarnos en esta mañana.

Es un gran honor para mí darles la bienvenida a este evento del Senado de la República realizado gracias al respaldo de la Mesa Directiva y a la participación activa de las comisiones de Relaciones Exteriores Organismos Internacionales, Salud, Justicia, Derechos Humanos y Seguridad Pública.

Se trata de un ejercicio en el marco de las prácticas de Parlamento Abierto que hemos estimulado durante esta Legislatura que busca construir junto con los ciudadanos interesados en el tema una contribución formal al posicionamiento de México ante la Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el problema mundial de las drogas, que tendrá lugar en tres semanas en Nueva York, el cual, creemos, debe reflejar los grandes consensos nacionales sobre esta materia y una visión de Estado plenamente compartida entre el gobierno, el Poder Legislativo y la sociedad civil.

La Sesión Especial supone la primera oportunidad, en poco menos de dos décadas, para sostener una discusión a fondo y de carácter universal sobre los resultados, expectativas, avances, retrocesos y eventuales necesidades de transformación, ajuste o interpretación en la implementación del marco multilateral contra el problema mundial de las drogas y sus múltiples aristas.

Como sabemos, fue una declaración conjunta de México, Colombia y Guatemala la que en octubre de 2012 propició la convocatoria de esta reunión internacional para efectuar una profunda reflexión sobre la eficacia, la coherencia y la pertinencia actual de las estrategias y los instrumentos de regulación con los que cuenta la comunidad internacional para hacer frente a los complejos y emergentes desafíos de las drogas y sus consecuencias en prácticamente todos los aspectos de su incidencia sobre las sociedades en distintas regiones del mundo.

No cabe duda de que para México y gran parte de nuestra región, el problema de las drogas no sólo implica un problema de salud pública en el contexto de un creciente número de usuarios problemáticos de drogas ilegales que podría estar rebasando según estimaciones el millón de personas, sino que representa hoy por hoy la principal amenaza a la paz y seguridad debido a la violencia asociada que ha dejado alrededor de 70 mil muertos en la última década y un aumento importante del desplazamiento forzado que afecta --de acuerdo con estimaciones de Parametría-- al menos al  2 por ciento de la población del país.

Otro problema, son los daños al tejido social en gran medida por la denominada narcocultura pero también por una política de encarcelamiento a consumidores y narcomenudistas de muy bajo perfil y sin ningún vínculo con delitos violentos que tiene en prisión hoy día a poco menos de 300 mil personas

Y finalmente, está el impacto negativo en las instituciones democráticas debido al enorme poder corruptor que tienen las organizaciones criminales y su capacidad para financiar, por ejemplo, campañas electorales.  

Los parlamentarios mexicanos hemos planteado en diversos foros la necesidad de fortalecer los mecanismos de cooperación interparlamentaria y hemos difundido sin cesar la idea de que si bien este fenómeno es de la mayor relevancia para nuestra región, no es de ninguna manera exclusivo de la misma.

En cada región del mundo el problema de las drogas tiene manifestaciones que, aunque diversas, su resultado es el mismo, todos los días cobra miles de vidas y sólo con un esfuerzo multilateral podremos afrontar estos retos eficazmente.

En el ámbito nacional, la necesidad de coordinación entre poderes para afrontar este problema es más que evidente, ya sea para la asignación de presupuestos a todo tipo de programas de prevención y rehabilitación de las adicciones, capacitación de autoridades en derechos humanos o para la serie de reformas  que deben hacerse para permitir el uso medicinal de la cannabis, generar alternativas al encarcelamiento e imponer penas proporcionales, la participación del Congreso y el Poder Judicial es indispensable.

Es por ello que el día de hoy hemos invitado no sólo a representantes del Gobierno federal, sino también del Poder Judicial.

La resolución 69/201 aprobada por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas en diciembre de 2014 reconoció el papel constructivo que los parlamentarios pueden desempeñar frente al problema mundial de las drogas y alentó su participación en el proceso preparatorio hacia la Sesión Especial.

Aquí quiero reconocer la ayuda, el compromiso mejor dicho, de los negociadores de México, Isaac aquí presente, entre otros, para que en esta resolución se hiciera una mención específica al trabajo de los parlamentarios.

Estas Audiencias buscan responder a ese llamado y son parte de una serie de iniciativas que en el marco de nuestros trabajos en la Unión Interparlamentaria, iniciaron en 2014 con la organización de un panel que buscó incluir este tema en la agenda parlamentaria global, lo cual finalmente logramos.

En octubre de 2015 la delegación mexicana propuso la adopción de una resolución por el Grupo Geopolítico de América Latina y el Caribe, sobre la contribución de los parlamentarios a las discusiones globales sobre el problema mundial de las drogas que fue clave para que la Audiencia Parlamentaria anual de este importante organismo parlamentario internacional, con la presencia del secretario general y el presidente de la Asamblea General de la ONU, se celebrara, en febrero pasado, precisamente sobre este tema.

A lo largo de estas Audiencias no sólo conoceremos a fondo el proceso mismo de discusión global en el que nos encontramos, sino que además tendremos la oportunidad de discutir los elementos centrales del posicionamiento mexicano, los esquemas de promoción compartida con otros países, como el vigente con los miembros de la CELAC, elementos específicos en la negociación  y sus efectos tanto en materia de política exterior como de política interna.

Pero más importante aún, tendremos la oportunidad de plantear algunos temas, enfoques y preocupaciones que, en apego a lo dispuesto por el Acuerdo de la Mesa Directiva del Senado emitido para tal efecto, podrán incorporarse a un informe final a modo de declaración que no sólo será publicado en la Gaceta Parlamentaria, sino que se remitirá al Poder Ejecutivo federal a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores, a fin de que sea considerado como un insumo oficial para la elaboración de la posición de México en la UNGASS.

La semana pasada conocimos el documento que la Comisión de Estupefacientes de la ONU aprobó durante el pasado 59 periodo de sesiones y que servirá como proyecto de resolución final de la sesión especial; encontramos, en efecto, que comparte algunas preocupaciones esenciales de México, tal cual se han venido manifestando en el proceso preparatorio.

Sitúa a las personas en el centro de las políticas globales contra las drogas, adopta el principio de responsabilidades comunes y compartidas como eje predominante y plantea un nuevo equilibrio entre los enfoques basados en la protección de la salud pública, los derechos humanos y la prevención de daños sociales, al tiempo que promueve la incorporación de la perspectiva de género a estos esfuerzos y nuevas perspectivas multidisciplinarias e integrales para la reducción de la violencia, el combate a la corrupción, la cooperación contra la delincuencia organizada, el mejoramiento de la impartición de justicia para volverla sensible a un nuevo esquema de rehabilitación, reintegración y adopción de medidas alternativas al encarcelamiento, así como la revisión de la legislación para superar impedimentos a la disponibilidad de drogas para fines médicos y científicos.

Sin embargo, hay temas aún pendientes que, desde nuestra perspectiva, merecen un tratamiento más integral en el documento. Es claro que no desarrolla de manera suficiente los elevados costos y la relativa ineficacia de algunas políticas actuales tanto nacionales como internacionales, especialmente para la reducción de la oferta y la demanda de drogas, tampoco hace eco de la necesidad de contar con nuevos indicadores vinculados al impacto que tienen las políticas actuales de drogas en la vida de las personas, el goce de sus derechos o la protección del tejido social y, en definitiva, quizá la más grande de sus carencias, no refleja con la consistencia idónea, en opinión de varios expertos, la vinculación entre esta agenda y la de los nuevos objetivos del desarrollo sostenible.

Reconocemos el trabajo y profesionalismo de los representantes de México durante todo el proceso de negociación de este documento que ciertamente contiene aspectos congruentes con la visión e intereses de nuestro país, pero que, en mi opinión, debe tomarse sólo como un primer paso hacia 2019, cuando se revise nuevamente el cumplimiento de la Declaración Política y el Plan de Acción para la Cooperación Internacional hacia una Estrategia Equilibrada para afrontar el Problema Mundial de las Drogas.

Confío en que el resultado de estas audiencias públicas contribuya y fortalezca la posición que nuestros representantes fijarán en abril próximo en las Naciones Unidas, al mismo tiempo que abone a la definición e implementación de las acciones que, en el ámbito nacional, los distintos actores gubernamentales debemos emprender.

De nueva cuenta, muchas gracias a todos por su presencia. Bienvenidos.

 

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