* Versión del mensaje del coordinador del grupo parlamentario del PAN en el Senado de la República, Fernando Herrera Ávila, al presentar el Informe anual de actividades del Instituto Belisario Domínguez

Muy buenos días a todas y a todas por su asistencia el día de hoy.

Senador Miguel Barbosa Huerta, presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República; don Emilio Gamboa Patrón, presidente de la Junta de Coordinación Política de este mismo órgano colegiado; colegas senadores; excelentísimos embajadores; honorables miembros del Consejo Editorial de nuestra revista “Pluralidad y consenso”; asambleístas; investigadores; académicos; señores y señores:

Cumplimos hoy la obligación de informar sobre las actividades del Instituto Belisario Domínguez durante el último año. Todos ustedes conocen la historia y las funciones del mismo, por eso hoy quisiera hacer una reflexión sobre cuál debe ser el papel de nuestra academia frente a una realidad social lacerante, frente a un país que lo rodea la pobreza y que demanda soluciones.

El Instituto Belisario Domínguez se ha formado a lo largo de 30 años y hoy es una institución sólida, fuerte, renovada, está en condiciones de empezar a rendir sus mejores frutos y esos frutos deben de tener un profundo contenido ético frente a la realidad, deben de estar por encima de ideologías y de los partidos.

Los académicos y los legisladores tenemos que ser sensibles ante el sufrimiento de los demás, los pobres, los excluidos, los desempleados, los niños olvidados, no están pensando en si una propuesta es de izquierda o es de derecha, si es de un partido político o es de otro, ellos sólo demandan y quieren soluciones, quieren comer, trabajar, quieren oportunidades de desarrollo.

Académicos y legisladores debemos tener presentes los datos recientes del Coneval: dos millones más de pobres, un ingreso familiar tambaleante, acceso insuficiente a servicios básicos. Con frecuencia nos perdemos en las disertaciones y en las escuelas de las ciencias sociales, los hechos son los que deben movernos a la acción y en ello nuestra academia juega un papel fundamental.

Afortunadamente la sociedad ha venido cambiando las reglas del juego. Por décadas, el Senado de la República fue un poder subordinado a otro; hoy ya no es así. En el nuevo contexto democrático y plural, el Instituto Belisario Domínguez juega un papel transformador: su sensibilidad social orienta a los senadores para crear mejores leyes.

Pero no se trata tan sólo de generar mejores leyes. Es una falsa ilusión creer que basta una ley mejor para transformar la realidad. Con frecuencia, muchos llegan a pensar que basta con cambiar el nombre a las cosas para que, por la magia de las palabras, las cosas se transformen en algo menos doloroso.

El Senado tiene ya una institución capaz de aportar insumos para el debate y la toma de decisiones, así como para proporcionar a la ciudadanía los elementos que le permitan participar en la vida pública.

Hoy no se puede legislar a espaldas de las verdaderas necesidades de la gente. Hoy no se puede legislar sin un compromiso ético con los excluidos. No se puede legislar bajo los dogmas inconmovibles de un partido político, de una ideología o de un grupo de interés.

Hoy, señoras y señores, no son momentos de imponer mayorías artificiales para quedar bien con otro poder. Hoy estamos ante un imperativo ético de atender las demandas de las mayorías desposeídas.

En el marco de la conclusión de esta Legislatura, una de las más importantes en la historia de nuestro país, debido a las transformaciones que dan un nuevo cauce a la nación, es menester presentar ante ustedes un balance de las actividades realizadas por el Instituto Belisario Domínguez en este tercer año de ejercicio de la LXII Legislatura.

Haciendo un muy rápido repaso de los antecedentes del IBD, me permito recordarles que los orígenes de nuestra actual institución remontan al establecimiento de la Comisión Especial de Informática a finales de 1984 y la creación, en 1985, del Centro de Informática Legislativa, que fue el primer apoyo informativo para la actividad parlamentaria de los senadores; 10 años después, nuestra institución se transformó en el Instituto de Investigaciones Legislativas (ILSEN) y en 2007 pasó a denominarse Instituto Belisario Domínguez.

Siguiendo el anhelo de contar con una sólida institución del Poder Legislativo que pudiera contribuir al reforzamiento de la democracia, en el periodo más reciente, la reforma del año 2013 marcó un nuevo hito en la consolidación del marco conceptual y normativo del Instituto.

Las décadas en que el Senado de la República fue un poder subordinado al presidencialismo quedaron atrás: con una democracia fortalecida y una plena independencia de los poderes de la Unión, se volvió indispensable contar con un centro de investigación y reflexión que aportara los insumos necesarios para la actividad parlamentaria y el fortalecimiento de la cultura cívica. Y hoy, el Instituto Belisario Domínguez, como centro de investigación, reflexión, del Senado de la República es capaz de afrontar los retos de la democracia, de la participación ciudadana y, sobre todo, del Parlamento abierto.

En septiembre pasado, recibimos una institución con un ambicioso mandato: ser un órgano especializado encargado de realizar investigaciones estratégicas sobre el desarrollo nacional, estudios derivados de la agenda legislativa y análisis de la coyuntura en campos correspondientes a los ámbitos de competencia del Senado, con el fin de contribuir a la deliberación y la toma de decisiones legislativas, así como de apoyar el ejercicio de sus facultades de supervisión y control, de definición del proyecto nacional y de promoción de la cultura cívica y ciudadana.

Al iniciarse esta nueva administración del IBD se aceptó esta importante misión plasmada en el mandato, y se partió de la necesidad del Senado de la República de contar con una institución fuerte, renovada, capaz de aportar insumos para el debate y para la toma de decisiones, así como para transmitir a la ciudadanía información que le haga sentir la importancia de participar en la vida pública.

La renovación de nuestra institución impulsada en este corto periodo, en todo momento ha sido promovida por la visión de un instituto que pudiera hacer frente a los nuevos retos de un México democrático, un México plural. La visión de un sólido órgano especializado del Poder Legislativo, que responda a la necesidad del Senado de legislar con información oportuna y confiable, que sea un espacio de discusión y análisis de ideas, libre, plural, capaz de proveer información neutral, no solamente para los legisladores, sino para la ciudadanía en su conjunto.

La visión de una institución que sea referente privilegiado de conocimiento en materia legislativa, análisis y propuestas públicas para el Senado, para un Poder Legislativo informado y asequible, y para la sociedad en general, en una perspectiva de reforzamiento de nuestra democracia y consolidación del proyecto nacional.

El esfuerzo realizado en este año de gestión para avanzar en la profunda renovación del Instituto Belisario Domínguez ha sido enorme y, por fortuna nuestra, se han alcanzado muchos y buenos resultados.

El Senado necesita una institución capaz de aportar insumos para el debate y la toma de decisiones, así como para proporcionar a la ciudadanía los elementos que le permitan participar en la vida pública. El Instituto, en este sentido, es un espacio con un doble compromiso que debe ser recalcado: el apoyo a las labores parlamentarias y la contribución al robustecimiento de la cultura ciudadana.

Hoy no se puede legislar de espaldas a la agenda nacional y la ciudadanía, por esta razón, el Instituto Belisario Domínguez es una pieza fundamental para el Senado de la República.

Frente a la realidad de la institución, en septiembre de 2014 se integró un programa de acción agresivo e integral, dirigido a la solución de los retos que a continuación se enumeran. Permítanme hacer un rápido balance de propósitos y de resultados:

Primero. Un primer reto ha sido llevar a cabo la integración de una planta de investigadores de muy alta calidad. Para ello, se profundizó el proceso de contratación de los investigadores de las cuatro direcciones generales: de Investigación Estratégica, de Finanzas Públicas, de Análisis Legislativo y de Difusión y Publicaciones, desde luego esto vía concursos abiertos, que fuese sólo la recomendación, sino que la mayor recomendación sea su capacidad para contribuir a esta labor.

El proceso no ha sido fácil, pero hoy tenemos la satisfacción de contar con investigadores altamente calificados, cuidadosamente seleccionados mediante una rigurosa evaluación curricular de los aspirantes y a través de valoraciones de sus aptitudes personales y profesionales. Un proceso transparente, basado en el mérito y en el que nos han apoyado comités independientes de evaluación. Varios de los miembros de esos comités nos acompañan el día de hoy, y aprovecho para agradecer a cada uno de ellos su invaluable apoyo y contribución a la consolidación de una institución que cuenta hoy con un cuerpo de alrededor de 80 investigadores y personal técnico con destacadas competencias.

El resultado de este complejo proceso de contratación es que el Instituto ya cuenta con la estructura que le permite cumplir a plenitud con sus responsabilidades, gracias a equipos multidisciplinarios conformados por personal con amplios conocimientos y experiencia profesional, unos en los ámbitos de la economía, otros de las ciencias políticas, otros en materia de derecho; expertos en estudios sociales, derecho parlamentario, economía del desarrollo, etcétera. Este recurso humano constituye la mayor riqueza del Instituto Belisario Domínguez para coadyuvar al fortalecimiento de la democracia y apoyar las funciones legislativas, de control y de supervisión en el Senado de la República.

Segundo. Un segundo reto de importancia con el que nos encontramos al iniciar la gestión del Instituto fue precisamente que al iniciar este tercer año de Legislatura era garantizar que los trabajos de investigación realizados fueran consistentes con el mandato del IBD, esto es, que contribuyeran a la deliberación legislativa, que aportaran a la definición de un proyecto nacional y que fomentaran la participación de una cultura cívica y ciudadana.

Tres. Y vinculado a este reto, se encontraba el desafío de fortalecer las publicaciones del IBD. También enfrentamos con éxito estos dos retos: en el periodo que está por concluir, el Instituto produjo cerca de 300 publicaciones, muchas de ellas difundidas en versión impresa entre los senadores, entre los tomadores de decisiones y público en general, y todas desde luego disponibles en la página web del Instituto, para la cual se inició un proceso de modernización que ya ha permitido facilitar un mejor acceso a la información y al conocimiento para un número creciente de interesados en la agenda parlamentaria, en la evaluación y seguimiento de las decisiones legislativas y en los grandes temas de la vida democrática de nuestro país.

Los diversos productos de investigación e información que hoy ofrece el Instituto, sujetos a los principios rectores de relevancia, objetividad, imparcialidad, oportunidad y eficiencia, contribuyen definitivamente a la deliberación y la toma de decisiones legislativas, al tiempo que son un apoyo fundamental para las labores legislativas de control y supervisión, así como una valiosa contribución a la promoción de la cultura cívica y ciudadana.

Las diferentes publicaciones de las series del Instituto como son “Mirada Legislativa”, “Temas Estratégicos” y el “Reporte Mensual de Actividad Económica y Finanzas Públicas”, así como los diferentes cuadernos de investigación y los libros que ya están en preparación, sin duda han contribuido a consolidar el cumplimiento del mandato que el IBD recibió como órgano especializado del Senado.

Los resultados han sido sumamente favorables, no solamente porque se ha incrementado el número de publicaciones puestas a disposición de todos aquellos interesados en el quehacer legislativo y en la vida democrática de nuestro país; también porque las líneas de investigación alrededor de las cuales se han definido los programas de trabajo del Instituto y de cada una de las cuatro direcciones generales, han tenido una muy estrecha vinculación con aquellos temas debatidos en la agenda parlamentaria, aquellos asuntos de interés nacional y aquellas problemáticas que han dominado en el proceso de la consolidación de la vida democrática de nuestro país de estos últimos meses y años.

Además, los resultados de las investigaciones realizadas por el IBD no sólo ofrecen información sobre los puntos torales de las agendas nacional y parlamentaria, sino que también han abierto cauces al encuentro y desde luego también a la discusión.

Así, el análisis del Sistema Nacional Anticorrupción, el estudio de la reforma política del Distrito Federal, el análisis de la Cuenta de la Hacienda Pública Federal, la atención a la problemática de la seguridad pública, el tema de la desaparición forzada, el seguimiento y evaluación de la reforma educativa y el análisis del Fondo Mexicano del Petróleo para la Estabilidad y el Desarrollo, han constituido algunas de las importantes líneas de investigación del Instituto en el periodo.

Otros proyectos se han enfocado hacia la atención a la problemática de desigualdad en todas sus facetas, el análisis de la factibilidad hacendaria de decisiones legislativas, el estudio de la reforma político-electoral y el seguimiento al proceso electoral 2015, el estudio de las designaciones y funciones de control del Senado, y las problemáticas vinculadas con el Estado de derecho.

Los derechos de las niñas, niños y adolescentes, el seguimiento a la reforma laboral y estudio de la situación de la informalidad en el país, el tema de lavado de dinero, el estudio de los órganos constitucionales autónomos, el trascendental tema de la transparencia, el seguimiento a la reforma constitucional en materia de derechos humanos, la atención a la problemática de la discriminación, el análisis del paquete económico, y el estudio de las reformas legales en materia de consolidación de un Sistema de Justicia Penal, han sido, entre muchos otros más, temas de suma importancia para la consolidación de la vida democrática y el proyecto nacional que el Instituto ha ido analizando con oportunidad y objetividad en este año, aportando elementos para la toma de decisión de nuestros legisladores.

Para cerrar este apartado relacionado con los resultados obtenidos en este año en materia de publicaciones, quisiera abundar en dos aspectos o temas particulares: Durante esta gestión, se ha iniciado la construcción de un Sistema de Indicadores para el Seguimiento de las Políticas de Desarrollo. Este proyecto multianual, cuya primera entrega ya está a disposición de la ciudadanía, sin duda contribuirá a las prácticas institucionales de seguimiento y evaluación del desarrollo nacional.

También quiero señalar que nos llena de orgullo el haber logrado relanzar la revista Pluralidad y Consenso, en su Nueva Época, ya con todos los debidos registros legales nacionales e internacionales, circula ya con amplitud esta revista.

Asimismo, hemos logrado constituir un Consejo Editorial de Pluralidad y Consenso con personalidades de gran renombre, varias de las cuales hoy nos acompañan en este evento.

Se ha conseguido robustecer los contenidos de la revista, con una mejor definición temática y este medio de divulgación también se ha enriquecido gracias a las contribuciones de varios de mis compañeros senadores que han participado como articulistas en las más recientes entregas de Pluralidad y Consenso y han encontrado en la revista un espacio adicional en el que pueden mostrar y discutir sus posiciones.

También nos llena de orgullo y satisfacción el haber contado con contribuciones de ganadores de premios Nobel como Joseph Stiglitz y Amartya Sen, y colaboraciones de otros articulistas invitados como el Gobernador del Banco de México, doctor Agustín Carstens, que nos acompañará en la presentación del número de este trimestre, el próximo miércoles.

Se ha ampliado el camino para que la revista, al igual que el resto de las publicaciones del Instituto, no sean consideradas solamente como materiales de consumo interno al Senado. Muchos esfuerzos se han realizado para mejorar la difusión de todas las publicaciones y acercarlas a la ciudadanía.

Reto cuatro para el Instituto Belisario Domínguez en este año, era consolidar su presencia a nivel nacional y global, en el ámbito académico y como espacio de discusión y propuestas de políticas públicas. En efecto, no podemos pensar que nuestro país es una ínsula y que el espacio de investigación y reflexión del Senado puede vivir aislado de lo que ocurre en el mundo y en otros centros de investigación, docencia y análisis parlamentario.

Por ello, una labor muy importante durante este año ha sido la celebración de convenios de colaboración con el propósito de establecer los vínculos y los apoyos necesarios para que el Instituto se relacione con instituciones de educación superior, centros de investigación y distintas organizaciones vinculadas con la agenda legislativa y los grandes temas nacionales.

Con esta visión, el Instituto Belisario Domínguez suscribió durante esta gestión un convenio marco de colaboración con el Consejo Coordinador Empresarial, que ya está sumando esfuerzos y contribuye de cerca al análisis de las decisiones legislativas en materia de informalidad y al estudio de los factores que condicionan el éxito de varias reformas estructurales, ambos proyectos liderados por nuestro instituto.

También se firmó un convenio de colaboración con la Auditoria Superior de la Federación, estrechando vínculos para impulsar estudios relacionados con la previsión de ingreso y gasto público, y el diagnóstico de las finanzas estatales y municipales, entre otros temas de interés compartido.
En el marco del convenio firmado con el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, se realizarán acciones conjuntas y se colaborará en estudios compartidos en torno a las necesidades de actualizaciones de la legislación secundaria, con base en las reformas constitucionales aprobadas recientemente, entre otros proyectos conjuntos.

El convenio de colaboración firmado ayer con el Conacyt y el que se suscribió con el Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México hace unas semanas, también permitirán al Instituto Belisario Domínguez llevar a cabo actividades conjuntas con estas muy importantes instituciones, y así fomentar el mejor desempeño de sus funciones y atribuciones.

Asimismo, en el marco del convenio de colaboración que firmará en 10 días con el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, el Conapred, el Instituto Belisario Domínguez trabajará con un sólido aliado para desarrollar investigaciones en temas vinculados con la desigualdad y la atención a poblaciones vulnerables.

En esta gestión, el IBD no se ha limitado a acercarse a éstas y otras instituciones nacionales de prestigio con las que comparte temas de interés común y se ha comprometido a llevar a cabo actividades conjuntas de investigación y compartir información y conocimiento.

También ha profundizado sus vínculos con instituciones a nivel internacional. De esta manera, a través del convenio de colaboración suscrito con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), ambas instituciones se han comprometido en desarrollar acciones de cooperación técnica e institucional, en temas de desarrollo económico y social y trabajar conjuntamente en temas de interés compartido, en particular en materia de desigualdad y reformas estructurales.

También mañana será un importante día para nuestro Instituto ya que se firmará un convenio de colaboración con la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. La formalización a lo largo de esta gestión entre ambas instituciones constituye un hito y abre caminos para la elaboración de nuevos proyectos conjuntos de investigación y análisis en diversas materias relacionadas con la actividad legislativa y en beneficio de la ciudadanía.

Quinto. Otro desafío con el que nos encontramos al iniciar esta gestión era emprender un ambicioso programa de seminarios, mesas redondas y foros de discusión sobre los temas vinculados con el desarrollo democrático nacional, para consolidar al IBD como un espacio de reflexión y diálogo.

Sin duda, a través de más de una decena de eventos de divulgación, el Instituto ha contribuido a propiciar la discusión y el análisis de los temas de la agenda legislativa, así como de los asuntos fundamentales para la nación.

Se han generado espacios donde investigadores y especialistas, al igual que representantes de la sociedad civil y servidores públicos, se encontraron para debatir y presentar propuestas para la vida parlamentaria y la cultura ciudadana.

En este año se llevaron a cabo diferentes seminarios y presentaciones en torno a los temas de seguridad y justicia, reforma constitucional sobre derechos humanos y reforma política de la Ciudad de México. También se organizó un foro sobre los mecanismos para garantizar el derecho a la identidad de los mexicanos en el exterior, entre otros eventos de divulgación y debate.

A finales de este mes se realizará un encuentro de especialistas que discutirán en torno al tema del combate a la drogas y ya está en preparación para finales del próximo mes, un importante seminario de análisis de los factores que condicionan el éxito de ocho de las llamadas reformas estructurales: la laboral, la educativa, la político-electoral, la reforma en materia de derechos humanos, la financiera, la fiscal, la energética y la reforma en materia de justicia penal.

Finalmente, los afanes de transformación que se llevaron a cabo durante este periodo no sólo han estado vinculados con la reestructuración administrativa, la elaboración de un sólido ejercicio programático de las tareas sustantivas de investigación y la consolidación de una plantilla de investigadores y técnicos del más alto nivel.

Un desafío adicional que decidimos afrontar era consolidar la vida orgánica y garantizar la consistencia de las acciones de nuestro Instituto hacia el futuro. Por ello, el informe que se les proporcionará en unos momentos más, contiene una propuesta de cambio legal del IBD que, al transformarlo en órgano especializado desconcentrado del Senado de la República, le otorgue cierta autonomía técnica, operativa y presupuestal, con lo que lograría encarar mejor los desafíos del futuro.

Sacar el órgano técnico de discusión y análisis de la tentación política, es sin duda una tarea que se antoja y que se ofrece como necesaria.

Por último, un aspecto importante tiene que ver con la relación que cada vez más evoluciona y se profundiza entre la sociedad y los congresos representativos de todas las democracias del mundo. México, por supuesto no es la excepción; hoy con el auspicio de las Naciones Unidas, los diferentes países han asumido compromisos en materia de lo que se conoce como Parlamento Abierto, lo cual en el caso de nuestro país, se suma a los profundos y recientes cambios legales realizados en materia de transparencia y rendición de cuentas. En el Senado recién nos hemos dado un nuevo estatuto en la materia, lo que sin duda ampliará y transformará la relación que esta institución mantiene con el conjunto de la sociedad.

En el mismo sentido, es de reconocer que hasta la fecha es poco lo que se sabe de lo que han hecho los 32 congresos estatales, lo que se legisla día con día. Así es considerable el riesgo de que existan disposiciones legales de carácter constitucional o en leyes secundarias federales que no necesariamente estén reflejadas en los marcos jurídicos vigentes a nivel local.

Por ello, y para hacer frente a los nuevos desafíos en materia de Parlamento Abierto del cual México ya se unió en septiembre de 2014, como para articular la información legislativa que continuamente se genera en los diversos órdenes legislativos del país, hemos concebido un nuevo proyecto que conocemos como Smile, Sistema Mexicano de Información Legislativa, que si bien tenía antecedentes desde el año 2008, nunca alcanzó a desarrollarse. Hoy es necesario hacerlo, pero con mucha mayor profundidad y alcances, conforme a las nuevas exigencias y conveniencias en la materia.

El sistema Smile se concibe como un proyecto multianual a realizarse en por lo menos tres ejercicios fiscales. Consta de una plataforma digital que permitirá el manejo de información legislativa, desde iniciativas hasta las leyes promulgadas, al mejorar el seguimiento del proceso legislativo en sus diferentes etapas, transparentar esos procesos a la sociedad y permitir y facilitar su participación directa en tiempo real en los procesos legislativos.

El Senado, a través del Instituto como operador del proyecto, jugará un papel catalizador del perfeccionamiento democrático en nuestro país.

El proyecto Smile, prevé que los congresos estatales y otras instituciones de los poderes Legislativo, Judicial y Ejecutivo que así lo deseen, puedan sumarse a la consecución de estos objetivos, de eso a través del Instituto Belisario Domínguez.

El Senado ha signado ya convenios con cada uno de los congresos estatales, que espero poder integrarse cuando antes a un proyecto de valor estratégico.

Solamente me queda por reconocer y agradecer el trabajo de todos aquellos que hicieron posible esta nueva etapa del Instituto. Quienes hemos participado en esta noble labor, de una u otra manera, algunos más, otros menos, debemos sentirnos satisfechos del enorme trabajo realizado este año y también del precedente de quienes lo dirigieron anteriormente, y desde luego orgullosos de lo que juntos hemos alcanzado.

Debo mencionar al senador Jorge Luis Preciado, quien inició los trabajos en este año al frente del Instituto Belisario Domínguez.

Agradezco por supuesto a los tres secretarios del Instituto, al senador Roberto Albores, al senador don Daniel Ávila y al senador Benjamín Robles.

También agradezco y felicito a los miembros de la Junta Ejecutiva del Instituto: el coordinador ejecutivo, don Manuel Pérez Cárdenas, gracias Manuel por tu dedicada labor al frente del Instituto; los directores: Alejandro Encinas Nájera, Noel Pérez Benítez, María de los Ángeles Mascott Sánchez y Juan Carlos Amador Hernández, que pusieron su esfuerzo, su dedicación para lograr estos significativos avances.

De manera general, agradezco a todo el personal de investigación, técnico y administrativo del Instituto Belisario Domínguez y a todos los que desde adentro y desde afuera del Senado, han apoyado y colaborado a la consolidación del Instituto Belisario Domínguez en este año de transición y reforzamiento de sus bases, para su crecimiento futuro y su cada vez mayor participación en la vida democrática del país.

Aún queda mucho por hacer, pero ya están las bases institucionales sólidas para que en sus próximos 30 años de existencia, el Instituto Belisario Domínguez logre afirmarse como un referente privilegiado de conocimiento en materia legislativa, con alcance internacional y como un claro espacio de investigación y reflexión de donde emerjan cada vez más propuestas de políticas públicas, investigaciones estratégicas, ejercicios de evaluación de las decisiones legislativas y aportaciones a la definición de un verdadero proyecto de nación, con fomento a la democracia y participación ciudadana.

Seguro estoy que quien presida esta gran institución el próximo año, gracias al eficiente y eficaz equipo conformado, podrá incrementar los resultados hasta ahora obtenidos y deberá buscar que el progreso institucional sea consistente y sustentable en el largo plazo. Es decir, una estructura normativa que le permita optimizar todos los recursos a su alcance.

Así pues, termino expresando mi más genuino deseo de que todo lo avanzado en años anteriores y en este tercer ejercicio de la 62 Legislatura del Senado de la República, sea sólida, base para seguir construyendo una nuevo Instituto Belisario Domínguez que esté a la altura de los anhelos del prócer mexicano cuyo nombre ostenta, de las aspiraciones de la actual generación de mexicanos, de los retos y desafíos que habremos de enfrentar. Seguro estoy que juntos construiremos un México mejor.

Muchísimas gracias.

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