Palabras del senador Emilio Gamboa Patrón, Coordinador del Grupo Parlamentario del PRI y presidente de la Junta de Coordinación Política, en la presentación del Informe Anual de Actividades del Instituto “Belisario Domínguez”, el día de hoy.

Saludo con enorme afecto al presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República, al senador Miguel Barbosa.

Saludo a mi amigo que el día de hoy me invitó, presidente de este gran instituto, el Instituto Belisario Domínguez, y que en breves minutos nos pudo explicar lo que ha podido avanzar este instituto para beneficio no sólo de los senadores de la República, sino de la ciudadanía, el pueblo de México, al que nos debemos y al que representamos.

Hoy, en este salón de la Comisión Permanente, se dan grandes debates, discusiones, posiciones profundamente encontradas, y siempre hay una participación atrás, callada, profesional y seria del Instituto Belisario Domínguez.

¡Felicidades, presidente Fernando Herrera, por este gran informe!

Saludo también al senador Daniel Gabriel Ávila Ruiz, secretario del Comité Director de este instituto; al licenciado Manuel Pérez Cárdenas, coordinador ejecutivo de investigación del Instituto Belisario Domínguez.

A mi amiga, compañera de Acción Nacional, a Mariana Gómez del Campo, gracias por acompañarnos; al senador Búrquez Valenzuela, gracias por acompañarnos; al senador Torres Graciano, gracias por estar el día de hoy.

Para mí, como presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República, es un privilegio que el cuerpo diplomático representado aquí en mí país, esté aquí en este informe.

Nosotros tenemos una obligación en el Senado, una enorme vinculación con la diplomacia internacional: estar atentos a la política exterior del Presidente Enrique Peña Nieto y mantener una relación estrecha y cercana con los embajadores. Por eso, me da mucho gusto la asistencia de un grupo importante de embajadores, aquí en mi país.

Estoy convencido –creo que los 128 senadores- que la tarea legislativa tiene como actividad primordial la creación, perfeccionamiento y transformación de la ley.
Saludo a Daniel Amador, bienvenido, también senador de la República.

No hay duda –creo que coincidimos todos los que estamos aquí el día de hoy- que la buena ley es el producto más acabado del Congreso. Y no concibo una buena ley sin la participación, una vez más, del Instituto Belisario Domínguez.

Veo caras, veo senadoras, veo senadores, que en esta tribuna hemos dado debates, ¿qué creemos, qué es lo que pensamos, qué es lo que deseamos para que le vaya bien a nuestro país?; y hay otras formas de pensar que creen y piensan distinto, y en este cuerpo colegiado -para mí el más importante, donde se encuentra la oposición real al Ejecutivo federal-, en este recinto, hemos tenido grandes transformaciones.

Hemos hecho de este Senado, un Senado de diálogo, de negociación, de conciliación, de acuerdos. Y por qué no decirlo, también de algunos enfrentamientos entre senadoras y senadores, porque piensan, creen que pueden ayudar a México de otra manera.

Tenemos una enorme ventaja en el Senado de la República, aquí gana la democracia; aquí gana el mayor número de votos que se pueda dar.

Con orgullo puedo decirles que la gran mayoría de las iniciativas y de las leyes que hemos aprobado, que son muchas –va a ser histórica la LXII Legislatura, que está a escasos 20 días de terminar- se aprobaron con la gran mayoría de las senadoras y de los senadores.

Les decía, que para hacer buenas leyes se requiere contar con herramientas técnicas, con metodología, que acerquen los diversos campos del conocimiento a nuestra responsabilidad, a la función legislativa.

Este instituto tiene esa gran misión: análisis, investigación, estudio, reflexión y poner todo ese conocimiento al servicio de cada uno de los 128 senadores.

De veras, celebro el informe de labores que presentó mi amigo el senador Fernando Herrera, en calidad de presidente de este gran Instituto Belisario Domínguez.

Nos da sus tiempos, nos dice qué pudo hacer en siete meses que tiene presidiendo este instituto; le hace un reconocimiento al senador Preciado, que también estuvo cuatro meses presidiendo este instituto.

Y sin duda, este ejercicio representa la apertura y la transparencia con la que se está trabajando en este Senado de la República.
Hay cada vez más transparencia, hay un Senado que quiere abrirse todos los días, y es un compromiso que tenemos con toda la ciudadanía, los senadores y las senadoras.
Luego de 30 años de investigación, el Instituto Belisario Domínguez está inmerso en un amplio proceso de renovación, para estar a la altura de los retos legislativos que nos demanda el México del siglo XXI.
En la persona del senador Herrera hemos encontrado un liderazgo serio, que comprende y entiende la pluralidad, siempre prudente, activo, propositivo, buscando soluciones, no buscando problemas.
Aquí, quiero hacer un reconocimiento personal al presidente del Belisario Domínguez, y donde esté, cuando deje este gran instituto, sé que le va a ir muy bien, porque es un hombre que sabe perfectamente cuál es el propósito de un senador, y el propósito de un Senador de la República es ante todo, hacer leyes para mejorar a las clases más desprotegidas de nuestro país. Felicidades de verdad, Fernando.
En abril del 2013, también quiero aquí hacer un reconocimiento, el senador, hoy presidente de la Mesa Directiva, Miguel Barbosa, planteó ante la Junta de Coordinación Política la renovación de este Instituto, y lo dijo abiertamente: el instituto no está haciendo la labor que tiene que realizar.
Es un nicho de una parte de un partido, de otro partido, de otro partido, y ahí se está simulando el trabajo serio, responsable que debe tener este instituto al servicio de nuestra patria.
Y por eso se fortaleció al Instituto, se hizo una gran reforma, incorporando en sus estatutos los principios rectores de relevancia, objetividad, imparcialidad, oportunidad y eficiencia.
Por eso también le hago un enorme reconocimiento al senador presidente de la Mesa Directiva, Miguel Barbosa.
Hoy, los investigadores, como lo dijo el senador Herrera, del instituto, son académicos de reconocida trayectoria, que contribuyen todos los días a la discusión y al debate en este Senado de la República.
Un cuerpo técnico que está el día de hoy aquí presente, está sujeto a una permanente capacitación y evaluación, para seguir creciendo en lo personal y en lo institucional.
En una época de grandes transformaciones, como las que vive México, éstas han sido originadas desde el Poder Legislativo.
Iniciativas del Ejecutivo, que aquí se perfeccionaron, se analizaron, se discutieron, se transformaron y se llegó a grandes acuerdos.
Eso es lo que ha hecho este Senado de la República, privilegiar la mesa del diálogo, privilegiar la mesa del debate, privilegiar el respeto de cada uno de nosotros, y así poder avanzar y sacar las leyes que México está demandando.
Refería Max Weber: es mejor usar el conocimiento para transformar la realidad social. Creo que los 128 senadores coincidimos perfectamente con este gran filósofo.
Las investigaciones estratégicas que realiza cotidianamente y que abona significativamente en la toma de decisiones en el Senado de la República este instituto, nos alimentan, nos dan instrumentos para el debate nacional y, sobre todo, nos incluyen temas prioritarios para muchos sectores que han sido olvidados todavía en nuestro país.
Cobra una enorme relevancia la publicación de diversos textos, como lo dijo el presidente de este instituto, para mí, de gran trascendencia la veo, la leo, la decisión de la nueva época de la Revista Pluralidad y Consenso, y más de 500 documentos de apoyo y trabajo parlamentario, elaborados en estos tres años que llevamos como senadores de la República.
No puedo dejar de reconocer el trabajo serio, cotidiano, de las y los investigadores que día a día suman su talento, su experiencia, su conocimiento, para lograr mejores productos legislativos.
Felicito a la Coordinación Ejecutiva de Investigación, a los directores generales, a los investigadores y al personal administrativo del Instituto Belisario Domínguez, cuyo compromiso es todos los días para hacer mejor su trabajo y ayudar al trabajo legislativo de esta LXII Legislatura.
Quiero de verdad, terminar con una frase de un gran mexicano, que hoy ocupa un lugar aquí, y que estoy seguro está siempre en el pensamiento, en la obra y en la reflexión de los mexicanos.
Decía Belisario Domínguez: “si cada uno de los mexicanos hiciera lo que le corresponde, la patria estaría salvada”.
Muchísimas gracias.

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