* Versión del discurso del coordinador del grupo parlamentario del PAN en el Senado de la República, Fernando Herrera Ávila, en la inauguración del foro “Género y salud”

Muy buenos días a todas y a todos, así se dice desde hace unos años para acá. Gracias por estar presentes el día de hoy. Es para nosotros los senadores de la República un día especial el tener la oportunidad de convivir con ustedes para poder analizar temas tan importantes para el género y para la salud de todos los mexicanos.

Debo agradecer la presencia de la senadora Maki Esther Ortiz Domínguez, presidenta de la Comisión de Salud del Senado de la República. Gracias Maki por asistir. De igual suerte, de la senadora Diva Adamira Gastélum Bajo. Bienvenida Diva, y también del senador Arquímedes Vargas, secretario de la Comisión. Gracias doctor por estar presente.

El día de hoy también nos acompañan distinguidas personalidades, como la doctora Ana Güezmes García, representante de la ONU de Mujeres en México. También se encuentra la licenciada María Marcela Eternod, secretaria ejecutiva de Inmujeres; la doctora María Elena Medina Mora, directora del Instituto Nacional de Psiquiatría; el doctor Manuel Cervantes Ocampo, coordinador integral a la salud en el primer nivel del IMSS, y también el maestro Marco Alejandro Hernández Legaspi.

Sean todos ustedes bienvenidos; bienvenidos ustedes también, todos los que estamos en este auditorio y todos los que habrán de participar en estos foros.

Permítanme compartir con ustedes algunas reflexiones sobre este día, sobre esta ocasión, en la cual estaremos platicando y en la cual estaremos analizando estos asuntos tan importantes.

El 8 de marzo fue originalmente el Día de la Mujer Trabajadora, desde luego para conmemorar las protestas y levantamientos femeninos en lugares tan distantes como Rusia, Dinamarca y Estados Unidos. Fueron los primeros signos de rebeldía ante las infames condiciones en las que las mujeres trabajaban. Sería hasta 1977 cuando la Organización de las Naciones Unidas lo proclamó como el Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional, denominación ya acorde a nuestros tiempos.

Los derechos de la mujer y los derechos de género desde entonces --y gracias al empuje decidido de muchas mujeres-- han avanzado mundialmente y en nuestro país, tanto en el terreno constitucional como en el derecho positivo.

Decía Octavio Paz que la mayor revolución del siglo XX fue la liberación de las mujeres, y es que a lo largo del siglo pasado, gracias a la participación activa de la mujer y de algunos hombres que las han acompañado, se fue reconociendo que los derechos humanos son la piedra angular de nuestra sociedad; se fue tomando conciencia que éstos trascienden lo individual, lo jurídico y lo político para tomar desde luego una dimensión de carácter social.

Y es que no se puede pensar sólo en derechos personales, sino en el ser humano integrado en la sociedad con su dimensión total, por entero, en donde estos derechos son fundamentales.

Hoy, gracias a un grupo de senadoras y senadores, entre ellos la senadora Diva Gastélum, Maki Ortiz y nuestro compañero recién integrado a la Comisión de Salud en su calidad de secretario, preocupados y ocupados en estos temas y en el marco de los eventos conmemorativos del Día Internacional de la Mujer, tendremos la oportunidad de escuchar en este foro denominado “Género y salud” una serie de interesantes conferencias y disertaciones sobre los derechos, de manera particular los relacionados con la salud femenina y la equidad de género.

Este será, estoy seguro, un espacio de reflexión y análisis sobre los principales avances y retos en materia de perspectiva de género en la salud en México, así como de intercambio de propuestas para promover el derecho a la igualdad y la no discriminación por motivo de género en los diferentes programas de salud; análisis muy necesario y oportuno ante la información recibida la semana pasada con la presentación del Índice de Desarrollo Humano para las Entidades Federativas, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, y en el que exponen las persistentes diferencias económicas y sociales que enfrenta nuestro país.

De acuerdo con este informe, de 187 países reportados el nuestro está ubicado en el lugar 71 en cuanto a desarrollo humano, que valora ingresos, salud y educación. También señala que en el índice de desigualdad de género nos encontramos en el sitio 73. Esto demuestra que a pesar del crecimiento continuo que presenta este índice de 2008-2012 aún existe una considerable desigualdad en desarrollo entre las entidades, sobre todo en la zona sur-sureste.

Varias son las recomendaciones del PNUD para elevar estos índices, entre ellas introducir mecanismos a través de asignaciones que se basan en resultados para poder enfrentar una menor disponibilidad de recursos ante los amenazantes recortes al presupuesto.

El camino hacia la igualdad en los derechos humanos en el mundo ha sido largo y, por momentos, tortuoso. Poco a poco vamos logrando que todas y todos entiendan que nos corresponden los mismos derechos y las mismas oportunidades a mujeres y hombres.

Con su presencia en el Congreso y ocupando puestos en la administración pública, la lucha se fue tornando menos difícil para obtener sueldos y prestaciones similares a las de los hombres, para implantar políticas no discriminativas, para disminuir los altos índices de violencia, para alcanzar el reconocimiento a su valía, a su inteligencia. En pocas palabras, la valoración de su género, pues ellas valen por su condición de humana, no por ser mujeres.

Nuestra mayor deuda está en el rezago, tristemente notorio e inaceptable de millones de mujeres y niñas que sufren marginación, violencia, mortalidad, por falta de acceso a los servicios mínimos de salud.

En el Senado de la República nos hemos esforzado por aprobar reformas que mejoren las condiciones políticas, culturales y sociales de las mujeres, pero un buen marco legal no es suficiente. Los funcionarios públicos de los tres órdenes de gobierno deben hacer realidad lo ya plasmado en leyes para que los beneficios, de manera particular los relativos a la salud, lleguen a los más recónditos lugares de nuestro país.

Finalmente, quiero de nuevo reconocer y felicitar a quienes, junto con la senadora Maki Ortiz, Diva y nuestro compañero secretario de la Comisión de Salud, hacen posible este tipo de eventos sumamente útiles para avanzar en salud pública y en materia de género.

Cada sexenio, cada gobierno hace su mayor esfuerzo, su mayor aportación. El gobierno que está presente tiene la obligación de hacer las cosas mejor que el que le antecedió y el que vendrá. Sin lugar a dudas, tendrá estos parámetros mínimos de crecimiento y no se le puede permitir que se vaya hacia atrás. Con el esfuerzo del Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial, en el caso concreto de las senadoras y senadores hoy estamos presentes en este foro.

Yo espero que lo que aquí aprendamos, del intercambio de ideas, de conocimientos, nos sirva para continuar la ruta del progreso, del desarrollo, el crecimiento, el reconocimiento de la salud y de la equidad de género.

Por eso, si me permiten, el día de hoy les voy a pedir que nos pongamos todos de pie para proceder a la inauguración oficial. Siendo las 10 horas del día 11 de marzo de 2015, se declaran formalmente inaugurados los trabajos del foro “Género y salud”. Bienvenidos y muchas gracias, que sea de provecho y éxito este encuentro.

Gracias.

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