* Versión de la intervención del coordinador del grupo parlamentario del PAN en el Senado de la República, Fernando Herrera Ávila, al clausurar el seminario "Seguridad y justicia: marcos estratégicos y grandes pendientes"

Muy buenas tardes a todos y a todas.

Gracias por su participación en este evento, que sin lugar a dudas tiene una relevancia sin igual.

Hoy por la mañana estuvo en este foro el presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República.

Junto con ustedes y en diversas mesas de análisis, de intercambio de ideas, han participado compañeros senadores con la intención de recibir su punto de vista, sus inquietudes sobre esta materia tan importante.

“Seguridad y justicia: marcos estratégicos y grandes pendientes”. Hoy concluimos esta participación con la exposición de dos grandes personajes, dos grandes expositores que participaron de manera ágil, compartiéndonos su experiencia, su visión. Por eso yo quiero pedirle a Don Antonio de la Cuesta, agradecerle su participación el día de hoy y entregarle este reconocimiento a nombre del Instituto Belisario Domínguez.

Y de la misma manera, agradecerle también a la Maestra Bazbaz su participación en este foro. Muchísimas gracias, lo valoramos mucho.
Celebro que los trabajos de este seminario sirvan para profundizar en el análisis y el debate sobre la seguridad pública en México.

No todo se ha dicho, ni todo se ha hecho en materia de seguridad nacional. A muchos exaspera que se hable en el contexto internacional de la “mexicanización” de la violencia, se envían notas diplomáticas al Vaticano con el argumento de que son un instrumento para fortalecer el diálogo entre los jefes de Estado.

Lo que no se dice es que el diálogo sólo tiene existencia en la diversidad, en la virtud de entender y atender la verdad de los otros, en razón de que las verdades que se ocultan se vuelven venenosas.

Se habló de “balcanización”, de “colombianización” y ahora de “mexicanización”; estos conceptos geopolíticos que describen procesos de división, desintegración, divergencia y ruptura de acuerdos de cooperación deben dimensionarse con exactitud, desprovisto del aspecto mítico que los envuelve.

Ninguna organización criminal ha puesto en peligro la estabilidad institucional de México, la violencia y el narcotráfico nunca podrán suplantar el sano ejercicio de la política y, mucho menos, del Estado de Derecho. Lo dicho por el Sumo Pontífice es una seria y respetable advertencia que debe alertar a los poderes de la Unión en materia de seguridad pública, derechos humanos y procuración de justicia.

De ahí la importancia de este seminario cuyo objetivo es enriquecer y ampliar la discusión sobre la seguridad pública en México desde la perspectiva de los derechos humanos y de nuestro sistema de justicia, como marcos --desde luego-- estratégicos que consoliden y fortalezcan la seguridad que reclama nuestra nación; la injusticia, la desigualdad y la impunidad no son exclusividades de nuestro país.

Este seminario que hoy clausuramos, al que convocó el Instituto Belisario Domínguez, no debe transformarse en una reunión fallida de académicos, especialistas e investigadores convidados de piedra. El Senado de la República tiene urgentemente que abrevar de su capacidad y talento para enriquecer la discusión pública y legislativa, en el fortalecimiento de nuestro Estado de derecho.
Sabemos del alto sentido de responsabilidad de cada uno de los que participaron en este seminario. Vaya pues nuestro testimonio de gratitud a todos ellos y ellas, y hago votos para que más temprano que tarde se hable desde ultramar de “mexicanizar” nuestra cultura y no de “mexicanizar” nuestra violencia.

Para proceder al acto formal de clausura, le voy a pedir a mis compañeros que seamos tan amables en ponernos de pie: Y siendo las 15 horas con 28 minutos del día 25 de febrero, declaro clausurados los trabajos del seminario “Seguridad y justicia: marcos estratégicos y grandes pendientes”, organizado por el Instituto Belisario Domínguez, sabedor de que estos trabajos arrojarán más luces que sombras en la búsqueda constante y paciente del Senado de la República por encontrar los caminos de la paz, del progreso y de la cooperación en el concierto de las naciones.

Ahí está pues el reto de “seguridad y justicia, los grandes pendientes”. Gracias por su colaboración y por su participación. Gracias a todos.

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