Versión de la intervención en tribuna del senador Juan Carlos Romero Hicks para referirse a los actos terroristas acaecidos en la República Francesa
Con permiso de la Presidencia.
Distinguidos legisladores, la libertad de expresión se inscribe como uno de los derechos humanos fundamentales reconocido como un principio sagrado e intangible. Este derecho en esencia garantiza la promoción y salvaguarda de los valores democráticos; es decir, la esencia misma del estado de Derecho.
Asimismo se inscribe como un bastión de la pluralidad de ideas y opiniones, mismas que resultan la piedra angular de la construcción del conocimiento a favor del entendimiento, del bien común y del desarrollo de las sociedades al amparo de la tolerancia.
No obstante, a la importancia que representa este derecho humano, el radicalismo representa un obstáculo considerable a favor del entendimiento mutuo que impide el correcto ejercicio del mismo, vulnerando con ello, así como atentar en contra de la libertad.
El pasado 7 de enero se llevó a cabo el peor atentado terrorista en Francia de las últimas cuatro décadas, con los hermanos Cherif y Said Kouachi de 32 y 34 años respectivamente, armados con fusiles automáticos AK-47, conocidos popularmente como Kaláshnikov, asesinaron a 11 personas, un policía, ocho empleados, un invitado y a un empleado de mantenimiento del semanario satírico Charlie Hebdo mientras celebraba la reunión de portada del mismo. Posteriormente, los terroristas abandonaron la sede del semanario al grito de “vengamos al profeta y Alá es grande”.
Actualmente este reprobable hecho y sus consecuencias han dejado un saldo de cerca de 20 muertos y al menos 12 heridos, cinco de ellos de gravedad.
Posteriormente, de acuerdo a distintos medios internacionales, centenares de personas abarataron la plaza cercana a la sede de la publicación satírica para rendir homenaje a los fallecidos y apoyar la libertad de expresión.
La protesta se replicó a lo largo del país donde más de 100 mil personas se reunieron en diversas ciudades exhibiendo carteles y pegatinas con el lema de “Je suis Charlie”, “Yo soy Charlie”, que también se convierte en un fenómeno de internet.
Asimismo, el pasado domingo 11 de enero, al menos 3.7 millones de franceses salieron a las calles de todo el país para rechazar la intimidación del terrorismo tras la matanza de la redacción de Charlie Hebdo, el supermercado judío, encabezado por el presidente francés acompañado por 50 líderes de Europa y del resto del mundo dijeron con tristeza y determinación la misma expresión “Yo soy Charlie”.
Otras capitales del mundo hicieron eco a la solidaridad con Francia. Decenas de miles de personas se manifestaron en numerosas ciudades de Europa como Madrid, Bruselas, Berlín y algunos centenares en embajadas de Francia en Buenos Aires y Caracas, entre otros lugares.
Por su parte, el gobierno de México manifestó su más enérgica condena, atentado perpetrado en contra del semanario y en un comunicado a la cancillería señaló que México reitera el rechazo al terrorismo en todas sus formas y manifestaciones, así como solidaridad con el pueblo francés.
Ante este panorama conviene también una reflexión y reconocer que en nuestro país tenemos algunos aspectos que son domésticos y que también tienen que ser atendidos. México envió al señor subsecretario Carlos de Icaza a expresar al Palacio de Elíseo el mensaje de apoyo al mandatario francés François Hollande a nombre del presidente Enrique Peña Nieto.
México hoy se encuentra conmocionado y dolido por estas condiciones y al mismo tiempo tenemos pendientes en violaciones de derechos humanos. El 28 de enero tendremos aquí la presencia del ombudsman, quien dará un recuento y un balance de cómo está la circunstancia en el país.
Y cabe mencionar que en el país también surgen preocupaciones, preocupaciones de libertad de expresión como un valor vigente en donde el gobierno, sea el local o el gobierno nacional, en algunos casos tenemos pendientes de periodistas que han sido asesinados o censurados, reporteros cuyas plumas han sido limitadas y, hoy, los casos de Tlatlaya, Ayotzinapa, y de otros, simplemente tenemos que recordar que siguen pendientes.
Urge que opere el Estado de derecho. En Acción Nacional hemos impulsado la libertad de expresión y los derechos humanos desde la fundación en 1939, conocemos las caras de las víctimas, porque también lo hemos sido, y por ello no sólo hemos condenado los ataques a la libertad, sino que hemos consolidado marcos jurídicos necesarios para hacer un país donde se respeten y se promuevan los derechos y las libertades.
El llamado desde Francia ha hecho eco en todo el mundo y des de esta tribuna nos sumamos a la voz que exige libertad y respeto a los derechos humanos de los franceses, los periodistas y de todos los mexicanos que día con día enfrentan atropellos y abusos desde el poder. No puede existir condena internacional alguna si no empezamos por exigir en casa las mismas injusticias que padecen en ocasiones otros países.
Es cuanto.

-0000-