Intervención en tribuna de la senadora Diva Hadamira Gastélum Bajo, para presentar la iniciativa que reforma el artículo 38 de la Ley General de Educación, en la sesión de la Comisión Permanente celebrada el miércoles 14 de enero de 2015, en el Palacio Legislativo de San Lázaro.
Buenos días a todas y a todos.
El momento que vive el país, hace muy necesario que revisemos realmente el fondo de la situación y, sobre todo, la necesidad de que el tema de los derechos humanos sea fundamental.
Revisando la historia, nosotros formamos una generación en donde el civismo era una materia obligada. Espero no lo nieguen ustedes, que era una materia que nos explicaba temas, como la responsabilidad, la honestidad, y de repente desapareció la materia de civismo.
Fue en los 70s cuando desaparece esta materia como obligatoria.
En las casas, en nuestros hogares, los mejores expertos en materia de derechos humanos eran nuestros padres, nuestras madres, los abuelos, quienes hablaban de cómo ayudar a una persona a pasar de calle a calle.
Pudiera parecer simplista el tema, pero tiene una gran profundidad, como si un niño llegaba a su casa con una pelota que no había sido comprada por el padre, que no tenía una razón de ser, el mismo padre le hacía que regresara esa pelota de donde la había tomado. El bullying seguramente existía de otra forma, porque la torta del grupo siempre ha estado ahí.
Hoy quiero presentar a ustedes una iniciativa con proyecto de decreto al artículo 38 de la Ley General de Educación. Es imposible intentar a control remoto manejar el tema de derechos humanos, simplemente con la crítica o con manifestaciones, todas ellas legítimas, pero que brincan el cerco de la violencia.
¿Hasta dónde son los derechos humanos? ¿Qué comprenden los derechos humanos? ¿Cuál es mi derecho humano? Es justo donde empieza el derecho humano del otro.
Definitivamente tenemos que regresar no al pasado, sino a un reciente formato educativo que nos dio muy buenos resultados.
No podemos decir que somos una generación muy sana, pero si revisamos lo que está pasando en este momento, algo pasó con nuestra generación que sirvió a una sociedad; y más aún, sin llamarse derechos humanos, sin llamarse civismo, había un respeto hacia los derechos del de enfrente.
Por eso estoy proponiendo una reforma al artículo 38 de la Ley General de Educación en dos vertientes:
Primero, el tema de los derechos humanos debe ser una materia obligatoria, no se puede aprender porque se ha desmantelado el tejido social más importante, que son las familias con ese o sin ese, depende de la ideología que corresponda, pero ese ente social se ha desmantelado de alguna manera.
Segundo, no puede impartir una materia de derechos humanos una persona que no conoce la materia. Me preguntaría en este momento, si de la reforma del 2011 se conocen todos los términos que alcanzó.
Recuerdo que cuando salió –me tocó esa legislatura y participar-, se decía que esta reforma era más grande que la del 17. ¿Quién sabe la materia de los derechos humanos?
Y seguimos rondando sobre el respeto de los mismos, por eso pido en su oportunidad voten a favor de una reforma que considero generosa, bondadosa, pero sobre todo una gran alternativa en un momento de descomposición que vivimos y en donde el tema de los derechos humanos o aquello que nos enseñaron nuestros padres, a respetar al de enfrente; aquel slogan de Benito Juárez, que “el respeto al derecho ajeno es la paz”, regrese como una forma de vida para poder empezar con este tan recurrido, discurso de la recomposición del tejido social.
Por su atención, muchas gracias.