* Versión del discurso del Coordinador del PAN, Jorge Luis Preciado Rodríguez, durante la inauguración del Primer Congreso de la Familia y Desarrollo Humano

Yo en primer lugar quiero agradecerles a todos su presencia. Decirles que estoy sumamente contento de que estén el día de hoy aquí, porque la verdad en el país nos atrapan temas que coyunturales muy delicados y generalmente en el Senado nos enfocamos a esos temas que están en el día a día y nos va comiendo la inercia diaria, este ya es nuestro tercer año legislativo, ya nada más nos queda un periodo más y concluimos este tercer año legislativo, de seis.

Y cuando volteamos a ver qué es lo que hemos hecho y qué tenemos que hacer, pues nos damos cuenta que seguimos atendiendo el día a día, la coyuntura, como dicen los políticos. Por eso, el que la Comisión de la Familia convoque a este Congreso nos permite conversar muchas cosas, pero entre ellas algo que los griegos llamaban –y le pasaba mucho a los políticos de aquel entonces, espero que no a los ahora-- la Hubris.

La Hubris era una Diosa que invadía al político, al gobernante, y lo iba transformando de tal forma que uno de los primeros síntomas de la Hubris era la pérdida de la noción de la realidad. Entonces, el político empezaba a elevarse y como creían que los dioses estaban en el Olimpo, pues iban subiendo y de ser hombres comunes se convertían en héroes y después querían convertirse en dioses. Entonces, perdían el total contacto con la humanidad, con la sociedad y con la realidad.

Y generalmente cuando los políticos se encierran en sus cámaras, en sus oficinas, y sólo ven la realidad a través de una ventana, a través de los medios de comunicación, a través de la televisión, a través de la radio o a través de los asesores o de la gente que tenemos cerca que siempre nos dicen que hacemos todo bien y todo correcto, pues entonces comienza esa Hubris a invadirnos y a perder la noción de la realidad y perder la noción de lo que está pasando allá afuera.

Pero los griegos también como eran muy inteligentes, inventaron otra Diosa que se llama la Némesis, que la Diosa Némesis es cuando ya aquel hombre que se quería convertir en héroe y después en Dios, comenzaba a cometer demasiados errores, pues lo castigaba y lo volvía a poner en el piso y le enseñaba cuál era su verdadera realidad.

Yo veo a los congresos y a los foros que organiza el Senado como esta lucha entre la Hubris y la Némesis, en la que los legisladores tenemos una realidad, que es una realidad cameral, de la coyuntura, del día a día, de la situación que se nos presenta; y la Némesis, que es cuando la sociedad, como el día de hoy perfectamente representada por ustedes se acerca y nos muestra la realidad de lo que está pasando allá afuera. Y eso nos permite legislar de mejor forma, porque de alguna manera ya no legislamos en función de lo que nosotros solamente creemos, apreciamos o conocemos, sino que nos acercamos de la opinión, del conocimiento, de la experiencia, de la profesionalidad y sobre todo de la sensibilidad que ustedes tienen.

Por eso es muy importante este tipo de encuentros entre sociedad y legisladores, para que las leyes que nosotros llevemos a cabo sean leyes que sean acorde y atiendan el sentido social, pero además que atienda el sentido social de una mayoría, por supuesto respetando a las minorías, porque de pronto las minorías hacen mucho más ruido que las grandes mayorías y los legisladores sólo escuchan a las minorías, simplemente por no meterse en problemas y dejando de lado a la gran mayoría que puede llegar a pensar diferente.

Hagamos caso a las mayorías, respetemos a las minorías, pero escuchémonos entre todos con muchísimo respeto. Por eso felicito al Presidente de la Comisión de la Familia; felicito a la senadora que me hizo el favor de invitarme y tratar estos temas que sin duda alguna son temas muy importantes para todos.

Me hicieron un discurso bastante largo, déjenme decirles que afortunadamente nunca los leo, pero dentro de lo que yo escuché quiero hablar de dos coyunturas que nos tienen atrapados en el Senado; una coyuntura económica: se armó la tormenta perfecta, se cayó el precio del petróleo a 56 dólares, el dólar se está disparando, ya casi va llegar a los 15 pesos, la economía no está creciendo, no va a crecer este año serán 1.5 por ciento, la reforma fiscal ha ahuyentado muchas inversiones y entonces esto va a generar desempleo, va a generar conflicto, y por supuesto va a permitir que muchas familias no tengan ni lo suficiente para vivir decorosamente, mínimamente, y obviamente esto provoca que la gente tenga que buscar alternativas.

Una alternativa es irse a los Estados Unidos; tenemos cerca de 11 millones de mexicanos que están allá y que allá están generando ya sus propias familias, pero esto también logra una desintegración familiar, donde la gente al buscar nuevas expectativas de vida, pues obviamente abandona el hogar, abandona a la esposa, abandona a los hijos y comienza una desintegración.

A mí me tocó pasar la frontera, recuerdo que la primera que se fue, fue mi mamá. Nos dejó con la abuela y yo le hablaba un día sí y otro no, y finalmente, cuando cumplí los 7 años me dijo: “saben qué, pues me los voy a traer para acá”. Y ya nos fuimos y nos pasó por la frontera, mi hermana de 9 años, yo de 7, pasamos por el desierto, caminamos unas 36 horas, pero finalmente nos reunimos como familia en los Estados Unidos y vivimos allá bastante tiempo, pero no muchas familias hacen eso.

Finalmente yo a los 20 años tuve que hacer lo mismo, dejar a mi mujer y a mis hijos, y volverme ir a cruzar la frontera para juntar dinero para acabar la carrera, y nuevamente, estás tú allá, tu familia acá, y viene este proceso de desintegración.

Entonces, el problema que tenemos que atender es no solamente un tema de valores, un tema educativo, sino también es un problema económico.

El segundo problema que nos tiene atrapados en el Senado es algo que todos ustedes saben, que es el tema de la seguridad, es un tema que vino a descubrir el velo, el tema de 43 familias destruidas en Ayotzinapa, donde sus hijos al día de hoy todavía no aparecen.

El día de ayer los tuvimos en el Senado, y con justa razón, pues muy molestos, con una frustración enorme, con un des anhelo total, y obviamente buscando responsables, porque obviamente ninguna verdad los llega a convencer de que sus hijos ya no están con ellos, pero el problema de Ayotzinapa es apenas la punta del Iceberg de lo que pasa. Nada más en el municipio de Apatzingán hay 3 mil huérfanos, en un solo municipio.

Hay un albergue donde hay 3 mil niños huérfanos, y si contamos nada más la zona de tierra caliente, por hablar del tema de inseguridad, hay cerca de 11 mil niños huérfanos, sin padres.

Pero además no solamente es el problema de tierra caliente, el problema es la desintegración familiar en tierra caliente, pero ya no la desintegración del núcleo familiar cuando se pierde al padre, que fue asesinado, o por la delincuencia organizada o por el Estado, sino el conflicto entre familias, donde los hijos de una familia asesinaron a los hijos de la otra familia y ya hay ahí un caldo de cultivo gravísimo en la zona de tierra caliente que me tocó visitar hace seis meses, donde familias enteras, que conviven en una misma comunidad.

Imagínense ir a las tortillas, por ejemplo, y tener que formarte en la fila, y que sabes que la señora de adelante es la esposa, la hija o la mamá, del que mató a tu hijo, a tu papá o a tu sobrino, en la misma fila.

Todo lo que se genera en una pequeña comunidad, como Apatzingán, por ejemplo, y donde no hay una política de Estado para darle seguimiento a qué vamos a hacer con esas…, nada más en lo que va de estos 2 años, llevamos 29 mil homicidios en el país, y son 29 mil familias destruidas. Ya no hablemos del sexenio anterior, que llegamos casi a 60 mil homicidios.

Entonces, el tema de la seguridad es un tema que también está impactando a la familia y es un tema que tenemos que atender, y es un tema que tenemos que resolver, y es un tema que tenemos que abordar.

Sí el tema de los valores, sí el tema educativo, sí el tema de la desintegración familiar, sí el tema que tiene que ver con el desarrollo humano, pero también tenemos que atender los temas que de manera indirecta están influyendo en la desintegración familiar en nuestro país, y que están impactando de manera brutal.

Creo que son temas que esta comisión particularmente debe atender, debe proponer y debe resolver. Yo no los quiero cansar, porque dicen que a los senadores nos pagan por hablar, y luego hablamos sin que nos paguen.

Me dicen que ya viene el Presidente del Senado, por lo tanto yo ya me voy. No, no se crean, lo que pasa que tengo la comparecencia de algunos funcionarios para la Fiscalía Anticorrupción, pero voy a concluir diciendo, la verdad es que es un Congreso muy interesante, yo me quedaría aquí apasionadamente, vi el tema de Tecnología y familia, y la gente dice: “bueno, y eso qué fregados tiene que ver”, y hay un libro que se llama Sociedad líquida, que habla precisamente de cómo estamos juntos en familia, desayunando o comiendo, pero todo mundo está en Europa, o en Estados Unidos, en la escuela chateando con los amigos y no hay una conversación, y cómo se va perdiendo la integración, porque ya ni siquiera podemos platicar cinco o seis personas que estemos en el mismo sitio.

Desde ese tipo de análisis, hasta temas tan importantes, como el tema de valores. Creo que el tema, ahí hay un tema que se tiene que abordar: el tema de cómo percibimos la familia hacia el futuro. El tema de futuro va a ser un tema muy interesante, a mí me encantaría que se abordara porque tiene que ver cómo ha evolucionado la familia del México, y voy a poner el ejemplo.

(Damos la bienvenida al Presidente del Senado, el senador Miguel Barbosa, por favor).

… De cómo ha evolucionado la familia y la percepción de la familia en nuestro país, del pasado, cómo estamos el día de hoy y qué va a pasar en esa planeación del futuro. ¿Cómo vemos la familia del 2030?, por ejemplo, ¿Al 2040 o al 2050?, ¿Qué modelo de familia queremos? ¿Qué tipo de valores vamos a lograr que trasciendan hacia esas generaciones?

Es todo un tema, un tema muy interesante, la verdad es un Congreso muy apasionante, yo los felicito por ello, y quiero decirles, y con esto concluyo: el partido al que yo pertenezco, todo mundo lo sabe, soy el Coordinador del Grupo Parlamentario del PAN, pertenece a una corriente filosófica a nivel internacional, que es la democracia cristiana.

Creemos en la democracia, porque creemos que cada persona tiene la posibilidad de que con su voluntad, decidir el gobierno que desea y elegir a quien considere adecuado para llevar a cabo las riendas de este gobierno, y es democracia porque creemos que cada persona tiene un voto y ese voto al sumarlo con los demás, puede decidir por todos en una mayoría de qué es lo que debe y no se debe hacer, y quién debe y no debe gobernar.

Pero ¿por qué somos cristianos? Y esa es una parte que en muchas ocasiones e históricamente nos fue señalado al PAN como si nosotros fuéramos pro-religiosos o de alguna manera fuéramos una parte de una secta religiosa o algo parecido, cosa totalmente alejada de la realidad.

Nosotros somos cristianos, porque al igual que Cristo, creemos filosóficamente, y viene inclusive desde Sócrates, por cierto, y podría citar algunos pre-socráticos sobre este mismo tema, que tiene que ver con qué somos los seres humanos, el ser del ser humano.

Y para el PAN el ser humano tiene dos partes: tiene cuerpo y tiene alma, y como cuerpo, quienes militamos en el PAN y quienes legislamos para el PAN, queremos que ese cuerpo que está compuesto de sangre, de huesos, de cerebro, de piel, de corazón, tenga lo suficiente para vivir y para lograr por lo menos cuatro cosas: que tenga refugio, que tenga alimento, que tenga protección y que pueda reproducirse adecuadamente.

Ese es el por qué creemos que desde las cámaras tenemos que legislar para atender el cuerpo. Pero por el otro lado, creemos que tiene alma, y tenemos que legislar para el alma, y eso es un poco más complejo. Pero al legislar para el alma, significa que ese cuerpo, cuya alma reside adentro, debe tener seguridad, educación, cultura, valores y trascendencia.

Por eso desde la filosofía del PAN, estamos convencidos que se debe legislar para proteger la vida desde el momento de la concepción hasta su muerte natural, por eso, desde la filosofía del PAN revisamos el tema del aborto con muchísimo cuidado, por eso desde la filosofía del PAN, estamos convencidos que debemos atender el cuerpo, pero nunca, nunca, se nos debe olvidar el alma. Debemos de atender a la sociedad, pero nunca, nunca debemos olvidar a las familias.

Felicidades, espero que este Congreso traiga buenos resultados, nos deje buenos materiales para hacer una gran legislación en favor de todas las familias de nuestro país.

Muchísimas gracias.


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