Versión de las palabras de la presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores, Gabriela Cuevas Barron, durante la visita del sr. Edmund G. Brown, gobernador de California, EUA, al Senado de la República
Gracias, presidente.
Señor gobernador Brown, bienvenido una vez más a este Senado mexicano.
Compañeros legisladores, senadores, asambleístas, nos da mucho gusto tener esta reunión en este Senado, sobre todo por la posibilidad que vemos en esta delegación de California donde el Ejecutivo y el Legislativo caminan juntos en una misma dirección.
Ese tipo de mensajes no sólo son elocuentes políticamente, sino que además es mucho más fácil traducirlos en hechos y en acciones.
Decía un expresidente aquí en México: “El Ejecutivo propone y el Legislativo dispone”, y pues aunque a veces pareciera que van caminando las cosas por distintos caminos, por los partidos políticos o por las elecciones, este tipo de reuniones es cuando nos demuestran que todos tenemos que estar unidos por una misma causa, que son las personas a quienes representamos y a quienes nos debemos.
Hay muchos temas, sin duda, que unen a México y a California: 233 kilómetros de frontera, que es inmensa; un tercio del total de los mexicanos que radican en el exterior radican en el estado de California y sin duda el tema económico. No podemos pasar por alto que California sea la séptima u octava economía del mundo y que esto nos hace socios estratégicos.
Y dentro de todo esto que, bueno, existe ya un andamiaje institucional importante ―está el Tratado de Libre Comercio América del Norte, tenemos acuerdos, comisiones, cualquier cantidad de figuras ya muy institucionalizadas―, la realidad es que tenemos todavía un reto enfrente y es humanizar a la política. Se nos ha olvidado que la política se construye por personas, por seres humanos; no solamente son bienes, servicios o capitales que fluyen a través de una frontera, y si bien la frontera entre México y Estados Unidos es una frontera ejemplar en el mundo por su dinamismo, también es una realidad que tenemos deudas pendientes de ambos lados en materia de derechos humanos.
Y digo de ambos lados porque México también tiene una responsabilidad hacia el sur y tiene una responsabilidad clara y propia en un tema de desarrollo nacional que sea mucho más igualitaria, que pueda generar condiciones de desarrollo en todo nuestro país.
Y sin pasar por alto esta responsabilidad, pues también quedan muy claros los beneficios que tiene la migración. Hablábamos hace unos momentos ―lo comentaba el asambleísta Pérez― el tema de la agricultura. Según los datos que tenemos acá, sólo el dos por ciento de los trabajadores agrícolas en California son trabajadores estadounidenses, el otro 98 por ciento, prácticamente la totalidad de los trabajadores agrícolas, son inmigrantes con distintas calidades migratorias.
Me parece, insisto por eso, que tenemos que hacer más. California tiene grandes experiencias que muchos hasta hemos vivido; tuve la oportunidad de estudiar un verano en la Universidad de California, en San Diego, y ha sido una de las grandes experiencias de mi vida, un gran nivel educativo y creo que sin duda podemos avanzar en estos temas de intercambio académico como se ha venido trabajando, pero me parece, y yo quisiera hacer énfasis, aprovechando precisamente el trabajo que demuestra California, gobernador y legisladores, y sin duda el trabajo que se ve muy destacado de la Primera Dama, en los niños migrantes, los no acompañados, los separados, las familias transnacionales que hoy están viviendo una problemática y una crisis bárbara, se le llama “crisis humanitaria”, pero es la primera vez que veo que se le llama “crisis humanitaria” a algo y la respuesta de algunos estados es meter soldados, en lugar de una respuesta verdaderamente humanitaria.
Si vemos los números que ha manejado el gobierno estadounidense, la cuarta parte de estos niños, de esta crisis humanitaria, medida desde octubre a la fecha ya en aproximadamente 57 mil niños, la cuarta parte de ella son niños y niñas mexicanos.
Y por eso también nos resulta muy importante el trabajo entre México y Estados Unidos porque estamos hablando de miles de nuestros niños y niñas que, si bien deportados en menos de 72 horas, no siempre eso obra en el mejor interés de estos niños y niñas.
Hoy hemos demostrado en esta reunión que nos entendemos, en inglés o en español, pero ha sido, me parece, una reunión que aquí no pareciera tener dos banderas, sino una misma. Me parece que teniendo este entendimiento también se pueden sentar mejores bases para un diálogo y para acuerdos que se puedan traducir en un mejor intercambio entre nosotros como legisladores, en conocer mejor cuáles son estas mejores prácticas o incluso, cuáles son estas legislaciones innovadoras y que protegen a nuestros connacionales, de manera en que podamos trabajar de forma mucho más estrecha.
La migración también viene hacia acá, también hay estadounidenses que vienen a México y que eso nos obligaría también a nosotros a revisar nuestras prácticas y nuestros modelos migratorios, pero por ahora me parece que lo más importante es que podamos atender esta crisis humanitaria, hay casos que me parece se pueden arreglar desde lo logístico.
Es increíble que una persona, por ejemplo, de Tamaulipas sea deportada o repatriada, como ahora nos gusta llamarlo, por Sonora o por Baja California, o a veces devolver por un lado al papá, otro a la mamá, otro a los hijos; estos arreglos logísticos me parece que son algo en lo que pudiéramos nosotros también trabajar.
Y si bien desde México siempre seremos muy respetuosos de las decisiones de política interna que tome Estados Unidos, me gustaría mucho poder trabajar en una solución específicamente para estos miles de niños y niñas mexicanas que se encuentran hoy del lado de Estados Unidos, algunos de ellos sí escapando de condiciones realmente muy complicadas, y donde básicamente regresar a casa podría representar una amenaza hasta para sus vidas.
Muchas gracias, gobernador, por estar aquí, senadores, asambleísta, Kevin, muchas gracias también por toda esta reunión, y estamos dispuestos a seguir trabajando y que sea ésta la primera de muchas reuniones de intercambio entre nosotros.

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