Versión del discurso de la presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores, Gabriela Cuevas Barron, durante la inauguración del foro “Menores migrantes no acompañados: la crisis humanitaria del siglo XXI en América”, en el Senado de la República

Muchas gracias, senadora, y le agradezco mucho la invitación a este foro tan importante, un foro que además no sólo nos recuerda la trascendencia y la importancia que tienen las vidas humanas, este tema de los niños migrantes no acompañados, sino también nos recuerda lo importante que es que hagamos nuestra tarea desde el Poder Legislativo.

El tema de la niñez migrante no acompañada realmente es un tema que está sobre diagnosticado y en México en especial nos encanta hacer diagnósticos sobre todo.

El gran reto lo tenemos en cómo llevar a la práctica las soluciones que eviten, no sólo que este problema siga creciendo, sino que podamos encontrar una solución y una solución que además deba ser de carácter regional.

En los últimos años, porque además he de decir, este no es un fenómeno nuevo, hay agencias internacionales y sobre todo organizaciones de la sociedad civil que han trabajado durante años para ayudar a los migrantes, especialmente a los niños y niñas que viajan no acompañados o que están separados de sus familias.

Ahí mis respetos a las ONGs, sé que aquí hay algunas representadas, porque el trabajo que han realizado es titánico, buscando sus propios recursos no siempre con la autoridad ayudándoles, sino a veces hasta por el contrario. Entonces, yo sí quiero hacer un especial reconocimiento a todos aquellos quienes desde la sociedad civil transforman este país todos los días.

En el caso de las agencias internacionales quisiera nada más dar algunos de los datos, no abonando al sobre diagnóstico, sino para darnos una idea del fenómeno tan importante que tratamos.

En el caso de lo que comenta ACNUR ha registrado un aumento en el número de niños mexicanos que son aprehendidos en Estados Unidos. De 13 mil en 2011 la cifra llegó a 18 mil 700 el año pasado.
Esta agencia de Naciones Unidas también ha señalado que casi el 60 por ciento de los niños son desplazados por una necesidad actual o potencial de protección internacional.

En el caso de WOLA, la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos, ha apuntado que el agudo incremento de la migración procedente de El Salvador, Guatemala y Honduras se debe al desempleo, la falta de oportunidades económicas y uno de los peores índices de violencia criminal a nivel mundial.

¿Por qué menciono estas cifras? Porque a veces se nos olvida, especialmente a quienes estamos de este lado del escritorio, se nos olvida que quienes migran no lo hacen por gusto, quienes migran saben perfectamente bien a lo que están expuestos. Yo ahí no coincido con las políticas que han acordado los gobiernos de México y Estados Unidos de que se tiene que avisar más a la población de los peligros que corren. Las niñas y las jóvenes centroamericanas claro que saben de los peligros a los que se exponen porque muchas de ellas en la desesperación ya que tienen, deciden migrar con anticonceptivos en la bolsa. Claramente saben a lo que se exponen, pero por lo que vemos, la realidad en la que están viviendo es peor que el riesgo que van a tomar.

Me parece además que este tema, insisto, que no es nuevo hoy cobra un auge especial por el incremento en las cifras, por el crecimiento que tuvo de un año a otro, no sólo por la naturaleza humanitaria importante que tiene este fenómeno de la migración de menores no acompañados.

En México hemos venido trabajando en este tema, especialmente en materia legislativa. En el año 2011 nos tocó incluso, la senadora Guerra y yo éramos compañeras en la Legislatura pasada, nos tocó trabajar y modificar la Ley de Migración, se creó una nueva Ley de Migración. Y algunos de los preceptos más importantes de esta nueva Ley de Migración tenían que ver con la no criminalización de la migración e incluso con el reconocimiento de derechos a las personas migrantes.

¿Cuál es el problema entonces si la ley es tan bonita? El ejercicio y la puesta en práctica de esa nueva Ley de Migración. No solamente se trata de que las personas, los funcionarios del Instituto Nacional de Migración tengan sus controles de confianza, aquí se trata de no vivir en la simulación.

En nuestra ley queda muy clara la no criminalización. ¿Y entonces por qué los niños y niñas siguen en centros de detención en lugar de encontrarse en albergues? Estamos hablando de tres años después de haberse hecho esa nueva ley de Migración y siguen sin llevarse a cabo las políticas públicas.

El marco legal ahí está, qué es lo que es urgente, su aplicación y una aplicación menos policiaca y más respetuosa de los derechos humanos.

Las verdaderas fronteras seguras son aquellas donde nadie corre peligro, donde los derechos humanos no se violan, donde la gente puede transitar segura y ordenada, no donde la vida y la integridad corren peligro en todo momento.

Además, hemos trabajado en dos vertientes aquí en el Congreso de la Unión y especialmente en el Senado de la República; uno tiene que ver con el trabajo a nivel mundial. El Senado mexicano participa en la Unión Interparlamentaria, es la organización multilateral más antigua del mundo, tiene ya 125 años. Esta organización es un reflejo, digamos, de la ONU pero en parlamentarios y México presentó desde hace ya casi año y medio, primero, un punto de urgencia que se tradujo en un tema de estudio para todo un año, la reflexión, el trabajo y el compromiso que debemos tener los parlamentarios a favor de las niñas y niños migrantes no acompañados.

Debo decirles que esta resolución fue aprobada por unanimidad de los 164 países miembros de la Unión Interparlamentaria y que tiene premisas tan importantes que se basan en, sin duda, lo que para muchos sería un tema de sentido común: los derechos humanos, pero se reflejan en un compromiso de estos 164 países por acabar con la detención; por acabar con las deportaciones donde hay un problema humanitario al regreso de estos menores; que se comprometen también con las mejores prácticas para determinar el interés superior del niño; que se comprometen a establecer albergues y centros donde los menores puedan tener acceso a salud, a educación, a una alimentación, a un techo y, sin duda, a no correr más peligros.

Esta recomendación la pueden encontrar en la página de internet tanto de la Unión Interparlamentaria y, bueno, creo que me he cansado hasta de tuitearla en los últimos días, pero es muy importante porque refleja el compromiso que tenemos las y los legisladores mexicanos de llevar este tema no sólo a  México sino de impulsar una solución a nivel global.

¿Qué se vuelve fundamental? Insisto: que las cosas dejen de quedarse en el papel y se lleven a la práctica y a la política pública.

También en esta materia trabajamos en hacer una iniciativa de ley que ya fue presentada hace algunos meses, que esperamos su pronta dictaminación, pero que esta iniciativa si bien, yo insisto, las cosas están muy claras en la ley, pero por si a alguien no le han quedado claras, es importante establecerlos con toda puntualidad en la ley.

Primero: un Comité Interdisciplinario que determine el interés superior de las niñas y los niños que llegan a nuestro país.

México no puede seguir reprochándole a Estados Unidos lo que no es capaz de hacer en su propio territorio; tenemos que ser congruentes y la congruencia implica un respeto irrestricto a los derechos humanos. Somos seres humanos antes que cualquier nacionalidad que tenga nuestro pasaporte.

Y por ello queremos que este interés superior de las niñas y los niños se determine con un Comité Interdisciplinario, ¿por qué? Porque si bien pueda hacer el mejor de los trabajos el Instituto Nacional de Migración, en materia de niñez no es suficiente; se tiene que hacer una evaluación a conciencia mucho más clara y mucho más contundente de cuál es la situación que están viviendo estos niños en sus lugares de origen y si es que entonces incluso deban ser sujetos de un estatus de protección internacional.

También en esta iniciativa buscamos que exista un registro, un registro único, seguro, donde estén pues toda la base de datos de los niños que en muchos casos se vuelve muy difícil que puedan reunificarse con sus familias. ¿Qué va a pasar después de esta enorme crisis donde vemos que las cifras van y vienen?, ¿cómo vamos a lograr que estos niños y niñas puedan encontrar a sus padres?

Otros dos temas que me parecen fundamentales, y lo insisto una vez más, es el de la no detención. Los niños no entienden por qué están privados de su libertad. Los niños y niñas no entienden por qué están en estaciones migratorias en lugar de estar en albergues, y por último, buscamos que los sistemas DIFs estatales se comprometan a invertir recursos y a tener albergues de calidad.

Algunos estados, hay que decirlo, sí han invertido en infraestructura y lo han hecho bien, pero de qué sirve tener grandes elefantes blancos que no pueden ser utilizados porque no tiene personal ni en las noches ni en los fines de semana donde los niños corren continuos riesgos.

Ésos son los trabajos que hemos hecho y han sido trabajos de manera plural, incluyente en este Senado, por eso lo digo que ha sido un esfuerzo del Senado de la República, tanto la resolución que impulsamos, insisto, de 164 países, como también esta iniciativa de ley que espero pueda debatirse y aprobarse pronto.

¿Qué me parece urgente? Quisiera aquí abonar al reto que nos presentaba la senadora Guerra:

¿Cómo solucionar? Primero, me parece que tenemos que tener un enfoque más amplio, porque sólo vamos analizando los problemas conforme se vuelven una crisis y nos falta abordar no sólo este tema de los niños migrantes no acompañados, sino también aquellos niños que han sido separados de sus padres, aquellas familias trasnacionales; no se está hablando de ellos y no sabemos cuál sea ni su presente ni su futuro.

Es urgente el cumplimiento del marco legal actual, sin regateos, sin salidas y sin tangentes. Es urgente que el Gobierno de México se comprometa a cumplir con la reforma de derechos humanos de 2011 y con la nueva Ley de Migración.

En segundo lugar: un respeto irrestricto a los derechos humanos por parte de todos los actores gubernamentales pero también ―y aquí quiero hacer un especial énfasis― por la sociedad. Las violaciones a las que se exponen las niñas centroamericanas que comentábamos, las extorsiones que sufren las y los migrantes todos los días en nuestro país hablan de quiénes somos como sociedad. Así que creo que también como sociedad tenemos un reto enorme: dejar a un lado prácticas de xenofobia, prácticas discriminatorias y, sin duda, que buena falta nos hace a los mexicanos dejar a un lado las prácticas violentas que últimamente nos caracterizan.

En tercer lugar: hacer los cambios legales que son tan necesarios y, por último, impulsar un programa de desarrollo humano regional; no habrá solución duradera si no le apostamos por un desarrollo más igualitario en nuestra región porque haya empleos, porque haya oportunidades, porque haya menos inseguridad en todo nuestro querido continente.

Muchas gracias una vez más por esta invitación, senadora.


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