La cerrazón del PRI dañará a sectores estratégicos, pequeños contribuyentes y trabajadores: Ávila Ruiz.

El turismo, la industria maquiladora, los pequeños contribuyentes y los trabajadores, serán los primeros damnificados por la cerrazón del PRI, que impuso una reforma hacendaria contraria a los intereses del país, aseguró el Senador Daniel Ávila Ruiz.

Sostuvo que el Grupo Parlamentario de Acción Nacional participó activamente en el debate con propuestas viables para otorgar solidez a la captación fiscal sin dañar a la economía, pero el partido en el gobierno mantuvo una postura totalmente insensible.

“El pueblo se los cobrará negándoles el voto”, advirtió.

Indicó que el PAN se opuso a la eliminación de la aplicación de una tasa cero de IVA a la prestación de servicios de hotelería y conexos realizados por empresas hoteleras a turistas extranjeros que ingresen al país para participar exclusivamente en congresos, convenciones, exposiciones o ferias a celebrarse en México.

Pero la desesperación recaudatoria del gobierno hizo a un lado el hecho de que el turismo aporta casi 9% de Producto Interno Bruto del País, ubicándose, después del petróleo y las remesas, en el tercer lugar como actividad generadora de divisas y no midió las consecuencias, explicó el legislador yucateco.

Dijo que el gasto turístico tiene un importante efecto multiplicador en contribuir al desarrollo de una amplia gama de actividades económicas, y entre ellas destacan los servicios de alojamiento, el transporte, los restaurantes, el comercio, la producción de artesanías, los bares y centros nocturnos, centros de esparcimiento y recreación entre otros, que también resultarán lesonados.

Citó el caso del Centro de Convenciones de Cancún, que generó divisas para México por 209 millones de dólares de 2004 a 2013, y es considerado el recinto más exitoso de toda América Latina, el que ahora perderá competitividad mundial.

l referirse a la industria maquiladora, dijo que ésta se irá del país como resultado del impuesto de 16% a las importaciones temporales (materias primas, maquinaria y equipo), así como las ventas de bienes que realizan entre residentes en el extranjero con envío y entrega entre empresas del ramo.

“Los capitales migrarán a otros países que les ofrezcan mejores condiciones tributarias para destinar sus inversiones, como China”, indicó Ávila Ruiz.

Denunció que la voracidad recaudatoria del partido en el poder desestimó el riesgo de aniquilar al sector más productivo del país, que en 2012 generó dos millones 300 mil empleos directos y casi 9 millones indirectos. Además, aportó más de 41 mil millones de dólares en divisas netas, más del 65% de exportaciones no petroleras del país y pagó entre 18 y 20% más, en promedio, a sus trabajadores.

Ávila Ruiz sostuvo que otro de los errores de la reforma hacendaria consiste en haber eliminado el Régimen de Pequeños Contribuyentes (Repecos) para crear un nuevo esquema de recaudación denominado “Régimen de Incorporación”, que establece que ahora, los pequeñas y medianos establecicmientos deberán pagar impuestos cada mes y cada año. 

“Es más, -añadió- estarán obligadas a pedir facturas hasta por los insumos y servicios más sencillos para poderlos deducir.

“Por ejemplo -dijo el Senador- cuando las tienditas y los abarroteros vayan a la Central de Abastos a comprar sus productos, no necesariamente les van a entregar facturas por lo que adquieran. Entonces ellos no podrán deducirlos y tendrán que pagar más impuestos y sus ganancias serán más pequeñas”.

Esto obligará a los pequeños establecimientos a tratar de eludir o evadir impuestos, y aún a incurrir en defraudación fiscales para poder sobrevivir, lo que representa una gran pérdida para la sociedad, ya que millones de impuestos que debieron haberse pagado no logran ser recaudados.

La reforma hacendaria también golpea a los trabajadores en sus ingresos, bienestar y capacidad de ahorro, ya que vales de despensa, ayuda para transporte, premios de asistencia y puntualidad, productividad, fondo de ahorro y planes de pensiones también pagarán impuestos.

Es claro que si los empleadores no pueden deducir al 100% las remuneraciones extra de los trabajadores, dejarían de otorgar estos beneficios o trasladarían el valor de las mismos al salario del trabajador, con el consecuente aumento de la base gravable y pago de mayores impuestos por parte de la clase trabajadora,

 

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