La coordinadora del Grupo Parlamentario del PRD en el Senado, Dolores Padierna Luna advirtió que el desbordamiento de la inflación, ocasionado en parte por el afán privatizador del mercado de los energéticos, ha tenido efectos indeseables no sólo en el poder adquisitivo de la población, sino en el costo del crédito que inhibe el consumo y la inversión y presiona a las finanzas públicas al incrementarse el costo de la deuda.

 

“La especulación que hacen los inversionistas con el dólar puede mantener su volatilidad. No hay ninguna certeza de lo que va a pasar con la liberalización del mercado de los energéticos, ni lo que vaya a resultar de las próximas negociaciones del TLCAN. Es decir, subsiste una gran incertidumbre sobre el futuro, cuya principal afectada será la población que ya de por si tiene ingresos insuficientes para adquirir los bines y servicios necesarios para una vida digna y que representan más de la mitad de la población”, agregó.

 

Padierna Luna recordó que, en la primera quincena de julio, la inflación, medida a través del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), alcanzó 6.28%, poco menos del 6.30% que alcanzó en la segunda quincena de julio. Estos niveles sólo fueron superados en los peores momentos de la crisis financiera de 2008-2009, que alcanzó su nivel máximo en diciembre de 2008 con 6.53%. A partir de mayo de 2009, la inflación empezó a disminuir hasta alcanzar un mínimo de 2.1% en diciembre de 2015, ubicándose dentro del rango establecido por el Banco de México de entre 2 y 4%.

 

“Una de las causas de este importante aumento fue el gasolinazo decretado por el Gobierno Federal con miras a la privatización del mercado de las gasolinas y el diésel, lo que ya se ha trasladado a los precios de otros bienes y servicios como el transporte”, afirmó.

 

Sin embargo, puntualizó la coordinadora parlamentaria, no ha sido el único causante del desbordamiento de la inflación, ya que la inflación subyacente, que mide la tendencia de los precios, sin incluir los de bienes de alta volatilidad, como los agropecuarios, ni los determinados por el Gobierno, se fue acelerando desde enero de 2016, y se ha seguido acelerando hasta la primera quincena de julio, cuando alcanzó el 4.92%. “La inflación no subyacente ha mantenido un crecimiento desmedido superando el 10% desde la segunda quincena de abril”.

 

Padierna Luna consideró que a esta han influido tanto los precios de los energéticos que determina el gobierno como el aumento de los precios de los productos agroalimentarios, que se han acelerado a partir de la segunda quincena de abril y también superando el 10% en la primera quincena de julio.

 

“Otro de los factores que impactaron a la inflación fue la devaluación del peso, cuyos efectos no son tan inmediatos. Sin embargo, durante los últimos meses se ha desacelerado significativamente e incluso, durante junio ya se presentó una apreciación de 2.45% y en lo que va de julio se ha apreciado un 1.5% adicional. En el primer semestre de 2016, la devaluación fue de 19.4% y en el mismo periodo de 2017 bajó a 7.7%, por lo que es de esperarse que ya no presione más a los precios. Sin embargo, su comportamiento sigue siendo factor de incertidumbre que pudiera afectar las metas de inflación”, subrayó.

 

A consideración de la senadora, la desbordada inflación ha tenido un impacto negativo en el poder adquisitivo de la población. Mientras que en 2015 y 2016 tuvo una recuperación de 3.4%, debido a que la inflación se mantuvo relativamente baja. En el primer trimestre de 2017 perdió 1.0% y ha perdido 3.3% en lo que va de la administración de Peña Nieto.

 

“Una condición necesaria para que los ingresos de la población no se sigan deteriorando es mantener más o menos controlada la inflación. Sin embargo, no es suficiente para mejorar el poder adquisitivo, lo que sólo se lograría aumentando sustancialmente el ingreso real. Sin embargo, la autoridad monetaria dice que el aumento del costo de la mano de obra es un factor que puede presionar más a la inflación”, concluyó.

 

---000---