Por ello, propuso que las autoridades de los tres órdenes de gobierno amplíen, faciliten y fomenten la creación, edición, producción, distribución, promoción y difusión de lectura de libros y de publicaciones periódicas en sus modalidades física, electrónica o virtual.
De igual manera, sugirió que se debe garantizar en cada municipio el establecimiento y desarrollo de al menos una librería, biblioteca o algún otro espacio público para la lectura y difusión del libro.
Esos espacios, agregó, deberán estar equipados con acervos físicos, electrónicos o virtuales mínimos y estará a cargo de un profesional en materia de promoción de la lectura o carrera afín.
Señaló que históricamente se ha confundido la promoción del libro como objeto con el fomento de la lectura como hábito, debido a que el acceso a los textos hace 50 años era mucho más complejo que hoy, además de que existían limitaciones técnicas para la producción y distribución masiva de publicaciones.
El legislador perredista mencionó que es fundamental entender al hábito de la lectura como un fenómeno no aislado ni independiente del resto de lo que es la persona.
Debemos --agregó-- transitar del escenario actual y movernos para ser un país donde no solamente existen políticas públicas de distribución masiva de libros sino con ciudadanos que leen más en diversas plataformas.
“Hoy día el acto de leer es un ejercicio radicalmente distinto al acto de leer de hace 30 o 40 años, inclusive respecto a cómo se leía hace 10 años, debido a la tendencia a leer en tabletas electrónicas”, apuntó.
La iniciativa que busca modificar la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro se envió a las comisiones de Cultura, de Biblioteca y Asuntos Editoriales y de Estudios Legislativos.
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