La senadora del PRI, Lisbeth Hernández Lecona propuso que la prevención del suicidio se dé desde la perspectiva de la salud mental, a través del establecimiento de objetivos específicos dentro del sistema nacional de salud, así como competencias claras al Consejo de Salubridad General para que implemente medidas inmediatas de solución a este problema.
Mencionó que es necesario implementar políticas públicas y un efectivo financiamiento en el ramo de salud, que permitan la adecuada coordinación entre los diferentes niveles de gobierno, transformando a los hospitales psiquiátricos en unidades de atención especializada, así como el fortaleciendo de la enseñanza de la salud mental en las escuelas de medicina y en las carreras de psicología, enfermería, trabajo social.
Señaló que el suicidio hoy en día es un problema de salud pública que se encuentra íntimamente vinculado con la salud mental y que, por ende, es menester favorecer el acceso a los recursos terapéuticos para mejorar el bienestar de la población y sobre todo de las familias, quienes son las que indirectamente reciben el daño por algún familiar que comete suicidio.
En este sentido, precisó que uno de cada cuatro mexicanos entre 18 y 65 años ha padecido en algún momento de su vida un trastorno mental, pero solo uno de cada cinco reciben tratamiento; el tiempo que demoran los pacientes para recibir atención en un centro de salud oscila entre 4 y 20 años según el tipo de afección.
Subrayó que del total del presupuesto asignado a la salud, apenas 2 por ciento se destina a la salud mental y de este mínimo porcentaje 80 por ciento es destinado al funcionamiento de los hospitales psiquiátricos, “que son insuficientes al igual que las unidades de hospitalización psiquiátrica en hospitales generales y establecimientos para atender a los pacientes mexicanos”.
Aunado a ello, denunció que el acceso a los hospitales referidos se encuentra limitado por la centralización del sistema de atención, ya que se ubican en las grandes ciudades; además del escaso número de especialistas y poca capacitación en los primeros niveles de atención.
“El problema recae en la falta de recursos financieros y de políticas públicas transversales en materia de salud para atender la prevención del suicidio, lo que hace necesario reestructurar la distribución del presupuesto para aumentar paulatinamente el gasto en salud y en salud mental”, aseveró al presentar una iniciativa ante el Pleno del Senado.
La iniciativa que busca reformar la Ley General de Salud se envió a la Comisión de Salud y Estudios Legislativos.
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