La desaceleración que la economía mexicana venía registrando desde la segunda mitad de 2012 se acentuó durante el primer semestre de 2013, admitió el Banco de México.
Aclaró que esta pérdida de dinamismo, que obedeció a una serie de choques adversos tanto externos como internos, así como el concomitante grado de holgura presente en los principales mercados de insumos, condujeron a que no se registraran presiones de demanda sobre el nivel general de precios ni sobre las cuentas externas.
En un informe que remitió al Senado, el Banco Central dio a conocer que en los primeros seis meses del año en curso la inflación promedio fue de 4.07 por ciento, en tanto que en el semestre previo se ubicó en 4.35 por ciento.
Añadió que si bien la trayectoria de la inflación fue afectada por algunos choques de oferta que incidieron sobre los precios de un grupo reducido de productos agropecuarios, así como por incrementos en algunos precios públicos, “la conducción de la política monetaria contribuyó a que no se presentaran efectos de segundo orden”.
En particular, la institución mencionó que se registraron dos choques que afectaron los precios: las heladas al inicio de marzo que dañaron la producción de algunas hortalizas y el nuevo brote de influenza aviar que impactó en los precios del huevo y de la carne de pollo.
Además, el gasto interno también observó una pérdida de dinamismo, sobre todo el consumo privado que mostró un debilitamiento en su ritmo de expansión y ello ocasionó que los indicadores de las ventas al menudeo y mayoreo en establecimientos comerciales exhibieran una trayectoria negativa en el semestre, precisó.
En congruencia con lo anterior, Banxico señaló que algunos determinantes del consumo mostraron una evolución desfavorable en los primeros dos trimestres de 2013, como es el caso de la remesas familiares y el ingreso real promedio de los trabajadores asegurados en el IMSS.
Asimismo, la inversión fija bruta tuvo un desempeño débil, el cual reflejó, en buena medida, un comportamiento adverso en el gasto de inversión en maquinaria y equipo importado y un estancamiento del sector de la construcción de vivienda.
Según el Banco de México en el semestre las tasas de desocupación nacional y de subocupación se mantuvieron en niveles elevados, mientras que el número de trabajadores de la construcción asegurados en el IMSS registró una tendencia negativa y el de trabajadores del sector comercio un menor dinamismo.
Finalmente, hizo notar que los ajustes en el tipo de cambio y en las tasas de interés de largo plazo en los mercados nacionales se dieron de manera ordenada y no afectaron las expectativas de inflación ni la prima por riesgo inflacionario.
Agregó que la política fiscal prudente, la política monetaria enfocada en preservar la estabilidad de precios y un régimen de tipo de cambio flexible, han mostrado a lo largo de los años ser útiles para absorber parte de los efectos de los choques externos y ello ha permitido generar un entorno de confianza en la economía de México.
El informe sobre la ejecución de la política monetaria durante el primer semestre de 2013 fue turnado a la Comisión de Hacienda y Crédito Público.
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