La doctora Soledad Murillo de la Vega, ex integrante del Comité de la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, señaló que en un Estado democrático deben existir mecanismos legales que garanticen el respeto a los derechos de la mujer, como la dignidad y la vida misma.
Al impartir en el Senado la conferencia magistral “Los Derechos Humanos de las Mujeres en el Marco de la CEDAW” --Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer de la ONU-- destacó que si no se contemplan estos reconocimientos, es muestra de que existen fallas importantes dentro de la gobernabilidad en los tres niveles del Estado.
Consideró que “la democracia es compartir agenda política y significa que se me reconozca como ciudadana con derechos, no con necesidades”.
Hizo notar que un Estado no puede convivir con mujeres en la cárcel, después de haber abortado y también es inaceptable que no intervenga  cuando existen feminicidios.
Para Murillo de la Vega existe un tema fundamental: “¿qué se hace con las víctimas, con las detenciones, por qué hay pruebas de embarazo para trabajar, cómo es posible que se conviva con mujeres en la cárcel por abortar?”
Por su parte, la senadora perredista Angélica de la Peña Gómez, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos,  recordó que hace un par de años en México hubo aciertos relevantes en materia de derechos humanos y de los cuales “no podemos permitir retrocesos”.
En junio de 2011 hubo una reforma a 11 artículos de la Constitución en materia de derechos humanos. Se logró dar un paso mucho más trascendental y ahora los tratados que México apruebe en dicha área están a nivel de la Constitución, precisó.
Expuso que con estos cambios se otorga mayor relevancia al principio pro-persona y ahora la gran tarea es continuar con el trabajo “para que logremos que las mujeres de todas las edades seamos realmente consideradas, reconocidas como sujetas de derecho”.
Ana Güezmes García, representante de ONU Mujeres en México y directora regional para México, Centroamérica, Cuba y República Dominicana, apuntó que en el mundo existe una generación de mujeres que tiene la posibilidad de hacer la revolución cultural más importante de la historia de la humanidad, que es la igualdad sustantiva entre hombres y mujeres.
“Tenemos muy claro que los derechos humanos no se otorgan, hay que conquistarlos con mucho tesón, con mucha perseverancia, pero sabemos que hay esta potencialidad y no tenemos duda que podemos ser sujetas y protagonistas de este gran cambio”, indicó.
Mencionó que en delitos cometidos contra la mujer hay demasiada impunidad en América Latina, donde los niveles están por arriba del 90 por ciento. “En ONU Mujeres somos muy claras: el principal mensaje de prevención es impunidad cero”.
Dijo que la prevención no es hacer campañas educativas, pero hay que dar un mensaje como sociedad de que no debe haber impunidad.
En su turno, la investigadora Marcela Lagarde expresó que miles de mujeres en México “hemos hecho una política de alianzas importante y construido un feminismo plural”, cuya incidencia es cada  vez más importante.
Sostuvo que las mujeres mexicanas “hacemos política en un país muy complicado”, donde el Estado de derecho está roto debido a la situación “terrible” de las mujeres por los riesgos para sus vidas y libertades.
“A las mujeres nos cuesta mucho hacer política”, puntualizó.
A su vez, la diputada federal Marta Lucía Micher Camarena, del PRD,  habló de la importancia que han dado miles de mujeres al tema de sus derechos. “Ha sido fundamental decir en este país que las mujeres tenemos derecho a tener derechos”.
Subrayó que hace algunos años cuando se discutía la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, las legisladoras incluyeron una figura llamada agravio comparado, la cual pretende evitar tratos diferenciados cuando se cometa alguna injusticia contra las mujeres, dependiendo del lugar o región del país.
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