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En la presentación de libro ¡El Sur existe, está más vivo que nuca y ya no puede seguir esperando!, de la autoría del senador Benjamín Robles Montoya, el senador Miguel Barbosa Huerta consideró como inaceptable que se sigan destinando pocos recursos para el desarrollo de los nueve estados que conforman esta región, donde se localiza el 83 por ciento de los municipios más pobres.
Dichas entidades, enfatizó el presidente del Instituto Belisario Domínguez, representan el mayor porcentaje de recursos naturales de México, pero de manera contradictoria es ahí donde se concentra “la pobreza más cruda”.
En su turno, el senador Robles Montoya mencionó que en su conjunto Puebla, Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Campeche, Yucatán, Quintana Roo, Tabasco y Veracruz muestran “un severo subdesarrollo humano comparable con el del África subsahariana y que en contraste tiene un gran riqueza natural.
Destacó que con más de 52 millones de pobres el clamor de justicia social en México sigue vigente, sobre todo en los estados del sur-sureste, donde seis de cada 10 personas se encuentran en esta situación, mientras que en el resto del país la proporción de la pobreza es de cuatro por cada 10 personas.
Además, resaltó, los ingresos promedio de esa zona son menores en casi 25 por ciento respecto al resto de las entidades de la República y agrupa el 95 por ciento de los municipios con menos de cinco años de promedio en educación.
Explicó que el texto tiene como antecedente las mesas de trabajo que se realizaron en Oaxaca, en noviembre de 2012, y que resultaron en una propuesta para erradicar la pobreza, lograr la enseñanza primaria universal, promover la igualdad de género, reducir la mortalidad de los niños menores de cinco años, mejorar la salud y garantizar la sostenibilidad del medio ambiente.
A su vez, Lorenzo Córdova Vianello, consejero del Instituto Federal Electoral, resaltó que “la democracia no genera, per se, desarrollo, no inhibe la desigualdad ni significa la erradicación de la pobreza y lo que ocurre en el sur del país y de lo que da cuenta el libro es una prueba de ello”.
Dijo que en esta región “fenómenos típicamente democráticos se han presentado en los últimos lustros” y “esto no ha traído como consecuencia mejorías en términos de desarrollo”, pero “sí desencanto con la democracia”.
Por ello, “es que se impone a la política y a los gobiernos, en sus distintos niveles, la obligación de generar desarrollo, mitigar la pobreza y acotar la desigualdad”, precisó.
Por último, Ciro Murayama Rendón, director general de Estudios Legislativos del IBD, enfatizó que es necesario poner en el centro de las acciones del Estado la prioridad del desarrollo por encima del equilibrio fiscal o el cumplimiento de “agendas externas”.
“No podemos seguir apostando a un manejo de la economía que prescinda de la visión regional, porque la gente vive en territorio y el desarrollo se concreta en esas zonas o no es tal”, manifestó.
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