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El vicepresidente de la Asociación de Ingenieros de Petrobras, Fernando Siqueira, dijo que los países desarrollados y las compañías petroleras trasnacionales “están en una situación de gran inseguridad energética”, por lo que existe una estrategia a nivel internacional para que la industria se desnacionalice y se abra al mercado.
En el foro Mitos y Realidades de Petrobras, Tras un Futuro Patriótico para Pemex, organizado por el senador Manuel Bartlett Díaz, del PT, mencionó que una de las estrategias del Departamento de Defensa de Estados Unidos es “evitar que países potencialmente hegemónicos se desarrollen y agrupen en regiones hostiles”, como el Mercosur.
Aseguró que el discurso de que la empresa brasileña fue exitosa a partir de su apertura en 1997, con el gobierno de Fernando Henrique Cardoso, “es una falacia completa”, porque las compañías extranjeras pasaron a ser propiedad del 100 por ciento del petróleo producido por ellas y sólo pagaban el 10 por ciento de impuestos.
Por ello, subrayó, el ex presidente Luiz Inácio Lula Da Silva tuvo que modificar la legislación para liberar a Brasil de este absurdo.
“Hay una idea de frenar nuestro desenvolvimiento, una estrategia para desnacionalizar nuestras compañías y una serie de providencias para que nuestro desarrollo sea interrumpido”, aseveró.
Señaló que el “cartel internacional de petróleo”, que agrupa a siete empresas transnacionales, “están sucumbiendo porque en el pasado controlaban el 90 por ciento de los yacimientos mundiales y ahora se estima que tienen sólo el tres por ciento y en estas condiciones no pueden sobrevivir y necesitan de nuestras reservas”.
En su turno, Javier Jiménez Espriú, miembro del Consejo Ejecutivo del Movimiento Regeneración Nacional, reiteró que con la tecnología y los ingenieros que hay en el país se puede hacer lo que se requiere sin “empeñar nuestro petróleo”, pero en esta administración “se quiere dar un paso definitivo” para la privatización, no de Petróleos Mexicanos, sino de la renta petrolera.
Afirmó que lo que se propone es continuar con el esquema que inició con la reforma de 2008, cuando por medio de “una trampa jurídica de interpretación”, con los famosos contratos incentivados, se abrió la participación privada en el sector.
Con este mecanismo, dijo, “ahora se paga el 75 por ciento de los costos del trabajo que realizan las empresas que ganaron alguna concesión” y además, se les entrega 4, 5, 6 o 9 dólares, según la licitación, por cada barril que se extrae.
A su vez, el economista Lorenzo Carrasco Bazúa aseguró que se tiene que conformar una alianza nacionalista entre Brasil y México y generar un frente nacional parlamentario independiente.
Destacó que se están enfrentando presiones de potencias angloamericanas para asegurar el control sobre los recursos energéticos.
Además, apuntó “Pemex es la esencia de la nacionalidad de México y por eso estamos en pie de lucha”.
Por su parte, el periodista Alfredo Jalife-Rahme, subrayó que el gran peligro es la privatización, bursatilización y la cuestión bancaria, porque el petróleo y la banca van de la mano, es un binomio bidireccional interconectado.
Precisó que este proceso se inició desde 2008 con el petróleo y hoy la “verdadera privatización” se encuentra en la producción de Shell Gas, del que México, al parecer, tiene la tercera reserva en el mundo.
Adicionalmente Francisco Garaicochea, presidente de Ingenieros Pemex Constitución del 17, aseguró que es muy importante tener en cuenta la rentabilidad colateral asociada a la venta de equipos de procedencia extranjera, asesorías, servicios de toma de registros, interpretación de registros, fracturamiento de pozos, entre otros.
La única forma de frenar la entrega de la riqueza petrolera es la movilización social, reiteró.
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