Versión estenográfica del mensaje del senador Martí Batres Guadarrama, presidente de la Mesa Directiva, durante la Firma del Convenio entre el Senado de la República y la Asociación Menchú Tum, Hacia una Cultura de Paz, A.C.
Muchísimas gracias.
De nueva cuenta, tenemos el honor de recibir en el Senado de la República, a la doctora Rigoberta Menchú. Le doy nuevamente la bienvenida, un aplauso muy fuerte para Rigoberta, Premio Nobel de la Paz.
El día de hoy, la Asociación Menchú Tum y el Senado de la República, firmaremos un Convenio General de Colaboración para la Promoción y Fortalecimiento de los Derechos Humanos, de la Inclusión, de la Cohesión y de la Paz.
A ambas instituciones nos interesa beneficiar a las poblaciones del mundo, especialmente a quienes se enfrentan a las mayores desventajas.
Nos une la defensa del patrimonio cultural de los pueblos originarios de nuestra América.
Este convenio, será la base para acuerdos específicos que fomenten estudios sobre la memoria de los pueblos y que ayuden en la defensa y promoción de sus derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
En específico, el día de hoy escucharemos la Conferencia Magistral sobre las Bellas Artes de los Pueblos Originarios. El título es pertinente, no es casual; las civilizaciones originarias de nuestra América han forjado culturas complejas, cuya vitalidad persiste y les ha permitido a un tiempo, resistir y adaptarse.
Su producción material incluye todo tipo de expresiones: masivas y especializadas. Por eso, es que se habla de bellas artes en este tema.
Hablar de bellas artes, también tiene una connotación de lucha y de combate cultural e ideológico importante, pues por un lado, en el discurso dominante, hay bellas artes y, por otro lado, hay artesanías.
De esta manera se hace una reivindicación a la generación cultural de los pueblos originarios. De hecho, los frutos culturales más desarrollados de nuestras civilizaciones, procesados de acuerdo a diversas tradiciones de las comunidades, son bellas artes. No son artesanías, cuyo precio puede castigarse en un mercado monopolizado por otros.
La Asociación Menchú Tum y el Senado, compartimos una preocupación en este punto y en muchos más. Hoy en día, los frutos y productos culturales de nuestros pueblos corren el riesgo de ser confiscados día a día, por poderosos agentes del mercado que son, la mayor de las veces, completamente ajenos a las comunidades.
En ese contexto, quiero resaltar que la senadora Susana Harp, ha propiciado un debate muy importante en la Comisión de Cultura y en el Senado mismo, que se ha proyectado hacia el exterior; a partir de una iniciativa con la que se busca construir mecanismos legales de salvaguarda de ese patrimonio cultural.
Se le ha llamado de diversas maneras, se ha hablado de patrimonio cultural, tangible o intangible; se ha hablado de la propiedad intelectual, de los propios pueblos. El hecho es que, hoy en día, diversas marcas extranjeras internacionales pueden obtener millones de dólares por comercializar diseños que no realizaron, que no produjeron; sino que fueron creados por las comunidades y pueblos indígenas de Mesoamérica y por los cuales, estas comunidades no obtienen un solo centavo.
No nos oponemos a que se difundan las creaciones culturales de nuestros pueblos, al contrario, queremos que eso suceda cada vez más. Pero nos parece una terrible injusticia y una suerte de sutil despojo, que esto ocurra sin el reconocimiento intelectual y material que se requiere respecto a los pueblos y comunidades indígenas.
La civilización hegemónica en el actual proceso globalizador, habla constantemente del derecho de propiedad intelectual. Pero es muy parca para reconocer ese derecho, a los colectivos y tiene mucha dificultad para reconocer la autoría colectiva de música, diseños, literatura, técnicas terapéuticas, vestidos, conocimiento sobre la naturaleza, etcétera.
Deseo que este evento nos ayude en la tarea legislativa que nos demandan pueblos y comunidades de nuestro país, y que por cierto, se identifican con demandas y pueblos de comunidades de otros lugares de América Latina y del mundo.
Ya hemos iniciado, en este Senado de la República, diversos debates profundos e interesantes, uno de ellos se encuentra caminando ya, que es el reconocimiento de los pueblos afromexicanos, afrodescendientes, que se plasma en una Iniciativa de Reforma Constitucional, por cierto, presentada por la senadora Harp, y que fue aprobada por unanimidad en el Senado de la República, después en la Cámara de Diputados, se está debatiendo en estos momentos en los congresos locales de nuestro país.
Al parecer, cuatro congresos locales han aprobado ya esta Reforma y hacemos votos porque otros 13, 15, 20, congresos más, la aprueben pronto y próximamente, para que pueda ser otra de las grandes reformas igualitarias y de reconocimiento de la diversidad cultural de nuestras sociedades hoy en día.
Por lo tanto, quiero agradecer mucho la presencia de Rigoberta Menchú, que es un emblema de lucha por la paz, de lucha de los pueblos indígenas y de las mujeres de nuestra América Latina.
Y quiero, también, comentar, en este contexto, la importancia de las palabras del Presidente de la República, ahora que estuvo por el sureste del país, en torno a la unidad con nuestros hermanos de Chiapas, particularmente con los indígenas zapatistas, que dieron una batalla histórica, memorable, por el reconocimiento de los derechos y cultura de los pueblos y comunidades indígenas.
Hubo todo un debate que, hacia finales del Siglo pasado, se plasmó en lo que se conoció después como la llamada Ley COCOPA. Primero, en los acuerdos de San Andrés, y, luego, en la llamada Ley COCOPA, en una expresión legislativa específica.
En aquel entonces, hacia finales del Siglo pasado, el entonces presidente de la República, Ernesto Zedillo, no envió esta Iniciativa para su debate al Congreso de la Unión, algunos legisladores la presentaron por su cuenta.
Pero al comenzar el nuevo Siglo, el presidente Vicente Fox envió la Iniciativa llamada Ley COCOPA, tal cual, íntegra, al Congreso de la Unión, lo que suscitó un debate a lo largo del año 2001 y una de las mayores movilizaciones indígenas, en lo que conocimos como la Marcha del Color de la Tierra, en aquel entonces.
Dicha Iniciativa, sin embargo, no se aprobó tal cual, quedaron temas pendientes. El reconocimiento de los pueblos indígenas como sujetos de derecho, por poner un ejemplo, y múltiples derechos relacionados con su acceso al uso y disfrute de los recursos naturales, los medios de comunicación, la educación y otros.
Creo que esta etapa que vivimos en el país, de reconocimiento de los cambios que son necesarios, puede propiciar una nueva discusión sobre los derechos de los pueblos y comunidades indígenas.
Recuerdo en aquel entonces, cuando se aprobó la Reforma Indígena, en el 2001, hubo una gran insatisfacción de una parte del Congreso de la Unión, que señaló que no se expresaba lo que se requería, no se dio la profundidad en la Reforma.
Más de un centenar de legisladoras y legisladores, insistimos en la discusión y en presentar nuevamente a debate la llamada Ley COCOPA, y nos acompañó Rigoberta Menchú, en aquel nuevo intento por abordar esta discusión.
Yo, a pesar del paso de los años y a 18 años de aquel debate, quiero reconocerle a Rigoberta que nos haya acompañado en dejar patente, dejar constancia que aquel debate de derechos de los pueblos indígenas no terminó satisfactoriamente para los interlocutores fundamentales de esta Reforma, los pueblos indígenas de México. Estamos en un tiempo en que podemos retomar esa discusión.
Muchas gracias a Rigoberta Menchú, por su presencia, el día de hoy, en el Senado de la República.
Y gracias senadoras y senadores, y al público en general por su presencia hoy aquí.
Gracias.