Número-601
- La Iglesia discrimina a parejas homosexuales, sus hijos o los niños que adoptan: Rector de la UAM.
- Familias heteroparentales y homoparentales pueden ofrecer las condiciones adecuadas para criar y educar a niños huérfanos o abandonados, señalan.
Académicos y especialistas afirmaron que las familias homoparentales –con ambos padres del mismo sexo– al igual que sus hijos o los niños que adoptan, son discriminados por la ley, ya que se les priva de los derechos y beneficios que otorga el matrimonio; ante esta situación, pidieron reconocer la diversidad y establecer una racionalización de los criterios y procedimientos legales para la adopción.
Al participar en el foro “Matrimonio igualitario”, convocado por el Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República (IBD), el rector de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Salvador Vega y León, dijo que el interés superior de la niñez debe prevalecer para que menores tengan el derecho a ser adoptados por personas que les ofrezcan las condiciones necesarias para su cuidado y desarrollo, con total independencia de su orientación sexual.
Afirmó que las parejas homosexuales, sus hijos o los niños que adoptan, son discriminados por la visión de la Iglesia, la cual señala que el único fin del matrimonio es procrear hijos, con lo que el criterio constitucional del interés superior de la niñez deja de hacerse válido.
A la diversidad familiar y a las parejas homosexuales, agregó, se les priva del derecho y beneficios tangibles e intangibles que otorga el matrimonio a las parejas y a los niños que deciden criar.
Jorge Linares Salgado, del Programa de Bioética de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), aseguró que no existen razones objetivas, ni científicamente fundadas, para afirmar que existen riesgos de padecer problemas psicosociales para niñas y niños criados por parejas homosexuales.
Dijo que esta idea es un prejuicio social y de grupos religiosos, provocado por la falta de un conocimiento amplio de la sexualidad humana y la diversidad. No hay pruebas que demuestren estos temores y el posible riesgo de que los menores tengan una afectación, subrayó.
Dejó claro que tanto las familias heteroparentales como homoparentales pueden ofrecer las condiciones adecuadas para criar y educar a niños huérfanos o abandonados, y no se puede prejuzgar que unas son mejores que otras; por ello, es inaceptable que el Estado discrimine a favor de un solo tipo de familia para dar en adopción a los menores.
Linares Salgado expresó que la familia y el matrimonio son instituciones que han evolucionado a lo largo de la historia y la ley debe reconocer y regular la diversidad existente, así como establecer una racionalización de los criterios y procedimientos legales para la adopción.
En tanto, Olivia Rubio, de la organización Familias Diversas, manifestó hay estudios que señalan que las parejas homoparentales y lesbomaternales –con ambos padres del sexo femenino– son tan buenos padres como los heterosexuales, y no hay fundamento empírico para determinar lo contrario.
Fernando Pliego Carrasco, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, desestimó algunos estudios que afirman que no hay ninguna diferencia entre familias heterosexuales y homoparentales. Éstos se han hecho de manera sesgada y con muestras muy pequeñas, además de que ninguno está basado en una encuesta representativa, aseveró.
Por tanto, esas investigaciones no sirven como material científico de prueba: “no se vale presentar estudios basados en muestras a conveniencia, eso es contra la razón científica”, concluyó.
Aseguró que lo que está en juego es el núcleo cultural del país, pues la perspectiva de la población es que la familia y matrimonio tradicionales son la institución cultural más importante de todas; cuando le entran al tema, le están entrando a la estructura de organización de la sociedad; es algo muy serio, apuntó.
Refirió que de acuerdo con 467 estudios científicos, publicados en revistas académicas y que contienen información de 15 países, cuando los niños viven con su papá y mamá biológicos tienen mejor desempeño escolar; hay menos violencia en las parejas casadas que en las que habitan en unión libre, menos abusos sexuales que cuando viven en otra situación familiar; y las parejas casadas tiene mejor relación con los hijos y son más felices.