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El senador Melquíades Morales Flores señaló que la ciudad de Puebla ha sido escenario de luchas trascendentales en la vida de la nación durante los siglos XIX y XX, e incluso resistió un sitio de 62 días, pasaje conocido como la segunda batalla de Puebla ocurrida el 17 de mayo de 1863, al mando de Jesús González Ortega.

Durante la sexta sesión del Seminario Nacional Resistencia Republicana en las entidades federativas de México, el también presidente de la Comisión Especial Encargada de los Festejos del Sesquicentenario de la Batalla de Puebla, recordó uno de los pasajes más importante ocurridos en la ciudad.

Al estar cercada la ciudad por el ejército francés, frente al Palacio Municipal hay un monumento a la bandera y ahí hay una inscripción que recuerda la gran defensa de la ciudad. González Ortega ordenó a sus soldados concentrar todo el armamento en la plaza principal y que lo destruyeran todo para que después se entregaran como prisioneros de guerra, explicó.

Se trató – añadió-- de un acto heroico de esa generación de militares encabezadas por el general González Ortega.

Por su parte, el historiador y académico Marco Antonio Flores Zavala señaló que Jesús González Ortega como gobernador de Zacatecas era un liberal radical, impulsando la separación iglesia – estado, así como la expropiación de los bienes eclesiásticos.

Incluso, agregó, trato de llegar a la Presidencia de la República, enfrentándose al entonces presidente Benito Juárez, sin conseguirlo. A la muerte de Zaragoza, en 1862, lo suple en la defensa de Puebla y es actor importante de la segunda batalla de la ciudad.

Por su parte, el historiador José Antonio Gutiérrez Gutiérrez narró que Aguascalientes más que apoyar a los defensores de la República con hombres, lo hizo a través de las ideas con los periódicos liberales “La Aurora de México” y “La Libertad de México” dirigidos por Antonio Cornejo y Trinidad Pedraza, respectivamente.

Reveló que el entonces gobernador, Jesús Gómez Portugal promovió, a través de una carta enviada el presidente Juárez y al Congreso, que la ciudad de Aguascalientes se convirtiera en la capital del país, argumentando que la entidad se encontraba en una posición geográfica inmejorable, “mediocridad, en la que están acostumbrados a vivir sus habitantes” y un clima benigno.


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