Número-1269

  • La feminización de la tierra podría generarse por la migración de los hombres en búsqueda de mejores beneficios.
  • La tierra ya no es para producirla, ahora es herencia para los hijos.

 

Durante el Foro “Las mujeres y la tenencia de la tierra en México”, la senadora Mely Romero Celis, del Grupo Parlamentario del PRI, detalló que ha presentado diversas iniciativas, entre las que destaca la relativa a la creación de un fideicomiso que sirva como fondo de garantía, respecto a las solicitudes de crédito de mujeres y otra sobre la transmisión de la propiedad de las mujeres.

 

Asimismo, alentó a los senadores a promover acciones legislativas para proponer el rediseño de las políticas públicas en favor de las mujeres del sector rural.

 

Al participar en el primer panel titulado “Legislación vigente y su impacto en el acceso de las mujeres a la tierra”, el Procurador Agrario, Cruz López Aguilar, señaló que uno de los fenómenos más notorios de la feminización de la tierra y de la agricultura, es la fuerte corriente migratoria de los hombres del sector rural al urbano; así como el desarraigo de la juventud hacia la tierra.

 

El servidor público destacó que dentro de las propuestas institucionales, dijo que se debe promover en conjunto con los tribunales agrarios jornadas de justicia itinerante, y fortalecer la coordinación con el Registro Agrario Nacional para realizar jornadas para el depósito de listas de sucesión de las mujeres rurales, así como establecer mecanismos de coordinación con la financiera nacional y los institutos nacionales de la Economía Social y de las Mujeres para impulsar un programa de capacitación empresarial, entre otros.

 

La doctora Kristen Appendini, del Colegio de México, subrayó que no se ha tenido una política agropecuaria incluyente de las familias agropecuarias, aunado a la rápida urbanización de los ejidos. Se necesita, un modelo de desarrollo agrícola más inclusivo que los pequeños y medianos productores, una política heterogénea que obedezca a las potencialidades de las regiones y tipos de productores y sobre todo, comprender las múltiples funciones de la tierra.

 

Agregó que la herencia para los hijos ya no es la tierra para el cultivo sino para la residencia, además de ser considerado como un recurso por el que se puede tener acceso a un crédito, y recalcó que el ingreso proveniente de la propiedad agrícola es cada vez menos importante en los hogares agrícolas, pues las mujeres rurales se dedican en su mayoría al comercio o al trabajo doméstico.

 

Por otra parte, Jesús Anlén López, del Tribunal Agrario, aseguró que hoy “el campo tiene cara de mujer”, de mujeres adultas mayores en muchos de los ejidos, por lo que es importante eliminar las barreras de género tanto en la impartición de justicia como en la inclusión social en el proceso de desarrollo.

 

Asimismo, resaltó que para aumentar la productividad agrícola y los ingresos de la mujer rural, se les tiene que dar certeza y seguridad jurídica en la tenencia de la tierra. Además destacó que las políticas judiciales deben enfocarse en la aplicación conforme a derecho de la Ley agraria con perspectiva de género y la dimensión que corresponde a su entorno social.

 

En tanto, Horacio Vázquez Flora, del Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (CEDRSSA) consideró que la eliminación de la brecha de género es un tema que urge atender, pues erradicarla generará grandes beneficios, pues según la FAO se incrementaría entre 20 y 30 por ciento la producción agrícola y entre 2.5 y 4 por ciento la riqueza de los países.

 

Destacó que 80 por ciento de ejidatarios son hombres y los que cuentan con una parcela son 82 por ciento, por lo que el 20 por ciento de mujeres que cuenta con un ejido disminuye a 18 por ciento, por no contar con un título de la tierra.

 

Por otra parte, Alejandro Encinas Nájera, del Instituto Belisario Domínguez del Senado, explicó que la desertificación del campo, excesiva parcialización de la tierra y el papel del campo en el concierto de la globalización han provocado que los campesinos pasen de ser pequeños propietarios a asalariados de sus propias tierras.

 

Destacó que actualmente las demandas de los jornaleros están más relacionadas con la dignificación laboral y no con la demanda de la tenencia de la tierra.

 

En su oportunidad, Edwvigis Rodríguez Guerrero, del Inmujeres, destacó los importantes esfuerzos que se llevan a cabo con diferentes dependencias para detectar casos potenciales de éxito; subrayó que la Mesa Interinstitucional de Mujeres Rurales Indígenas y Campesinas busca establecer bases de colaboración entre las dependencias para trabajar en beneficio de desarrollo humano de mujeres rurales indígenas y campesinas.

 

Destacó el proyecto Identidad Jurídica de las Mujeres, el cual, instala módulos en los institutos estatales y municipales de la mujer, para colocar un registro itinerante y acercar los servicios a la población. Con la Procuraduría Agraria, agregó, se brinda asesoría, representación, apoyo y ordenamiento de la propiedad rural organización agraria, a través de un diagnóstico en las unidades agrícolas industriales de la mujer para identificar la situación actual de las parcelas, a fin de determinar su existencia en el núcleo agrario.

 

Para Ana Libia Leyva Hernández, de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), la feminización en el campo existe desde hace 30 años y se ve reflejada en una mayor participación productiva económica de las mujeres incluso en la posesión de recursos y residencias en núcleos agrarios, por lo tanto, reconocerla es básico para repensar las políticas públicas dirigidas a las mujeres.

 

Destacó que se debe reconocer que las mujeres son agentes claves para conseguir los cambios económicos, ambientales y sociales; fortalecer los mecanismos de apoyo directos a mujeres del sector agrario, y propiciar el fomento de actividades productivas especialmente agroalimentarias.

 

A su vez, José Rafael Minor Molina, del Registro Agrario Nacional (RAN), precisó que actualmente se tiene un total de un millón 164 mil 603 mujeres en el registro, lo que representa aproximadamente 20 por ciento del total de derechos inscritos.

 

Asimismo, expuso sigue existiendo una subordinación de la mujer en la realización de las asambleas, pero, cada vez más se involucran en la dinámica económica del país. En este sentido, precisó que de los 32 mil núcleos agrarios, 11 por ciento cuenta con una mujer integrada en los órganos de representación de los ejidos; el 4 por ciento de estos órganos es presidido por mujeres comisariadas ejidales.

 

Humberto Soto de la Rosa, de la unidad de Desarrollo Social de la CEPAL, señaló que el acceso efectivo a la tierra no se ha concretado. El reto, subrayó, es cambiar esta situación, y se puede lograr a través de políticas integrales que dialoguen los sectores y los actores involucrados, así como con la implementación de acciones positivas que fomenten la autonomía de las mujeres en el campo hacia la igualdad.

 

Asimismo, aseguró que se debe empoderar a las mujeres desde la adolescencia, mediante la reducción de las brechas económicas, a través de la asignación de recursos, mejores ingresos y en el aspecto educativo.

 

Finalmente Aida Marina Arvizu Rivas, de la Secretaria de Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) puntualizó que el campo se está quedando solo, pues 80 por ciento de la población vive en la ciudad.

 

Mientras que no exista más empleo formal, deberán generarse alternativas para que la gente regrese al campo para producir la tierra, advirtió.

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