Número-522
- Inauguran en el Senado de la República seminario “La Constitución, análisis rumbo a su centenario”.
- La Carta Magna es susceptible de adaptarse al momento histórico en que se vive, pero en ello debe cuidarse siempre su esencia y principios: Arturo Zamora Jiménez.
En la inauguración del seminario “La Constitución, análisis rumbo a su centenario” el vicepresidente de la Mesa Directiva, Arturo Zamora Jiménez, dijo que como toda norma fundamental, la Carta Magna es susceptible de adaptarse al momento histórico en que se vive, pero en ello debe cuidarse siempre su esencia y principios.
La Constitución debe seguir formando parte de ese catálogo fundamental, filosófico, de principios y valores del pueblo mexicano, dijo el legislador en el encuentro que se llevó a cabo en la antigua sede de la Cámara de Senadores, en la Casona de Xicoténcatl.
En dos años más, en el centenario de la promulgación de la Constitución de 1917, será el momento ideal de sumar esfuerzos para impulsar su fortalecimiento con el propósito de que ésta recupere su carácter de pacto social fundante y se convierta nuevamente en la ruta de navegación del país.
Después de la aprobación de las reformas estructurales para fortalecer la competitividad del país, ampliar los beneficios sociales, económicos y educativos de la población, es importante destacar que los pactos sirven para generar identidad y son actos simbólicos que permiten la cohesión social y que contienen un profundo sentido legitimador.
El senador Roberto Gil Zuarth, presidente de la Comisión de Justicia, y reconoció que la fuerza normativa de la Carta Magna, adquirida en la transición democrática, no ha logrado hacer efectivos los derechos de igualdad.
La desigualdad, aseguró, es el problema central de nuestra convivencia, no sólo la económica, la injusta distribución del ingreso y de la riqueza, sino la desigualdad en el acceso a los bienes y a los servicios públicos más básicos, en el ejercicio de los derechos de participación en los asuntos públicos y de libertad que requiere un Estado fuerte para proteger la vida, la integridad física y la dignidad de las personas.
La desigualdad, dijo, exige un Estado fuerte, no para sustituir el empeño o la iniciativa personal o para dirigir los esfuerzos colectivos según un plan trazado, sino para eliminar las barreas de acceso a las condiciones materiales de subsistencia y para pacificar a una sociedad cada vez más compleja y plural.
Enfatizó en que el reto del constitucionalismo mexicano del Siglo XXI es completar la formación de un auténtico Estado de derechos, que asuma a la persona, en su dignidad y necesidades vitales, y no al Estado como el centro de la vida en sociedad y como la médula de la acción política y jurídica.
El senador Enrique Burgos García, presidente la Comisión de Puntos Constitucionales, recordó que en el seno del Congreso Constituyente de 1917 surgió la oportunidad prefigurar un Estado fuerte y conciliador, en el que hoy --por imperativo de la realidad-- tienen cabida reivindicaciones extremas, pero siempre dentro de los fronteras éticas y políticas de la nación.
“No caigamos tampoco en los mimetismos políticos o doctrinarios, en encubiertos sectarismos o inaceptables tutelajes, los cuales en vez de buscar progresos a veces parecen regresión”, expresó.
Agregó: “No perdamos de vista el valor de la originalidad del constitucionalismo social mexicano, que no sólo se finca en su concepción conciliadora en lo social e individual, sino en su audacia y nitidez con el cual asume el sentir de la nación, en su fidelidad para mirar el futuro sin ruptura con las decisiones políticas fundamentales”.
Si la política es ante todo una búsqueda de acuerdos entre los componentes sociales para asomarse al tiempo futuro con sentido de viabilidad, “hoy nuestra Constitución representa no sólo el mejor, sino el único camino, el basamento para un gran acuerdo social y político, consideró.
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