La Comisión Permanente recibió el informe de la participación del presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, en la ceremonia de beatificación del Papa Juan Pablo II en la Santa Sede, los días 30 de abril y 1 de mayo del año en curso.
En el documento enviado por la Secretaría de Gobernación, se explica que la participación del titular del Ejecutivo en la ceremonia de beatificación respondió a los estrechos vínculos de cooperación y respeto existentes entre México y la Santa Sede desde el establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos estados en 1992.
Agrega que este viaje constituyó un gesto un gesto significativo por la cercana relación que el extinto Papa cultivó con el pueblo de México, a través de las cinco visitas que realizó a nuestro país.
La representación de México significó un claro mensaje del interés del gobierno de continuar fortaleciendo la cooperación con la Santa Sede en temas como la defensa de los derechos humanos de los pueblos indígenas, migrantes, personas con discapacidades, así como la lucha contra la pena de muerte y la cooperación internacional para el desarrollo, se subraya en el texto.
En este sentido, refiere que se confirmó la presencia de nuestro país en un acto plural en el que estuvieron representadas naciones tanto laicas como aquellas que tienen una religión oficial.
También se informa que al finalizar la ceremonia el Papa Benedicto XVI conversó con el presidente Felipe Calderón, quien invitó al Papa a realizar una visita oficial a nuestro país, lo que daría continuidad a los vínculos de cooperación y respeto entre los dos estados.
Desde la tribuna, el diputado priista César Augusto Santiago expresó que el problema que vive el país deriva de una circunstancia que “hoy en este informe queda demostrado una vez más, la renuencia del presidente Calderón a asumirse como jefe del Estado mexicano”.
“Me da la impresión de que no le gusta, no quiere ser jefe del Estado mexicano, él quiere ser comandante de su partido político, dirigente de las Fuerzas Armadas, le gusta eso, Él quiere estar en la contienda cotidiana de los asuntos políticos”, expuso.
Ese es mi reclamo, puntualizó, no el hecho de que vaya por sus creencias o ambiciones a ceremonias del tipo que quiera, no me interesa eso, me interesa decirles que no podemos aceptar que el jefe del Estado mexicano acuda a una ceremonia estrictamente litúrgica de una iglesia que merece todo mi respeto.
Por su parte, el senador del PAN, Ricardo García Cervantes, dijo estar de acuerdo en la valoración que el Ejecutivo hizo en el informe y de su contenido político.
“No le doy a la presencia del presidente de la República ningún otro contenido que no sea diplomático y de reconocimiento de mensajes políticos” subrayó.
Explicó que el hecho diplomático es la aceptación a un evento al que fue invitado por un jefe de Estado con el que tenemos relaciones, por lo que es absolutamente válido el que se dé la diplomacia atendiendo o rechazando invitaciones según se considere sus efectos de carácter político.
En este sentido, el legislador aseguró que se trata de construir una posibilidad de que “cada quien crea en lo que quiera, profese sus creencias de manera privada y pública con todo tipo de garantías y derechos individuales”.
En tanto, el senador perredista Pablo Gómez Álvarez consideró incompatible la presencia del jefe del Estado en un acto litúrgico, por lo que se debe analizar “con cuidado” la Constitución mexicana y discutir lo que significa el principio histórico de la separación Estado e Iglesia.
Ese principio --explicó-- no impide a ningún miembro del Estado tener las creencias religiosas y profesar la religión que quiera, lo que impide es que el Estado forme parte, como tal, en un acto de carácter litúrgico “porque es asumir una posición de carácter religioso, en una práctica religiosa como institución de Estado, lo que no puede ser de acuerdo con las leyes de México”.
Por ello, cuestionó: ¿estamos metiendo al Estado mexicano en asuntos y discusiones que corresponden exclusivamente a la Iglesia Católica? ¿A dónde lleva ese camino? Sería un error gravísimo continuar por ahí.
El informe se remitió a las comisiones de Relaciones Exteriores y de Relaciones Exteriores, Europa del Senado y a la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, así como a la Segunda Comisión de la Permanente.
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