Comunicado-569

  • El titular de la CNDH debe refrendar su autonomía en lo político y en lo profesional: senadora Angélica de la Peña
  • Hay esperanza de que en los próximos cinco años, el titular de la CNDH tenga pocos amigos en el poder: senador Roberto Gil.

Las comisiones unidas de Derechos Humanos y de Justicia presentaron ante el Pleno del Senado el dictamen con punto de acuerdo, por el que se integra la terna de candidatos a la Presidencia de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), la cual está integrada por Mauricio Farah Gebara, Luis Raúl González Pérez y Sara Irene Herrerías Guerra.

Al presentar el dictamen, la senadora Angélica de la Peña Gómez, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos, expuso que la independencia de la actuación del titular de la CNDH con los poderes es equivalente a la autoridad ética que deberá refrendar con el aseguramiento de su autonomía en lo político y en lo profesional.
La legisladora puntualizó que la CNDH debe ser una instancia vital para la vigilancia, defensa y protección de los derechos humanos de manera armónica con los preceptos de la Constitución; ser una pieza clave para que se reinvente, acorde a su autonomía y al régimen democrático del país, y que sus recomendaciones sean atendidas cabalmente.
La senadora del Partido de la Revolución Democrática consideró que el titular de la CNDH debe ser capaz de privilegiar el diálogo respetuoso con sus homólogos de las 32 entidades federativas y con las organizaciones defensoras de los derechos humanos en toda su diversidad.
Debe ser capaz, agregó, de dialogar con las autoridades de los tres niveles de gobierno; respetuosa en su colaboración con el Poder Judicial; y tomar en consideración las distintas recomendaciones que los organismos internacionales, como la ONU y OEA le han hecho al país.
Indicó que tiene que ser coincidente con la preocupación de los señalamientos de estos organismos internacionales al Estado mexicano y procurar que haya una reparación inmediata del daño a víctimas y víctimas sobrevivientes. Debemos pensar la CNDH, dijo, como una defensoría del pueblo.
Subrayó que desde el primer día de la asunción, quien sea elegido o elegida debe trabajar por la construcción de la legitimidad social que requiere para estar a la altura de la crisis que vive el país.
El senador Roberto Gil Zuarth, presidente de la Comisión de Justicia, aseguró que la esperanza es que al paso de los próximos cinco años el titular de la CNDH tenga pocos amigos en el poder y muchos amigos reconocidos con su aportación, pues aseveró que esa tiene que ser la mayor muestra de que el ombudsman hizo correctamente su trabajo.
El legislador del Partido Acción Nacional subrayó que éste recibe un mandato claro: el dato extraordinario del consenso, y estará cargado de esperanza del pueblo de México que vive la peor crisis en esta materia; pero, enfatizó, tendrá la encomienda inmediata de atender los casos que han lastimado a la nación: Ayotzinapa y Tlatlaya.
Consideró que estos asuntos deben ser prioridad para el nuevo titular de la CNDH, para encontrar la verdad, reparar el daño, fincar las responsabilidades y, sobre todo, garantizar que nunca más se repitan hechos como éstos.
Gil Zuarth hizo énfasis en que debe situar a los derechos humanos en el primer punto de la prioridad nacional, toda vez que si se ven violaciones a las garantías individuales en las realidades sociales es debido a que la CNDH ha perdido fuerza y el énfasis que debe tener en nuestras dinámicas política y social.
Señaló que el titular de la CNDH debe hacer un esfuerzo contundente por recuperar la primacía que tienen los derechos humanos en la política, en los espacios sociales y en la interacción del poder y la sociedad.
Indicó que debe observar una nueva etapa, que implique atender los nuevos fenómenos de violación de los derechos humanos como la desaparición forzada de personas, de los derechos que se reconocen a partir instrumentos normativos específicos como el derecho de los niños, niñas y adolescentes.
Aseveró que el pendiente histórico que no admite más espera es el de atender el derecho de los migrantes, de los desplazados, de las personas que sufren en su realidad cotidiana la ausencia de oportunidades y la imposibilidad de forjarse su propio destino.

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