Versión Estenográfica de la inauguración del Primer Congreso Nacional de Familia y Desarrollo Humano, llevado a cabo en la sede del Senado en Xicoténcatl.

PRESENTADOR: Muy buenos días. La LXII Legislatura del Senado de la República, tiene el agrado de recibirlos y darles la bienvenida a este Primer Congreso Nacional de Familia y Desarrollo Humano.

Este Congreso, organizado por la Comisión de Familia y Desarrollo Humano del Senado de la República, tiene por objeto brindar un panorama general sobre la familia mexicana y los retos que hoy afronta. Así como las consecuencias de todo ello en el desarrollo humano; buscando facilitar el diseño y operación de políticas públicas que fortalezcan el desarrollo de las familias en nuestro país, involucrando a todos los actores sociales en dicha tarea.
En primer término, agradecemos la presencia del honorable presídium que hoy nos acompaña.
Agradecemos la presencia del senador Jorge Luis Preciado Rodríguez, presidente del Instituto Belisario Domínguez.
Agradecemos también la presencia del senador José María Martínez Martínez, presidente de la Comisión de la Familia y Desarrollo Humano.
Contamos también con la presencia de la senadora Lisbeth Hernández Lecona, secretaria de la Comisión de la Familia y Desarrollo Humano.
Agradecemos igualmente la presencia de legisladores que nos acompañan, así como de los representantes de diversas Secretarías de Estado y organizaciones de la sociedad civil, que se encuentran presentes en esta mañana.
Particularmente, agradecemos a la senadora María del Rocío Pineda Gochi, que nos acompaña; a la diputada Lucía Pérez Camarena; a la senadora Margarita Flores Sánchez.
También mencionaremos algunas de las organizaciones que nos acompañan en esta mañana, probablemente no sean todas las que se encuentran presentes, pero las iremos mencionando conforme vayamos teniendo su registro:
Tenemos con nosotros a la Fundación JUCONI; a Mejores Familias; Grupo Rescate Familia; Fundación Lilia Reyes; a la Alianza por la Infancia y sus Familias; Juntos por México y la Red Familia, que agrupa a casi 600 organizaciones vinculadas a los temas de la familia.
A todos ustedes bienvenidos y gracias por participar en este Congreso.
En primer término, tenemos las palabras de bienvenida de la senadora Lisbeth Hernández Lecona, secretaria de la Comisión de la Familia y Desarrollo Humano.
SENADORA LISBETH HERNÁNDEZ LECONA: Muy buenos días a todas y a todos.
Me complace darles la más cordial bienvenida a cada uno de ustedes, así como agradecerles su presencia a tan importante evento para el Senado de la República.
Mi reconocimiento y gratitud a quienes nos acompañan en este honorable presídium. Al senador Jorge Luis Preciado Rodríguez, presidente del Instituto Belisario Domínguez, gracias por estar en este evento.
Así como al presidente de la Comisión de la Familia y Desarrollo Humano, al senador José María Martínez y Martínez.
A mis compañeras senadoras de la República. Senadora Margarita Flores Sánchez, felicidades porque hoy es su cumpleaños y está trabajando para el bienestar de México.
A la senadora María del Rocío Pineda Gochi, gracias por estar con nosotros.
Asimismo, a la diputada Carmen Lucía Pérez Camarena, muchas gracias diputada.
Al ministro en retiro, Sergio Salvador Aguirre Anguiano, que en algunos momentos escucharemos su conferencia magistral.
A Sharon Slater, gran líder y defensora internacional de los valores de la familia, que hemos escuchado sus interesantes ponencias en la ONU, en Ginebra y en Nueva York. Mi reconocimiento.
Así como a la licenciada Mercedes Sánchez Núñez y al maestro José Evelio Mendoza, directores del Instituto para la Familia de la Universidad Anáhuac.
Y a un gran número de profesionistas y especialistas en la materia que nos acompañan. Muchas gracias a todas las asociaciones civiles, organismos no gubernamentales y todas aquellas personas que están involucradas en este tema tan importante que es el fortalecimiento del núcleo más importante de la sociedad, que es la familia.
Me siento sumamente contenta de que nos encontremos el día de hoy reunidos, inaugurando este Primer Congreso Nacional de Familia y Desarrollo Humano. Recordemos que la familia es elemento natural y fundamental de la sociedad, y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado, como emana de nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su artículo 4º constitucional.
Es por ello que esta Comisión del Senado de la República se encuentra comprometida a emprender acciones para garantizar la protección de la familia y el desarrollo humano. A realizar un trabajo constante y permanente entre los tres Poderes de la Unión, en los ámbitos de Gobierno Federal, entidades federativas y municipales sobre el derecho de la familia; a un desarrollo sostenido y sustentable impulsando políticas públicas con perspectiva de familia y de comunidad, como eje central de una sociedad. Y este Congreso será un ejemplo claro de lo que estamos proponiendo.
Asimismo, sin lugar a dudas será un espacio de análisis, de reflexión que pretende ampliar, actualizar y dar a conocer la situación que enfrenta la familia mexicana hoy en día.
Asimismo, atender las recomendaciones y opiniones de expertos en materia de familia y desarrollo humano, profesionistas que nos acompañarán durante estos dos días en las diferentes mesas temáticas que tenemos programadas. Y por supuesto, las participaciones de las organizaciones civiles, servidores públicos, académicos, investigadores, público en general que se encuentran aquí presentes.
Quiero agradecer a mis compañeros senadores integrantes de la Comisión de la Familia, la colaboración y empeño que presentaron para que hoy demos inicio a este gran Congreso, que será de beneficio para todas las familias de México.
Muchas gracias.
PRESENTADOR: En este momento, escucharemos las palabras del senador José María Martínez Martínez, presidente de la Comisión de la Familia y Desarrollo Humano.
SENADOR JOSÉ MARÍA MARTÍNEZ MARTÍNEZ: Muchas gracias a todos por haber asistido a esta convocatoria del Primer Congreso Nacional de la Familia.
En estos dos días habremos de discutir, de conocer investigaciones, datos muy concretos de la familia y el desarrollo humano; en particular en el Estado Mexicano.
Agradezco a todos ustedes que hoy nos acompañan, en particular destaco quienes en el presídium hoy me acompañan.
A la senadora Lisbeth Hernández Lecona, senadora por el PRI y secretaria de la Comisión de Familia y Desarrollo Humano. Muchas gracias, amiga senadora.
Al senador Jorge Luis Preciado, además de presidente del Instituto Belisario Domínguez, es integrante de la Junta de Coordinación Política. Muchas gracias, señor senador, además es mi coordinador en el Grupo Parlamentario.
Destaco también la presencia de Sharon Slater, que nos hizo el favor de aceptar nuestra invitación en Nueva York. Muchas gracias.
De la diputada Lucía del Carmen Pérez, que también nos hace el favor de acompañarnos.
A la senadora Pineda Gochi y por supuesto, a la hoy cumpleañera, a la senadora Margarita Sánchez.
También destaco la presencia del coordinador internacional de la Red de Acción de Ética Política, Rodrigo Iván Cortés. Muchas gracias por acompañarnos.
Juan Dabdoub, presidente del Consejo Mexicano de la Familia. Y todas las organizaciones que hoy se dan cita para este Congreso.
Varios senadores, al iniciar la Legislatura, vimos la necesidad de integrarnos en relación a un órgano técnico de trabajo para buscar desde este órgano técnico, impulsar políticas públicas que definan la participación del Estado a favor de la familia. Es decir, de generar políticas públicas que le permitan a la familia tener un mayor estado de bienestar.
Una vez que logramos coincidir diversos senadores de todos los grupos parlamentarios, se ha creado lo que hoy es la Comisión Ordinaria de la Familia y Desarrollo Humano.
Por primera vez en la historia del Congreso de la Unión, existe una Comisión Ordinaria de la Familia. Había algunos esfuerzos en el pasado, pero sin esta contundencia de ser una comisión de dictamen: eran comisiones especiales, a las que sólo se les pedía una opinión.
Hoy, esta Comisión tiene esa fortaleza de dictaminar cuestiones de ley y también puntos de acuerdo. Esta Comisión también tiene la atribución de impulsar, desde su seno, políticas que el Estado Mexicano debe adoptar en favor de la familia.
Este esfuerzo aún no concluye. Como muchos de ustedes saben, esta Comisión no fue muy bien recibida por algunos sectores de la población y algunos sectores gubernamentales.
Esta Comisión hoy tiene muchos retos, pero entre ellos es precisamente aprovechar todos los foros y las investigaciones que nos arrojen datos cómo favorecer toda la familia en México, pero buscando que el Estado Mexicano vuelva a entender que debe trabajar en función de la familia. No como hoy ocurre, no a través de individuos aislados, no como meras unidades económicas.
Hoy, los mexicanos somos datos en materia de economía, somos datos para el PIB, somos datos para el mercado, somos estadística; no se está trabajando de manera transversal en favorecer este núcleo natural que tiende a fortalecer una sociedad que es la familia.
Ese es parte de los objetivos fundamentales que tenemos el día de hoy: descubrir, en razón de invitación y los ponentes que habrán de compartirnos sus investigaciones y sus experiencias, de qué manera hacernos llegar de la fortaleza que en este momento requiere una política pública en favor de la familia.
A mí, en lo particular, me sugiere que debemos de trabajar en dos vías: una, hacer que la familia sea ya un sujeto de derecho, un sujeto de derecho al que el Estado Mexicano se obligue a trabajar de manera integral, no a través de individuos sino en su conjunto, desde el propio núcleo, que es la familia. Y también la otra parte que creo que habremos de aprovechar en este primer Congreso de la Familia, es buscar cómo, desde el Estado, los tres poderes, pudiésemos estar trabajando en el diseño, la implementación y la ejecución de políticas públicas con perspectiva familiar y comunitaria que robustezcan a nuestra sociedad.
Hoy, es un momento, una etapa histórica inédita para nuestro país. Hay un agotamiento de la confianza de los mexicanos para con algunas de las instituciones del Estado; hay un agotamiento para con el Estado Mexicano por la falta de sensibilidad; hay un agotamiento en el ánimo y la confianza de los mexicanos, porque está creciendo la impunidad y está diluyéndose la humanidad en nuestro país.
Este agotamiento nos permite hoy hacerle una propuesta al Presidente de la República, que veamos desde la familia el pacto social que México requiere para estar en paz y en armonía, pero también que veamos desde la familia el desarrollo económico; que evitemos las nulas oportunidades que hoy se encuentran los mexicanos en materia de empleo, pero también en materia educativa. Que desde aquí trabajemos también por los jóvenes, por los niños, por el empleo de los padres y madres de familia y también incluyamos a los adultos mayores.
Desde aquí –muchas gracias– desde aquí, al pie del senador Belisario Domínguez, tenemos que alzar la voz para que hoy el Ejecutivo nos voltee a ver con la razón y el corazón de esta patria, que es la familia.
Lamento que el Ejecutivo haya desairado la invitación que se le ha hecho, en más de una ocasión; no hemos podido coordinarnos con el Ejecutivo. Se invitó a diversas dependencias, en concreto a desarrollo social, incluso invitamos a la presidenta del DIF. Se nos ha desairado en más de un par de ocasiones y ello, por supuesto, no es una buena señal.
Tenemos que involucrarnos todos. Destacar su ausencia no es un reclamo, es destacar la necesidad de trabajar coordinados y articulados con el Presidente en turno, sus dependencias, el Congreso de la Unión y también el Poder Judicial.
Sean, pues, bienvenidos a este Primer Congreso de la Familia que, en estos dos días, esperemos aún salgamos mayor fortalecidos.
Bienvenidos.
PRESENTADOR: En seguida, escucharemos las palabras y declaratoria inaugural de este Congreso, en voz del senador Jorge Luis Preciado Rodríguez, Presidente del Instituto Belisario Domínguez.
SENADOR JORGE LUIS PRECIADO RODRÍGUEZ: En primero lugar, quiero agradecerles a todos su presencia.
Decirles que estoy sumamente contento de que estén el día de hoy aquí, porque la verdad –la verdad es que esto está chueco, así que hay que enderezarlo un poquito– la verdad, en el país nos atrapan temas coyunturales muy delicados y generalmente en el Senado nos enfocamos a esos temas que están del día al día y nos va comiendo la inercia diaria.
Este ya es nuestro tercer año legislativo, ya nada más nos queda un periodo más y concluimos este tercer año legislativo de seis, y cuando volteamos a ver qué es lo que hemos hecho y qué tenemos que hacer, nos damos cuenta que seguimos atendiendo el día al día; la coyuntura, como dicen los políticos.
Por eso, el que la Comisión de la Familia convoque a este Congreso, nos permite conversar muchas cosas, pero, entre ellas, algo que los griegos llamaban –y le pasaba mucho a los políticos en aquel entonces; espero que no a los de ahora– la Hubris.
La Hubris era una diosa que invadía al político, al gobernante, y lo iba transformando de tal forma que uno de los primeros síntomas de la Hubris era la pérdida de la noción de la realidad; entonces, el político empezaba a elevarse, como creían que los dioses estaban en el Olimpo, iban subiendo y, de ser hombres comunes, se convertían en héroes y después querían convertirse en dioses; entonces, perdían el total contacto con la humanidad, con la sociedad y con la realidad.
Y generalmente, cuando los políticos se encierran en sus cámaras, en sus oficinas y sólo ven la realidad a través de una ventana, a través de los medios de comunicación, a través de la televisión, a través de la radio o a través de los asesores y de la gente que tenemos cerca –que siempre nos dicen que hacemos todo bien y todo correcto–, entonces comienza esa Hubris a invadirnos y a perder la noción de la realidad y de perder la noción de lo que está pasando allá afuera.
Pero los griegos también, como eran muy inteligentes, inventaron otra diosa, que se llama “la Némesis”, que la diosa Némesis es cuando ya aquel hombre, que se quería convertir en héroe y después en Dios, comenzaba a cometer demasiados errores, lo castigaba y lo volvía a poner en el piso y le enseñaba cuál era su verdadera realidad.
Yo veo a los congresos y a los foros que organiza el Senado como esta lucha entre la Hubris y la Némesis, en la que los legisladores tenemos una realidad, que es la realidad cameral de la coyuntura del día a día de la situación que se nos presenta, y la Némesis, que es cuando la sociedad, como el día de hoy, perfectamente representada por ustedes, se acerca y nos muestra la realidad de lo que está pasando allá afuera. Y eso nos permite legislar de mejor forma, porque, de alguna manera, ya no legislamos en función de lo que nosotros solamente creemos, apreciamos o conocemos, sino nos acercamos de la opinión, del conocimiento, de la experiencia, de la profesionalidad y, sobre todo, de la sensibilidad que ustedes tienen.
Por eso es muy importante este tipo de encuentros entre sociedad y legisladores, para que las leyes que nosotros llevemos a cabo, sean leyes que sean acordes y atiendan el sentido social. Pero además que atiendan el sentido social de una mayoría, por supuesto, respetando a las minorías; porque, de pronto, las minorías hacen mucho más ruido que las grandes mayorías y los legisladores sólo escuchan a las minorías simplemente por no meterse en problemas y dejando de lado a la gran mayoría que puede llegar a pensar diferente.
Hagamos caso a las mayorías, respetemos a las minorías, pero escuchémonos entre todos con muchísimo respeto.
Por eso, felicito al Presidente de la Comisión de la Familia; felicito a la senadora que me hizo el favor de invitarme, y tratar estos temas que, sin duda alguna, son muy importantes para todos.
Me hicieron un discurso bastante largo –déjenme decirles–, afortunadamente nunca los leo, pero dentro de lo que yo escuché, yo quiero hablar de dos coyunturas que nos tienen atrapados en el Senado.
Una coyuntura económica. Se armó la tormenta perfecta. Se cayó el precio del petróleo a 56 dólares; el dólar se está disparando a más de, ya va a llegar a los 15 pesos; la economía no está creciendo, no va a crecer este año ni siquiera al 1.5 por ciento; la reforma fiscal ha ahuyentado muchas inversiones y esto va a generar desempleo, va a generar conflicto y, por supuesto, va a permitir que muchas familias no tengan ni lo suficiente para vivir decorosamente mínimamente.
Y obviamente esto provoca que la gente tenga que buscar alternativas. Una alternativa es irse a los Estados Unidos. Tenemos cerca de 11 millones de mexicanos que están allá y que allá están generando ya sus propias familias.
Pero esto también logra una desintegración familiar, donde la gente, al buscar nuevas expectativas de vida, pues obviamente abandona el hogar, abandona a la esposa, abandona a los hijos y comienza una desintegración.
A mí me tocó pasar la frontera, me acuerdo que la primera que se fue, fue mi mamá, nos dejó con la abuela y yo le hablaba un día sí y otro no, y finalmente cuando cumplí los siete años dijo, ¿saben qué? Me los voy a traer para acá y ya nos fuimos y nos pasó por la frontera, a mi hermana de nueve años, yo de siete, por el desierto.

Caminamos unas 36 horas, pero finalmente nos reunimos como familia en los Estados Unidos y vivimos allá bastante tiempo. Pero no muchas familias hacen eso.
Finalmente yo, a los 20 años, tuve que hacer lo mismo, dejar a mi mujer y a mis hijos y volver a irme a cruzar la frontera para juntar dinero para acabar la carrera y nuevamente estás tú allá, tu familia acá y viene este proceso de desintegración.
Entonces, el problema que tenemos que atender es no solamente un tema de valores, un tema educativo, sino también es un problema económico.
El segundo problema que nos tiene atrapados en el Senado es algo que todos ustedes saben, que es el tema de la seguridad. Es un tema que vino a descubrir el velo, el tema de 43 familias destruidas en Ayotzinapa, donde sus hijos al día de hoy todavía no aparecen.
El día de ayer los tuvimos en el Senado y con justa razón, muy molestos, con una frustración enorme, con un desanhelo total y obviamente buscando responsables, porque obviamente ninguna verdad los llega a convencer de que sus hijos ya no están con ellos.
Pero el problema de Ayotzinapa es apenas la punta del iceberg, de lo que pasa. Nada más en el municipio de Apatzingán hay 3 mil huérfanos, en un solo municipio. Hay un albergue donde hay 3 mil niños huérfanos y si juntamos nada más la zona de Tierra Caliente, por hablar del tema de inseguridad, hay cerca de 11 mil niños huérfanos, sin padre.

Pero además no solamente es el problema de Tierra Caliente, el problema es la desintegración familiar en Tierra Caliente, pero ya no la desintegración del núcleo familiar, cuando se pierde al padre, que fue asesinado o por la delincuencia organizada o por el Estado, sino el conflicto entre familias, donde los hijos de una familia asesinaros a los hijos de la otra familia.
Y hay ahí un caldo de cultivo gravísimo en la zona de Tierra Caliente, que me tocó visitar hace seis meses, donde familias enteras, que conviven en una misma comunidad.
Imagínense ir a las tortillas, por ejemplo, y tener que formarte en la fila y sabes que la señora de adelante es la esposa, la hija o la mamá del que mató a tu hijo, a tu papá o a tu sobrino, en la misma fila. Todo lo que se genera en una pequeña comunidad, como Apatzingán, por ejemplo, y donde no hay una política de Estado para darle seguimiento a qué vamos a hacer con esas, nada más en lo que va de estos dos años, llevamos 29 mil homicidios en el país y son 29 mil familias destruidas; ya no hablemos del sexenio anterior, que llegamos casi a 60 mil homicidios.
Entonces, el tema de la seguridad es un tema que también está impactando a la familia y es un tema que tendremos que atender y es un tema que tendremos que resolver y es un tema que tenemos que abordar.
Sí el tema de los valores, sí el tema educativo, sí el tema de la desintegración familiar, sí el tema que tiene que ver con el desarrollo humano, pero también tenemos que atender los temas que de manera indirecta están influyendo en la desintegración familiar en nuestro país y que están impactando de manera brutal.
Creo que son temas, esta Comisión particularmente, debe atender, debe proponer y debe resolver.
No los quiero cansar, porque dicen que a los senadores nos pagan por hablar y luego hablamos sin que nos paguen; dicen que ya viene el Presidente del Senado, por lo tanto yo ya me voy; no se crean, lo que pasa es que tengo la comparecencia de algunos funcionarios par la fiscalía anticorrupción, etcétera.
Pero voy a concluir diciendo que la verdad es un congreso muy interesante, me quedaría aquí apasionadamente. Vi el tema de tecnología y familia, la gente dice bueno, y eso qué fregados tiene que ver.
Hay un libro que se llama “Sociedad Líquida”, que habla precisamente de cómo estamos juntos, en familia, desayunando o comiendo, pero todo mundo está en Europa o en Estados Unidos o en la escuela chateando con los amigos y no hay una conversación y cómo se va perdiendo la integración, porque ya ni siquiera podemos platicar cinco o seis personas que estemos en el mismo sitio.
Desde ese tipo de análisis hasta temas tan importantes como el tema de valores, creo que el tema que se tiene que abordar, el tema de cómo percibimos la familia hacia el futuro.
El tema de futuro va a ser un tema muy interesante, me encantaría que se abordara, porque se tiene que ver cómo ha evolucionado la familia del México, y voy a poner el ejemplo.
Damos la bienvenida al Presidente del senado, el senador Barbosa, por favor.
Y cómo ha evolucionado la familia y la percepción de la familia en nuestro país, del pasado, cómo estamos el día de hoy y qué va a pasar en esa planeación del futuro; cómo vemos la familia al 2030, por ejemplo, al 2040, al 2050, qué modelo de familia queremos, qué tipo de valores vamos a lograr que trasciendan hacia esas generaciones.
Es todo un tema, un tema muy interesante, la verdad, es un congreso muy apasionante, yo los felicito por ello.
Y quiero decirles –y con eso concluyo–, el partido al que yo pertenezco –todo el mundo lo sabe, soy el coordinador del Grupo Parlamentario del PAN– pertenece a una corriente filosófica a nivel internacional, que es la democracia cristiana. Creemos en la democracia, porque creemos que cada persona tiene la posibilidad de que, con su voluntad, decidir el gobierno que desea y elegir a quien considere adecuado para llevar a cabo las riendas de este gobierno. Y es democracia, porque creemos que cada persona tiene un voto y ese voto, al sumarlo con los demás, puede decidir por todos, en una mayoría, qué es lo que debe y no se debe hacer, y quién debe y no debe gobernar.
Pero, ¿por qué somos cristianos? Y esa es una parte que en muchas ocasiones e históricamente nos fue señalado al PAN como si nosotros fuéramos pro-religiosos o, de alguna manera, fuéramos parte de una secta religiosa o algo parecido, cosa totalmente alejada de la realidad.
Somos cristianos, porque, al igual que Cristo, creemos filosóficamente –y viene inclusive desde Sócrates, por cierto, y podría citar a algunos presocráticos sobre este mismo tema– que tiene que ver con qué somos los seres humanos; el ser del ser humano.
Y para el PAN, el ser humano tiene dos partes: tiene cuerpo y tiene alma; y como cuerpo, quienes militamos en el PAN y quienes legislamos para el PAN, queremos que ese cuerpo –que está compuesto de sangre, de huesos, de cerebro, de piel, el corazón– tenga lo suficiente para vivir y para lograr, por lo menos, cuatro cosas: que tenga refugio, que tenga alimento, que tenga protección y que pueda reproducirse adecuadamente. Eso es el por qué creemos que desde las cámaras tenemos que legislar para atender el cuerpo.
Pero, por el otro lado, creemos que tiene alma y tenemos que legislar para el alma, y eso es un poco más complejo; pero al legislar para el alma significa que ese cuerpo, cuya alma reside adentro, debe tener seguridad, educación, cultura, valores y trascendencia.
Por eso, desde la filosofía del PAN, estamos convencidos que se debe legislar para proteger la vida desde el momento de la concepción hasta su muerte natural. Por eso, desde la filosofía del PAN, revisamos el tema del aborto con muchísimo cuidado. Por eso, desde la filosofía del PAN, estamos convencidos que debemos atender el cuerpo, pero nunca se nos debe olvidar el alma.
Debemos de atender a la sociedad, pero nunca, nunca, debemos olvidar a las familias.
Felicidades. Espero que este Congreso traiga buenos resultados, nos deje buenos materiales, para hacer una gran legislación en favor de todas las familias de nuestro país.
Muchísimas gracias.
Le voy a pedir al Presidente del Senado que él haga la inauguración; así nos compartimos todos.
SENADOR MIGUEL BARBOSA HUERTA: Les pido que se sienten para que me dejen echar un rollito, por favor.
Yo, primero, darles la bienvenida –aunque estoy seguro que ya se hizo–, pero, de verdad, me congratulo que nos podamos reunir esta mañana a personas tan distinguidas como ustedes, a interesados en escuchar la disertación de un tema en el que todos estamos inmersos: en la familia.
Por eso les doy la bienvenida a este patio central de esta vieja casona de Xicoténcatl, también sede del Senado, porque decir que es la antigua sede del Senado, es una sede, una de las dos sedes del Senado de la República.
Saludar al senador Jorge Luis Preciado, Coordinador del Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional y presidente del Instituto Belisario Domínguez, el Instituto de investigación legislativa más importante del país.
Saludo tu presencia, amigo senador.
Saludar al senador José Martínez Meza, --¿Meza Martínez?--, Martínez Martínez. Bueno, es la familia más integrada cuando reúne dos apellidos iguales, ¿verdad?
Saludar tu posición, tu deseo junto con Lisbeth, la senadora Lisbeth Hernández, integrantes de la Comisión de la Familia del Senado de la República.
Porque en una institución de los perfiles que en la política mexicana se han generado, el atender temas de esta naturaleza era un poco desafiar las posiciones, o las rutas que se habían tenido.
Y aceptamos que pudiera haber en el Senado una Comisión que analizara estos temas desde todas las perspectivas, desde todas las formas de pensamiento, con apertura, con libertad de opinar. Y por eso felicito esta Iniciativa.
Somos los mexicanos, las mexicanas, la sociedad mexicana, una sociedad con valores esenciales.
Podemos tener pensamientos ideológicos distintos, pero decir que inclusive en este Siglo XXI las ideologías están en decadencia.
Yo ya no puedo pensar que los hombres y las mujeres de izquierda, como son las del Partido al que pertenezco, el Partido de la Revolución Democrática, tienen una preparación ideológica, académica, de haber leído a los grandes pensadores del ideario político, como Marx, Engels, Grunge.
La izquierda es una actitud frente a la vida. Hoy la izquierda es una actitud frente a la vida. Una actitud que tiene que ver con un pensamiento crítico, vanguardista, solidario con la gente, solidario con el respeto a los derechos humanos, solidario con la sociedad, pero también solidario con la familia, con el concepto de familia.
No es patrimonio de ninguna fuerza política. El concepto y respeto a la familia y a la persona es un valor esencial del pensamiento de cada uno de nosotros.
Artículo Cuarto Constitucional, prevé la visión que el Estado Mexicano, en su Carta Magna, tiene de la familia.
Ahora desde el Estado Mexicano tendría que haber políticas pública, que tuvieran como orientación el concepto, la protección, el desarrollo; el desarrollo de la familia.
Sí atender, sin duda, las etapas del desarrollo humano: la niñez, la juventud, la madurez y la oportunidad de desarrollo personal, la protección a los derechos de la tercera edad, pero también de manera conceptual la política pública relacionada con la familia.
¿Qué es nuestra familia?: Son nuestros vínculos íntimos de nuestra vida, derivados de parentescos sanguíneos, o por afinidad; derivados de nuestro entorno.
Y ese concepto debiera ser protegido de manera más completa por el Estado Mexicano.
Hablar de la familia no es tener un pensamiento conservador. Hablar de la familia es tener un pensamiento que entienda que hay valores esenciales de nuestra cultura y de nuestra sociedad.
Mexicanidad es parte de eso: de valores, de idiosincrasia, de formas comunes de pensar.
Eso es lo que entendemos nosotros por familia.
Yo por eso me congratulo con que se haya tenido esta iniciativa de llevar a cabo y de que el Senado albergue; albergue este Primer Congreso Nacional de la Familia y Desarrollo Humano.
Lo comparto; comparto sus propósitos. Comparto las aspiraciones que aquí se están construyendo. Comparto que tenemos que, en el Senado, ser útiles a la gente.
Y cuando hacemos eventos de esta naturaleza, es cuando más nos vemos cercanos a la gente.
Hoy que tenemos una gran crisis de credibilidad de la sociedad frente al ejercicio del Poder, hoy, sí, es cuando más debemos tener cercanías con la sociedad y la base esencial de la sociedad es la familia; es la familia.
Entonces véannos como gente que piensa como ustedes. No somos ninguna élite, bueno, salvo que Jorge Luis se sienta élite, pero no lo creo, ¿verdad?
No somos ninguna élite, no nos consideramos así. Queremos tener un pensamiento cotidiano porque en nuestras casas somos tan cotidianos como cualquiera, y en el Senado también lo somos.
Senado abierto a poder hablar de todos los temas; Senado abierto.
Ayer nos pidieron cita los padres, hermanos, compañeros, de los desaparecidos de Iguala, de la Normal de Ayotzinapa, y les abrimos las puertas; les abrimos las puertas.
Se estaba dando la reunión y yo supe el tono en que se estaba hablando por parte de ellos y como Presidente del Senado decidí ir a estar en la reunión.
Y ellos no hacen un señalamiento particular a nadie.
Ellos traen dolor, traen hartazgo, traen una furia, traen un gran sentimiento.
Y de verdad hubo una frase que creo que nos impactó, por lo menos a mí, cuando uno de ellos, uno de los padres dijo: “en lugar de devolvérnoslos vivos, nos los están devolviendo en pedacitos”.
Y nosotros, en la apertura que tenemos desde los grupos parlamentarios, tomamos un documento y lo presentaremos hoy al Pleno, y le daremos cuenta a la Junta de Coordinación para que tenga una posición.
Debemos de corregirlo. Es una crisis del Estado Mexicano, del Ejecutivo, y del Legislativo, y del Judicial, y de los Tres Órdenes de Gobierno: el Federal, el Estatal y el Municipal. Pero también de la sociedad, ¿eh? También de la sociedad.
No es un asunto sólo del ejercicio del Poder, sino es de la forma como derivado de muchas causas, hoy la sociedad está funcionando.
Debemos de ser capaces de orientar. Para eso son los gobernantes también; no también, esencialmente, para hacer soluciones, para dar soluciones; para dar soluciones.
Un estado rebasado, no cuando no puede hacer el uso de la fuerza porque siempre lo podrá hacer y siempre se equivocará cuando lo haga, sino cuando no puede presentar soluciones.
Estamos construyendo en el Senado; nuestra posición no ha sido parca, no ha sido omisa en relación a estos temas complicados y vamos a estar muy activos.
Queremos que nos sientan ustedes parte de la sociedad, no distantes a ella.
Y sí creemos que mucho de lo que se debe de hacer hacia la sociedad para mejorar las condiciones de la relación entre autoridad y sociedad, es apoyar a la familia; apoyar a la familia.
Por eso felicito esta iniciativa, por eso les agradezco a los panelistas, al ex Ministro de la Suprema Corte de Justicia, que hoy nos dará una extraordinaria Conferencia, no tengo duda.
Ex Ministro: gracias por su presencia; a representantes de la ONU, a todos ustedes.
Y por ello ahora sí les pido que nos pongamos de pie.
Como Presidente del Senado de la República, siendo las 11 horas 46 minutos de este día 10 de diciembre de este año que finaliza, 2014, declaro formalmente inaugurados los trabajos del Primer Congreso Nacional de Familia y Desarrollo Humano, estando seguro de que van a ser un éxito sus trabajos.
Felicito y agradezco la presencia, también, de las senadoras Margarita Flores y de Rocío Pineda Gochi.
Les agradezco su presencia.
Gracias a todos ustedes.
Buenos días.

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