Intervención de la presidenta de la Comisión de Atención a Grupos Vulnerables en el Senado de la República, Hilda Esthela Flores Escalera, durante la ceremonia de Promulgación de la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, por parte del Presidente de la República, en la residencia oficial de Los Pinos.

Estimado ciudadano Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Enrique Peña Nieto.

Señora Angélica Rivera de Peña.
Diputado Silvano Aureoles, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados.
Licenciada Laura Vargas.
Estimados integrantes del presídium del gabinete federal.
Estimada audiencia:
En 1989, en el seno de la Organización de las Naciones Unidas, México pugnó ante el mundo la necesidad de contar con un instrumento que promoviera el respeto de los derechos de la niñez y adolescencia. Impulsó, así, en la agenda internacional la Convención de los Derechos del Niño.
Veinticinco años después, en el Congreso de la Unión, comenzó a saldarse uno de los más grandes pendientes que teníamos como Estado Mexicano: una ley garantista de derechos humanos a favor de niñas, niños y adolescentes.
Lo anterior, señor Presidente, gracias a una iniciativa que usted presentó, demostrando con ello no sólo una gran sensibilidad; sino congruencia con su dinámica transformadora.
Y si alguien tenía duda de su voluntad y compromiso, la iniciativa que presentó tuvo el carácter de preferente; por lo que el mensaje era claro: necesitamos que las niñas, niños y adolescentes de México tengan una ley que respete y fomente íntegramente sus derechos.
En el Senado de la República tuvimos el privilegio de ser Cámara de origen; y desde el momento en que llegó la iniciativa, comenzamos los trabajos para socializar la propuesta y fortalecer sus alcances.
Permítanme comentarles que tal fue la importancia y trascendencia de la propuesta de ley, que se le turnó a seis comisiones de manera colegiada. Por cierto, número histórico de comisiones dictaminadoras, que avalan la seriedad con la que se llevó a cabo este proceso legislativo.
Aprovecho para reconocer ampliamente la capacidad y empeño de sus presidentes y presidentas. Hoy, aquí se encuentran algunos de ellos entre nosotros, la senadora Diva Gastélum; la senadora Angélica de la Peña y el senador Juan Carlos Romero Hicks.
Fue así que bajo un mecanismo abierto, incluyente y plural, todas las voces fueron escuchadas: sociedad civil, organismos internacionales, académicos y especialistas, a quienes reconocemos su interés, respaldo y valiosas aportaciones.
Mención especial merece la Secretaría de Gobernación, la Consejería Jurídica del Ejecutivo Federal y el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, quienes estuvieron cerca de nosotros y nosotros también cerca de ellos. Y quiero decirles aquí que esta cercanía demostró la apertura y la voluntad política del Ejecutivo Federal para que sea enriquecida esta tan anhelada ley.
En el mismo sentido, destacamos el trabajo de la Cámara de Diputados que, como cámara revisora, tuvo un papel fundamental en la materialización de este ordenamiento jurídico. Nuestro muy apreciable reconocimiento también a la Colegisladora.
Hoy, es un gran día. Al promulgar esta ley, niñas, niños y adolescentes tienen garantizados sus derechos más fundamentales.
A partir de hoy, ninguna niña o niño sin nombre y apellido; ninguna niña o niño violentado ni víctima de acoso escolar; ninguna niña o niño sin acceso a la educación; ninguna niña o niño discriminado por discapacidad, origen o raza; ninguna niña o niño con problemas de sobrepeso y obesidad sin atención adecuada.
Con esta ley, comienza un cambio de fondo que les permitirá desarrollar su potencialidad y grandeza.
Quedan garantizados, pues, sus derechos, como el de vivir en familia, a vivir en condiciones de bienestar y en un sano desarrollo integral, así como el derecho a la participación y hacer atendidos de manera prioritaria.
Señor Presidente, distinguidos miembros del presídium, estimada audiencia:
Llegar a este momento no ha sido tarea fácil, por lo que debemos valorar y analizar el significado de todo esto que estamos viviendo, que va más allá de la relación de una nueva ley. Es el fundamento de una política de Estado en favor de la tercera parte de la población, en favor de quienes serán los hombres y mujeres de bien que nuestro país necesita.
Como senadora de la República, pero principalmente como mujer y como madre de familia, me siento orgullosa de mi patria y de nuestro Presidente, un hombre visionario que ha sabido enfrentar con valentía y con gran inteligencia los problemas históricos de la Nación, resolviendo pendientes de muchos años que no podían postergarse más en diferentes materias, como la económica, la educativa, la energética, pero también –y en este momento lo estamos viendo– en lo más preciado que tenemos como sociedad: las niñas, los niños y los adolescentes.
Hoy damos un paso más como Nación, una Nación que, con voluntad y dedicación, nada la frena; que apuesta en el presente para garantizar un mejor futuro.
Enhorabuena y muchísimas gracias.

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