Versión estenográfica de la conferencia del doctor Julio Boltvinik Kalinka, Profesor Investigador de El Colegio de México, en el marco de los Diálogos Públicos por un México Social, celebrados en el Senado de la República.

SENADORA LORENA CUÉLLAR CISNEROS: Muy buenas tardes.

Doctor, nos da mucho gusto su presencia aquí en el Senado de la República, en Diálogos Públicos para un México Social.
Estoy segura que de su participación habremos de recoger varias experiencias para nuestro trabajo legislativo.
Y, bueno, hoy nos va a hablar usted, con una conferencia de Pobreza y Desigualdad.
Sin antes, yo quisiera comentar su vasto currículum:
El doctor Julio Boltvinik Kalinka, es profesor investigador de El Colegio de México.
Desde 1992, profesor investigador del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México.
Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores desde 1993.
Cuenta con una licenciatura y dos maestrías en economía.
Es doctor en ciencias sociales por la CIESAS Occidente.
Y se concibe como pobretólogo.
Ha dedicado más de 25 años a estudiar y a combatir la pobreza.
Sus libros más recientes, son: Índice del Progreso Social; del PNUD, en 1992, reeditado por la “CIICH” y la UNAM en 1998.
Pobreza y Estratificación Social en México, por la INEGI, en 1995.
Pobreza y Distribución del Ingreso en México, con el coautor Enrique Hernández Laos.
Siglo XXI (falla de audio de origen)…
Siglo XXI en prensa.
Del 2003 al 2006, fue diputado federal por el PRD.
Entre 1988 y 1991, fue Coordinador Técnico, Director del Proyecto Regional para la Superación de la Pobreza en América Latina, del PNUD.
Y desde 1995 escribe en La Jornada, columna semanal Economía Moral.
Recibió el Premio Nacional de Periodismo Ciudadano 2001, y el premio a la mejor tesis doctoral en antropología social del INAH 2006.
Hace un momento comentaba que recientemente nos escribió una columna muy interesante en donde estamos tomando también en cuenta todos sus comentarios que nos hizo en esa columna.
Muchas gracias doctor Julio Boltvinik. Es usted bienvenido al Senado de la República y tiene usted la palabra.
DOCTOR JULIO BOLTVINIK KALINKA: Gracias Lorena, por la invitación.
Gracias al Senado.
El título de mi ponencia lo cambié. Se llama: Para Reformar la Reforma Social Neoliberal que ha Fracasado, y Fundar un Auténtico Estado de Bienestar en México. Una propuesta de Proyecto de Nación desde la Izquierda.
Si bien la reforma neoliberal en lo económico comenzó en 1983, la reforma neoliberal en lo social empezó en los años 90.
La creación de la Secretaría de Desarrollo Social es el paso neoliberal más importante en lo social del gobierno de Salinas.
Es una medida neoliberal, porque centra la política social en la lucha contra la pobreza, que concibe como un problema de corte sectorial que puede abordarse por una Secretaría y porque agudiza la separación de lo económico y lo social al quitarles a todas las secretarías, cuya materia es económica, la facultad de perseguir objetivos de bienestar.
Esta medida está asociada a la creencia de que el mercado permite un funcionamiento óptimo de la economía y lleva al bienestar de casi todos.
Por ello hace sentido en esta concepción, la separación tajante en el aparato del Estado entre lo económico y lo social.
Las secretarías de lo económico, sólo deben cuidar que no haya barreras al libre funcionamiento de las fuerzas del mercado.
Mientras las secretarías de lo social, deben subsidiar sólo a los pobres extremos.
Se busca reducir la política social a la atención a pobres extremos.
Nos vendieron la idea de que toda acción de política social que no llega exclusivamente a los pobres extremos, es regresiva.
A los demás, incluidos los pobres no extremos, deben venderse los servicios prestados por el Estado a precios de mercado y no se les debe otorgar transferencias monetarias.
Durante el gobierno de Zedillo, se acelera la reforma social neoliberal.
Se lleva a cabo, en primer lugar, la reforma del IMSS, que es una copia de la reforma de la seguridad social llevada a cabo por Pinochet.
Una reforma que elimina la solidaridad inter generacional al introducir las capitalizaciones individuales, el reemplazo del sistema de reparto y entrega los fondos de los trabajadores a empresas privadas que se apropian una parte significativa de los rendimientos percibidos por los ahorros de los trabajadores.
También se aceleró el proceso de contención del crecimiento del IMSS, iniciado en el de Salinas.
El contexto del TLC y la globalización reforzaron las creencias de la tecnocracia neoliberal gobernante, que los pagos patronales de seguridad social y del Infonavit, constituyen un fuerte desincentivo a la inversión y la contratación de mano de obra.
Les resultó natural, por tanto, disminuir la fiscalización del cumplimiento de la legislación de seguridad social y laboral y tolerar formas de subcontratación y otras triquiñuelas que llevan a la evasión del IMSS, cuya cobertura dejó de crecer.
En segundo lugar, en dicho gobierno se eliminaron todos los subsidios generalizados que quedaban, el último fue el de la tortilla y se sustituyeron por transferencias condicionadas en efectivo, focalizadas sólo a los pobres extremos del medio rural, a través del progreso.
Se eliminó Conasupo, se privatizó y subsidió la comercialización de productos del campo, que quedó en manos de transnacionales y se transformó radicalmente el sistema de subsidios a la agricultura al implantarse el Procampo.
El Estado abandona las políticas de fomento sectorial, notablemente la industrial y la agropecuaria; se desmantela el sistema de apoyos al campo, que se ha llamado el estado de bienestar agrario, lo que ocurrió en casi todo el tercer mundo. El daño directo a la población por estas transformaciones resultó enorme.
Durante el gobierno de Fox se cambia el nombre del Progresa a Oportunidades, se extiende su cobertura al medio urbano y se amplían las becas para que cubran también preparatoria. Se excluye al DF para todo fin práctico.
En 2013 se aprueba en ambas cámaras del congreso, por unanimidad, la Ley General de Desarrollo Social, es una ley pluralista en la cual el desarrollo social es concebido como un derecho y en la cual la lucha contra la pobreza es sólo un elemento de una amplia política de desarrollo social y en ella conviven el enfoque de derechos, asociado al universalismo y la lucha contra la pobreza que puede ser focalizada o universalista.

De hecho la focalización a personas, hogares en pobreza extrema, no está incluida explícitamente en la ley, que por otra parte mandata la medición de la pobreza, no de la pobreza extrema.
Sin embargo, en la práctica de la Sedeso, desde antes de la aprobación de la ley, se adoptó y sigue prevaleciendo hasta hoy, lo que podría llamarse un enfoque de focalización a ultranza hacia la pobreza extrema, por el cual se pretendió focalizar incluso programas cuyo propósito no es combatir la pobreza, como el Fonart.

La adopción de la focalización a ultranza llevó a que en el reglamento de la ley la Sedeso adoptara lo que la Cámara de Diputados llamó el modelo social único, en la demanda de controversia constitucional contra dicho reglamento, misma que se resolvió en 2008 con la Suprema Corte de Justicia de la Nación fallando a favor del Reglamento, en contra de la Cámara y por tanto a favor del modelo social único, derogando en los hechos esta ley.
Ese modelo social único es el que focaliza todas las políticas sociales hacia los pobres extremos.
Uno de los frutos más conocidos de la ley es la creación del Coneval, que institucionaliza un modelo de evaluación en el cual quien realiza o contrata a terceros para llevar a cabo las evaluaciones, es el Coneval y no la dependencia ejecutora e instituye la obligación del Coneval de medir multidimensionalmente la pobreza.
También durante el gobierno de Fox se promulgó una reforma a la Ley General de Salud, que crea el llamado Seguro Popular, que otorga un servicio parcial de atención de la salud, como contraparte de un prepago que en la práctica se ha estado eximiendo más allá de lo estipulado en dicha ley para la inmensa mayoría.
Su parcialidad consiste en que sólo cubre una parte de las necesidades de salud, al excluir la mayor parte del tercer nivel de atención. Es un sistema de salud de segunda clase. Tampoco incluye seguridad social y estimula su evasión.
La reforma del ISSSTE en líneas similares a las del IMSS fue la reforma social más notoria del gobierno de Calderón, siguiendo el ejemplo de Pinochet, no incluyó a las fuerzas armadas, por algo será.
Desde 1983, en vez de buscarse el abatimiento de la pobreza por la vía del crecimiento acelerado de la economía, la generación de empleos bien remunerados y formales, la política económica se ha puesto al servicio del capital financiero, que invierte en pesos en el mercado emergente nacional y busca a toda costa proteger sus ganancias evitando las devaluaciones, lo que mantiene sobrevaluada nuestra moneda y daña la competitividad internacional de la economía.
Estos son los rasgos básicos de la reforma social neoliberal que conlleva a la separación tajante de la política económica y la social y la subordinación de ésta a aquella. Esta reforma muestra cada vez más evidencias, algunas ya reconocidas oficialmente, de fracaso.
Dejo las evidencias para el final del fracaso de la reforma neoliberal, si me da tiempo, si me permiten continuar y me paso entonces al tercer punto de mi presentación, que es propuesta de reforma de la reforma neoliberal, que es la propuesta, lo propositivo.
Primero.- Adoptar como objetivo central del proyecto de nación el florecimiento humano, que consiste en el pleno desarrollo y satisfacción de las necesidades humanas y el desarrollo y aplicación de las capacidades humanas.
Es no sólo bienestar humano lo que se busca, sino desarrollo, riqueza humana. No sólo la vida buena, sino también la vida plena de todos y todas; la riqueza humana concebida como la persona que es mucho, no la que tiene mucho. La riqueza humana se constituye en el valor supremo; debe promoverse aquello que la propicie y rechazarse lo que la frene.
Los obstáculos más graves que hay que superar para ello, son la desigualdad y la pobreza económica asociada a ella, y la enajenación. Por ello, los objetivos derivados centrales de este objetivo central son: regulación democrática de los mercados; desmercantilización y desenajenación.
Desmercantilizar es quitarle el carácter de mercancía a un bien o servicio, a la fuerza de trabajo, a la tierra, al agua y a la naturaleza toda. La desenajenación debe comprender el trabajo, la política y el consumo.
Los cambios propuestos son radicales y requieren actuar con determinación, pero también con prudencia. Sólo son alcanzables con participación, respaldo y movilización populares amplios, dejando la decisión final a la población, recuperando mediante las transformaciones legislativas necesarias, el derecho a la consulta popular que la Suprema Corte de Justicia ha derogado al negar las primeras consultas demandadas por la población.
Requisito indispensable para alcanzar el objetivo central, es la articulación sinérgica de las políticas sociales y culturales con las económicas. Para ello, es necesario superar la separación tajante entre la política social y la cultural, por una parte; y la económica por la otra.
La desigualdad y le enajenación intrínsecas del capitalismo, generan pobreza económica y pobreza humana; lo opuesto al objetivo perseguido. Los estados de bienestar, sobre todo los escandinavos, han aminorado la desigualdad y han reducido sustancialmente la pobreza económica. En cambio, no se han fijado el objetivo de eliminar la enajenación y han avanzado poco en la reducción de la pobreza humana.
Para alcanzar el objetivo central, el florecimiento humano, se requiere la creación de un estado de bienestar auténtico, desmercantilizador y desenajenante, que habrá de constituirse en instrumentos central del proyecto de nación.
Ha de ser un estado de bienestar entendido en sentido amplio, es decir, que incluya tanto la política económica como la social y la cultural. En el centro de toda concepción de izquierda del estado de bienestar, está la extensión de los derechos sociales, los que pueden verse desde la perspectiva de la desmercantilización.
Toda extensión de los derechos sociales disminuye el estatus de mercancía de las personas, pero sólo en el límite, cuando entre los derechos está incluido el derecho a un ingreso ciudadano universal, se logra que el sostenimiento de la vida digna no dependa de la venta de la fuerza de trabajo: la desmercantilización debe incluir también a la tierra y la naturaleza toda.
Si bien el ingreso ciudadano universal y la desmercantilización radical son metas para ser alcanzadas en el largo plazo, puesto que el largo plazo empieza hoy, debemos actuar desde ahora en esa dirección.
Es necesario distinguir entre estados de bienestar residuales e institucionales. Mientras en los primeros el Estado sólo asume la responsabilidad cuando familia o mercado fallan, aplicando el principio de subsidiariedad y restringe sus compromisos a grupos sociales marginales y merecedores, pobres extremos, niños, mujeres, ancianos; en los segundos, en los estados de bienestar auténticos o institucionales, se atiende a todos, es universalista y prevalece un compromiso institucionalizado con el bienestar; por lo que las acciones se extienden a todas las áreas vitales para alcanzarlo. Prevalece en ellos el principio de responsabilidad social del Estado, el opuesto del principio de subsidiariedad.
Un estado de bienestar residual no es un auténtico estado de bienestar, como tampoco lo es aquel que restringe el compromiso del Estado a grupos sociales marginales y merecedores.
Cuando los beneficios son universales pero magros, estamos ante un Estado de bienestar que avanza muy poco en la desmercantilización, puesto que el sostenimiento de la vida sigue dependiendo del mercado.
Tanto el universalismo de niveles uniformes y de beneficios generales bajos, que es el esbozado en el gobierno del Distrito Federal como el Estado de bienestar centrado en la asistencia social focalizado a la pobreza extrema, que es el que prevalece en el país, generan un dualismo social en el cual los estratos altos se atienden vía el mercado y los beneficios públicos de baja calidad quedan para los de a pie. Cuando ello ocurre, estos estratos, los altos, medios y altos, dejan de apoyar el Estado de bienestar y resisten los altos niveles impositivos requeridos.
En México no hay un Estado de bienestar auténtico, aunque sí hay uno en ciernes en el Distrito Federal. Es necesario construir un Estado de bienestar auténtico a nivel nacional. Se puede diseñar apoyándose en la experiencia del Distrito Federal.
Se enumeran a continuación algunas propuestas cuyas metas se alcanzarían en el corto y mediano plazo. Muchas de las propuestas conllevan reformas constitucionales y/o legislativas.
El Estado de bienestar debe quedar conformado por la administración pública en su conjunto, no sólo por los sectores sociales, y además por los mecanismos de participación, consulta y concertación social, y los de coordinación con estados y Distrito Federal.
El papel de las Secretarías de lo económico, sobre todo de Hacienda, es central. Es necesario reconstruir y superar el Estado de bienestar agrario que fue desmantelado durante los primeros gobiernos neoliberales.
Se requiere reformar la Constitución para que el Banco de México también persiga el objetivo de crecimiento económico y no sólo el del control de la inflación.
El proceso de interacción entre los ingresos y gastos fiscales debe modificarse. La Ley de Ingresos no debe aprobarse, como se hace ahora, al margen de las necesidades de gasto; por tanto, debe instaurarse un procedimiento con varias iteraciones entre necesidades de gasto y posibilidades de ingresos, incluyendo reformas fiscales.
El Estado de bienestar requiere un Estado fiscalmente fuerte. La recaudación fiscal en México es una de las más bajas de América Latina. Deben cobrarse plenamente los impuestos vigentes, combatiendo la elución, la evasión y la corrupción y debe reformarse la legislación tributaria para hacerla más progresiva, no sólo en cuanto al ingreso sino también en cuanto a la riqueza.
La auténtica lucha contra la pobreza económica supone una fuerte reducción de la desigualdad, disminuyendo mucho el ingreso y la riqueza en la cúspide, el 1 por ciento y un poquito más, y aumentándolo sustancialmente en el abismo. Pero además, como lo muestra la historia, si se ha de erradicar la pobreza, la curación debe ser un complemento de la prevención y no como enarbolan los neoliberales, esperar a que los hogares se empobrezcan para, sólo entonces, curarlos, entre comillas, con trasferencias minimalistas y condicionadas. No hay mejor prevención de la pobreza que el universalismo desmercantilizador.
Poner en marcha un programa estipulado en la legislación –estipulado en la legislación– de recuperación del salario mínimo, diseñado para duplicar cada 10 años su poder adquisitivo real, por lo menos hasta alcanzar el nivel real que tuvo en 1976.
Avanzar en la desenajenación del trabajo, estimular la participación de los trabajadores en la toma de decisiones y en la autogestión y democratización de los centros de trabajo. Esto supone, entre otras cosas, democratizar y fortalecer los sindicatos.
Por último, ya voy a terminar, respecto de las transferencias monetarias a nivel nacional, de manera gradual y comenzando por las áreas de mayor pobreza, las transferencias vigentes deben dejar de ser condicionadas y focalizadas a nivel de hogares individuales y para ser incondicionales y universales, o bien, focalizadas territorialmente o focalizadas a la escuela pública y deben fundarse en derechos específicos, para lo cual se requieren actos legislativos.
La beca educativa del Prospera, debe universalizarse a todos los estudiantes de escuelas públicas, desde preescolar hasta preparatoria, y convertirse en un derecho.
El apoyo alimentario del Prospera, debe aumentarse y generalizarse gradualmente a todos los hogares.
Los apoyos a adultos mayores se deben universalizar para cubrir a todos los mayores de 68 años y más, y su monto debe incrementarse gradualmente para igualarse al salario mínimo.
Otorgar a los hogares una transferencia monetaria por cada persona menor a 2 años 11 meses, que son los que quedan fuera de las becas escolares.
Y por último, transferencias para todas las personas discapacitadas, empezando de medio salario mínimo y aumentándola gradualmente hasta un salario mínimo.
Las propuestas que traigo escritas para salud, seguridad social, educación, alimentación y vivienda, las dejo sin exponer por restricciones de tiempo. Y la senadora me dirá si puedo dar algunos argumentos de lo que decía, las evidencias del fracaso de la reforma social neoliberal.
Si no hay tiempo, de todas maneras tanto una presentación de Power Point, que no traje porque gravé otra equivocadamente en mi USB; como el texto de mi exposición completa, lo va a tener la Comisión de Desarrollo Social para que cualquier persona pueda solicitarlo y se lo manden.
Entonces, tú dirás, Lorena.
SENADORA LORENA CUÉLLAR CISNEROS: Me están checando el tiempo.
Ya estamos en los límites, doctor, ya que tenemos otros participantes. Pero agradecemos demasiado su participación y pasamos en este momento a las preguntas y respuestas.
Si alguna persona tuviera alguna pregunta que hacerle al doctor Julio Boltvinik Kalinka, con mucho gusto.
Aquí hay alguna. Si me hacen favor. Y aquí hay otra, una segunda.
Si gusta comentarme su pregunta, por favor.
PREGUNTA: (Inaudible).
DOCTOR JULIO BOLTVINIK KALINKA: Okey. ¿Tomo otra?
SENADORA LORENA CUÉLLAR CISNEROS: Sí, vamos a la segunda y ya contestamos las dos, por el límite de tiempo.
PREGUNTA: (Inaudible).
SENADORA LORENA CUÉLLAR CISNEROS: Bueno, contestamos las dos, doctor, por favor.
DOCTOR JULIO BOLTVINIK KALINKA: Okey.
Las evidencias (inaudible) son: desempleo creciente, las tasas oficiales de desempleo, que andaban entre 2.6 y 3 al principio de este milenio; subieron a casi 4 en los años de 2004 a 2008; y a más de 5 en los últimos años, las oficiales.
El deterioro del poder adquisitivo de salarios mínimos y medios. El salario mínimo de hoy es más o menos la tercera parte de lo que era a mediados de los 70’s; y el salario medio es como 40 por ciento más bajo que el que prevalecía en los 70’s.
La evolución de la población asegurada crecía rápidamente todavía en los 80’s y se estancó a partir de los años noventas y esto –como lo dije en la ponencia– fue intencional.
La distribución funcional del ingreso, qué parte del Producto Interno Bruto le toca a los trabajadores, ha disminuido del 43.5 por ciento que recibían en 1976, al 30.3; los trabajadores han sido expropiados de 13 puntos del Producto Interno Bruto que les fueron arrebatados, con productividad, por ciento, creciente. La pobreza de hoy, 2012, es mayor que la de 1977 en porcentaje.
En Oportunidades, que es el modelo estrella, fracasó; como lo reconocieron los evaluadores cuando cumplió 10 años. No ha logrado que se rompa la transmisión intergeneracional de pobreza; fue concebido como un programa de recursos humanos, de asegurar que los niños del medio rural y los más pobres terminaran hasta la prepa, porque así iban a dejar de ser pobres. La evidencia es que siguen siendo igual de pobres a pesar de haber terminado, porque la teoría que está detrás del Progresa, Oportunidades, Prospera, está equivocada. El capital humano no es condición suficiente de superación de la pobreza, es un elemento coadyuvante, pero si no hay crecimiento de la economía no hay generación de empleos y, por más educación que tengan, no van a conseguir nada.
Otra muy grave, muy importante: la focalización del Oportunidades es un fracaso total. Les doy este dato:
De los pobres de capacidades, que se supone que es la población que debe cubrir, cubre a dos millones –dato del 2008– y deja de cubrir a 3.3 millones; y de los no pobres de capacidad cubre a 2.16 millones. Cubre más no pobres de capacidad que pobres de capacidad y deja sin cubrir a la mayor parte. Los dos tipos de errores de focalización, de inclusión y de exclusión son altísimos en el programa.
Y, por último, la reducción de la pobreza que se logra con las transferencias del gobierno federal en todo el país, es mucho menor que la que se logra en el gobierno del Distrito Federal con las transferencias que otorga, a pesar de no estar focalizadas a los pobres extremos, sino ser la mayor parte de ellos universalistas. Es decir, por todos lados el modelo neoliberal fracasa, rompe la articulación.
Y a la compañera que preguntó allá. Creo que la manera de salir del modelo neoliberal es el paquete de cosas que propuse: rearticular la política económica con la política social, extender los derechos sociales, dejar de focalizar y movernos hacia programas cada vez más universalistas, pero entender que la pobreza se supera si, y sólo si, hay recuperación del salario y si, y sólo si, hay crecimiento del empleo formal bien remunerado. Los programitas que dan un poquito de dinero no pueden por sí solos resolver el problema de la pobreza.
Y la desigualdad se resuelve grabando progresivamente, como lo hacen los países avanzados de primer mundo, a los ingresos muy altos, y ese recurso que capta el Estado redistribuyéndolo en estos programas sociales universalistas.
SENADORA LORENA CUÉLLAR CISNEROS: Bueno, agradecemos la presencia del doctor Julio Boltvinik Kalinka. Y yo le pido, doctor, que estas notas que hoy nos trae nos las pueda dejar en la Comisión de Desarrollo Social, para compartirlas con todos los demás compañeros, ya que son muy valiosas y habremos de sacar cosas importantes para nuestro trabajo legislativo.
Muchísimas gracias a todos.

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