En Sesión Solemne conmemora Permanente Centenario de Tratados de Teoloyucan y entrega placa conmemorativa al general Secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda
 
SENADOR RAÚL CERVANTES ANDRADE: Compañeros legisladores, la Comisión Permanente desea participar de los actos conmemorativos por el centenario de la firma de los Tratados de Teoloyucan. Por esa razón, llevaremos a cabo la sesión solemne regida por el acuerdo que aprobó esta Asamblea.
 
Agradezco la presencia del general Secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda. Sea usted bienvenido, general.
 
Del licenciado Felipe Solís Acero, subsecretario de Enlace Legislativo y Acuerdos Políticos, que acude en representación del titular de la Secretaría de Gobernación. Sea bienvenido, señor subsecretario.
 
Del maestro Raúl Domínguez Rex, secretario de Desarrollo Metropolitano, y que asiste en representación del doctor Eruviel Ávila Villegas, gobernador del Estado de México.
 
Saludo también la presencia de los jefes del Ejército mexicano y del personal militar que acude a esta sesión solemne. Sean ustedes, todos, bienvenidos.
 
Conforme al resolutivo tercero del acuerdo aprobado, habrá una ronda de intervenciones de los grupos parlamentarios, en orden progresivo, hasta por cinco minutos. 
 
En seguida tiene el uso de la palabra el diputado Fernando Zárate Salgado, del Grupo Parlamentario del Partido de la Revolución Democrática, hasta por cinco minutos.
 
Por favor, diputado.
 
DIPUTADO FERNANDO ZÁRATE SALGADO: Con su venia, presidente.
 
Compañeros y compañeras, hoy celebramos aquí en la Comisión Permanente, la celebración de los Tratados de Teoloyucan. Como lo sabemos y como lo recordamos, el 13 de agosto de 1914 se determinó la disolución del Ejército Federal, que cedió el control territorial al Ejército Constitucionalista bajo el mando de Venustiano Carranza.
 
Constituye en el nacimiento del Ejército mexicano en la modernidad de la era post-revolucionaria. Con esto damos la bienvenida al secretario de la Defensa Nacional, al subsecretario de Gobernación y a todos los invitados que se encuentran hoy en este recinto.
 
Muchos de los posicionamientos son con referencia a la historia, y ya lo han dicho varios historiadores, específicamente Erick Hobsbawm, uno de los grandes historiadores en el mundo, que para saber hacia dónde vamos debemos entender de dónde venimos. La historia pudiera ser cíclica, pero en México todos pretendemos modernizar y evolucionar institucionalmente.
 
En la izquierda contribuiremos institucionalmente para que nuestro país avance, sobre todo en el marco social, partiendo de un estado de paz y tranquilidad.
 
Gracias a los avances democráticos que ha habido en México, el Ejército Mexicano se ha constituido como un baluarte para la población en situaciones de desastres, superando la época gris en donde los militares eran concebidos como represores al servicio del régimen en turno.
 
En México no hemos sufrido ni hemos vivido ni circunstancias ni historias como se han vivido en el resto del continente, específicamente en Sudamérica, en donde en realidad, en aquellos países sí se sufrió represión y una represión que se convirtió en dictaduras, una dictadura que no benefició en nada a su población.
 
En México hemos estado muy lejos de ellos y esto ha sido gracias a la institucionalidad del Ejército Mexicano.
 
Es gracias a esta actitud de solidaridad con la población que hoy en día el Ejército es una de las instituciones mejor calificadas y mejor reconocidas por la población.
 
No omitimos señalar que aun cuando no compartimos la política que desplegó a los militares a lo largo del territorio nacional para el combate al crimen organizado, reconocemos que en muchos lugares se ha convertido en el único garante de paz y seguridad para la población.
 
Estamos convencidos que debe avanzarse en la disminución de los crímenes, de los índices de criminalidad provocados por la delincuencia organizada, desde una perspectiva integral que ataque las causas de la delincuencia y no sus efectos.
 
Es obvio y es evidente para la población que el PRD siempre ha postulado que la prevención y sobre todo el trabajo directo con la población es la ruta para construir un nuevo Estado, para construir un Estado moderno y un Estado con futuro.
 
México necesita un Ejército de paz al servicio del pueblo mexicano. No necesitamos regresar a los tiempos de la represión y es por eso que hacemos un llamado para que en el mando supremo de nuestro Ejército quepa la prudencia y la sensatez para que nuestras Fuerzas Armadas sigan -y subrayo- sigan atendiendo las necesidades de la nación, en programas como los de alfabetización, vacunación, atención a desastres naturales, etcétera.
 
Por ello y aun cuando se han logrado avances sustantivos en la modernización del marco legislativo que rige a nuestras Fuerzas Armadas, sobre todo en lo que corresponde a la justicia militar, debemos redoblar los esfuerzos para garantizar el libre ejercicio de los derechos humanos para todas y todos los militares, la autonomía y la independencia de los juzgadores militares y la equidad de género en todas y cada una de las acciones de gobierno, que se implementen a partir de este momento.
 
El PRD, nosotros, estaremos siempre listos para la colaboración entre poderes y especialmente para el fortalecimiento de nuestras Fuerzas Armadas como baluartes de la paz nacional.
 
Muchas felicidades y muchas gracias, Presidente.
 
SENADOR RAÚL CERVANTES ANDRADE: Gracias diputado.
 
Se concede el uso de la Tribuna al senador Fernando Herrera Ávila, del Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional, hasta por cinco minutos.
 
Por favor, senador.
 
SENADOR FERNANDO HERRERA ÁVILA: Señoras y señores legisladores.
 
El día de hoy nos ocupa un hecho que nos recuerda con orgullo la consolidación de un México moderno, constitucionalista, garante del Estado de Derecho y promotor del principio de la legalidad.
 
La firma de los Tratados de Teoloyucan, realizada el 13 de agosto de 1914, constituye dentro de nuestra historia reciente la proyección de un futuro para el pueblo de México, encaminado desde luego hacia la restauración y reivindicación del orden social y sobre todo bajo el amparo del sistema democrático.
 
Asimismo, personifica el cumplimiento de los objetivos de la Revolución constitucionalista, plasmados en el Plan de Guadalupe. Por lo tanto, representan el fortalecimiento del Estado mexicano frente a los atropellos de la opresión del régimen del usurpador Victoriano Huerta; de la posible intervención extranjera, así como la recomposición del Ejército como fuerza institucional en beneficio del pueblo de México; es decir, nuestras Fuerzas Armadas como las conocemos al día de hoy.
 
El día 13 de agosto de 1914, las autoridades de los principales ejércitos que operaron durante la Revolución, convergieron en la ciudad de México, precisamente en el poblado de Teoloyucan. En ese encuentro, con el gobierno de Huerta ya debilitado y sobre la salpicadera de un viejo automóvil, el general Álvaro Obregón, Eduardo Iturbide, quien encabezó al Ejército Federal en la ciudad de México; el general de División, José Refugio Velasco, ministro de Guerra y Marina y comandante del Ejército Federal; Lucio Blanco, famoso revolucionario; Gustavo Salas, por parte del Ejército de Tierra; y Othón P. Blanco, por parte de la Armada del Ejército huertista, firmaron un tratado que consistió en dos partes:
 
La primera de ellas fijó postulados relacionados con los asuntos de la ciudad capital. Por un lado, el Ejército del noroeste, encabezado por Álvaro Obregón y cuya bandera consistía en defender la Revolución constitucionalista, entraría a la ciudad de México posteriormente a la salida del Ejército Federal con la intención de evitar enfrentamientos.
 
De igual modo se castigarían desmanes, robos y saqueos por parte de las fuerzas centrales, buscando –por lo tanto– una entrada pacífica del Ejército constitucionalista.
 
La segunda parte fijó postulados relacionados con el orden militar. Su fase es muy importante en el contexto histórico revolucionario, pues se aceptó el desarme y la disolución del Ejército Federal y, por lo tanto, el triunfo de las Fuerzas militares que habían estado luchando durante año y medio. De esta manera se dio el paso definitivo para la consolidación del Ejército constitucionalista, como la fuerza institucional y que a partir de la Constitución de 1917 sería el Ejército mexicano.
 
Entre otros aspectos de importante relevancia en cuanto al alcance de los Tratados en cuestión, cabe mencionar que a través de este documento se evitó que la invasión de Estados Unidos, que amenazaba desplegar en Veracruz, donde los marines habían anclado buques de guerra desde abril de 1914; por lo tanto, se fortaleció la defensa y soberanía de la patria, por medio del acuerdo y entendimiento en beneficio de la sociedad.
 
Señoras y señores legisladores, como lo hemos reiterado en oportunidades anteriores, para Acción Nacional es importante tener presentes aquellos acontecimientos históricos que contribuyeron a forjar nuestra nación; ya que a través de su reconocimiento y conmemoración, podemos hacer frente a los nuevos retos que el futuro presenta hacia nuestra nación.
 
El pasado 14 de agosto, hace 100 años ya, terminó el antiguo régimen y comenzó un nuevo capítulo de la historia moderna del Estado mexicano. Por lo tanto, el día de hoy recordamos un deber que obliga nuestra acción como legisladores, es decir, el salvaguardar siempre y en todo momento el orden constitucionalista a favor de la sociedad mexicana y de la promesa que este país representa.
 
Siempre agradecidos con el Ejército mexicano. Por su atención, muchas gracias.
 
SENADOR RAÚL CERVANTES ANDRADE: Tiene la palabra el senador Miguel Romo Medina, del Grupo Parlamentario del Partido Revolucionario Institucional, hasta por cinco minutos. Por favor, senador.
 
SENADOR MIGUEL ROMO MEDINA: Gracias. Con su permiso, senador presidente. Honorable Asamblea. Ciudadano general Salvador Cienfuegos Zepeda, secretario de la Defensa Nacional. Señores representantes del ciudadano Secretario de Gobernación y del ciudadano gobernador del Estado de México.
 
Los integrantes del Grupo Parlamentario del PRI conmemoramos el Centésimo Aniversario de la Firma de los Tratados de Teoloyucan, sin duda un acuerdo político que sería el primer gran esfuerzo transformador en el siglo XX y uno de los acontecimientos más importantes de la Revolución Mexicana.
 
Recordar la firma de estos tratados es rendir un merecido homenaje a todos aquellos mexicanos que lograron superar sus diferencias y que alcanzaron un movimiento de unidad nacional, un movimiento que sentaría las bases para la consolidación del orden constitucional, la paz social y el desarrollo de las instituciones de México.
 
Celebramos la unidad de los revolucionarios que se encargarían de defender los derechos fundamentales de los mexicanos y que posteriormente se verían reflejados en la Constitución Política de 1917.
 
Los tratados, además de representar uno de los más grandes triunfos del primer Ejército Constitucionalista, también constituyó un  esfuerzo sin precedentes para construir un México garante de los derechos humanos, la estabilidad política y el respeto irrestricto a las leyes.
 
Dichos tratados personifican el pensamiento político del movimiento revolucionario y dieron pauta a un acuerdo nacional, que definiría los preceptos jurídicos más progresistas del momento y que al día de hoy siguen vigentes en nuestro México democrático de libertades y de justicia social.
 
La Revolución Constitucionalista colocaría a México como precursor de los derechos sociales a nivel mundial. A 100 años de su firma, los Tratados deben ser un referente indiscutible para continuar con la transformación de México, tal como lo hemos hecho en el Congreso de la Unión.
 
Señoras legisladoras, señores legisladores:
 
Al igual que los firmantes de estos tratados, el Presidente de México, Enrique Peña Nieto y los legisladores federales hemos venido realizando una transformación profunda de nuestras instituciones, para lograr que México construya una historia de éxito.
 
La Sexagésima Segunda Legislatura ha logrado la aprobación de reformas estructurales que México necesita. Todos los cambios legislativos, sea en materia educativa, telecomunicaciones, competencia político-electoral o en el ámbito de los energéticos, tienen como principal objetivo el bienestar superior de México.
 
Hoy, más que nunca, estos tratados deben de ser un referente para seguir por la ruta de la transformación y el cambio, a través de un movimiento de unidad, respeto y pluralidad.
 
Los legisladores debemos seguir apostando por el crecimiento económico, la competitividad, la generación de empleos, la educación de calidad, mayor infraestructura, mayores inversiones, porque sabemos que ese es el mejor camino para lograr que todos los mexicanos tengamos acceso a una mejor vida.
 
Para los integrantes del Grupo Parlamentario del PRI es motivo de orgullo que nuestro país sea un referente del cambio de movimiento con una visión de Estado, donde cada vez más se fortalecen nuestras instituciones y el régimen democrático.
 
Nuevamente, en el seno del Congreso de la Unión, reconocemos la esencia y la trascendencia del Ejército Mexicano para con el pueblo de México, al ser una institución cercana y permanente en la salvaguarda de su soberanía, paz social, el respeto a la legalidad y solidaridad en todo momento de la urgencia y las necesidades humanas.
 
El Ejército está constituido y sirve para defender las leyes y las instituciones. Es por ello que en este recinto, la casa de la República, está de manera permanente inscrita con letras de oro la leyenda que a la letra, dice: “Al Ejército Mexicano, a cien años de servicio a la nación y de lealtad a la Constitución”.
 
Los convocamos a continuar con la transformación de México, que sigamos con el mismo ímpetu, al igual que todos los hombres y mujeres que dieron vida a la Revolución para lograr que nuestro país, a través de sus reformas, ocupe el lugar que está destinado a alcanzar en el concierto internacional de las naciones.
 
Muchas gracias.
 
SENADOR RAÚL CERVANTES ANDRADE: A nombre de la Mesa Directiva de la Comisión Permanente, tiene la palabra el vicepresidente diputado Héctor Gutiérrez de la Garza. Por favor, diputado.
 
DIPUTADO HÉCTOR GUTIÉRREZ DE LA GARZA: Integrantes de la Mesa Directiva y sobre todo a la presidencia, gracias por esta oportunidad de hablar a nombre y representación de la Mesa Directiva de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión.
 
Un saludo respetuoso al general secretario Salvador Cienfuegos Zepeda. Por su conducto, nuestro reconocimiento y respeto a todo el Ejército mexicano.
 
Licenciado Felipe Solís Acero, subsecretario de Enlace Legislativo y Acuerdos Políticos, en representación de la Secretaría de Gobernación. Sea usted bienvenido.
 
De igual modo, un saludo al maestro Raúl Domínguez Rex, secretario de Desarrollo Metropolitano, que asiste en representación del gobernador del Estado de México.
 
Saludo a los compañeros legisladores. De igual modo, a nuestro compañero diputado Gerardo Liceaga, quien fue precisamente el promotor de esta iniciativa que el día de hoy nos tiene aquí.
 
Amigas, amigos todos, quien honra se honra a sí mismo; es por ello que para el Congreso de la Unión y en especial para esta Comisión Permanente, es un privilegio honrar el patriotismo y el carácter heroico de los personajes, y destacar los sucesos que han marcado nuestra historia y nos han dado libertad y democracia.
 
No se explica el triunfo de la Revolución Mexicana sin los Tratados de Teoloyucan. Tampoco se explica, por lo tanto, el triunfo de las causas sociales que abanderó dicho movimiento armado; las cuales harían posible el reconocimiento de los derechos sociales tutelados en la Constitución Política de 1917, sin el instrumento que hoy solemnemente nos reúne.
 
La lucha revolucionaria convocada por Francisco I. Madero y continuada por Venustiano Carranza, no hubiera dado sus frutos sin la firma de estos Tratados. La sucesión presidencial de 1910 y el Plan de Guadalupe tuvieron en los Tratados de Teoloyucan, el instrumento que haría posible las aspiraciones plasmadas por los mexicanos que vieron en la Revolución la vía para la exigencia del respeto y reconocimiento de sus derechos políticos y sociales.
 
El 13 de agosto de 1914 se firmaron los acuerdos de Teoloyucan, que estipulaban la entrega de la ciudad de México al Ejército revolucionario y la disolución del Ejército federal. Con ello se cumplían los objetivos de la Revolución constitucionalista, plasmados en el Plan de Guadalupe.
 
Fueron los generales Álvaro Obregón y Lucio Blanco, por encargo de Venustiano Carranza, primer jefe de la Revolución, quienes presentaron las condiciones para la entrega pacífica de la capital; y el 13 de agosto se firmaron los acuerdos que pusieron fin al régimen huertista en Teoloyucan, Estado de México.
 
El Estado de México, cuna de mujeres y hombres valientes que han forjado nuestra historia, sede de grandes acontecimientos de la vida nacional, fue lugar consignado para la suscripción del documento que puso fin a ese episodio de traición, deslealtad y usurpación.
 
Son pues, los tratados de Teoloyucan, un hito que significó la posibilidad de que, a la postre, triunfara en definitiva la Revolución Mexicana y con ella los anhelos de pueblo que aspiraba el reconocimiento y, de esa forma, a la posibilidad real de ejercer sus derechos.
 
Es por esa razón que nosotros debemos asumirnos y de hecho nos asumimos como continuadores de la lucha revolucionaria, sólo que ahora lo hacemos desde las instituciones y por medio de las vías de la legalidad y del respeto a los derechos humanos.
 
Hoy lo hacemos en un marco constitucional de democracia representativa en donde, a pasar de las diferencias y precisamente a partir de las diferencias que siempre nos enriquecen, logramos acuerdos por el bien de México y los mexicanos.
 
Las reformas emprendidas durante la actual legislatura del Congreso de la Unión tienen el objetivo de dar continuidad a este bien supremo que tutelaron los Tratados de Teoloyucan. La construcción y consolidación de una democracia que sitúe a las mexicanas y a los mexicanos en el centro del trabajo diario de los poderes.
 
Hoy reconocemos y recordamos los tratados de Teoloyucan, de la mejor forma en que podemos hacerlo, continuando con el perfeccionamiento de nuestras instituciones, para llevarlas a un estado de satisfacción y respuesta a las necesidades y demandas de la población.
 
Muchas gracias.
 
SENADOR RAÚL CERVANTES ANDRADE: Gracias, diputados.
 
Compañeros legisladores, les solicito ponernos de pie para que, a nombre de la Comisión Permanente, hagamos entrega al General Secretario de la Defensa Nacional, General Salvador Cienfuegos Zepeda, de una placa conmemorativa del Centenario de la Firma de los Tratados de Teoloyucan y que dice:
 
“Congreso de la Unión, al Ejército Mexicano en conmemoración del Centenario de la Firma de los Tratados de Teoloyucan 1914-2014. Honorable Comisión Permanente, senador Raúl Cervantes Andrade, Presidente de la Mesa Directiva. Agosto 2014.”
 
 
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