VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA SESIÓN ORDINARIA DEL SENADO DE LA REPÚBLICA (Parte 9)
Presidente Raúl Cervantes Andrade: Eso confirma que efectivamente se publicó en la Gaceta Parlamentaria, por lo que le pido al senador Rabindranath Salazar que continúe en el uso de la palabra.
Le pido que cuando concluya el orador, con todo gusto.
Le pido que nos permita continuar con el desarrollo de la sesión, porque no a lugar ahorita a que haya otro tipo de comentarios, en su momento habrá la oportunidad y con todo gusto le daremos el uso de la palabra.
En el uso de la palabra el señor senador Rabindranath Salazar Solorio.
Senador Rabindranath Salazar Solorio: Presidente, gracias. Compañeras, compañeros.
Creo que muy importante lo que mencionaba el senador Adán y en virtud justamente de eso es que oficialmente le hago la solicitud más atenta al Senador Enrique Burgos García, Presidente de Puntos Constitucionales, al Senador David Penchyna Grub, quien es Presidente de la Comisión de Energía, así como al Senador Raúl Gracia Guzmán, que es el Presidente de Estudios Legislativos Primera, para que nos convoquen oficialmente y poder reponer este procedimiento que ha sido mal llevado.
Al término de mi participación estaré entregando el oficio para que quede constancia además solicito que también quede debidamente en el Diario de los Debates.
Presidente Raúl Cervantes Andrade: Con gusto tomamos nota de ello. Claro que sí.
Senador Rabindranath Salazar Solorio: Bien, señoras y señores senadores, nadie en su sano juicio y que se jacte de conocer la historia reciente de México puede afirmar que las privatizaciones son benéficas.
De hecho con los antecedentes la idea se derrumba por sí misma.
Para quienes son de memoria corta o sufren de un conveniente olvido en la materia, es preciso recordarles estos sonados casos de éxito privatizador.
Pareciera que a los mexicanos nos gusta repetir la historia, cuando esta es de fracasos contundentes.
No hay memoria cuando se trata de repetir modelos y políticas revestidas de fiascos.
La historia de las privatizaciones en México es una historia de frustraciones, de reveces, de infortunios que estallan en el ánimo y en la conciencia colectiva y de eso ya están hartos los mexicanos.
Por ello el repaso de la historia, aunque incomode a quienes sistemáticamente se equivocan y hasta disculpas terminan pidiendo afirmando con lágrimas en los ojos “que no nos volverán a robar”, se vuelve asignatura obligada. Veamos algunos casos.
Telmex es el ejemplo más claro del fracaso de la política privatizadora.
Durante más de medio siglo el gobierno federal destinó recursos públicos y esfuerzos para la creación de una infraestructura que ninguna empresa privada estaba dispuesta a asumir.
Sin embargo, fue vendida con todo y personal por una módica cantidad que no representaba siquiera el 3 por ciento de su valor real en el mercado mundial.
Actualmente sus tarifas están por encima de otros países, incluso con algunos con mayor poder adquisitivo y el servicio, sin duda, uno de los peores también a nivel mundial.
Los bancos no se quedan atrás y cuando en 1990 se declara la privatización de los mismos son adquiridos por firmas internacionales.
El resultado de esa medida lo padecimos cuatro años después cuando el gobierno tiene que implementar su rescate financiero por malos manejos y corrupción.
Ahora el 90 por ciento de los activos bancarios están en manos extranjeras y para colmo los seguimos rescatando. Lo que nos ha costado más de un billón de pesos.
Con el rescate de la banca el estado gastó dos o tres veces más el valor de lo que obtuvo por su venta.
Fertimex tampoco se queda atrás en esta notable historia privatizadora nacional, no olvidamos que fue vendida a la iniciativa privada extranjera muy por debajo de su valor real, tras ser abandonada por varios años por las autoridades mexicanas por motivos inexplicables.
Con la privatización de Ferronales se llegó a la quiebra a la Constructora Nacional de Carros de Ferrocarril, empresa nacional que fabricaba locomotoras 100 por ciento mexicanas que cumplían con los más altos estándares de calidad a nivel mundial.
En dicha empresa se fabricaban los vagones del Metro de la Ciudad de México que hoy tienen que ser adquiridos y reparados en Canadá, España, Estados Unidos, Alemania, a costos muy superiores de lo que tomaba construirlos aquí.
Y en esta lista interminable tenemos también a Aeropuertos y Servicios Auxiliares, mutilada y rematada en partes a empresas extranjeras.
Imevisión que se instaura como el único competidor de Televisa, cerrando las puertas a una televisión pública de calidad, que ayude al desarrollo de la información de los mexicanos.
Dice el Nacional Dina que fue una empresa ampliamente exitosa y durante más de tres décadas, la principal constructora de autobuses y camiones del país y cuya actividad abatía de manera importante los costos de inversión en transportes públicos, otra empresa gubernamental que es quebrada y rematada con un precio muy por debajo de su costo real, siendo las mismas armadoras extranjeras que presionaron su quiebre, las beneficiadas por su compra.
Y aquí cabe una pregunta que cuando estábamos en la discusión de comisiones, yo hacía y que además comenté que la volvería a formular en este Pleno.
Yo le pregunto, cualquiera de mis compañeras Senadoras, cualquiera de mis compañeros Senadores, que me digan un solo caso que conozcan de éxito privatizador en nuestro país, un solo caso que haya traído beneficio real a los mexicanos y a partir de ahí podemos empezar a formular qué es factible que pudiera dar un buen resultado la privatización que se pretende hacer en este momento.
Pareciera que los gobiernos les funciona este negocio redondo, un círculo vicioso que consiste en crear empresas del Estado con el dinero de los mexicanos.
Exprimirlo, saquearlo, reformar la legislación y luego venderlo al capital extranjero.
Al final las y los mexicanos seguimos pagando las mismas cargas impositivas, aunque el gobierno tenga que invertir en cada vez menos empresas públicas.
La historia privatizadora se repite con la propuesta de la Reforma Energética, que discutimos en este momento.
Una idea que constitucionalmente todavía no se explica y ni se explicará, una Reforma Energética, que si pudiéramos equiparar con algo cotidiano y que el común denominador de la gente pudiera entender, le equipararíamos a lo denominado un producto milagro.
Es un producto milagro, porque quienes nos la pretendieron vender, nos sometieron, primero, a un bombardeo mediático, indiscriminado, con comerciales de televisión, de radio, prensa escrita, que nos dicen que todo, con esta Reforma nos va a beneficiar, pero no nos dice ni cómo, ni cuándo, ni en cuánto tiempo ni con quiénes, ni en la forma en la que lo vamos a lograr.
Apenas hace dos días en un artilugio legislativo, se nos presentaron disfrazados de artículos transitorios las letras chiquitas de este grave asalto a la Nación.
Tal cual la Reforma Energética por su escaso y conveniente ambiguo contenido, su estrategia de venta y su pretendido afán de engaño es un producto milagro.
Es grave la incongruencia entre lo que afirma y se pretende y lo que se establece el dictamen que contempla la Reforma Energética; de manera reiterada en todos los foros posibles se mencionó que con esta Reforma tendríamos 500 mil empleos, seguridad energética, para las próximas generaciones, una empresa a nivel de las mejores del mundo y México crecerá.
Sin embargo, basta acordar una lectura al transitorio segundo, para que la verdad se revelen ante nuestros ojos, quedando en evidencia la vulnerabilidad en la que quedarían más de 100 mil trabajadores que de forma gradual y con la intervención de empresas extranjeras, podrían ser despedidos.
El dictamen que está a discusión hoy, es la confirmación de lo que a lo largo de los meses se vislumbraba, la entrega de la industria energética nacional y por ende la pérdida definitiva de parte importante de la soberanía nacional a través del atraco elevado a rango constitucional.
La disminución de la producción del petróleo, debido al declive de las reservas probadas, le dio al Ejecutivo el pretexto ideal, para extranjerizar a la industria energética nacional.
En este sentido las y los senadores del Grupo Parlamentario del Partido de la Revolución Democrática, hemos reconocido la urgencia de llevar a cabo una Reforma Energética, de eso no hay duda, pues los diagnósticos son determinantes y contundentes.
Lo que se reprocha es el pretendido aprovechamiento de una necesidad para sacar ventaja de ella. Es una idea mezquina, equiparable al reparto anticipado de la herencia del enfermo, en lugar de ayudarlo a su recuperación.
En un ejercicio de congruencia con México y con la mayoría de los mexicanos que se oponen a la venta de Pemex y de la Comisión Federal de Electricidad, seguiremos agotando los procedimientos legislativos, los procedimientos legales, a fin de oponernos a la venta de lo que hoy nos da la viabilidad financiera.
Señoras y señores Senadores, al dictamen le duele todo, nació enfermo por una deficiente técnica legislativa, con una grave deformidad en sus artículos transitorios, padece de falta de razonamiento jurídico constitucional y no resiste la prueba del análisis, por ello no podemos convalidarlo.
Es un dictamen que en su parte general está repleto de aberraciones jurídicas, como el hecho de incorporar un paquete de 21 transitorios, cuyos contenidos implican regulación, reglas de procedimiento, requisitos, facultades y mandatos, cuyos contenidos deberían estar en la legislación secundaria.
La redacción del artículo 25 diluye la función rectora del Estado al proponerse la emisión de normas relativas a la administración y funcionamiento, procedimientos de contratación y demás actos jurídicos que celebren las empresas productivas del Estado con particulares.
Es el artículo en el que se reconoce la incapacidad de mantener la rectoría de la Nación en materia energética.
La propuesta del artículo 27 es más entreguista aún, pues al modificar los párrafos cuarto y sexto se pretende permitir asignaciones mediante contratos con empresas productivas del Estado o con particulares.
Es el artículo en el que se fulmina de golpe la exclusividad del Estado, con la soberanía nacional en materia del petróleo de por medio, sobre todo al utilizar el eufemismo de licencias, para no denominarle concesiones, que por cierto en esta, en el último cambio que se acaba de discutir aquí ya viene también contemplado el término de la concesión.
Con la propuesta al artículo 28 se pretende decretar la inminente liquidación de Pemex y la Comisión Federal de Electricidad al excluir a los hidrocarburos y a la electricidad de las áreas estratégicas, dejando de ser efectiva la protección constitucional del artículo 25, por lo que las paraestatales pasan al régimen de empresas susceptibles de desincorporación.
En tal extremo un asunto de seguridad nacional como es el energético puede quedar en manos de empresas particulares, de las cuales tal vez ninguna sería estatal.
Por si estos absurdos legales no fueran suficientes, las dictaminadoras tuvieron la ocurrencia de crear 21 artículos transitorios, donde se incorporan aspectos que corresponden a las reformas a la legislación secundaria, donde entre otras cosas se pretende facultar a las referidas empresas a recibir asignaciones y celebrar los contratos que aún no se encuentran regulados en los términos que aún no se propone en ningún dispositivo normativo.
Hemos afirmado que no era necesario reformar la Carta Magna y que lo conveniente era una serie de modificaciones a la legislación secundarias.
La ocurrencia de las dictaminadoras de crear un amplio cúmulo de transitorios es consecuencia de no querer reconocer que teníamos la razón.
No exageramos al afirmar que es una reforma que extranjeriza la industria, que literalmente le obsequia al capital extranjero y a los grandes corporativos el patrimonio energético nacional.
De nuevo y como ha sido la historia privatizadora de nuestro país, estaremos cambiando el oro por espejos.
Seamos directos con las y los mexicanos, lo que se está jugando es la apropiación de las enormes ganancias que genera la exploración y la extracción de hidrocarburos.
Las fuerzas políticas que apoyan esta propuesta lo hacen bajo la presión de grupos de interés que pretenden para sí las reservas, la producción, el dinero de las ventas, las utilidades y las ganancias extraordinarias.
El Banco Mundial estima que la renta económica asociada al petróleo mexicano alcanzó 82 mil 549 millones de dólares en 2011, y en gas natural 6 mil 482 millones.
Hasta ahora el gobierno se ha quedado con todo vía carga impositiva e ingresos de Pemex, lo que debería de hacerse es investigar cómo se ha malgastado ese dinero y a quién ha beneficiado en lugar de buscar privatizar la producción petrolera y las cadenas de valor.
Senador Presidente José Rosas Aispuro Torres: Senador, le ruego que concluya su intervención.
Senador Rabindranath Salazar Solorio: Termino en un momento ya, Presidente.
De aprobarse como está se privatizará completa y totalmente la producción de hidrocarburos y sus derivados, se obsequia la renta petrolera a través de licencias, o mejor dicho, de concesiones y contratos de riesgo, lo cual extranjerizará sin control toda la cadena de suministro.
Se está convalidando y haciendo un derecho constitucional, el desfalco a la nación que por su magnitud sólo es comparable a los hechos acontecidos el 2 de febrero de 1848, cuando se entregó a Medio México, Alta California y Nuevo México, a los estadounidenses a cambio de 15 millones de dólares. Este dictamen deberá para la historia reciente en los libros de texto estar en el mismo capítulo en el que se relata el Tratado de Guadalupe, Hidalgo.
Los legisladores responsables de este posible cambio constitucional han dicho una y otra vez que esto es lo que necesita nuestro país.
A ustedes, amigas y amigos senadores, les digo si estamos tan seguros de esta afirmación preguntémosle a la gente que está afuera manifestándose, preguntémosle a los trabajadores de Pemex, preguntémosle a los trabajadores de la Comisión Federal de Electricidad, preguntemos a las mexicanas y a los mexicanos que la gran mayoría lo han expresado en las múltiples encuestas que se han presentado si es que están de acuerdo en privatizar la industria mexicana.
Hagamos la encuesta que eso es lo que están pidiendo las y los mexicanos.
Finalmente y ya que hace un rato algunos de mis compañeros legisladores citaba a don Benito Juárez, les voy a leer un ligero párrafo de una carta que él dirigía desde Chihuahua a Matías Romero en 1865.
Él decía textualmente: “La idea que tienen algunos, según me dice usted de que ofrezcamos parte del territorio nacional para obtener el auxilio indicado es no sólo antinacional, sino perjudicial a nuestra causa, la nación por el órgano legítimo de sus representantes ha manifestado de un modo expreso y terminante que no es su voluntad que se hipoteque o se enajene su territorio. Mi deber es no atender a los que sólo representan el deseo de un corto número de personas, sino la voluntad nacional”.
Es cuanto, señor Presidente.
Senador Presidente José Rosas Aispuro Torres: Gracias, Senador Rabindranath Salazar Solorio.
Le pediría nada más a las oradoras y oradores que siguen que respetemos…
Senador Rabindranath Salazar Solorio: Presidente, le entrego el oficio que mencioné al inicio de mi discurso con nombre de un servidor, del Senador Zoé Robledo y del Senador Encinas, Secretarios de las tres Comisiones Mencionadas.
Senador Presidente José Rosas Aispuro Torres: Con gusto se le dará el seguimiento y se publicará en los diarios de los debates.
A continuación se le concede el uso de la palabra al Senador Jorge Luis Lavalle Maury, para fijar el posicionamiento del grupo parlamentario del Partido Acción Nacional.
Senador Jorge Luis Lavalle Maury: Muchas gracias.
Saludo con respeto a todas mis compañeras y compañeros Senadores de los diferentes grupos parlamentarios.
Mi mayor reconocimiento a todos los miembros de las Comisiones Unidas de esta Reforma Energética por el intenso trabajo, el apasionado debate y todos los diferentes comentarios, visiones y anécdotas que se han dado en los últimos días y semanas.
Es un honor para mí participar en este posicionamiento a nombre de mis compañeros, los senadores del Grupo Parlamentario de Acción Nacional, en una reforma tan importante para este país.
A lo largo de prácticamente todo el 2013, los senadores del PAN hemos tenido la oportunidad y el privilegio de participar y analizar la situación que enfrenta el sector energético mexicano, sus restos, sus oportunidades y también las múltiples amenazas que tenemos hoy en día si seguimos sin hacer nada al respecto.
Este debate no inició ayer, no inició este año, llevamos años discutiéndolo y posponiendo esta reforma tan importante para este país. Después de escuchar a los diversos especialistas, funcionarios públicos, líderes sociales, empresarios y representantes de diferentes organizaciones, así como de otros gobiernos que tienen modelos energéticos exitosos y las largas horas que hemos tenido la oportunidad de escuchar a mis diferentes compañeras y compañeros, senadoras, senadores y también diputados, compartiendo diagnósticos, discutiendo apasionadamente nuestras ideas.
Y está claro que una gran coincidencia es precisamente que el sector energético mexicano requiere un cambio de fondo, no podemos seguir así. La intención de algunos es mantener modelos que enriquecen a unos pocos y no permiten que los muchos puedan aspirar a algo mejor.
En el dictamen que estaremos debatiendo el día de hoy, nuestras diferencias se concentran principalmente en dos problemas que no son menores: Uno, cambiar la Constitución para cambiar de fondo o limitarnos otra vez a autorizar o aprobar lo mínimo posible.
Y dos, permitir la participación en el sector energético de la iniciativa privada o seguir limitándonos a la simple operación con las empresas públicas del estado.
Previo a la elaboración de este dictamen, hemos conocido todos los senadores de este recinto, tres propuestas, tres visiones y tres proyectos de dictamen. Todos ellos con coincidencias y también con sensibles diferencias, pero todas con una coincidencia muy importante: Lo más grave que podemos hacer es cometer el error de quedarnos sin hacer nada.
Pero para Acción Nacional y esto lo dejamos muy claro en los debates en Comisiones Unidas, la visión de esta reforma energética para nosotros va mucho más allá de un cambio en la Constitución, va más allá de un cambio a las leyes, se trata de la construcción de un modelo energético, un modelo energético que genere certeza y certidumbre y nos garantice a todos los mexicanos que de ahora en adelante nuestros energéticos van a maximizar los beneficios y vamos a poder reflejar, ver reflejados esos  beneficios en el potencial energético de nuestro país.
Vengo avalar a favor de este dictamen que presentan las Comisiones Unidas, en primer lugar porque incorpora la visión que ha defendido mi partido a lo largo de su historia, pero lo más importante, es porque representa un modelo que nos permite transformar nuestro sector con instituciones más fuertes, con mayor competencia, eficiencia y buscando siempre la sustentabilidad.
Dejando siempre muy claro que el petróleo es y será de todos los mexicanos, no de contratistas, no de partidos ni mucho de políticos, mienten quienes dicen que esta reforma privatice la riqueza de la nación, la riqueza de la nación es para generar bienestar, es para buscar el bien común, el bien que se mide por su incidencia en los muchos, ese bien que es garantía de un mejor futuro, por eso el modelo energético que presentamos es muy claro y se basa en cinco ejes estratégicos:
Primero. Maximización de los beneficios de los hidrocarburos para todos los mexicanos.
Y esto es muy claro y una de las principales claves de esta reforma es precisamente saberla comunicar, con argumentos claros, con argumentos válidos, que estén incluidos en el dictamen, no con razones o argumentos que no solamente no están incluidos, sino que significan exactamente lo contrario a lo que estamos leyendo.
La maximización de los beneficios significa encontrar modelos contractuales adecuados que generen confianza y que le permitan al Estado Mexicano buscar el mejor modelo que garantice que el Estado Mexicano siempre buscará el mayor beneficio y la mayor renta para todos los mexicanos, basado en las mejores condiciones para la nación.
Por otra parte, también mejorar la eficiencia en el servicio de reducción de costos en el sector eléctrico.
Hay que recordar que hoy en día donde se concentra la mayor corrupción e ineficiencia de nuestro sector eléctrico está precisamente en el que la energía que se genera solamente el 25 por ciento, casi el 30 por ciento no se factura. Por eso la energía es tan cara.
Urge mejorar, urge generar competencia, urge darle un mejor servicio de energía eléctrica a todos los mexicanos, no estar hablando de discurso hace 75 años.
Hay que pensar en los mexicanos de hoy.
Dos. Empresa pública productiva del estado.
Necesitamos dotar a las empresas de eficiencia, necesitamos liberar a Pemex de la Comisión Federal de Electricidad, para que operen en beneficio del pueblo, para que operen con las mejores prácticas, sin ataduras, sin corrupción, sin todos los elementos que precisamente los llevan a no poder maximizar los beneficios para el país.
Necesitamos hacerlos autónomos, que cada quien lleve a cabo lo que le corresponde con eficiencia, que el gobierno deje de ser empresa, que la empresa se administre con eficiencia y que el sindicato defienda los intereses de todos los trabajadores.
La mayor fortaleza de Pemex, y lo quiero decir, son sus trabajadores y seguirán siéndolo.
Todo nuestro reconocimiento y agradecimiento a los trabajadores de Pemex y de la Comisión Federal de Electricidad, que todos los días dan un enorme beneficio y sacrificio para este país.
Esta reforma también es para ustedes y para su beneficio.
Tres. Organismos reguladores fuertes.
Y los organismos reguladores son precisamente el centro de este modelo energético, son los que deben de garantizar no solamente transparencia y siempre las mejores condiciones para el estado. Deben de generar confianza, deben de generar competencia, para que generen de México y de nuestro país el atractivo que tiene derivado de su potencial energético.
Tener un árbitro de verdad, con autonomía técnica y de gestión, en el marco de una política de estado en materia energética.
Cuatro. Si hablamos de una Reforma Energética, no podemos dejar de hablar de la sustentabilidad y el medio ambiente.
Esta reforma es mucho más que petróleo y gas, amigas y amigos, para proteger a los mexicanos del futuro, impulsar la transición a las energías limpias, que cabe decir, también nos van a llevar por el camino de poder transitar hacia energías más económicas, energías menos contaminantes y que garanticen la seguridad y el abasto de energéticos para las futuras generaciones.
También la transición hacia las energías del futuro. Hay que recordar que los hidrocarburos son recursos no renovables, son re cursos que algún día van a perder su valor, son recursos que algún día se van a acabar.
No podemos cometer la irresponsabilidad de no pensar en las próximas generaciones. Esta reforma, este dictamen, definitivamente pone en primer acción a los mexicanos del mañana.

Y por último, transparencia y rendición de cuentas, otro tema inevitable en este sector.
Necesitamos que nuestros reguladores y así está expresado en el Dictamen,  garantice transparencia en los métodos de contratación y asignación que es precisamente lo que constantemente en  los diferentes recursos que hemos escuchado, varios compañeros lo han expresado.
Bueno, hagamos algo al respecto.
El eje de esta reforma son estos órganos reguladores que permitirán y garantizarán que los contratos y las asignaciones se den de una manera clara, de una manera transparente y con un árbitro que no dependa directamente de las decisiones de una persona.
Siguiente, un Fondo Mexicano del Petróleo para la Estabilización del Desarrollo. Esta Reforma no la podemos dejar solamente para hoy, necesitamos garantizar que los mexicanos del futuro también gocen de este potencial y de esta riqueza energética, que la riqueza petrolera  se deje de ir todos los años al Presupuesto de Egresos de la Federación, que los mexicanos del mañana puedan también contar con que este petróleo también les va a servir a ellos.
Senador Presidente José Rosas Aispuro Torres: Permítame, por favor, señor Senador.
Sonido en el escaño del Senador Manuel Bartlett.
¿Con qué objeto, señor Senador? Quiero decirle nada más al Senador Manuel Bartlett que no está permitido ahorita hacer pregunta alguna, porque estamos en el posicionamiento de cada grupo parlamentario.
En un momento más iniciaremos la discusión en lo general y ahí habrá la oportunidad de cada una, cada uno de los senadores puedan hacer uso de la palabra.
Por eso le pido al orador, al Senador Jorge Luis Lavalle Maury, que continúe en el uso de la palabra.
Senador Jorge Luis Lavalle Maury: Con su permiso, Presidente.
Gracias.
Bien, esto es un debate y sí quiero detenerme un momento aquí, que también involucra a nuestra soberanía.
Vaya, cómo hemos escuchado hablar de la soberanía.
Y lo  que debemos  decir es que lo que amenaza realmente nuestra soberanía nacional y la dignidad humana es la pobreza, es la falta de oportunidades, el desempleo, la desigualdad, la falta de bienestar, en un país además, que tiene un enorme potencial productivo y humano enterrado en dogmas, en mitos e intereses.
Por ello esta es la reforma más soberana de todas, porque busca aprovechar el potencial energético del país para beneficio de los mexicanos, generando empleo, generando crecimiento económico, seguridad energética para las próximas generaciones y definitivamente el cuidado del medio ambiente.
Este modelo energético también responde a nuestras oportunidades actuales, acota los riesgos y es responsable también para los mexicanos del futuro.
Hay también aquí, quienes se aferran al pasado, los mismos que no tienen idea del futuro. El mundo, amigas y amigos, ha cambiado.
En los últimos 80 años y la globalización exige cambios audaces con justicia y con equidad.
Tenemos el deber histórico y ético de provocar que los mexicanos alcancen los niveles de desarrollo humano sustentable, al que estamos llamados por destino. El actual monopolio energético equivale a energéticos más caros, a una industria limitada, a corrupción, a ineficiencia, creo que todos los que hemos pasado a hablar en esta Tribuna, hemos coincidido en eso.
Por ello esta reforma se ha postergado demasiado. México merece mucho más.
Los senadores del PAN no caeremos en mezquindades ni cálculos políticos, como lo hizo en 2008 el partido político que ahora desde el gobierno aplaude la Reforma que no quiso aprobar cuando fue oposición.
Los senadores del PAN vamos siempre con la clara convicción de que trabajar por el bien común y lo mejor para la mayoría de los mexicanos es nuestra única prioridad.
Con su voto vamos a decidir si mantenemos el mismo estado de las cosas o decidimos cambiar para el futuro de las presentes generaciones y de las generaciones venideras.
Los Senadores del PAN no hacemos política en el sarcófago de las reliquias, los senadores del PAN no hacemos política pensando en las próximas elecciones, legislamos pensando en las próximas generaciones, lo hacemos por el bien colectivo, por el bienestar, por la prosperidad y por generar oportunidades para todos los mexicanos.
Para lograrlo necesitamos romper inercias, superar los discursos dogmáticos, los temores a la competencia, el miedo a cambiar por miedo a tener que ser mejores.
Hoy como nunca tenemos la oportunidad de cumplirle a México, de demostrar que el verdadero patriotismo, como decían, consiste en mejorar nuestro presente y garantizar nuestro futuro.
Votar hoy esta reforma representa materializar también una lucha de Acción Nacional, una vida mejor y más digna para todos.
Muchas gracias.
Senador Presidente José Rosas Aispuro Torres: Gracias, señor Senador Jorge Luis Lavalle Maury.
A continuación se le concede el uso de la palabra al Senador David Penchyna Grub para fijar el posicionamiento del Grupo Parlamentario del Partido Revolucionario Institucional.
Senador David Penchyna Grub: Con su permiso, señor Presidente. Compañeras y compañeros Senadores.
Vengo con el mandato expreso de mi partido y del Grupo Parlamentario del PRI de atenerme a las razones más que a las pasiones y a las emociones de las que la política no está exenta.
Hechos y palabras en la política tienen consecuencias, que cada quien asuma su responsabilidad frente a sí y ante los demás.
Eludiré descalificar a las descalificaciones, ya no es lugar ni momento.
Está en la entraña del tiempo el ajuste recíproco entre la realidad y la verdad en esta materia energética, como en pocas otras.
Llegamos al final de muchos meses de debate, la discusión de fondo ha durado más de medio siglo. En ese lapso instituciones fundamentales de la vida de las naciones han cambiado, hasta tener objetivos estructuras y funciones distintas en todos los ámbitos de la aventura humana; economía, tecnología, población y demografía, geopolítica, cultura y educación, sólo por citar algunos de ellos.
Naciones y Estados se revisan a sí mismos para pervivir, crecer, servir mejor a quienes los habitan y les ofrecen su consentimiento.
Sostengo que el diagnóstico energético nacional está completo. En las siguientes horas todas las fuerzas políticas representativas; subrayo, todas, habrán aportado y resumido en esta Cámara puntos de vista, unos coincidentes y otros opuestos y divergentes que le permiten al ciudadano tener la visión panorámica que se tiene aquí sobre el problema, ésta que es, pésele a quien le pese, una honorable representación.
El mandato de la Nación nos convocó a diagnosticar los grandes problemas nacionales.
Nuestra tarea no termina ahí, mucho menos nuestra obligación. Nuestro deber es plantear soluciones a lo inmediato sin perder de vista nunca el largo plazo.
Nuestra misión es ofrecer respuestas concretas a las urgentes necesidades de nuestro país sin sacrificar el bienestar de las generaciones futuras.
Nuestro oficio es conciliar el decidir por lo votantes que depositaron su confianza en nosotros y por la prosperidad y mejores condiciones debidas de las generaciones que nos siguen.
Muchos pensamos aquí, no todos, que el modelo energético de nuestro país está agotado, expusimos esa perspectiva con datos y juicios rigurosos, no aspiramos a la unanimidad, procuramos crear las mejores condiciones para llegar acuerdos, no ignoramos múltiples circunstancias políticas que hacen inalcanzable la uniformidad en beneficio de la tolerancia y de la libertad para pensar diferente, valores que mi partido y yo defenderemos siempre sin adjetivos ni limitaciones.
Las normas y las reglas de esta Cámara contienen principios rectores del pensamiento político durante siglos a cuya plenitud aspiró siempre el pueblo mexicano, entre ellos la regla y el principio de la mayoría.
Comprendo y entiendo que en una situación cualquiera de la vida brote por instantes la incomprensión al no prevalecer el punto de vista de uno frente a una diferente posición mayoritaria.
Con profesionalismo reconozcamos que la permanencia de la mayoría de las decisiones es un triunfo del vivir civilizado, del estado de derecho y del imperio de la ley.
Hoy nos guiamos bajo la convicción que marcó el Presidente Enrique Peña Nieto desde el primer día de su mandato y el día siguiente con la firma del Pacto por México.
Cito: “A los mexicanos nos puede separar como en toda democracia los programas partidarios, pero nos une algo tan grande, inquebrantable y entrañable como lo que es México. Algunas de las fuerzas política aquí representadas nos inclinamos por reformas constitucionales a los artículos 25, 27 y 28.
Esa sí por una convicción razonada respecto de la necesidad de la certeza jurídica ante la fragilidad y los riesgos que hoy enfrenta el sector, y de la competencia porque se necesita ejercer un dominio sobre los recursos del subsuelo con flexibilización para tener un modelo exitoso.
De ahí la pertinencia de las reformas constitucionales, no sólo necesaria e indispensables, sino útiles para cada mexicano, copropietario de este derecho inalienable e imprescriptible como lo prescribió el Constituyente de 1917.
Decía un ilustre intelectual mexicano que quería para México no exclusivamente lo mejor, sino lo mejor que estuviera en cualquier parte. Por ello partimos de un cuidoso análisis de los claros oscuros de 75 años de monopolios en nuestro país; así como de las prácticas exitosas que han llevado al triunfo de otras naciones.
Estamos ciertos del potencial de modernización y fortalecimiento de Pemex y de CFE, no cambia su condición irreductible y renunciable como operador del Estado mexicano en materia de petróleo y electricidad; no cambia ni un ápice el reconocimiento y el gobierno que todos tenemos por los trabajadores de la Comisión Federal de Electricidad y de Petróleos Mexicanos. No cambia nuestro compromiso y nuestra voluntad para que vivan mejor, para que tengan mejores ingresos y para que el empleo se expanda al interior de todas las familias que hoy están en sus hogares.
Ellos han sido y seguirán siendo puntales de la productividad, de la lealtad y del mejor ejemplo de amor a la patria, PEMEX y CFE convertidas en empresas productivas del estado, seguirán siendo propiedad del estado mexicano, 100 por ciento mexicanas, públicas insignias del desarrollo mexicano del pasado, del presente y del futuro.
Planteamos una reforma integral en el sector energético con un nuevo modelo que conjugue seguridad energética, autodeterminación y el ejercicio real tangible de la soberanía nacional.
Al tiempo que se mantiene la provisión de las concesiones, que quiero puntualizar, no es sinónimo de un contrato de licencia, la nación mantiene el monopolio sobre su exploración y explotación de hidrocarburos, así como la planeación y el control del sistema eléctrico nacional.
Se reconoce la vigencia del carácter estratégico de la actividad del estado, tanto en exploración y extracción de petróleo y demás hidrocarburos, así como la planeación y el control del sistema eléctrico nacional.
Se crea el Fondo Mexicano del Petróleo, para que la renta petrolera de hoy sea la renta económica de los mexicanos del futuro, por el solo hecho de nacer en esta nuestra patria. Eso es lo que se plantea de esta trascendencia temporal y transformadora, la propuesta de la reforma al Artículo 28 constitucional.
Nos propusimos dar rango constitucional al nuevo modelo mexicano. En los artículos transitorios presentes en este dictamen, se remodelan y perfila un modelo acabado que comprende la garantía indeclinable al respeto y a los derechos de los trabajadores, tanto de PEMEX como de CFE y la oportunidad de las remuneraciones que aumenten y sean acordes a los niveles de la industria nacional e internacional.
Se aminora la dependencia recíproca que hoy guardan con respecto a las finanzas públicas, incrementando su mejor utilización de los ingresos fiscales, aumentando productividad y competitividad de empresas que son y seguirán siendo de todos los mexicanos.
Se establecen modalidades de contratación, para hacer un México fuerte y viable hacia el futuro, para que la transparencia y combate a la corrupción se aplique a través de la competencia, se establece con toda claridad el establecimiento de primera  mano antes que nadie, del patrimonio fortaleza de Petróleos Mexicanos.
Se impulsa a nivel constitucional el contenido nacional de proveeduría, para generar las cadenas productiva dela industria que genera empleo y que genere oportunidades para todos.
Esta institución, el fondo del ahorro del mexicano será el puente entre el México eminentemente petrolero y el otro que anhelamos, el de la infraestructura, el del conocimiento, el de la seguridad social y el de la solvencia de cada uno de los mexicanos.
Compañeras y compañeros senadores, una buena lectura de la historia no admite versiones e interpretaciones únicas, sería tan caprichoso y autoritario hasta totalitario, cómo imponer el conflicto y la cooperación de la lucha política en una sola posición, la absoluta homogeneidad que refleja su misión y mediocridad.
En el PRI de ahora y en sus parlamentarios entendemos que ha habido épocas de consolidaciones que reclaman las circunstancias de la sociedad. Hay otros que exigen reformas, transformaciones, mutaciones institucionales y legislativas.
Es la hora del cambio, esa es nuestra lectura de ahora, hoy es el día.
Más inversión y creación de empleo, un relanzamiento sobre sólidas bases para dejar de una vez y para siempre la pobreza extrema de un enorme porcentaje de mexicanos en la desesperanza; un porvenir de educación de calidad que merecen los niños y los jóvenes, una tercera edad sin distingos sociales que recompense y garantice con seguro, salud y pensiones al experiencia y trabajo de quienes forjaron nuestro México.
Un campo próspero y una auténtica refundación del proyecto industrial del país con todos los efectos directos e indirectos de la apertura energética.
La seguridad energética de México es la llave de ese país próspero y nuevo que describo, a la altura de los retos que hagan de nuestra nación una potencia reconocida en el mundo y un orgullo de identidad y existencia para cada uno de los mexicanos.
En la Reforma Energética estamos en una de las principales vías para transitar en ese rumbo.
Por eso el grupo parlamentario de mi partido en esta Cámara votará a favor de este dictamen.
No es otra decisión la que rinde tributo a nuestra historia y mira con valor y determinación hacia un futuro nacional de estabilidad social y de grandeza,
Hagámoslo ahora.
Muchas gracias.
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