* Niños indígenas con desnutrición al igual que en África

El hambre en México aumenta de manera dramática; suman ya 28 millones de mexicanos en pobreza alimentaria, en tanto que los niños indígenas registran niveles de desnutrición similares a las de África, advirtió el presidente de la Comisión de Desarrollo Rural, Fidel Demédecis Hidalgo y expertos de la FAO.

Lo anterior en el marco de la presentación del libro Seguridad y Soberanía Alimentaria, con las  conclusiones del Congreso Nacional de Políticas Públicas para el Campo, en el marco del Día Mundial de la Alimentación.

“México pasa por una etapa muy complicada, ha sido tal el abandono de los gobiernos que  se ha tenido en este país, que estamos en una situación de gravedad en el tema del hambre; en la guerra de cifras, oficialmente se establece que en 2011 se contabilizaron 28 millones de mexicanos en pobreza alimentaria”, aseveró Demédecis Hidalgo.

Sin embargo, sostuvo, “tenemos que decir que estas cifras han aumentado de manera dramática por el encarecimiento de la canasta básica, caída del poder adquisitivo y la  crisis del huevo en 2012, por lo que más de 6.5 millones de compatriotas no pueden comprar esta  proteína básica”.

El legislador perredista apuntó que esto demuestra la falta de resultados de la Cruzada Nacional Contra el Hambre, “todos sabemos que a un año de distancia no ha dado las soluciones, los funcionarios sostienen que el hambre se concentra en 400 municipios y sólo son 7.2 millones de mexicanos los que padecen este problema y que con un modelo asistencialista, con reparto de despensas y dinero, es como se va a resolver”.

Demédicis Hidalgo apuntó que los estudios han demostrado que el país requiere pasar de la política de importación de alimentos a la política de producción social, por lo que se han establecido acuerdos con la Secretaría de Hacienda para la recuperación del extensionismo rural, lo cual permitirá reforzar a los pequeños productores, base del campo en México, con una efectiva aplicación de recursos.

Lo anterior, fue avalado por Gustavo Gordillo de Anda, miembro del Consejo Asesor de la FAO, al referir que uno de los principales problemas es la inadecuada planeación de los apoyos gubernamentales: “De acuerdo a la OCDE, 10 por ciento de productores con más tierra reciben entre 50 y 80 por ciento de subsidios, 80% del  llamado ingreso objetivo, 60% de subsidios energéticos, 55% de desarrollo rural Alianza para el Campo y 45 % del Procampo.

“Esto debe modificarse profundamente si se quiere impulsar al campo otra vez, debemos asumir que somos un país con un campo de pequeña producción”, puntualizó.

Mientras que Nuria Urquía, representante de la FAO en México, refrendó la necesidad de empujar un mejor modelo agrario, pues México ocupa la posición 13 entre los productores mundiales, pero “lamentablemente importa entre 30 y 40 por ciento de carnes y lácteos y 40 de maíz amarillo, trigo, sorgo y arroz, o sea que siendo un productor tan importante tiene rubros estratégicos donde todavía necesita mejorar su productividad”.

Otro grave problema del país, enfatizó, es que debido al aumento de los precios de la canasta básica y el bajo salario, ha aumentado el hambre, particularmente “en poblaciones indígenas donde la desnutrición crónica en menores de 5 años llega al 30 por ciento, está al nivel, no nos sorprenda, de África, con  uno de cada tres niños con problema de talla baja, es un problema muy serio”.

En su turno, el rector de la Universidad Autónoma de Chapingo, Carlos Alberto Villaseñor Perea, indicó que recuentan con especialistas de alto nivel que podrían participar en políticas públicas, pues “los programas y proyectos no son dirigidos a la solución del problema, sino de otro tipo”.

En tanto que el subsecretario de Desarrollo Rural de Sagarpa, Arturo Osornio Sánchez, aseveró que el campo mexicano está sembrado de “proyectos oxidados”, por lo que sugirió llevar a cabo una “reforma integral del campo” que permita la autosuficiencia alimentaria.

Consideró que el campo es un tema de vida, por lo que tenemos que producir más con menos tierra, con más riesgos y quizá con menos agua.

Destacó que sobre las prioridades del campo debe estar la persona, toda vez que es a ésta a la que no se ha logrado cambiar o sacudir, “a la que no hemos podido pasar de ser un campesino a ser un productor, que no es lo mismo”, puesto que el productor, expuso, trae en su conciencia de que con su trabajo va a poder vivir mejor.

Rechazó que el Gobierno tenga un modelo asistencialista, pues expuso que de no ser por programas como Oportunidades o Procampo, muchas comunidades estarían mucho peor.

Mientras que Jesús Moncada de la Fuente, director General de Postgraduados, aseguró que el campo representa una muy buena inversión, puesto que estudios de organismos especializados como la OCDE, demuestran que invertir fondos públicos en el campo es una gran inversión, pero sobre todo en proyectos productivos, que generen empleo, que pongan dinero lícito en circulación.

Dijo que los mexicanos debemos ser más compartidos y solidarios y “eso se logra con educación y valores”, pues aseguró que el mayor desafío como país es la educación para dejar de ver al campo como cinturón de miseria, de inseguridad y violencia.

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