Senado de la República

COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL


DISCURSO DEL DIRECTOR DE CFE, FRANCISCO ROJAS GUTIÉRREZ, ANTE LAS COMISIONES UNIDAS DE ENERGÍA, PUNTOS CONSTITUCIONALES Y ESTUDIOS LEGISLATIVOS, PRIMERA, EN EL SALÓN DE LA COMISIÓN PERMANENTE, EN EL SENADO DE LA REPÚBLICA.
Señoras y Señores Senadores de la República, su invitación generosa, me brinda la oportunidad para que, en un foro de esta relevancia, pueda externar razones y experiencias respecto de la iniciativa en materia de Reforma Energética enviada por el Titular del Ejecutivo Federal a esta Cámara de Senadores.
Es altamente significativo el que hoy también estemos aquí quienes tenemos el alto honor de dirigir PEMEX y la Comisión Federal de Electricidad con el Señor Secretario de Energía para poder opinar de un tema que, definirá el futuro del sector energético en la vida de este país.
Por esto, principio por establecer con propiedad y precisión, mi punto de vista y posición, como lo han pedido Ustedes, acerca de la iniciativa motivo de esta comparecencia.
La reforma energética del Presidente Enrique Peña Nieto, constituye una muy oportuna, audaz e indispensable propuesta para garantizar que el sector energético del país siga siendo un instrumento que impulse el desarrollo nacional, motive la competitividad del sector, contribuya a la generación de empleos y mejore substancialmente el bienestar de las familias mexicanas con la disminución en el precio de la luz eléctrica.
La iniciativa, es un paso indispensable e imprescindible, para el sector energético, porque el momento y la circunstancia que vive, demanda una propuesta de estas dimensiones.   Exige nuevos cauces, nuevas vías, nuevas maneras de conducir el desarrollo de la energía en el país sin perder la rectoría del estado en el proceso, que es quizá, el desiderátum histórico que cuidamos con mayor firmeza.
Todo esto está en el contexto de la iniciativa presidencial que impuesta de los valores y los requerimientos de este tiempo, solo requería del valor político y la decisión que honra para presentarlo abiertamente, invitar al debate con libertad y tratar de que se concrete en normas positivas, por sus propias y exclusivas razones.
Suscribo por tanto la propuesta del Presidente Peña Nieto, porque al identificar de manera suficiente los retos del sector, propone su reforma de inmediato y asume los riesgos que su debate pueda generar.
Acompaño ahora el debate y reconozco el esfuerzo y el valor de la acción política implícitas al momento de presentar la iniciativa.   Nunca he sostenido que la complacencia o la indiferencia y menos el conformismo para evitar el riesgo, puedan ser la solución de los grandes problemas que el país ha ido acumulando y que en el caso del sector energético demandan una urgente reforma y una decisión final que corresponda a las expectativas y a las necesidades de la gente.
El país ha construido su seguridad energética con decisiones y acciones oportunas que en su momento también propiciaron el debate y el análisis desde muy diversas perspectivas.
Esas decisiones trascendentales crearon, en su momento, instituciones para que por ellas el estado ejerciera su responsabilidad de garante del desarrollo nacional y responsable del bienestar de la gente.   En cada tiempo las decisiones han recogido las exigencias del momento, han entendido el entorno externo y han sabido garantizar el avance en el bienestar de la sociedad.
Han sido decisiones trascendentes y oportunas que respondieron a circunstancias específicas y generaron la certeza para seguir avanzando.   Hoy, el país es muy diferente al de esas épocas;  ha cambiado el perfil de la sociedad para hacerse cada vez más urbana y mucha más diversa, con pleno reconocimiento a su calidad multiétnica y pluricultural.   Ha crecido la población;  la competencia con el exterior, es una realidad cotidiana de la que nadie puede escapar.
Hoy existen circunstancias que obligan a ser más eficaces, a multiplicar los recursos, a mejorar los procesos para competir mejor, aprovechar la tecnología y seguir garantizando los elementos históricos que dan al Estado mexicano su autoridad de rector en los procesos de la energía.
Hoy, CFE es una gran entidad que ha sabido aprovechar sus distintas etapas, que no ha renegado ni reniega de ninguna de ellas y que, por el contrario, abrevando de sus aciertos, ha crecido hasta ser una de las diez empresas eléctricas más importantes del mundo.
El sector eléctrico en el país, es una posibilidad sólida sobre la que puede asegurarse el desarrollo económico de México.
Ha sabido experimentar con las más variadas tecnologías y ha diversificado su oferta a efecto de que siempre pueda garantizarse que al mover un switch, en cualquier lugar de la república mexicana, la luz llegará ahí.
Ha sido una historia de éxito del que todos damos testimonio, porque la luz, lo mismo está aquí en este momento, que en la más remota comunidad de los más apartados lugares de la república:  cubrimos el noventa y ocho por ciento de la población de este enorme país.
Pero al mismo tiempo, CFE ha sabido garantizar el abasto a las grandes industrias, a las grandes empresas, ha sabido mantener la disponibilidad con suficiencia del fluido eléctrico siempre que es requerido.
También ha sido minuciosa la tarea de CFE para dotar de energía a las empresas medianas y pequeñas en todas las entidades del país, sin que todo esto lo motive a perder su sentido de responsabilidad social.   Por una parte, ha podido asumir el reto para llegar a todos los hogares de México y, al mismo tiempo, garantizar que servicios vitales para la comunidad, como el bombeo de agua, el transporte masivo, escuelas, hospitales e instituciones para la seguridad pública y la seguridad nacional, puedan siempre contar con energía eléctrica suficiente en las mejores condiciones comerciales que las circunstancias han permitido.
CFE, ha cumplido así la expectativa de sus fundadores e impulsores, ha sido palanca del desarrollo y baluarte de la igualdad entre todos los mexicanos.
Para lograr esta hazaña y garantizar su permanencia aún frente a los embates naturales más extraordinarios, ha creado un complejo de generación, transmisión y distribución que comprende todas las opciones, todos los adelantos que la energía eléctrica demanda, con la innovación y la creatividad permanente de los trabajadores de esta gran entidad.
Aquí, en nuestro país, se ha dado el gran espacio para que la ingeniería mexicana, construya las grandes obras hidroeléctricas orgullo del país.   Tenemos la Planta de Laguna Verde que genera con energía nuclear, pero también  103  termoeléctricas,  13  de ciclo combinado,  3  de carbón y cotidianamente mantenemos una actitud y decisión para impulsar, auspiciar, promover y a veces hasta incentivar la financiación adecuada a efecto de que se puedan construir proyectos y plantas orientadas al aprovechamiento de energías renovables.   Hay un floreciente escenario para la generación eólica, solar y la geotérmica.
La combinación de todas estas fuentes de energía, la posibilidad de que el fluido eléctrico llegue de una región a otra, de manera instantánea y que se combinen todos los tipos de generación sin interrupciones, es también producto de las aportaciones de la ingeniería mexicana para construir el Centro Nacional de Control de Energía que es orgullo de la entidad y ejemplo de México en los procesos de esta misma naturaleza.
El crecimiento de nuestro país, ha exigido la profundización en el diseño y construcción de las líneas de transmisión y de distribución y en la incorporación en estos procesos que asegura su modernidad y eficacia actual con el desarrollo de la tecnología y líneas de la red de fibra óptica que corren paralelas y están en el corazón de las operaciones cotidianas en el control y en el despacho de la energía eléctrica.
Tenemos  52,700  kilómetros de líneas de transmisión y es un gran logro que hayamos logrado construir ochocientos veintitrés mil kilómetros de líneas de distribución, lo que implica no solo un alarde tecnológico para su construcción;  sino en las vías de solución de los múltiples problemas de carácter económico y social que han tenido que irse resolviendo para tener la vía, la línea y sus derechos.
Para hacer esta industria grande y eficiente, para llevar la luz a las familias, para tener la seguridad energética en materia eléctrica, para eso fue construida la Comisión Federal de Electricidad y ha cumplido bien.
Así, hemos llegado al momento de la reforma energética, en donde se advierte que todos estos procesos, todas estas formas de generación, todos estos kilómetros de líneas, todo, ha implicado formidables inversiones, novedosos esquemas de financiación, retos físicos y de sobrevivencia que se han ido complicando exponencialmente.
El problema de los combustibles, que nadie puede negar se ha convertido en el talón de Aquiles de nuestro sector:  por la carencia de gas, por la dependencia que tenemos de un insumo cada vez más indispensable en nuestro país.
Pero además, no solo se trata ya de garantizar la generación como en otras épocas, sino que se trata ahora, de garantizar que esta generación, cada vez sea más limpia y menos agresiva al medio ambiente.
Todo esto obliga a CFE a intentar nuevas avenidas, nuevos procesos, nuevas acciones a efecto de que el combustible no falte, y a cumplir con los requerimientos medio ambientales, con absoluta responsabilidad social.
El precio del combustible impacta sustancialmente en el costo del servicio que se produce.   También la reconversión de plantas, la construcción de gasoductos, en fin, los requerimientos físicos y tecnológicos asociados a este nuevo escenario.   Toda esta nueva complejidad económica, debe sumarse a la creciente dificultad para estar en lugares cada vez más remotos, construir con mayores complicaciones técnicas y satisfacer la justa y necesaria legislación ambiental:  concluimos, todo influye en el precio final del servicio que se ofrece.
Además, la necesidad de contar con un margen suficiente de energía de reserva, hace multiplicar las inversiones porque hay necesidad de estar preparado para cualquier exigencia repentina o demanda del desarrollo.
La energía eléctrica a diferencia del petróleo, no se puede almacenar y esto obliga a extremar la eficacia, a optimizar nuestra disponibilidad, a garantizar un adecuado margen de reserva operativo y hacer esfuerzos por acercarnos más a los parámetros internacionales de pérdidas técnicas;  así como en el caso de las pérdidas no técnicas que resultan de las más diversas causas conectadas con las demandas sociales, explicadas por la necesidad de la gente.   Todo esto influye en el precio del servicio que se presta.
Es indudable que el gobierno subsidia, y es indudable también que sin ese subsidio, amplios segmentos de la población no podrían disfrutar de la luz eléctrica.
CFE está pues en la encrucijada, marcada por el imperativo de tener que seguir creciendo todos los días para atender la demanda;  tener que seguir consumiendo combustibles caros todos los días;  tener que seguir permanente y decididamente garantizando que la luz llegue a todos los mexicanos, aunque algunos de ellos no paguen el servicio;  frente al complejo escenario económico en que vivimos.
Es una encrucijada porque los elementos del reto son muy reales, los precios fluctúan, las exigencias aumentan.   CFE tiene por decisión legal el compromiso ético de seguir prestando el servicio con el objetivo de cumplirles a todos por igual.   Al final, la dotación de luz para todos tiene en el fondo una razón de igualdad.
El futuro para CFE, es previsible y así lo ha sido porque, conoce perfectamente su horizonte de trabajo en un esquema de planeación de largo plazo.
Desde hace mucho tiempo, CFE diseñó un programa que realiza un ejercicio de planeación en un horizonte de quince años y ha documentado anualmente, los retos del sector y las posibilidades que existen para irlo resolviendo.   Es evidente que las opciones, siempre son cada vez, más complejas.
En este horizonte, CFE ha aceptado las inversiones financiadas y las aportaciones de los productores independientes, de los autoabastecedores y de los cogeneradores, aunque ellos también requieren de combustibles, de oportunidades y certeza.
Todos estos esquemas requieren también de líneas de transmisión y de distribución, demandan la fibra óptica y se allanan a la convivencia con las fuentes renovables de energía, como el aire, el sol, las intermitentes que en efecto son una gran oportunidad también, siempre y cuando dispongan de líneas de transmisión y de distribución, así como de la energía de respaldo que tiene que ser generada con combustibles.
El asunto del precio de la luz deriva de circunstancias reales, de la dificultad agregada que vive ahora CFE por la indisponibilidad de los combustibles baratos y el aumento de la demanda que hacen que en términos concretos viva la Comisión con una insuficiencia tarifaria.
Pero hay la conciencia plena y la responsabilidad absoluta de que los dos objetivos rectores del proceso eléctrico deben seguir incólumes, por un lado garantizar la suficiencia energética para la industria, el comercio y los servicios y por otro, asegurar la posibilidad de que la gente tenga luz en sus casas.   Todo en el marco de la rectoría del Estado de los procesos energéticos y para el desarrollo nacional.
La iniciativa que ha presentado el Presidente Peña Nieto va a contribuir a resolver positivamente estos problemas.   Ahí hay un espacio para la oportunidad y una decisión para producir certeza.
La iniciativa del Presidente Peña Nieto va a permitir clarificar y delimitar los procesos, va a permitir la certeza jurídica constitucional de quienes inviertan desde la perspectiva del sector privado.   Va a transparentar el costo real del porteo y la energía de reserva, más aún, va a dar la oportunidad a que se incentive el consumo de gas y que su costo se transparente.
Pero va a ayudar también a transparentar los subsidios, a mostrar el tamaño del esfuerzo que se requiere para llegar a las comunidades más apartadas del país y apoyar al mismo tiempo, el impulso del crecimiento exponencial de los centros urbanos.
La iniciativa permite mostrar, con claridad, los apoyos adicionales que son indispensables para que el sector eléctrico crezca al tamaño de la demanda.   Finalmente, va a permitir mostrar que en el escenario de competencia real, van a sobrevivir los mejores con la confianza de que CFE sin duda, será la mejor.
Todo esto debiera evaluarse en el horizonte de planeación a quince años que establece los plazos y las metas que deben cumplirse para lograr el objetivo de mayor cobertura y mejores precios.
No tengo duda que las tarifas eléctricas podrán bajar y que incluso habrá necesidad de un nuevo esquema tarifario para dar mayor certeza;  pero antes se tienen que resolver las cuestiones que de manera estructural no permiten ahora que la certeza sea el gran valor sobre el que se aglutinen todos:  CFE, externos, productores independientes, auto abastecedores, cogeneradores, en función del objetivo común de garantizar el suministro eléctrico en las mejores condiciones comerciales posibles.
Hoy, Señores Legisladores de la República, debo decirles que Comisión es un Organismo exitoso y eficaz que requiere sin duda de revisar todos los días sus prácticas y mejorar sus sistemas de control y rendición de cuentas;  con eso estamos comprometidos.
CFE es un patrimonio común de los mexicanos y forma parte de nuestro legado histórico, y es uno de los instrumentos que aprovecha el Estado para cumplir su capacidad de rectoría.
Esta gran entidad, propiedad de todos, no le teme ni se arredra ante la competencia.   Sabemos que no se trata de vender CFE, ni de incidir en procesos que lesionen el sentimiento nacional.   Se trata de que arribemos a una etapa nueva en donde hay otras exigencias que no teníamos.   En donde tenemos que ser conscientes de que hay que construir miles de kilómetros de nuevos gasoductos, repotenciar y hacer nuevas plantas con tecnología de punta y llevar a cabo novedosas negociaciones comerciales para estar en el mercado mundial del gas, que era un tema ajeno a CFE, cuando simplemente pedíamos a PEMEX el abasto que requeríamos.
Sabedores de nuestras capacidades reales en la producción de gas, y en el surgimiento muy reciente del enorme potencial de Estados Unidos en la producción de gas que obliga a una redefinición en los parámetros, en los estilos del mercado mundial de los energéticos, sería irresponsable que CFE no entendiera ese nuevo reto y no actuara en consecuencia para poder superarlo y convertirse no solo en una gran empresa eléctrica, sino en una gran empresa de energía.
La decisión solo puede ser la de seguir adelante, con nuevos elementos, mejor pertrechados, con nuevas oportunidades de inversión y múltiples proyectos nuevos.   La decisión no puede ser otra que hacer un esfuerzo muy grande para que las tarifas de luz bajen y para que lleguemos a los dos millones de usuarios que aún faltan por atender.   No hay duda que estos son objetivos muy concretos que no perdemos en el horizonte de la discusión.
También es evidente que no podemos desatender nuestro legado histórico y nuestro sentido mexicano, que nos obliga a garantizar que CFE no se vende ni se achica.
Señoras y señores Senadores:
Mi opinión y mi posición acerca de la iniciativa energética del Presidente Peña Nieto, es que con ella podremos transitar el futuro resolviendo estos objetivos.   Para eso es y ojalá que en esa dimensión cuente con el apoyo de todos Ustedes.
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