PALABRAS DE DANIEL ACEVES VILLAGRÁN, PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DE MEDALLISTAS Y DEPORTISTAS OLÍMPICOS DURANTE EL HOMENAJE A LA DEPORTISTA SORAYA JIMÉNEZ MENDÍVIL, EN LAS INSTALACIONES DEL SENADO DE LA REPÚBLICA

Senadoras de la República, Diva, Mariana, senadores Miguel, Carlos, presidente del Comité Olímpico Mexicano; Gilberto Paula Carlos Padilla Becerra.

Saludo con aprecio al señor Jiménez Salazar, a la señora Mendívil a toda su familia, a mis compañeras y compañeros medallistas olímpicos, olímpicos mexicanos, a quienes representan a los medios de comunicación impresos y medios electrónicos.

Dicen los que saben que cuando uno fallece no nos está autorizado llevarnos nada de aquello que hemos acumulado, pero dicen que nos permiten llevarnos todo aq uello que le hemos dado a los demás.

Creo que el caso de Soraya Jiménez Mendívil va en ese sentido, porque muchas veces se comenta que la muerte embellece y creo que cuando uno hace un resumen de la existencia, se percata precisamente de aquellos instantes, de las alegrías, de los sinsabores, es decir, en esa ida y en esa venida de la propia existencia.

Cuando Soraya Jiménez se convierte en la primera mujer en ganar una presea de oro en Juegos Olímpicos, había antes de ese evento una participación exitosa en juegos Centroamericanos y del Caribe y en Juegos Panamericanos y en Copas  del mundo y en diversos torneos internacionales.

Es decir, los Juegos Olímpicos se vuelven a constituir como la parte culminante de un esfuerzo, que no creo que haya sido individual sino también colectivo en donde en ese esfuerzo, siempre estuvo presente su familia.

Su familia a quien pudimos conocer a través de los ojos y a través de la voz de Soraya, esa sensación de amor y fundamentalmente de apego a una familia unida, a una familia ejemplar.
 
Hoy, en este sentido reconocimiento, en este sentido homenaje, se brinda precisamente una expectativa de conocernos en una familia mexicana en donde no sólo se daba, como se comentó por parte del senador Carlos, este binomio afortunado de un tío medallista olímpico, medallista de bronce en Moscú en 1980 en ecuestres y una campeona olímpica, posteriormente, en halterofilia, en Sidney 2000.
 
Es decir, son historias que se van entretejiendo y es por eso que cuando nosotros, como medallistas olímpicos y olímpicos mexicanos, promovimos actividades que tenían que ver, precisamente, con el desarrollo social, siempre estuvo presente y vigente la figura de Soraya, para darse no sólo a los niños y a los jóvenes sino fundamentalmente a aquellas expresiones sociales más necesitadas.
 
Recuerdo como estas conversaciones, en diversos puntos de la Ciudad de México, con ella y su familia, hacían un esfuerzo importante por trasladarle beneficios a algunas casas hogar, a algunas asociaciones que atendían a jóvenes con adicciones y fundamentalmente apoyando a orfanatos de manera muy sensible, muy sentida.

Es por eso, senadora Diva, es afortunado el hecho que usted haya promovido junto con los senadores de la República y con las senadoras, un elemento sustancial.
 
Yo no conozco un antecedente en donde una Comisión, con la participación de otras, hubiera hecho un homenaje a un medallista olímpico.

Por eso, como medallista olímpico, como mexicano, le reconozco este acto de sensibilidad, este acto de atención, que no sólo tiene que ver con la equidad de género, tiene que ver con un sentimiento humano que, en ese sentido, lo apreciamos y reconocemos.

Muchas gracias.

 
 

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