Discurso de la senadora Adriana Dávila Fernández durante la Instalación de la Conferencia Nacional de Legisladores y Legisladoras contra la Trata de Personas.
Muy buenos días a todos, espero que la desmañanada no haya sido tanta. Así es que les agradezco muchísimo a todos ustedes su presencia, especialmente al senador Ernesto Javier Cordero Arroyo, Presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República; muchas gracias, senador Ernesto Cordero, por acompañarnos. Al senador Luis Miguel Barbosa Huerta, coordinador del Grupo Parlamentario del PRD, que serán fieles testigos y además firmarán con nosotros los Acuerdos que de esta Conferencia señalarán.
Por supuesto, agradezco a la maestra Lía Limón García su asistencia aquí. A los representantes de distintas asociaciones como la Organización de Naciones Unidas, Antonio Mazzitelli, bienvenido, muchísimas gracias; Fernando Batista, de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos; Leticia Landeros, presidenta de la Comisión Especial en la Lucha contra la Trata de Personas de la Cámara de Diputados, y mis compañeras senadoras que con mucho trabajo y mucha dedicación han estado preparando esta Conferencia.
La senadora Angélica de la Peña, la senadora Margarita Flores, la senadora Luisa María Calderón y la senadora Lucero Saldaña, que sin duda su apoyo y so colaboración para esta Conferencia ha sido para mí muy importante y poder realizar aquí esta instalación de la Conferencia Nacional de Legisladores contra la Trata.
Quiero agradecer y reconocer el esfuerzo de los congresos locales porque uno de los pendientes que nosotros teníamos para poder plantear el tema de la armonización de la Ley General contra la Trata de Personas era justamente la vinculación con los congresos locales.
La mayor parte de las veces que acudíamos a algún foro el tema principal que salía era: “es que en tal estado no tenemos ley, en otro estado tampoco hay ley”. Aunque todos tienen en su Código Penal tipificado la trata de personas como un delito, en la mayoría de los estados tenemos algunas severas complicaciones para aplicar la política pública en materia de trata de personas.
La trata de personas no sólo tiene que ver con lo que percibimos en los medios de comunicación y lo quiero decir señaladamente para poder castigar a aquellos delincuentes que de una u otra manera hacen tanto daño a este país y en el mundo entero. Tiene que ver con la prevención, también, tiene que ver con la aplicación de políticas públicas, tiene que ver con la coordinación entre los tres distintos poderes de la Unión y, por supuesto, tiene que ver con la colaboración de la sociedad civil.
Nosotros reconocemos lo que se ha venido haciendo en materia de trata de personas. La emisión de una ley, la publicación de una ley en 2012 que derivó del esfuerzo de muchas personas en la Cámara de Diputados, en el Congreso de la Unión por supuesto encabezados en ese tiempo por la diputada Rosi Orozco, a quienes reconocemos, por supuesto, todo este esfuerzo que ha venido planteando, dio como resultado esta ley; sin embargo, tenemos que pasar a una segunda etapa.
Esta segunda etapa tiene que ver con la coordinación entre las entidades federativas, el Senado de la República, la Cámara de Diputados, especialmente, también con el Poder Ejecutivo Federal y los poderes ejecutivos estatales, así como al Poder Judicial, por su puesto a la Federación y los poderes udiciales locales.
Parece fundamental que la instalación de esta Conferencia Nacional de Legisladoras y Legisladores contra la Trata de Personas no se quede en una gran intención de reunirnos cada seis meses, como tienen ustedes planteados en sus lineamientos, sino que tenga toda la fuerza necesaria para que cualquiera de nosotros en las entidades federativas tenga la certeza de que hay herramientas jurídicas suficientes para combatir este delito.
Una y mil historias pueden plantearse en materia de trata de personas, desde aquellas jovencitas que son lastimadas, usadas, traídas de distintos lugares de la República para la explotación sexual, hasta aquellas personas que cruzan la frontera, llámense nuestros paisanos, llámense nuestros amigos de Centroamérica que cruzan la frontera con la posibilidad y el sueño de tener una vida mejor, y lo que se encuentran es ante la esclavitud de personas, que derivada de su condición de ilegales, que no es el término que más nos gusta a nosotros utilizar y que no es utilizable, pero que públicamente así se conoce, son explotados también en materia laboral, la mendicidad y algunos otras modalidades de la trata de personas que se han venido dando y que sigue avanzando como una sombra invisible ante los ojos de los ciudadanos.
Yo creo que es fundamental que en esta Comisión, que en esta Conferencia, que nosotros estamos instalando hoy, tengamos la certeza de que el trabajo que en cada entidad federativa, amigos legisladores locales, amigos legisladores federales, podamos hacer que el sueño de muchas jovencitas, de muchos jovencitos que hoy son explotados puedan conseguir su libertad y puedan tener, por supuesto, la certeza de un país en el que necesitan el acceso a política pública.
No hay nada para combatir la trata de personas más exigente, que política pública eficiente, así que hoy celebramos nosotros esta instalación de la Conferencia.
Sean todos ustedes bienvenidos y muchas gracias.     
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