MENSAJE INICIAL DEL SECRETARIO DE AGRICULTURA, ENRIQUE MARTÍNEZ Y MARTÍNEZ, EN LA VIII REUNIÓN ORDINARIA DE LA COMISIÓN DE AGRICULTURA Y GANADERÍA DE LA CÁMARA DE SENADORES.
Muchas gracias. Gracias Presidente.
En primer lugar, agradecer la presencia de las señoras y señores Senadores esta tarde.
Agradecer la oportunidad que me dan de comunicarles los objetivos y el Plan de Trabajo de la Secretaría, de manera muy sucinta, pero también lo más importante es escuchar la opinión de los senadores y senadoras de la República.
También, parte del objetivo es que conozcan al equipo de la Secretaría. Por eso los funcionarios que hoy aquí nos acompañan, porque en el desempeño de sus funciones, tanto como senadores, o como funcionarios de las mesas directivas de las comisiones, tendrán una serie de temas que tratar con la estructura, con la organización de la Secretaría y consideré conveniente que estuvieran los señores Subsecretarios, Oficial Mayor y los directores de las áreas más trascendentes de nuestra dependencia.
Así las cosas, me parece muy bien que podamos empezar esta reunión, con algunas de las ideas que tenemos en el Plan de Trabajo de la Secretaría, que ya hemos puesto algunas de ellas en operación.
Encontrar también una especie de diagnóstico muy rápido sobre el sector.
¿Qué encontramos en el campo? Y quiero decirles a las senadoras y senadores que me voy a referir, porque así ha sido mi estilo siempre, hacer comparaciones por lustros, o por quinquenios y no por sexenios, porque los temas y los problemas que tenemos en el sector agroalimentario del país, más que tener tintes políticos o partidarios, son fenómenos que pasan y que tenemos que analizarlos en ese contexto.
Entonces, ¿qué ha pasado a través del tiempo el sector agroalimentario del país?  Ha ido decreciendo su importancia en el Producto Interno Bruto y de representar en alguna época el 16.5, ha pasado a representar el 3.7 en los últimos años, en el 2011, es decir, ha venido, desde 1950, perdiendo importancia relativa.
Y este no es el comportamiento de los países como el nuestro, en América Latina, en donde el ejemplo de Argentina, en donde ha pasado de representar casi el 11 por ciento, se ha mantenido y actualmente está en el 9.1 del PIB;  Perú el 7.8;  Colombia el 6.8;  Brasil el 5.5 y nosotros el 3.7.
Estos son los crecimientos normales que hemos tenido desde el año 2000 y era la misma tendencia en las décadas anteriores, de tener un crecimiento del 1.4 en el sector agrícola y 1.8 si consideramos el sector agroalimentario, incluyendo la pesca y la ganadería.
Entonces de cualquier manera, si observamos ahí el 1.8, pues es una cantidad mucho menor. De hecho ya en un contexto donde la economía ha crecido poco, porque en los últimos años, si pensamos en los 10 años, o los 15 años, hemos mantenido tasas de crecimiento por arriba del 2 por ciento, que es muy debajo de lo que debe crecer un país que necesita crear las fuentes de empleo para más de un millón de mexicanos que cada año se van a incorporar al desarrollo nacional.
Esto nos habla de que tenemos un modelo económico que privilegia más la estabilidad que el crecimiento.
Y yo soy un partidario de que podemos crecer económicamente con estabilidad. El país ya lo ha hecho en otras épocas, de manera tal que cuando menos estemos en condiciones de darle a nuestros mexicanos el nivel de oportunidades para esos jóvenes que están ingresando al mercado laboral y que no encuentran trabajo.
Y esto mismo se repite en la cuestión alimentaria. Si estamos creciendo en 1.8 por ciento y la población crece al 2, pues quiere decir que le está ganando la carrera la cigüeña al tractor y eso es cada vez más complejo y nos está haciendo que seamos más vulnerables y dependientes de exportación, de importaciones a nuestro país.
Más adelante veremos cómo está lo que producimos con lo que consumimos. Estamos hablando de un 57 por ciento con un 43 por ciento. Entonces estamos en condiciones muy complicadas y dependientes del extranjero y de nuestras importaciones.
¿Qué ha pasado en la agricultura?  Pues estamos ahí importando 42 por ciento de los granos que se consumen en el país: soya, el 93 por ciento;  arroz, 79;  trigo, 63;  el maíz amarillo, 35 y el frijol, 18.
Tenemos, afortunadamente, en algunos productos, destacamos por el primer lugar a nivel mundial, como es el caso del aguacate, la papaya, mango, café orgánico y tomate.
El valor de la producción se concentra en la superficie cultivada con riego. Es un fenómeno que tenemos de la superficie cultivable, el 28 por ciento es de riego y ese 28 produce el 60 por ciento de la producción, quiere decir que lo que es el temporal nuestro, el otro 72 por ciento produce el 40, es sumamente ineficiente la producción temporalera que tenemos en el campo.
El gran desafío es el minifundio, que es una realidad en nuestra estructura de tenencia de la tierra. Tenemos que el 77 por ciento de los productores poseen menos de cinco hectáreas.
¿Qué refleja esto? Refleja que los que tienen menos de dos hectáreas, el 22 por ciento escasamente puede medio vivir, del sector agropecuario. Cuando es de 2 a 5 el 34 por ciento medio vive.
Y así nos vamos hasta más de 18 hectáreas, del 72 por ciento se queda en el sector agropecuario;  el 24 vive de otras actividades y la migración es 3.4. Casi la mayor parte se arraiga en la tierra. Quiere decir que lo que es el minifundio hace que el campesino tenga que migrar y dedicarse también a otras actividades económicas.
¿Qué ha pasado en la ganadería?  Este sector aporta el 35 por ciento del Producto Interno Bruto del sector primario.
Tenemos ahora, en el caso de los bovinos, un binomio explosivo; lo comentaba aquí con el Senador Rosas Aispuro, porque tenemos una sequía muy prolongada y con muy buen precio de la carne.
Entonces el ganadero que no tiene qué darles de comer en los ranchos de agostadero, pues está vendiendo el ganado, incluyendo las vacas vientre, que esto implica que está despoblándose el hato ganadero y que va a ser muy difícil después reponerlo porque se está vendiendo lo que son prácticamente las fábricas para hacer el ganado en el futuro.
Ahí estamos atendiendo ya un programa específico para repoblación del hato ganadero que pronto habremos de dar a conocer.
El problema de los porcinos es muy característico y muy desesperante para ellos porque resulta que el precio de la carne de cerdo está 18.50, 19 pesos y producirla les cuesta 20 pesos, es decir, cada kilo que se vende están perdiendo por una situación también de mercado.
En cuanto las importaciones que se hacen de pierna y algunos subproductos de cerdo de Estados Unidos de menor valor y vienen a competir con nuestros productores porcinos.
Y en el caso de las aves, este Sector ha enfrentado el flagelo de las enfermedades, problemas sanitarios e inocuidad que ustedes han conocido y que se ha presentado básicamente en los Altos de Jalisco, en Aguascalientes, en Guanajuato y ahora otra vez en Jalisco.
Tenemos una insuficiencia de Rastros TIF en el país. Hay ciudades turísticas como Acapulco, Guerrero;  como La Paz, acabo de estar por allá y no tienen Rastros TIF, siendo lugares de una gran afluencia turística internacional y la propia población que no tiene la posibilidad de accesar a carne con los estatus sanitarios necesarios.
En la pesca, hoy en la mañana tuve una reunión con gran parte de los dirigentes de pescadores del país, tanto del sector social, las cooperativas, como de las cámaras de productores y veíamos estos datos con una gran preocupación.
Estamos haciendo ya un programa con ellos para tener posibilidades de que el sector pesquero, esos más de 11 mil kilómetros de litoral que tenemos, nos permitan tener mejores condiciones, mejores niveles para los 285 mil familias que viven de la pesca en todos nuestros litorales.
En la productividad de los hombres y mujeres que viven en el campo se ha mantenido estática. Podemos decir que desde el 90 en adelante, de 53 mil pesos al año promedio se ha mantenido en 49, hablando de una etapa de 22 años de evolución, es decir, no hemos logrado darles mayor productividad a los mexicanos que viven en el sector rural, en el medio campesino.
Y este es un esquema muy sucinto de cómo está el campo. Es un campo, yo lo llamo bipolar, ahora que está tan de moda la enfermedad en los seres humanos, la bipolaridad. Dije seres humanos: hombres, mujeres. Todos estamos susceptibles a tener este problema.
¿Pero por qué lo digo?  Porque tenemos zonas muy desérticas y tenemos zonas donde nos sobra el agua;  extremos. Tenemos productores de clase mundial y tenemos minifundistas desproveídos de toda tecnología y de toda posibilidad de ser eficientes. Tenemos exportadores y productores de autoconsumo.
El minifundio, que ya lo tratamos, es un verdadero reto porque cerca del 80 por ciento de la estructura de propiedad en el campo mexicano está en esas condiciones. Una tercera parte vive en pobreza alimentaria, de la gente que vive en el campo.
El crédito para financiar operaciones en este sector es prácticamente nulo. Los instrumentos que ahí están, llámese Financiera Rural, FIRA, todos los fondos que se operan, no tienen las condiciones de ser una banca de desarrollo.
Insuficiencia en investigación aplicada. Tenemos mucha investigación en la misma área nuestra, donde está el Colegio de Postgrado, donde está Chapingo, donde está el INIFAP y una serie de elementos de investigación, pero nos falta articular que esa investigación se aplique en incrementar la producción y la productividad del campo.
Tenemos programas desarticulados e inoperantes que tenemos que replantear, porque con el paso del tiempo han ido perdiendo su eficacia. No quiere decir que los quitemos; ahí está, ahorita hablaremos más delante de Procampo.
Pero tenemos que hacer que esta situación actual, con los pilares que más adelante veremos, los ocho pilares, además de una reedición y evaluación de esos programas y la reingeniería en la organización de la Secretaría, nos pueda llevar a tener un campo productivo, competitivo, incluyente, un campo con familias sin hambre, pequeños productores integrados a la cadena de valor, con mayor productividad de ingreso y un aprovechamiento sustentable y eficiente de los recursos naturales. Estos serían los pilares del cambio.
¿Cuáles son los ocho pilares que estamos proponiendo?  El primero, para atender el desafío del minifundio, estamos trabajando un modelo de clusters para incorporar a pequeños productores en asociatividad con empresas integradoras, es decir, estamos buscando el modelo; en lo privado funciona. Ahí tenemos el caso de Fundación Mexicana para el Desarrollo Rural, que tiene 11 mil productores;  11 mil 300 productores en 58 mil hectáreas.
Casi si hacemos la división de las 58 mil hectáreas con los 11 mil 300 productores, pues te da más o menos productores de cerca de cinco hectáreas por cada uno y están teniendo buenos resultados en la productividad.
Está también Pepsico, con un modelo parecido, 78 mil hectáreas con 9 mil productores.  También son productores pues escasos ahí de 6, 7 hectáreas cada uno y están teniendo posibilidades, con este método de asociatividad, poderlos integrar. Un minifundista no tiene manera de accesar a la semilla mejorada, al fertilizante, al tractor, a las cosas que le pueden dar productividad.
Y finalmente AGROVISIÓN, que estamos estudiando muy bien este proyecto, ahí están 60 mil hectáreas, con mil 500 productores en Baja California y Sinaloa. Ellos están más metidos al algodón, maíz, trigo, avena, básicamente.
Y, bueno, los clusters hacerlos en toda la cadena: la siembra, la producción, la cosecha, postcosecha y la comercialización, con los incentivos básicos de un financiamiento accesible, de tener acceso a los fertilizantes y a las semillas y también poder asociarlos para la comercialización y que no estén sujetos a los acaparadores y los “coyotes del campo”, que están permanentemente al acecho del minifundista en cuanto tienen ya lista su cosecha. Igualmente la tecnología y la capacitación.
De los programas, aquí está una lista de los programas. No quisiera enumerarlos todos, pero quisiera citar los dos primeros:
El Procampo, que es uno de los más antiguos (tiene 18 años) y que ha estado, ya con el tiempo se ha desgastado y tenemos que buscar mediante este intento, todavía no lo decidimos.
Si lo vemos aquí, el Procampo tiene 4 millones 100 mil beneficiados, previos beneficiarios y se dio como un subsidio a los agricultores por el Tratado de Libre Comercio; se dio 100 dólares en aquel tiempo por hectárea. Es decir, se da la superficie y nosotros estamos tratando de cambiar todo lo que sea subsidio por incentivo.
Y en lugar de estar acostumbrado a la gente a recibir algo e inhibir su capacidad productiva, estamos buscando la manera de que sea un estímulo para superarse y para motivar esa capacidad productiva que tienen para que salgan adelante. En pocas palabras, no dar el pescado sino enseñar a pescar y que la gente pueda salir por sí sola de sus problemas de pobreza que tiene.
Por eso queremos migrar en este cambio de criterio de asignación, a incentivos a la productividad.
Estamos estudiándolo. Ahí sí les pediría a los señores, a las señoras senadoras, que algunas opiniones, si quisieran reunirse con nosotros en algún grupo de trabajo;  al senador Cota y a los senadores y a las senadoras, presidentes de las comisiones que quieran participar con nosotros, adelante.
Estamos pensando que puede hacerse ahora por productor, o por unidad productiva, por agrupamiento, para estimular el agrupamiento, o por producción, por tonelada.
Estamos también viendo si parte la hacemos por superficie y parte por producción para que sean las dos cosas, para estimular la producción; que sea un incentivo.  En fin, estamos en ese trabajo.
Y en la depuración del padrón, encontramos ahí un buen número que no apareció;  otros no pudieron justificar sus documentos, están en eso, en un proceso de presentación de documentos.
¿Qué ha pasado en este tema? Simple y sencillamente las ciudades de México, por razones naturales, van absorbiendo cada vez más de la mancha rural, 30 mil hectáreas anuales –es la estadística que tenemos—a la mancha urbana. Mucha de esa tierra eran parcelas productivas que estaban siendo beneficiarias de Procampo.
En el momento en que ya se tiene otro uso, otro destino, deben dejar de estar en Procampo. Sin embargo, no se ha hecho un padrón, una depuración actualizada del padrón.
¿Qué ha pasado?  Que hay parques industriales, hay unidades del INFONAVIT, que ahora lo son y que siguen siendo parcelas que están en Procampo, porque no se va actualizando año con año, tiene que actualizarse.
Una depuración es una fotografía, pero esto es una película. Entonces hasta ese momento tenemos estos resultados pero el año que entra ya cambió la situación de muchas de las parcelas que estaban, sobre todo las que están cerca de las ciudades, o de las manchas urbanas.
Esto es un ejemplo de lo que podemos hacer en los programas. El Programa Pesa, que es uno de los que se direcciona más a la cruzada contra el hambre, porque atiende precisamente pequeños proyectos productivos, familiares.
Entonces estamos direccionándolos a esos 400 municipios que están en la Cruzada contra el Hambre, para poder evaluar con mayor certidumbre después de operarlos un año, para ver el impacto que tienen verdaderamente o no en esas comunidades que han sido seleccionadas como parte de la Cruzada contra el Hambre.
Esta es la estructura de la Secretaría. Es una estructura grande, compleja.
Estamos buscando en la reingeniería, pues buscar una organización que esté acorde con los grandes riesgos y los grandes cambios que ahora se dan con mayor rapidez;  los cambios climáticos, los del mercado, los sanitarios, que podamos responder con mayor celeridad a estos problemas que ahora se dan con mayor frecuencia.
Comentábamos hace un momento aquí en la mesa, que ahora ya muchos de los fenómenos son superlativos. Vamos a Durango, con el Gobernador, y dice: “Es que es la sequía más grande que ha habido”.  Y vamos a otro estado, y: “Es la helada más grande” y todo es lo más grande, porque efectivamente nos está afectando el cambio climático.
Quienes son de Sinaloa, aquí está un ex Gobernador reciente, que además es un gran apoyo a la Secretaría por su conocimiento en el medio agrícola y pesquero.
Hoy estuvimos con la gente de pesca;  el Senador Irizar, que acá está también, pues saben que por ejemplo, en el caso de Sinaloa, los últimos 3 o 4 años está helando el Valle del Carrizo, lo que antes no se helaba y ahora ya son heladas recurrentes.
Pues toda esta situación nos hace buscar una organización más acorde con las necesidades de cambios que se ven.
No consideramos que sea conveniente que esté, por ejemplo, una coordinación de ganadería porque, ahí lo ponemos como primer punto. La Coordinación General de Ganadería se transformaría en Subsecretaría. Es un reclamo de los propios ganaderos darle la relevancia que merece.
Es decir, el sector pecuario, sector ganadero, tiene la necesidad de sentirse en la Secretaría también representado porque es un sector importante de la misma.
Buscamos también en materia del agua retomar las funciones en lo concerniente a los distritos de riego, respetando la rectoría de CONAGUA desde luego, pero requerimos administrar en la SAGARPA el agua en los distritos de riego.  Es un elemento fundamental para poder dar resultados.
La investigación aplicada, necesitamos una coordinación efectiva de centros de investigación y de educación superior, para aplicar la enseñanza y la investigación a la realidad.
Revisar los programas de desarrollo rural que se encuentran en otras áreas de la administración.
Y, finalmente, la planeación de mercados que permite crear la Bolsa Agropecuaria Mexicana y vamos muy avanzados en esto, guardando las proporciones, algo como la Bolsa de Chicago, tenerla en el caso del sector agroalimentario mexicano y ya estamos muy avanzados en ese tema.
En fin. Yo quisiera comentarles también que estamos teniendo una mejor coordinación interinstitucional, básicamente con las dependencias que más cercanía tenemos, como es el caso de Economía, en donde los cupos de importación, los excedentes de azúcar, los clusters, etcétera, tenemos que verlos con ellos.
Con CONAGUA, operación de distritos de riego, nuevas áreas y sistemas de riego; con SEMARNAT, asuntos de transgénicos, sustentabilidad, protección al medio ambiente y, en el caso de Marina, vigilancia e inspección pesquera.
Estos son los compromisos que en campaña hizo el Señor Presidente y que ahora los tenemos nosotros también listos para cumplir con la palabra.
Estamos dándole ya su suficiencia financiera y algunos que serán de solución multianual también para que queden resueltos, como él lo ofreció en este sexenio, de aquí al 2018.
Yo no quisiera alargarme en esta exposición. Es una síntesis de las cuestiones que hemos encontrado, lo que habremos de ver más adelante.
Quiero decirles a las señoras y señores senadores, que lamentablemente se ha lucrado, diría yo así, con algunos de los flagelos que hemos vivido, llámense los problemas de la influenza aviar y no hay lugar para que esto se dé;  llámense heladas.
Cualquier situación de problema de campo, nosotros estamos puestos para entrar y ayudar en la medida de las posibilidades de la Secretaría, para enfrentar esos flagelos, pero siempre buscando que nadie lucre de un problema sanitario, de un problema del clima, porque eso sí nos afectaría a todos y creo que todos estaríamos de acuerdo en que no se diera.
Yo dejo aquí mi intervención para estar dispuesto a escucharlos, escuchar sus opiniones y también sus preguntas, con mucho gusto.
---o0o---