13 de febrero de 2013

 
INTERVENCIÓN DEL MAESTRO RICARDO RAPHAEL DE LA MADRID, COORDINADOR DEL REPORTE, EN LA REUNIÓN DE LA COMISIÓN DE ATENCIÓN A GRUPOS VULNERABLES.-  PRESENTACIÓN DEL “REPORTE SOBRE LA DISCRIMINACIÓN EN MÉXICO 2012”, DEL CONAPRED

 

El reporte sobre la discriminación en México 2012, es un segundo reporte que se elabora a este propósito.

 

El primero se hizo en el año de 2001, cuando Gilberto Rincón Gallardo se hizo cargo de la Comisión Ciudadana en contra de la Discriminación y  fue la primera vez que en México, distintas acciones provenientes desde las sociedades del Estado y personas que las habían convocado, pudieron sentarse en una mesa para empezar a construir el primer rompecabezas sobre la discriminación en nuestro país.

 

 No les niego que fue aquello un evento inicial curioso, porque en efecto, quienes estaban de un lado, por ejemplo, apoyando a las personas con discapacidad y del otro lado, quienes defendían los derechos de la diversidad sexual, nunca se habían dado cuenta que eran víctimas de procesos similares, de legislaciones y de instituciones similares.

 

 Aquel primer diagnóstico permitió construir una agenda para los siguientes 10 años en esta materia.

 

 En el año 2011 - 2012, Ricardo Bucio, presidente de CONAPRED, toma una decisión interesante de volver a hacer un segundo diagnóstico.

 

 Uno: Para evaluar cuál era el avance que se había tenido en esa década y cuáles eran los pendientes; la agenda siguiente.

 

 Este reporte incorporó a más de 400 personas involucradas en distintas mesas de trabajo, entrevistadas; realizamos una enorme cantidad de material publicado.

 

 Y a partir de este esfuerzo y una serie de mesas, contenemos este documento que llega casi a las mil páginas. La vedad es que lo partimos por capítulo, entonces pueden leer los distintos libros.

 

 Tienen una introducción donde viene la reflexión general sobre qué es discriminación y cómo entenderla y un buen resumen de lo que ahí ocurre.

 

 Y si alguien tiene interés de aterrizar en cada uno de los temas –ahora hablaré cuáles son—es mucho más fácil poder acceder a ellos.

 

 El reporte tenía tres propósitos principales:

 

 El primero, vuelve a ser colocar en el corazón de la opinión pública, del debate público y del Estado Mexicano, la lucha contra la discriminación.

 

 El segundo, es mejorar nuestra aproximación al tema, porque con mucha frecuencia, cuando se habla de discriminación, se banaliza y se llega a pensar que en México realmente no hay discriminación y no se rían: el Estado Mexicano en el año de 2002, todavía ante organismos internacionales advertía que en México no había discriminación;  había desigualdad pero no discriminación.

 

 Y, el tercer propósito, lo decía hace un momento, es, a partir de esta reflexión, este análisis, advertir cuál es la tarea pendiente.

 

 Voy a dividir mi presentación en cuatro puntos.

 

 Primero.  Tiene que ver con el vínculo que hay entre democracia, desigualdad y discriminación, que son tema que en realidad corresponden a una misma ética política y que no se pueden desvincular.  Este es el marco teórico.

 

 En un segundo momento, quiero hablar del método que seguimos, porque a diferencia del reporte aquel de 2001, ahora no analizamos solamente la circunstancia de los grupos en situación de vulnerabilidad sino los procesos que conducen a esas personas a vivir en situación de vulnerabilidad.

 

 El proceso penal mexicano conduce a la discriminación; la justicia civil, el mundo del trabajo, la salud, la alimentación.

 

 Entonces, la pregunta era:  qué, en esos campos de estudio, podríamos aprender para construir ya políticas dirigidas, políticas públicas, instituciones, legislaciones, dirigidas para enfrentar eso que se va construyendo en tales campos.

 

 Y voy a dar algunos resultados. Se imaginarán que esta enorme cantidad de información, tendría que hacer un enorme esfuerzo para sintetizarlo. Haré algunas observaciones de los principales campos.

 

 Y, finalmente, quiero abordar lo que me parece podría ser y me atrevo a plantearlo así, la principal tarea de las y los Senadores;  de las y los Diputados Federales en la próxima década, que es otorgarle coherencia a la lucha contra la discriminación.

 

 Porque en efecto, hemos multiplicado la legislación en las instituciones, pero como en tantos otros temas, nos encontramos con una acción fragmentada, dislocada del Estado, que se inhabilidad a sí mismo, para confrontar el cierre social, que es justamente el que construye este mecanismo discriminatorio.

 

 Comienzo con el primer tema:

 

 No podemos negar –nos lo dicen todos los estudios en materia de democracia--, los mexicanos estamos muy insatisfechos con la democracia mexicana.

 

 Según Latinobarómetro, más de la mitad de la población dice que esto no es un sistema democrático;  eso no es lo que se vive en México, que aquí no hay democracia.

 

 Podríamos asumir rápido que en efecto ir a votar, introducir el voto en la urna, no construye democracia. Se requiere un esfuerzo mucho mayor.

 

 Se advierte, con buena razón, que el problema es que no tenemos una democracia eficaz y que hasta que la democracia no produzca decisiones eficaces, vamos a seguir viviendo esta insatisfacción.

 

 Pero vale la pena revisar, o interpretar el término eficacia, porque si eficacia es construir carreteras y, desde luego, no disminuyo otro temas, pero rápidamente resolver las reformas estructurales, pues estaremos entendiendo alguna cosa.

 

 Pero me temo que la queja principal de las y los mexicanos, es que esta no es una democracia eficaz, para igualar pues aquellos que los griegos llamaron “los principios fundamentales”: la igualdad ante la ley, la igualdad ante el Estado y la igualdad entre nosotros. Si la democracia no iguala en estos tres sentidos, desde luego que la insatisfacción con la democracia es mucha.

 

 El tema de la desigualdad es muy antiguo en nuestro país. La primera ley contra la discriminación la promulgó José María Morelos en Oaxaca, que fueron las medidas contra la desigualdad social y racial.

 

 El Barón Von Humboldt decía que esta era una de las naciones más desiguales del mundo y un siglo después, Molina Enríquez seguía insistiendo en que el principal problema, el gran problema nacional era la desigualdad.

 

 Sin embargo y este es trauma o drama de nuestra generación, seguimos pensando, donde hablamos de desigualdad, en problema de desigualdad económica. Y tengo razones para fundarlo:

 

 Cuando 20 por ciento de la población se queda con56 por ciento de la riqueza y el 10 por ciento más pobre se queda solamente con el 2 por ciento de la riqueza;  cuando 2 de cada 10 mexicanos están en pobreza alimentaria y 5 de cada 10 en pobreza patrimonial, hay argumentos para decir que hay un problema de desigualdad a partir del ingreso y que tenemos que enfrentar.

 

 Hemos construido una definición de desigualdad que sigue toda rondando alrededor del tema material de los ingresos, pero siempre se nos olvida que junto a la desigualdad económica, pegada, como hermana siamesa, está la desigualdad de trato, es decir, lo que los griegos llamaban:  La desigualdad ante la ley, el Estado y entre nosotros.

 

 ¿Qué provoca la desigualdad económica?

 

 Muy probablemente, buena parte de la desigualdad económica en nuestro país, proviene de desigualdad de trato, que se convierte en desigualdad en el ingreso y que luego cierra el círculo, pronunciando de nuevo la desigualdad de trato. Por eso son hermanas siamesas.

 

 Este reporte lo que quiere hacer es lanzar el reflector sobre lo que no hemos analizado:  La otra desigualdad;  la desigualdad de trato.

 

 Sobre las prácticas culturales, sobre las prácticas legislativas, institucionales, sobre las prácticas en el lenguaje, en el trato entre nosotros.

 

 Y es a partir de esta lógica que nos centramos, sin menospreciar la desigualdad económica, pero insistiendo en que la próxima década merece poner a la desigualdad de trato en el centro. ¿Cuál es el sinónimo de desigualdad de trato?  Discriminación.

 

 Cuando hablamos de desigualdad de trato, estamos hablando de discriminación y viceversa. Déjenme ponerles un ejemplo: en 1910, para acceder al centro de Puebla, estaba prohibido utilizar calzón de manta.

 

 ¿Esa es una desigualdad económica?  ¡Sí!  Hay una derivación económica.  No puede uno comerciar en el mercado de la ciudad de Puebla si no se viste de tal o cual manera.

 

 La pregunta, es:  ¿Cuántas barreras?  Nosotros logramos, en Puebla, quitar ese cierre social.  Y por cierto se le pidió a Pancho Villa que fuera el que tomara Puebla, para que no fuera a ser Zapata, con sus calzones de manta, quien lo hiciera. Un siglo después, ese cinturón, ese cierre social sobrevive.

 

 Cierre social que Max Weber definía muy bien, como ese esfuerzo conjunto de los privilegiados, para cerrarle el acceso a los demás, frente a bienes que son producto del esfuerzo común, pero son escasos y ahí incluyo libertades y derechos.

 

 Y se construye de manera muy sutil;  viene de la especie animal, de la cual formamos parte. La hemos intelectualizado a través de estigmas, de marcadores sociales, por cierto muy sencillos en su explicación.

 

 Diferenciamos entre hombres y mujeres, diferenciamos por color de piel, diferenciamos por edad, diferenciamos por región, diferenciamos por religión, diferenciamos por convicciones.

 

 Y a partir de ahí se van justificando esos privilegios y esas exclusiones, por cierto no solamente por parte de quienes están dentro del cierre social sino muchas veces, por desgracia, con la complicidad de quienes están afuera del cierre social.

 

 Presento aquí una metáfora, un ejemplo, que proviene de la generación más bien de mis hijos: el “cadenero del antro”, que ustedes habrán enfrentado algún día. Pertenece al grupo de los excluidos, pero está encargado ahí de garantizar que sólo algunos ingresen al cierre social.

 

 Normalmente, la persona más discriminada puede verse tentada a ser la más discriminadora. Uno de los hallazgos y me adelanto, que encontramos, es el policía. En México es una de las autoridades más detestadas, según todas las encuestas y que es señalado como altamente discriminado.

 

 Sin embargo, hay que advertir, es el funcionario más discriminado, quien enfrenta mayor nivel de discriminación.

 

 No se puede luchar contra la discriminación, si uno mismo está siendo víctima de la discriminación y, por lo tanto, la mirada hacia el policía tendría que ser otra completamente distinta.

 

 Desde esta lógica –cierro esta primera parte—insistiendo en que la democracia mexicana será insatisfactoria hasta que no combata a las dos hermanas, siamesas que configura la desigualdad y para hacerlo, se tiene que hacer de la misma forma como se construye el cierre social, es decir, con una acción sistemática, larga en el tiempo, fuerte en energías y que combata absolutamente todos los campos donde se produce, no solamente el económico, no solamente el cultural, no solamente el religioso, no solamente el sexual sino todos y, en efecto, a lo largo de todas las políticas, como decía hace un momento, a diferencia del diagnóstico, o del reporte que se elaboró en 2001, con Gilberto Rincón Gallardo a la cabeza, que a mí me tocó en ese entonces también coordinar.

 

 No nos enfocamos ahora a los grupos, o a las personas pertenecientes a los grupos que sistemáticamente son vulnerados, porque se ha estudiado mucho.

 

 Porque uno de los grandes avances es que en la última década tenemos muchos estudios sobre cómo la mujer es discriminada, sobre todo los indígenas son discriminados;  las personas con discapacidad, etcétera.

 

 Pero tenemos muy poco trabajo y revisando la literatura lo constatamos, cómo el proceso penal en México, cómo el proceso o la justicia civil discrimina.

 

 Cómo se discrimina el mundo del trabajo, en la salud, la alimentación, los derechos políticos, el acceso a la información, la libertad de expresión, la libertad de conciencia de religión, crédito, educación, movilidad y transporte, medio ambiente, energía. Y sería importante poder estudiar todos estos campos.

 

 Por lo pronto este reporte abarca 11 de esos campos y localiza dónde tendría que darse una acción contundente del Estado.

 

 Voy a utilizar el primer tema para explicarme mejor:

 

 Si hoy revisan la población carcelaria, sobre todo cárceles en los estados, famosos CERESOS, o en las cárceles municipales, vamos a encontrar en más de un tercio de la población que está ahí, son jóvenes de entre 18 y 35 años.

 

 Pregunto: ¿Se debe a que los jóvenes delinquen más que sus mayores? ¿O hay alguna otra explicación para que ellos sean los primeros que lleguen a las cárceles?

 

 Cuando uno constata que esos jóvenes están ahí, en su gran mayoría, por haber cometido un primer delito, son primo delincuentes y están ahí por delitos inferiores a 6 mil pesos y están ahí compartiendo bajos niveles de educación, lo que constatamos, es que algo está ocurriendo en el sistema penal mexicano, que prefiere a los jóvenes que a otras poblaciones.

 

 ¿Con qué nos encontramos?  Y pongo de nuevo el ejemplo de la policía, analizamos el Ministerio Público, observamos la actuación de los jueces y de las prisiones.

 

 Como ustedes saben, para evitar “la mordida” entre los policías, hace algún tiempo, en los tres niveles de Gobierno se promovió el porcentaje de consignaciones que un policía tenía que enfrentar.

 

 Es decir, cuántas consignaciones al mes, si al policía le dicen: “Me tienes que traer por lo menos 10 individuos”, se va a ir a buscar al que es más fácil detener, que es el muchacho primo delincuente, con bajo nivel de educación y que no tiene dinero para pagarse a un turbo abogado que lo defienda frente a la violación de sus derechos.

 

 Y el Ministerio Público, que acaba siendo un transcriptor de la investigación policial, repite exactamente el mismo escenario.

 

 El juez no vigila el cumplimiento y la protección de los derechos del joven y las cárceles acaban plagadas de jóvenes.

 

 Un ejemplo similar y algunos de ustedes ya conocerán, tiene que ver con el tema de las mujeres.

 No es que mayoritariamente pueblen las cárceles, pero hay un dato que es escandaloso: frente a un mismo delito, los jueces suelen darle una pena a la mujer, un tercio por encima de la penalidad entregada a un hombre.

 

 Lo digo con un ejemplo sencillo, un homicidio:  el hombre mató a su mujer. Se le entregan equis números de años. Cuando es la mujer la que comete el mismo delito, se le pone una pena un tercero por encima.

 

 Transexuales, transgéneros, enfrentan un trato por la policía sistemáticamente indignante, lo mismo que en las cárceles y esta misma lógica, podemos pasarnos a unos sistemas de justicia menos observados:  la justicia civil.

 

 Estamos hablando de 7 millones de personas en este país que no cuentan con un acta de nacimiento.

 

 Cómo exigir oportunidades, sacar la credencial de elector, exigir derechos, sin la representación documental de la propia personalidad.

 

 Calculamos que 7 de cada 10 propiedades en nuestro país tampoco cuentan con un registro formal de representación, es decir, la ilegalidad en la que se encuentra buena parte de la propiedad, provoca que no se pueda tener acceso a crédito, colocar como colateral, darle certidumbre a los herederos.

 

 Cuando pasamos a temas relativos a la adopción, eso se vuelve escandaloso, se supone que la justicia familiar tiene el interés del menor como el valor superior al tutelar. Si esto fuera cierto, yo les conmino a que busquen un juzgado civil en este país, donde el juez pueda sentarse a conversar con un niño cuando está en un tema de patria o de custodia, cuando tiene que designar alimentos. No existe.

 

 El niño encuentra un escritorio donde ve al juez hacia arriba, incapaz de encontrar ahí su interés superior a tutelar por esa justicia.

 

 El mundo del trabajo, ahora que se hizo la reforma, es que revisitar, nos encontramos que una creciente población que se encuentra en lo que se llama, yo diría el término es discriminatorio en sí mismo, situación de informalidad.

 

 Es decir, un conjunto cada vez más reducido de empleos formales, protegidos por prestaciones, para una generación mayor y un número creciente de mexicanos que están por una serie de mecanismos en situación informal.

 

 Pregunto: ¿Cuántos mexicanos están en la informalidad?  La cifra es más o menos el 50 por ciento. Pregúntense cuántos jóvenes tienen trabajo informal:  Ocho de cada 10; cuántos indígenas están en la informalidad:  Ocho de cada 10. Cuántas mujeres están en la informalidad:  Siete de cada 10.

 

 Es decir, esta división entre el mercado formal o informal, no nos afecta a todos por igual. Hay poblaciones francamente vulneradas y eso liga directamente con las prestaciones sociales, porque en este país lamentablemente, si uno tiene un trabajo formal, cotiza para el ISSFAM, para el ISSSTE, para el IMSS, desde luego que tiene prestaciones, quizá mejoradas, pero prestaciones en materia de salud importantes.

 

 En cambio, si uno está hoy en el Seguro Popular, pues ojalá haya enfermedades que no le toquen. El caso reciente, la diabetes, como sabemos, es una epidemia en nuestro país y los tratamientos finales de la diabetes es justamente la diálisis. El Seguro Popular hasta hace unos meses no ofrecía diálisis a los asegurados.

 

 El Seguro Popular atiende mil 300 enfermedades catastróficas.  El IMSS atiende alrededor de 12 mil. El derecho a la salud se ejerce de manera discriminatoria.

 

 No hablo ya del sistema de pensiones porque lanzo a un sueño frente al cual estamos todavía muy lejos.

 

 El tema de la alimentación, uno no se podría imaginar que a estas alturas dos de cada 10 mexicanos tengan un problema serio en materia nutrimental, pero nuevamente, si hablamos de los indígenas, nos vamos a encontrar que un tercio de los niños indígenas en los primeros mil días de vida, padece desnutrición y ustedes saben lo que eso significa:  un muy bajo desarrollo neuronal por esa gravedad.

 

 La mayoría de los niños y niñas, siete de cada 10 arriba de 7 años traen problemas de obesidad, que es otra forma de la mala nutrición. Zonas como la Tarahumara, o situaciones como la de la Montaña de Guerrero, que son similares a los países africanos y  desde luego ahora tenemos un programa importante, sin hambre, que tratará de confrontar esta circunstancia.

 

 Pero cuidado.  El asunto no es solamente llevar transferencias económicas a las poblaciones, porque vuelve a ser la lógica la de la desigualdad económica, la desigualdad de ingreso.

 

 Hay condiciones, carreteras  de acceso de alimentos, que hace que la Montaña de Guerrero y  la Sierra Tarahumara, sobren los carbohidratos, los refrescos y los panes, porque las empresas que pueden llevar esos productos tiene una red bien trazada que el resto del Estado Mexicano y la economía mexicana no tiene.

 

 Cuando llega la transferencia de oportunidades a manos de la madre, por una parte esa transferencia económica va a dar a los bolsillos de las empresas panificadoras y expendedores de refrescos.

 

 Es decir, estamos financiando el consumo de carbohidratos, o alimentos con alto valor calórico en esta dirección.

 

 Sigo en la misma lógica, acceso a la información, acceso a la libertad de expresión, reconocimiento de la diversidad religiosa y vamos a seguir encontrando procesos similares a los que he destacado.

 

 Hay una política, una que ha dado resultado en el mundo para destruir el cerco social, para ampliarlo, para derrumbarlo y ha sido la política educativa y en México no nos ha servido la política educativa para resolverlo.

 

 Ahí no se trata de grupos minoritarios. Ocho de cada 10 niños están reprobados en matemáticas, en lectura y en ciencias.  Ocho de cada 10. Ahí lo que estamos haciendo es discriminar a una generación que todavía no es joven, pero lo va a ser muy pronto.

 

 Y con esto cierro algunos de los hallazgos, este apartado, el tema del crédito, porque resulta que sí vivimos una economía de mercado, no sé si estamos todos conscientes de ello, pero esa es la economía que vivimos y  la economía de mercado tiene una fase donde sin crédito no funciona.

 

 Ocho de cada 10 mexicanos no tienen acceso al crédito en las instituciones vecinas de ustedes aquí en Insurgentes. Ninguno de esos bancotes le da crédito a 8 de cada 10 mexicanos. O bien, están en las finanzas populares, cuyas tasas de interés son altísimas, o bien en el mercado de la usura.

 

 Cómo promover empresas propias, cómo apoyar en los jóvenes emprendedores, cómo apoyar a las comunidades, cuando el crédito es tan selectivo como todo lo demás.

 

 Ahí está el cierre social; yo creo lo pueden ver en este momento frente a ustedes y  también ahí está la enorme tarea que tenemos por delante para estallar ese cierre social.

 

 Concluyo con el último punto:

 

 Es innegable que a pesar de estos resultados, el país ha invertido enorme esfuerzo y enorme recurso en la lucha contra la desigualdad y la lucha contra la discriminación.

 

 La enorme cantidad de instituciones creadas a nivel federal en nivel local. La enorme derrama de recursos económicos federales, estatales y municipales. El apoyo de la sociedad civil ha sido inmenso.

 

 Es decir, ya estamos conscientes de lo que decía Molina Enríquez, nada más que un siglo después, es decir, el Estado está actuando. Sabe que la democracia para que se logre ser eficaz pasa por esto, pero lamentablemente, frente a lo sistemático, injusto y asimétrico en seguridad social, el Estado es disperso, fragmentado, dislocado.

 

 Regreso al planteamiento original:

 

 Si en algo podrían ayudar las señoras y señores legisladores, tanto a nivel federal como a nivel local, a darle coherencia a la lucha contra la desigualdad de trato, a la lucha contra la discriminación.

 

 Sí, impulsando la formulación de políticas transversales, que permitan por cada uno de estos campos enfrentar tal circunstancia y también coordinando mejoran las instituciones públicas, privadas y sociales.

 

 Si no logramos trabajar de manera sistemática, probablemente vamos a tener otro Molina Enríquez, pero en el siglo próximo, diciendo:  “éste es uno de los grandes problemas nacionales, de las grandes deudas”.

 

Termino diciendo:  hay tres prioridades para este país: Luchar contra la desigualdad, luchar contra la desigualdad y luchar contra desigualdad y la política antidiscriminatoria es la principal medicina para enfrentar estas tres prioridades o retos.

 

 Ojala y este reporte pueda servir justo para ponernos en sintonía, cohesionarnos y en efecto darle la potencia que el senador Gamboa mencionaba hace un momento en su intervención.

 

 Muchas gracias.

 

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