Carlos Navarrete Ruiz. Señores y señoras embajadoras, embajadores, señores cónsules.

Qué gusto otra vez volver encontrarnos aquí en esta reunión anual, ya tradicional en enero. Me da mucho gusto además compartir este panel con mis compañeros senadores de la República, con el senador Manlio Fabio Beltrones, con el senador César Leal, y saludar también a mis compañeros legisladores, a la senadora Rosario Green que nos acompaña y al diputado Porfirio Muñoz Ledo.

Gracias embajadora Patricia Espinosa, secretaria de Relaciones Exteriores, por la invitación, y permítanme antes de iniciar mi exposición hacer un agradecimiento especial, con muchos de ustedes nos hemos, algunos porque han sido ratificados por el Senado en este último año, y otros porque nos hemos visto allá en sus puestos de trabajo en los países que hemos visitado.

Y quiero que en presencia de la secretaria Patricia Espinosa agradecer de manera muy especial la atención, la pulcritud, el profesionalismo, la amistad, que nos brindaron nuestros embajadores en diversos países en el año en que fungí como Presidente del Senado y que visité diversas regiones del país en reuniones legislativas parlamentarias o interparlamentarias.

Agradezco de manera muy particular a los embajadores en Estados Unidos, en Cuba, en Rusia, en Alemania, en Suiza, en España, en Argelia, en Brasil, y en Canadá, que hayan recibido a la delegación parlamentaria y que nos hayan acompañado en fructíferas jornadas que tuvimos en esos países.

Siempre que vengo con ustedes me pregunto de qué les voy hablar que sea interesante y útil, sabiendo que ustedes van a escuchar a muchos personajes de la vida pública de México, funcionarios, legisladores, y que vienen a su país en esta jornada, a conocer a pulsar cuál es la situación que priva en la economía, en la política, en el ambiente electoral, en el Congreso, en el gobierno, y que hacen acopio de información valiosísima para regresar a los países en donde nos representan a cumplir con la honrosa tarea de representar a México.

Quiero decirles algunas cosas que espero sean útiles para ustedes, primero, que han pasado ya cuatro años de gobierno y que empieza a ser tiempo de los balances, de lo hecho y de lo pendiente, y que han pasado también cuatro años en especial del Senado de la República, de una intensa acción reformadora, ejerciendo las funciones legislativas que la Constitución le señala al Congreso, y que han sido cuatro años de intensos debates, de reformas importantes, de impulso al marco legal que nuestro país, de cumplimiento a nuestras responsabilidades con Senado.

Y quiero decir en primer lugar, que el Senado puede sentirse satisfecho después de cuatro años de actuación, de haberle entregado al país reformas importantes y haberle dado al gobierno mexicano instrumentos fundamentales para su actuación. Toca ahora al gobierno hacer el balance de que ha hecho lo que le correspondía con esos instrumentos o no.

En el Congreso somos críticos hay que decirlo, en mi partido somos críticos, porque observamos que muchos de los instrumentos que le hemos entregado al gobierno unos han sido bien utilizados, unos han sido regularmente utilizados, hay varios temas en los que los instrumentos del Congreso han sido mal utilizados, hablo por ejemplo de todo el tema al combate al narcotráfico, toda la figura de los testigos protegidos, del arraigo, de las facultades que le dimos al Ejecutivo para que actuara y que han sido mal utilizados los instrumentos, no tenemos buen sabor de boca de lo que ha hecho el gobierno con esos instrumentos del Congreso, y otros instrumentos más no han sido siquiera utilizados.

Pero estamos en un proceso en el que los dos últimos años de gobierno son para terminar la tarea que inició en 2006 y estamos en medio de un balance, que ustedes ya habrán observado las primeras planas de los periódicos desde finales de diciembre, principios de enero, en el que el balance se empieza hacer aunque no formalmente, me explico un poco mejor.

Cuando se acercan los procesos electorales de vida democrática siempre ocurre que el partido en el gobierno trata de dar un balance positivo de lo hecho y trata de que en el Congreso las voces de la oposición, las voces de la opinión pública puedan coincidir en que han hecho un buen papel, porque se acerca el proceso electoral, y si toda elección es una especie de plebiscito del gobierno en funciones, pues el gobierno en funciones pretende dar buenas cuentas con la aspiración de que su partido repita en la próxima elección, esto ocurre en Estados Unidos, ocurre en Francia, ocurre en España, ocurre en muchos países del mundo, también ocurre en México.

Que nadie se sorprenda de que el balance del gobierno en funciones se dé desde perspectivas diferentes, el partido en el gobierno pretendería que el balance fuera positivo, muy positivo, en la economía, en el combate a la pobreza… saludo al Presidente de la Cámara de Diputados, diputado gusto en saludarlo… y este gobierno seguramente pretenderá que sus embajadores den una visión en el mundo diciendo vamos muy bien, hemos combatido la pobreza, superamos la crisis del 2009, subimos una buena cantidad de empleos en 2010, andamos ya en 113 mil millones de dólares la reserva del Banco de México.

Seguramente querrá también que haya una visión positiva de la guerra contra el narcotráfico iniciada en 2006, no solamente el número de muertos que es una cifra que puede (inaudible) a muchos, sino la efectividad para combatir a los cárteles.

Es decir, el gobierno legítimamente podría aspirar a que haya una visión positiva, un balance positivo de su gestión, pero la oposición tiene derecho a tener una contradicción, no solamente porque somos la oposición, sino porque se acerca el periodo electoral y en todos los países democráticos del mundo la oposición está en la obligación de señalar lo no hecho bien o lo hecho deficientemente por el gobierno en funciones, porque aspira la oposición a sustituir al gobierno en funciones en la próxima elección.

Así pasó en Estados Unidos, el embajador en Estados Unidos nos informó del detalle de cómo se movieron las perspectivas antes de la elección intermedia que cambió la correlación de fuerzas en la Cámara de Representantes y que (inaudible) cambiar en el Senado, y cómo los demócratas se echaron para atrás en varios temas, entre ellos el de migración, por no perder electores y cómo los republicanos se le fueron encima al presidente Obama para mostrar las deficiencias de su gobierno desde sus perspectivas.

Lo que quiero decirles es que nadie debiera asustarse, ni sorprenderse porque el debate político en el 2011 en el Congreso, suba de nivel, suba de intensidad, en dos visiones del balance de cuatro años de gobierno, la oposición tiene derecho a criticar y a señalar las desviaciones del rumbo de la nación y tiene derecho a señalar las deficiencias de este gobierno y tiene derecho a perfilar su programa alternativo para el 2012, es la función de la oposición querer ser gobierno en el 2012, pero ahí hay matices, y quiere entrar en ellos.

La disputa política en el país, ustedes la conocen muy bien, lo habrán sabido ya de algunos funcionarios o lo sabrán entre hoy y mañana, es una disputa porque el partido en el gobierno pretende quedarse seis años más al frente del país, frente a una disputa con la oposición en dos flancos: la del PRI y la de la izquierda, porque el PRI quiere regresar al gobierno después de 12 años en la oposición, es un juego democrático.

No voy a caracterizar ni a definir qué pretende el partido en el gobierno, qué pretende el PRI, eso le toca a sus representantes, quiero dar más bien la visión de la izquierda, de cómo estamos viendo las cosas.

La izquierda disputó la Presidencia en el 2006, que es una historia no muy lejana, es una historia reciente, pero debo reconocer que las fuerzas de izquierda a partir del 2006 hemos vivido un proceso de división interna, de discrepancia en temas fundamentales, que ha venido reduciendo nuestro caudal electoral y nuestra presencia política y nuestra perspectiva.

Lo lamento, soy el primero en lamentarlo pero debo ser el primero en reconocerlo con honestidad frente a ustedes.

La izquierda hoy se encuentra ante una disyuntiva de proporciones mayores, o la izquierda es observadora lejana de una disputa del PAN por quedarse en la Presidencia y una aspiración del PRI por arribar a ella ahora, y ser una tercera lejana fuerza observadora de la disputa por la Presidencia o logra, por su comportamiento, por su unidad, por su candidatura, por su programa, entrar a la disputa por la Presidencia de la República.

Hoy por hoy pocos analistas en México nos dan la más mínima oportunidad. Hoy por hoy la mayor parte de los analistas dice que la disputa en el 2012 será entre el PAN que quiere quedarse y el PRI que quiere llegar.

Pero las cosas pueden modificarse este año, la izquierda mexicana está intentando caminos de conciliación interna, diálogo entre sus expresiones, entre sus personalidades, para ir en primer lugar con unidad a la elección presidencial.

Si la izquierda mexicana no es capaz de eso no tendremos nada que hacer en la elección del 2012. Si la izquierda mexicana va con más de un candidato presidencial habremos dividido el voto progresista en el país, independientemente de quién de los dos pueda tener más votos, pero seremos observadores de una disputa de los dos partidos restantes por ver quién gobierna el país a partir del 2012.

Sería además una catástrofe para nosotros y una regresión de decenios respecto a los procesos de unidad que hemos tenido desde 1979 y que se concretaron en 1989 con la creación del Partido de la Revolución Democrática.

Muchos aspiramos a que nuestros dos aspirantes, Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard, uno ex jefe de gobierno y ex candidato presidencial, el otro actual jefe de gobierno, que son los perfilados hasta hoy como los aspirantes de la izquierda, sean capaces ellos de en un diálogo constructivo contribuir con los partidos de la izquierda, el PRD, PT y Convergencia, a construir una ruta, un método, tiempos convenientes para unificar la candidatura de la izquierda.

Pero que es de lo que pase en ese momento de definición respecto a la candidatura presidencial se medirán las posibilidades nuestras de ser actores que disputen el rumbo de la nación y la presidencia de la República o no, y esto ocurrirá este año, ocurrirá en el último trimestre del año a más tardar.

Insisto, hay muchos preocupados en el marco de la izquierda, en nuestras filas, y también gente que nos observa que aunque no son de nuestras filas simpatizan con la existencia de una izquierda fuerte e influyente en el país para que esto ocurra, ojalá que así sea. Todos, o muchos, estamos trabajando para que eso ocurra.

Pero déjenme vincularlo con el tema legislativo, en todos los partidos hay posicionamientos, hay renovación de dirigencias, el PAN acaba de renovar exitosamente su presidencia nacional, el PRI está trabajando, todo aparece como muy exitosamente su renovación y nosotros renovaremos en marzo la dirección nacional del PRD.

Va a ser otra prueba de fuego, de si damos un espectáculo nacional de una gran confrontación interna o si procesamos con unidad también nuestra dirigencia. Es parte de los caminos que tenemos que transitar este año.

Pero hay un aspecto que me preocupa y lo quiero expresar aquí con toda claridad frente a ustedes, ¿qué tanto puede afectar el trabajo legislativo del Senado, de la Cámara de Diputados, el posicionamiento, el interés de los partidos y el perfilamiento de sus aspirantes presidenciales a finales de año? ¿Qué tanto el balance que el gobierno quiere hacer positivo de su gestión o el balance negativo de la oposición puede afectar los acuerdos básicos en el Congreso sobre temas fundamentales?

Ustedes ya lo han podido observar que a cada tema surgen discrepancias, con mucho más profundidad que los cuatro años anteriores, en cada tema hay visiones diferenciadas y también intereses diferenciados, por supuesto que el gobierno quisiera que en el Congreso todo fuera acuerdo, unanimidad, que las cosas salieran (inaudible), que no se moviera el panorama político, pero es imposible ya. En el quinto año de gobierno eso es materialmente imposible.

¿Qué tanto vamos a ser capaces de construir acuerdos en temas como el lavado de dinero, que tenemos pendiente en el Senado, en la ratificación a las modificaciones que hizo la Cámara de Diputados en la reforma constitucional en materia de derechos humanos, en el tema de justicia militar que está pendiente en el Senado, en la dictaminación sobre el mando único que está pendiente en el Senado y sobre la reforma política derivada de la iniciativa del presidente Calderón y de varios grupos parlamentarios y la reforma política del Distrito Federal para culminar la transformación del régimen político en la capital del país?

Hablo de los temas pendientes que tenemos ya para febrero, y un tema en particular muy delicado, el tema de la justicia militar, ustedes lo saben como embajadores. Saben que tenemos en una situación precaria y muy delicada a nuestras Fuerzas Armadas, saben que están más de 100 mil soldados en la lucha directa contra el crimen organizado en el territorio, y cerca de 60 mil más en las cuestiones administrativas, operativas y logísticas, 160 mil miembros de las Fuerzas Armadas en el combate directo.

Y saben ustedes que crecen las denuncias por violaciones a derechos humanos por acción de las Fuerzas Armadas, saben ustedes, les llegan los cables cada vez que ocurre un incidente en México, de lo que pasa en las carreteras cuando hay allanamientos sin orden judicial, cuando hay familias acribilladas en algunas carretearas, cuando la dinámica a la que se han sometido las Fuerzas Armadas genera incidentes de esta naturaleza graves que minan, deterioran la imagen de las Fuerzas Armadas mexicanas frente a la población.

Pero además de eso tenemos el tema del fuero militar, el tema de la justicia militar, y ése es un tema que México no puede seguir posponiendo. México no puede seguir manteniendo a los militares en los tribunales militares cuando están involucrados actos violatorios de la ley contra civiles. Es una dictaminación, es una resolución ya, es una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que México está obligado a cumplir.

Y la gran pregunta que nos hacemos en el Senado es si esta reforma la vamos a hacer con los militares o sin ellos, y hasta ahora la decisión ha sido hacerlo con ellos, convenciendo, diseñando la reformas de la mejor manera que permitan que las fuerzas armadas no se sientan ni con mucho agredidas por el Congreso, pero que entienda que llegó el momento de modernizar al Ejército, llegó el momento de modernizar la relación con los mandos militares aún más en las circunstancias en que estamos viviendo, es un tema delicado que estamos tocando con mucha prudencia, pero que espero que en este periodo seamos capaces de concretar esa reforma.

Termino señores embajadores, señores cónsules, diciéndoles que esperen un año muy intenso en el terreno político y legislativo este año.

Que van a conocer noticias de lo que pasa en el Senado y en la Cámara de Diputados, de encuentros y desencuentros, de reformas, espero que sean las más, y de atorones legislativos también, que espero que sean los menos, porque el ambiente electoral impactará al Congreso este año, sin duda alguna.

Me faltaba decir que hay siempre procesos electorales locales, a finales de este mes hay elecciones en Guerrero, la primear semana de febrero en Baja California Sur, luego en Nayarit y en el Estado de México, luego en Coahuila, luego en Hidalgo y finalmente termina la renovación de la gubernatura y otros cargos en Michoacán en el mes de noviembre.

Y por supuesto que la lucha electoral en las entidades va a impactar a los grupos parlamentarios en las dos cámaras y va a impactar el comportamiento legislativo de los grupos parlamentarios. Quisiera que no fuese así, pero la experiencia del 2010 me muestra que es imposible evitarlo porque en el Congreso hay líderes partidarios, legisladores influyentes en sus partidos y va a ser imposible evitar esta especie de contaminación.

Pese a ello yo hago votos porque el Senado de la República, en particular, logre sacar lo mejor que tienen de talento político de sus integrantes, de experiencia acumulada, de voluntad, de disposición de los grupos parlamentarios para construir estas reformas que mencioné más otras que seguramente otros compañeros mencionarán para que el Congreso ni se paralice ni se estanque.

Que haya debate, que haya disputa, que haya posicionamientos, que haya claridad en lo que cada partido quiere para el 2012, pero espero que a los legisladores no se nos olvide que la principal responsabilidad que tenemos y para lo que fuimos elegidos fue para legislar en tiempo normal, en tiempo turbulento o en tiempo electoral, que no podemos arrumbar las reformas a la espera de que llegue el 12 para ver qué pasa después, que eso sería una irresponsabilidad de nuestra parte.

Y que por lo tanto estamos obligados todos, en lo individual y como grupos parlamentarios, a multiplicar nuestro esfuerzo de discutir, de debatir, de acordar, de redactar y finalmente de votar las reformas que todavía están pendientes en el Congreso de la Unión.

Les deseo un buen año a todos ustedes y a sus familias y un buen regreso a los países donde nos representan.

Muchas gracias.

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