Versión estenográfica de la participación del senador Ricardo Monreal Ávila, presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República, en el Foro “Retos de la Competencia en el Entorno Digital 2020”, realizado por el Instituto Federal de Telecomunicaciones, IFETEL.

Muchas gracias.

 

Muy buenas tardes. Me da gusto estar aquí en este Foro tan importante para la vida pública, para la vida del país y de la nación y su interrelación con el mundo.

 

Este Foro, denominado “Retos de la competencia en el Entorno Digital 2020”, es muy importante, habla sobre la competencia, inversión e innovación tecnológica para ofrecer servicios convergentes.

 

En una sociedad moderna, la competencia económica es un factor indispensable para fomentar el bienestar de la población. Quienes tenemos el privilegio de contribuir a este propósito desde el sector público, desde las instituciones del Estado; tenemos por ello, la obligación de promoverla, cultivarla, fortalecerla.

 

Quienes lo hacen desde las empresas, compitiendo, innovando, mejorando la calidad y los precios; tienen la fortuna de que con su trabajo cotidiano hacen la vida mejor para millones de personas.

 

En el sector de las telecomunicaciones y la radiodifusión, los retos de la competencia son particularmente complejos, ustedes lo saben. Más ahora, debido a los avances tecnológicos incesantes y al tamaño de los participantes.

 

Es bien sabido que se trata, en su mayoría, de grandes jugadores, con enormes inversiones, pero también intereses. Con plazos muy largos de amortización y al mismo tiempo, con periodos de obsolescencia que pueden ser increíblemente veloces.

 

Requerimos cada vez más estos servicios, y cada vez se incorporan actividades adicionales, que utilizan la infraestructura que se debe mantener actualizada y vigente, a pesar de que el crecimiento es exponencial de la demanda.

 

Para nadie es un secreto ni son secretos los esfuerzos que se han tenido que hacer en México y a nivel mundial, para enfrentar este choque de demanda que se produjo en los servicios o que se produce en los servicios de telecomunicaciones, a partir de los primeros días de la pandemia que nos azota y que para mantener funcionando el trabajo, la salud, la educación, la actividad diaria, de improviso la pandemia se presentó.

 

Las tendencias que daban cuenta de este cambio en la forma, como lo percibimos en nuestra sociedad, se comunicaron de inmediato; se trabajaron, funcionaron y se dio un salto adelante muy veloz, del que difícilmente se podrá prescindir en el futuro.

 

El futuro imaginado en este sentido, debemos de decirlo, se adelantó vertiginosamente. Constantemente, por fortuna, el sector ha sido lo suficientemente capaz, por no decir robusto, como para no ser desbordado.

 

¿Las capacidades técnicas han sido suficientes? Quién sabe, pero creo que sí han sido al menos, aparentemente adecuadas para enfrentar este reto.

 

Un crecimiento de esta magnitud, en otros servicios públicos, ha sido muy complicado. Hubiese probablemente presentado insuficiencias, como se ha visto, y difícilmente resolverlos en el corto plazo.

 

Sin embargo, debo de admitir que en el sector telecomunicaciones no fue así, que a pesar y no obstante la resiliencia y el reto que coexisten; debemos señalar que hay grupos de la población que se adaptaron rápidamente. Pero también, hay grupos de la población, sobre todo marginada, alejada, aislada, que no tiene acceso a los servicios.

 

La demanda sigue creciendo y es una urgencia social, y es evidente que se deben realizar inversiones adicionales de gran magnitud para mantener el paso y hacer posible que la economía funcione de manera eficiente y que contribuya al bienestar de las mexicanas y los mexicanos.

 

La regulación de este sector, es entonces un asunto de muy delicados equilibrios, como lograr la prestación de un servicio esencial de manera confiable, seguro, de calidad, verificable; y que alcance a cada vez más personas.

 

Nos preguntamos, ¿cómo conseguir que los precios continúen bajando y se incorporen nuevos participantes, al propio tiempo que exista la seguridad de que puede planear sus inversiones y correr los riesgos propios de esta actividad?

 

¿Cómo llevamos los servicios a todas y todos los mexicanos?

 

Parte de la respuesta a estas interrogantes, pasa por la discusión de los temas propios de la evolución sectorial, el análisis de los servicios juega un rol crucial para asegurar una mejor comprensión de la dinámica de la competencia en la generación de servicios convergentes, así como las determinantes de la inversión y la innovación.

 

Antes de decidir realizar una intervención regulatoria, es necesario reunir información para entender suficientemente la dinámica de los sectores y poder así establecer una mejor regulación.

 

Para ello se requiere de foros como este, que abran un espacio de debate, de diálogo, entre el Estado, la industria, la academia y el sector privado o los interesados en la inversión. Por eso, el tema clave de la inversión, innovación y competencia es fundamental.

 

En México, al igual que en diversos países del mundo, se destaca la importancia de la inversión en la modernización de las redes y en la incorporación de las nuevas tecnologías.

 

Así también reconocemos la necesidad de incrementar la cobertura y la penetración de los servicios de telecomunicación y de banda ancha, tan indispensables para reducir las diferencias regionales y para lograr que los grupos menos favorecidos se integren a la economía de la información, tengan un acceso enriquecido a fuentes de trabajo y a las oportunidades económicas de los servicios primordiales.

 

La inversión de propicia en los entornos, sin duda, de certeza jurídica, de estabilidad macroeconómica y desde luego responde a incentivos, el desarrollo y rápido crecimiento de los servicios digitales que potencian el uso de las redes y generan una demanda adicional de capacidad y proveen incentivos a la inversión.

 

Hay un muy delicado, para mí, equilibrio que existe entre la inversión y la innovación con la competencia. En el corto y en el largo plazo debemos seguir con la aplicación de un marco regulatorio coherente, que mantenga ese equilibrio y que incentive el surgimiento de nuevas empresas innovadoras, generadoras de servicios convergentes.

 

En la economía digital, la generación de datos y su uso productivo es común y útil, porque permite promover ofertas personalizadas y da elementos para la innovación, pero también crece el imperativo de protección de los datos personales.

 

Asimismo, surgen desafíos sobre ciberseguridad, que exige soluciones creativas y acciones decididas y bien concebidas de parte de las autoridades regulatorias, para procurar la protección de las personas usuarias y de su integridad patrimonial.

 

Mantener la confianza en el uso de los servicios digitales contribuye también a estimular el consumo y la inversión en un contexto de competencia.


La economía digital es el resultado de un proceso de transformación generada por las llamadas tecnologías de la información y de las comunicaciones, la cual ha permitido el desarrollo de nuevos servicios y aplicaciones que reducen los costos, fortalecen los procesos de negocios e impulsan la innovación en todos los sectores de la economía.

 

Las empresas digitales están creciendo con mucha mayor rapidez que la economía en general, tendencia que continuará avanzando. En ese sentido, se considera que los servicios digitales requieren un marco legal acorde con la actualidad, que estimule la innovación al tiempo que permita a todos los actores aprovechar la nueva dinámica en condiciones de competencia y que ofrezca la protección adecuada para beneficio de las y los usuarios.

 

Es necesario un marco legal equilibrado y esa es nuestra función, acorde con la transformación digital de la economía, con la solidez que ha caracterizado a la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión y a la Ley Federal de Competencia Económica.

 

Estas son normas que entrarán en vigor y que, si las hacemos, beneficiarán al sector. Las normas que establecen las actuales leyes y que fueron hace unos años aprobadas, fueron concebidas para enfrentar el reto y el desarrollo digital que hoy nos ha alcanzado y que estamos constatando todos los días, por lo que yo insisto en una adecuación a las normas.

 

Tradicionalmente los proveedores de servicios de telecomunicaciones y radiodifusión se encargaban de la cadena de valor de los servicios de manera completa, proporcionando servicios finales a personas usuarias a través de sus aplicaciones e infraestructura propia.

 

Con el desarrollo de internet hoy operan empresas concentradas en ciertas capas concretas para proveer aplicaciones y servicios a través de la infraestructura de los proveedores tradicionales de telecomunicaciones.

 

Igualmente, la evolución del sector ha resultado en la aparición de empresas concentradas en puntos muy concretos de cada capa, como los de torres, o de infraestructura, de comunicaciones, sobre las que los operadores complementan sus redes.

 

Posteriormente, muchos de los actores que estaban enmarcados en una capa concreta, han pasado en la actualidad a cubrir también otras.

 

Hoy se ve la necesidad de adaptarse a este nuevo entorno y adoptar un enfoque regulatorio integral que contemple en sentido amplio el desarrollo dinámico del ecosistema digital.

 

Debemos dialogar y evaluar el marco, a fin de que refleje adecuadamente la evolución de la economía digital.

 

En este nuevo contexto, el reto de los reguladores será identificar, así como promover, la inversión y la innovación en un ambiente competitivo, que asegure la asequibilidad de los servicios y la expansión de la cobertura.

 

Se debe procurar una regulación que complemente los mecanismos de mercado, corrija sus imperfecciones y optimice los incentivos para que los participantes innoven e inviertan a lo largo de toda la cadena de valor.

 

La sociedad puede así aprovechar el mayor potencial de la economía digital de servicios convenientes.

 

En materia de la generación de servicios audiovisuales, a través de Internet, la proliferación de nuevas empresas OTP, impone también reflexión en torno a aspectos como los contenidos nacionales, la protección intelectual y de protección a menores.

 

Estas empresas cuentan por lo general con restricciones autoimpuestas, pero debemos ponderar si para ofrecer la debida protección a la persona usuaria se requiere alguna propuesta similar a la que aplican los operadores de televisión restringida.

 

Debemos propiciar, sí, un diálogo amplio, profundo, sobre proyectos regulatorios en materia de contenidos audiovisuales, en función de la evolución y convergencia tecnológica en el ecosistema digital, considerando su desarrollo, la evolución en sus formas de consumo y transmisión, y con un enfoque incluyente.

 

No quiero dejar de señalar que es primordial garantizar los derechos de las personas usuarias y audiencias de los servicios prestados, bajo un enfoque de diversidad y pluralidad.

 

Esto promueve una competencia en los contenidos. Sin ello, los beneficios que pueden aportar el ecosistema digital, se verían limitados.

 

En este contexto, algunos países imponen a los OTP, obligaciones que tienen que ver con los aspectos recién señalados sobre la protección a personas usuarias y audiencias dentro de este ecosistema digital y con obligaciones fiscales, tanto de impuestos al consumo como al de la Renta.

 

En México estamos avanzando para que todas las empresas contribuyan en la recaudación.

 

Para el resto de los temas, la difusión está abierta y se requiere escuchar con atención los argumentos. Para ello, es útil la adopción de un enfoque de colaboración con otras autoridades.

 

Otro aspecto que también es central para la inversión, es el espectro, y en específico los derechos que se cubren por este recurso de la Nación, que es el insumo básico para la provisión de los servicios de telecomunicaciones.

 

Recientemente se ha hablado mucho de este tema que redunda en la inversión y el proceso de modernización de las redes, la expansión de los servicios a toda la población y la asequibilidad de las ofertas.

 

Todos estos aspectos los estaremos evaluando, sin perder la perspectiva de la equidad social.

 

Finalmente, es útil señalar que el desarrollo actual del ecosistema digital en beneficio de toda la sociedad, requiere una visión proactiva en el fomento de la adopción de tecnologías innovadoras.

 

Para ello, se hace indispensable continuar con una estrategia digital que promueva, en toda la población, las habilidades necesarias para la adopción de los servicios.

 

Esta acción propia, o que es importantísimo, puede provocar y propiciar el uso de los servicios y crear el incentivo de la ampliación de las redes, pero sobre todo es un vehículo indispensable para hacer participar a todos los mexicanos y las mexicanas de los beneficios de la economía digital.

 

Quiero agradecer la invitación a los comisionados, a su presidente Comisionado interino y al enlace, que fue quien me invitó a esta reunión y a todos los participantes les expreso mi respeto. El enlace es Marilyn, entre el Poder Legislativo y el IFETEL.

 

Muchas tracias y enhorabuena. Estaré pendiente de la Memoria, de las conclusiones y de la discusión.

 

Hoy tenemos sesión en el Senado, pero no quise desapercibir hablar con ustedes y fijar la posición de apertura que tiene el Senado de la República para actualizar este tema tan fundamental en la vida del país, que estamos abordando.

 

Muchas gracias. Buenas tardes.