Versión estenográfica de la Conferencia Magistral “La Búsqueda de la Prosperidad en México”, dictada por el doctor Santiago Levy Algazi, en la Sala de Comparecencias de la propia Institución.


Muy buenas tardes a todos.

En primer lugar, quisiera hacer un agradecimiento al Senado de la República, en particular al senador Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política, por esta amable invitación y muy valiosa oportunidad.

Al licenciado Antonio del Valle y a todos los miembros del Consejo Mexicano de Negocios, también por asistir y darme esta oportunidad.

Agradecerles a Gonzalo y a Luis que hayan aceptado ser comentaristas. Y por ahí anda Lisa Chemis, quiero agradecerle a Lisa que en realidad es la que hizo las gestiones y organizó todo. Así que gracias a Lisa por todos estos esfuerzos.

Para mí es una oportunidad muy valiosa de compartir con ustedes algunas reflexiones sobre lo que ya adelantaba el senador Monreal y adelantaba el licenciado del Valle; que es, ¿por qué nuestro país no crece?

Y de alguna manera, lo que he tratado de hacer en esta investigación que quiero compartir con ustedes, es un poco tratar de entender por qué. Es un poco autocrítica de algunas cosas en la dimensión, cuando yo estuve en la Administración Pública; y también un poco de abrir un camino hacia adelante en donde podamos transitar de una mejor manera.

Voy a ir pidiendo las láminas porque no tengo una maquinita, entonces si me pasan la siguiente lámina, por favor.

La gran pregunta para nosotros es, si ustedes leen lo que dice en esas palomitas, si ustedes agarran cualquier economía en abstracto y dicen “imagínate una economía que logra un proceso de estabilización macroeconómica ejemplar”. Y de hecho México, por los estándares del Fondo Monetario Internacional, es de los países que mejores procesos de estabilización macroeconómica ha logrado.

Imagínense un país que se inserta en la economía global de una manera sumamente exitosa. Como dato interesante, México exporta más manufacturas a Estados Unidos que el resto de América Latina junta.

Imagínense una economía en donde tiene un bono demográfico y su fuerza de trabajo crece más rápidamente que la población.

Imagínense una economía que está invirtiendo mucho en educación. Y una economía en donde en las últimas décadas, en el periodo que yo analizo, la tasa de inversión como porción del PIB aumenta.

Cualquier persona que ve esa economía, dice “esa economía tiene que estar creciendo al 4 y medio o 5 por ciento”. Y, en esas dos décadas en que yo analizo, con excepción de Venezuela, somos el país de América Latina que menos crecimos.

Entonces, la gran pregunta del rompecabezas es, ¿por qué un país que ha hecho tantas cosas tan bien, no puede crecer más rápidamente?

Y nuestro problema central, y de eso los quiero convencer en los próximos 45 minutos, nuestro problema central es que la productividad en el país está estancada. En cualquier país, el crecimiento viene porque se invierte y crece el acervo del capital del país; porque su fuerza de trabajo se educa y porque trabajadores más educados, en un contexto en donde aumenta la inversión, hacen que el país sea más productivo.

Y como ya apunté anteriormente, nuestro problema no es la tasa de inversión; nuestro problema no es la calificación de la fuerza de trabajo –lo voy a documentar más adelante–; la gran interrogante es que la improductividad, y esto es sorprenderte, en dos décadas la productividad en el país aumentó cero, literalmente cero.

Y entonces, la pregunta se desplaza a, ¿por qué cuando los individuos están cada vez más educados, tienen un contexto de estabilidad macroeconómica, están insertos en la economía global, no pueden aumentar su productividad?

Sé que es de muy mal gusto poner esto en una conferencia como esta, y les prometo que esta es la única lámina en donde voy a hacer un poquito de álgebra y los camino a través de ella.

Supongan un país en donde solamente hay una empresa, la Volkswagen; todo el capital de México y todo el trabajo de México está en la Volkswagen.

¿Cuál es la productividad de México? La productividad de la Volkswagen.

Supongan que en el país hay dos empresas, la Volkswagen y Almacenes don Pedro; ¿cuál es la productividad de México? Pues un promedio ponderado de la productividad de la Volkswagen y la productividad de Almacenes don Pedro, dependiendo de cuánto capital y trabajo está en la Volkswagen y cuánto capital y trabajo están en Almacenes don Pedro.

Y si hay muchas empresas, ¿cuál es la productividad del país? Es el promedio ponderado de las empresas que están en el país, dependiendo de cuánto capital y cuánto trabajo absorbe cada empresa. Esta es la idea central.

Lo que quiero hacer por los próximos 20 minutos, es primero caminar sólo por datos, y les voy a pedir que no se pregunten por qué; sólo les voy a presentar datos. Y en los segundos 20 minutos, les quiero dar una explicación, mi interpretación de esos datos.

A propósito separo en dos partes, para que quede claro que el debate es sobre la interpretación de los datos y no sobre los datos; porque los datos, como verán más adelante, son básicamente datos de los censos económicos.

Entonces, quiero hablar de las empresas mexicanas, porque para entender la productividad de México, queremos saber cuántas empresas hay, queremos saber qué tan productivas son las empresas, qué pasa con las empresas a través del tiempo, si las empresas cumplen con la ley, si no, y, por supuesto, si las empresas crean buenos empleos o nada más las….

La premisa fundamental suena como una tautología, como una verdad de Perogrullo, pero es un punto clave, es, no hay buenos empleos en malas empresas ni hay un país productivo si las empresas son improductivas.

Con eso quiero aprovechar lo que es literalmente una mina de otro. Yo llevo 10 años viviendo en Washington, he viajado por toda América Latina, conozco prácticamente todas las bases de datos de toda la región y sí les puedo decir, con orgullo, que ningún país de América Latina tiene una institución como el INEGI y que los datos que se producen en México a través de las estadísticas del INEGI son realmente excepcionales.

Tengo acceso a los censos económicos que produce el INEGI y esos censos económicos se hacen cada cinco años. Yo tengo acceso a los de 98, 2003, 2008 y 2013 y esos censos cubren toda la actividad económica del país, que está, siempre y cuando haya un techo, una pared.

Los vendedores de jugo de naranja que están acá afuera, en la calle, no están en estos datos. Los tianguis que están en las calles tampoco están en estos datos, pero cualquier otro establecimiento que tiene actividad económica, sí están en estos datos, no importa si tiene uno, dos 100, 500 o 10 mil trabajadores.

Aquí está la Volkswagen, aquí están todas las empresas del país, en los sectores manufactureros, servicio de comercio, y fíjense cuántas son: solamente en el 2013 tengo datos para 4 millones de empresas.

Yo me tardé 5 años en ahcer este libro porque procesé datos de más o menos 12 millones de empresas y para cada una de las empresas, yo no sé el nombre, pero sí sé cuánto capital tienen, cuántos trabajadores tienen, cuánto invierten, cuánto pagan de salarios, etcétera, tengo toda la información.

Y las empresas, en el marco jurídico institucional del país, en México pueden ser de cuatro tipos. Si una empresa contrata trabajadores asalariados, cumple con la Ley Federal del Trabajo, cumple con la Ley del Seguro Social, cumple con la Ley de Impuesto Sobre la Renta.

A esta empresa le voy a llamar que es una empresa plenamente formal. Probablemente todas las empresas, los empresarios que están sentados en este salón.

Luego hay empresas que mezclan un poco trabajadores asalariados, cubiertos –insisto– por la Ley del Seguro Social, por las disposiciones de despido y salario mínimo de la Ley Federal del Trabajo o la Ley del INFONAVIT, etcétera, que tienen también trabajadores no asalariados, que en el marco jurídico institucional de México no están cubiertos por las obligaciones de retención de impuestos, sobre retención del Seguro Social, retención del IVA, AFORES, etcétera.

Y luego hay 12 tipos de empresas que van a ser particularmente importantes en el país, unas empresas que son empresas que no tienen a ningún trabajador asalariado.

De hecho, les voy a mostrar que esa es la empresa más típica del país. Para darles un ejemplo, una empresa, que es la empresa típica del país, que tiene al papá, la mamá, el hijo, el primo, algún pariente, forman una actividad económica, se reparten lo que ganan.

Nadie gana salario, sino que de alguna manera comparten lo que se genere en la empresa, no hay relaciones obrero-patronales en esta empresa.

Esa es una empresa informal, porque no está cubierta por la seguridad social, plenamente legal, porque la ley no la obliga a retener Impuesto Sobre la Renta, porque no hay asalariados, no la obliga por la parte de despido, no le obliga a pagar salarios mínimos, porque no hay salarios, no la obliga a pagar INFONAVIT ni a pagar Seguro Social.

Y también hay algunas empresas que sí contratan trabajadores asalariados y violan todas las leyes. A esas empresas las voy a llamar informales ilegales.

Solamente son estos los conceptos que necesito, dos grandes grupos entonces, formales, y empresas informales, algunas de las cuales pueden ser empresas ilegales.

Lo que hago es, a las 2.6 millones de e presas, del Censo del 98, las 2.8 millones del del Censo 2003, las 4 millones de empresas del Censo de 2013, a cada una mido qué es y la clasifico si es una empresa legal, una empresa informal, etcétera.

Aquí algunos datos de una foto de cómo se veía nuestro país de acuerdo con el Censo de 2013. Los porcentajes son, cien por ciento, el primer panel arriba el cien por ciento de las empresas, luego el cien por ciento de los trabajadores y luego el cien por ciento de las inversiones de capital del país.

Las empresas son de cuatro tipos, como ya dije y también yo sé cuántos trabajadores tienen, si tienen de uno a cinco trabajadores, si tienen de 6 a 10, si tienen de 11 a 50, si tienen 51 o más, yo sé el tamaño de las empresas.

Fíjense qué interesante: 92 por ciento de las empresas que están en el censo –acuérdense que no están los tianguis y que no están los puestos de jugo–, 92 por ciento de las empresas del país tienen menos de cinco trabajadores; noventa por ciento de las empresas del país son informales, la mayor parte de las empresas informales son legales porque no tienen relaciones obrero-patronales.

Más de la mitad del empleo, es empleo informal y, sorprendentemente, más del 40 por ciento del acervo de capital está en el sector informal, en empresas informales.

Uno tiende a pensar que las empresas informales son chiquititas, estas empresitas qué importa, están por ahí perdidas, quién le pone atención. El problema es que son muchas y cuando sumamos, esas empresas tienen el 40 por ciento del stock de capital.

Es falso pensar que no se invierte en el sector informal, se invierte y se invierte mucho. Siguiente por favor.

Como tengo el censo del 98 y tengo el censo de 2013, yo puedo saber qué pasó entre 98 y qué pasó entre 2013. Son simplemente estadísticas de lo que tengo en los censos. Acuérdense, la estabilización macroeconómica, TLC, apertura internacional, inversiones en educación, inversiones en, etcétera, etcétera.

El tamaño promedio de la empresa mexicana cayó en estas dos décadas, y en la proporción de empresas informales aumentó, eran 83 por ciento de las empresas en 1998 y eso aumentó al 90 por ciento de las empresas en 2013.

Más todavía, se invirtió más en las empresas informales que en las empresas formales, y se generó más empleo en las empresas informales que en las empresas formales, y simplemente qué pasó. Siguiente por favor.

Lo que hago después, es, trato de ver, okey, qué tan productivas son las empresas, y para ver qué tan productivas son las empresas, aquí hago un ejemplito, y acompañen nada más por ejemplito.

Por ejemplo, en el censo, el sector 3-1-5-2-2-2, esto es solamente, como Levy sabe esto, pero Levy lo sabe, es el sector que produce camisas.

En el 2013, en México había 742 empresas que producían camisas. Yo sé todas las empresas que producen mesas de madera, que producen camisas, que producen lentes, que producen botellitas de agua y supónganse que las pongo y, para hacer el ejemplo sencillo, porque no me cabrían 742 puntos, nada más hay ocho.

Entonces, las ordeno de la menos productiva a la más productiva. La P6 es la que está hasta la izquierda, es la empresa menos productiva, la P2, la que está hasta la derecha es la más productiva y en medio puedo ver cuáles son más productivas que el promedio y cuáles son menos productivas que el promedio. Esto es un ejemplo.

En la siguiente lámina, lo que hago es, hago eso para todas las empresas del sector manufacturero y lo comparo con todas las empresas de Estados Unidos. Entonces, la línea punteada, son las empresas manufactureras de Estados Unidos. Detrás de esa línea, hay como dos millones de puntitos.

Y como ven, en Estados Unidos, no todas las empresas son igualmente productivas, uno pensaría que estarían todas muy cerquita, ¿no? En Estados Unidos la empresa más productiva es más o menos cuatro veces más productiva que el promedio, y la empresa menos productiva es más o menos como un 16avo menos productiva que el promedio, hay ciertas diferencias, y en Estados Unidos, según un país con una economía que funciona bastante bien, hay diferencias en la productividad de las empresas, unas más, unas menos, pero no muy grandes diferencias. Vean México ahora, detrás de esa curvita hay como medio millón de puntos.

En México, la empresa más productiva, es 64 veces más productiva que el promedio y sorprendentemente la empresa menos productiva es como uno sobre 250, es un numerito chiquitito, uno sobre 250 menos productiva que el promedio.

El mensaje que les quiero transmitir aquí, es que comparado con Estados Unidos, en México coexisten empresas de productividades inmensamente diferentes. Y sólo comparo empresas que producen camisas, con empresas que producen camisas; luego comparo empresas que producen mesas de madera, con empresas que producen mesas de madera; y este ejercicio lo hago todas las veces.

Quisiéramos saber qué empresas están dónde. Lo que nos gustaría es que hubiera más empresas del lado derecho, ¿no? porque son más empresas más productivas, es lo que más quisiéramos; y las que realmente están castigando el promedio del país y nos están jalando para atrás, son las empresas que están en la cola izquierda.

¿Todos conmigo?

Entonces, lo siguiente que hago en libro es, trato de identificar quién está acá y quién está acá, y aquí no hay sorpresas. Las empresas más productivas del país son las empresas formales, pero no hay muchas.

Las empresas más improductivas del país, de lado izquierdo, son las empresas informales, muchas son muy chiquitas, pero hay muchísimas. Acuérdense, absorben más del 50 por ciento de la fuerza de trabajo y el 40 por ciento del stock de capital.

Entonces, aquí hay un mensaje fundamental: en México, invertimos mal. Si exactamente el mismo dinero que se invirtió en las empresas informales y los mismos trabajadores que estaban trabajando en las empresas informales, si esas personas las pudiéramos pasar de este lado de la distribución, la misma inversión, la misma cantidad de trabajo, el país sería mucho más productivo.

Las pérdidas de productividad asociadas a la informalidad, son fenomenales.

Difícil estimar con precisión, pero aprox, nuestro PIB podría ser 40 por ciento superior, con la misma inversión y con la misma cantidad de trabajadores y con la misma educación.

¿Qué pasó entre 98 y 2013?

Ojalá todos alcancen a ver: la línea azul es 98 y la línea roja es 2013. Las líneas que están punteadas a la derecha, son las empresas muy productivas y, si se fijan, viendo la cola derecha, la línea roja (2013) está por encima de la línea azul (98); y entonces todos decimos “súper”, “qué padre”, hay más empresas con productividad por arriba del promedio en 2013, que las que había en 98. Vamos bien.

Sí, pero si vemos la cola izquierda, la línea roja también está por encima de la línea azul. Y también había más empresas en el 2013, con productividades más alejadas del promedio, que las que había en 98.

Y no puse los datos aquí, para no poner la gráfica muy llena, pero lo siguiente es cierto: había más capital y trabajo en la cola izquierda en el 2013, que en la cola derecha.

¿Por qué la productividad se estancó en México en estas dos décadas?

Porque si bien hay un subconjunto de empresas muy productivas que jalan el promedio de la productividad del país hacia arriba; hay otro subconjunto más grande, de empresas sumamente improductivas, que jalan el promedio hacia abajo. Y cuando tomamos el promedio ponderado de todo eso, el promedio es cero.

Si queremos entender por qué no crecemos, lo que tenemos que entender es, ¿qué está pasando? ¿Por qué se invierte tanto en estas empresas, la mayor parte informales, chiquitas? ¿Qué es lo que está ocurriendo, que se está llevando el esfuerzo y el ahorro del país, el esfuerzo y el trabajo del país a lado izquierdo de la distribución; y está nulificando lo que está pasando en el lado derecho de la distribución?

Siguiente, por favor.

El censo tiene una cosa fantástica y les quiero un poquito compartir, y realmente me entusiasmo, porque se pueden hacer cosas que no se pueden hacer con ningún otro país de América Latina. Lo que hizo el INEGI, es, le puso un identificador a cada empresa en el Censo 2008 y en el Censo 2013.

Entonces, yo sé, la misma empresa la veo dos veces y sé que es exactamente la misma empresa, porque tiene un identificador especial. Si está en el Censo 2008, pero no está en el Censo 2013, la empresa quebró, murió. Si está en el Censo 2013, pero no estaba en el Censo 2008, la empresa nació en el inter. Y si está en ambos censos, sobrevivió.

La mitad de las empresas que estaban en 2008 murieron, las empresas no sobreviven en México. Se invierte, chiquititas, duran 2-3 años, mueren. Y más de la mitad de las empresas que estaban en 2013, no estaban en el 2008.

Se crearon muchas empresas y murieron muchas empresas. El concepto que les quiero transmitir es que hay una rotación brutal del número de empresas; probablemente no de los que están sentados en este salón, pero sí de Almacenes don Cuco, en Teziutlán, Puebla, que se creó, estuvo 2-3 años, murió y luego fue reemplazado por Almacenes la Toñita; que también murió 2 o tres años después.

Se invirtió en Almacenes don Cuco y se contrataron a tres, cuatro trabajadores; y también se hizo lo mismo con Almacenes la Toñita, y se dieron la vuelta y se dieron la vuelta.

Yo puedo ver las distribuciones de quién estaba dónde, y lo que es cierto es lo siguiente: se crean muchas empresas improductivas.

Ustedes pensarían, si hay una empresa nueva, la empresa nueva va a ser más productiva que la que ya estaba. No es cierto, se crean muchas empresas improductivas.

Y lo que es más triste también, mueren muchas empresas productivas. No sé por qué, regreso, pero mueren muchas empresas productivas.

Y si mueren, nacen empresas, mueren y nacen empresas, se crean empleos, se mueren empleos; se crean empleos, se mueren empleos. La gente entra y sale de los empleos; se destruyen empleos, se crean empleos.

Ojalá en el proceso de preguntas y respuestas, hablemos un poco de qué implica todo esto para el sistema de seguridad social del país, y qué implica todo esto para las AFORES y qué implica todo esto para el IMSS, etcétera.

Pero lo que es cierto, es que la dinámica de lo que está ocurriendo en el país, es una destrucción masiva de capital y una destrucción masiva de empleo, rotando continuamente.

Siguiente, por favor.

Se invirtió mucho en empresas muy malas, y sí hay unas empresas que invirtieron mucho; pero las empresas que invirtieron mucho, muy productivas, casi no crean empleos. La mayor parte de los empleos que se crean en el país, son estas empresas chiquitas.

Entonces, reitero, el problema del país no es tanto que se invierte poco: invertimos más que la media de América Latina. Es que invertimos mal.

Siguiente.

Le dedico un capítulo al libro para decir: Oye, ¿es esto un problema de educación? ¿Qué pasó con la educación?

Comparado con América Latina, bueno, primero: el país hizo un esfuerzo inmenso de inversión en educación en estas dos décadas. La población con Universidad y Preparatoria, crece tres veces más rápidamente que la población con Primaria.

Comparado con el esfuerzo que hizo Brasil, Chile, Argentina, Bolivia, Colombia, etcétera, etcétera, estamos por arriba de la media.

Y si ven los indicadores de calidad de la educación, un tema muy discutido en el país, sí es cierto que respecto a la OCDE estamos muy abajo. Sí, sí es cierto. También es cierto, sin embargo, que de donde estábamos, los indicadores muestran ligeras mejoras.

No son dos aseveraciones incompatibles: una es el nivel y la otra es la tendencia. Entonces, el país generó capital humano, pero la productividad se estancó.

Siguiente.

Pasó, de hecho, una cosa sumamente triste: la línea negra hasta arriba, muestra cuánto gana más en promedio una persona que tiene educación universitaria, con una persona que tiene Primaria incompleta.

En 1996, alguien con Universidad ganaba en promedio 120 por ciento más que alguien con Primaria incompleta. En 2015, sólo 80 por ciento más.

Los retornos a la educación están cayendo. Si hubiese una escasez de capital humano en el país, ¿qué es lo que debería estar pasando?

Que los que ganan, los que tienen Universidad y Preparatoria, deberían de estar ganando más que los que tienen Primaria, porque son una gente que es escasa. De hecho, en Estados Unidos eso es lo que está pasando y eso es lo que explica parte del crecimiento de la desigualdad en Estados Unidos, que el premio a la educación está aumentando en Estados Unidos.

Pero en México, el retorno a la educación está cayendo. Y les doy un par de ejemplos muy sencillos del por qué: tortillas.

En México podemos hacer tortillas con empresas muy grandes, pensemos en MASECA, muy sofisticadas; y esas empresas tienen maquinaria muy grande y requieren químicos, ingenieros, abogados, contadores.

También podemos hacer tortillas con molinos de nixtamal en la esquinita y esa gente requiere solamente saber leer y escribir.

Si todas las tortillas de México se hicieran por MASECA, requeriríamos muchos ingenieros, muchos abogados y mucho de ese tipo de gente, pero si todas se hacen por molinos de nixtamal, la demanda por ingenieros y por abogados va a estar deprimida.

Piensen en el autotransporte, 100 camiones, 100 choferes. Se puede organizar una empresa muy sofisticada que requiere un ingeniero en logística, que requiere también otro contador, algún abogado o puede ser, sí, hombres camiones y no requieren anda.

En el país, lo que ocurrió en estas dos décadas, es que nuestro sistema educativo estaba generando gente con educación preparatoria y con educación universitaria, pero por el lado de la demanda, las empresas del país estábamos invirtiendo en, les mostré antes, en empresas chiquitas, improductivas, informales, que no requieren a toda esa gente y esto es lo que está pasando en el mercado de trabajo.

Punto muy importante: el problema de productividad en nuestro país no está en la calidad de nuestros trabajadores, está en la calidad de las empresas que contratan a nuestros trabajadores.

Estas empresitas que tienen dos, tres años, en donde el trabajador no adquiere habilidades, porque estaba a punto de aprender algo y el empresario quebró, cerró, se fue a otra chamba, pasó de una cosa a la otra, etcétera, es lo que ha estado ocurriendo.

Sintetizo, ¿qué pasó en el país? Le pusimos demasiados recursos a empresas informales. La actividad económica está pulverizada en el autoempleo y empresas chiquititas, la dinámica empresarial es disfuncional, hicimos muchas reformas y esas reformas no nos funcionaron.

Ahora le quiero dedicar 20 minutos y con eso voy a concluir, a algunas reflexiones de tratar de entender por qué está ocurriendo lo que está ocurriendo y ojalá el debate, como lo decía al inicio, sea de por qué está ocurriendo lo que está ocurriendo y sea sobre qué es lo que está ocurriendo.

Lo que les mostré en los primeros 20 minutos son básicamente datos del INEGI, no hay mucha sofisticación. Hay mucha talacha, pero la neta, no hay mucha certificación. Entonces, el esfuerzo de interpretación es qué es lo que pasa.

Voy a subir a un cierto nivel de abstracción y luego regreso un poquito. Piensen en el entorno económico de nuestro país, en las reglas del juego de México, las reglas del juego de los empresarios, de los trabajadores, todo mundo enfrentamos todos los días, ¿cuáles son las reglas del juego en el país?

Esas reglas del juego yo las agrupo en el mundo laboral, la Ley Federal del Trabajo, la Ley del Impuesto Sobre la Renta para personas asalariadas, la Ley del INFONAVIT, la Ley del SAT, todo lo que regula cómo las empresas y los trabajadores se pueden asociar unos con otros.

Otra parte del entorno que ustedes enfrentan siempre es los impuestos: la Ley del IVA, la Ley del Impuesto Sobre la Renta, los regímenes especiales, el Régimen de Incorporación Fiscal, el Régimen de Pequeños Contribuyentes, todo el mundo del tributo, el SAT, si los hostiga, si no los hostiga, si son corruptos, si no son corruptos, como funcionan las cosas en nuestro país.

Y finalmente los mercados, son competidos, no son competidos, en la COFECO funciona muy bien, funciona regular, el TLC funcionó bien, hay mucha competencia, hay poca competencia, y, sobre todo, muy importante, si yo hago un contrato con don Carlos, ¿puedo yo esperar que ese contrato se va a cumplir? ¿Qué los tribunales me lo van a hacer validar?

Puedo suponer yo que, si le ofrezco un crédito a Almacenes Don Cuco, si no me paga Almacenes Don Cuco, ¿le puedo quedar con sus activos? Porque el gobierno del estado va a hacer que los tribunales me cumplan con esa ley, toda una regulación.

Entonces, el entorno e) es el mundo que enfrentamos todos nosotros en el México real en donde vivimos todos.

Siempre escuchamos, no, lo que pasa es que la baja productividad es porque hay mucha informalidad, no. La informalidad es porque hemos hecho la pregunta equivocada.

La pregunta es por qué si los mexicanos que no somos tontos, que somos crecientemente educados, que trabajamos muy duro, por cierto, no comenté, somos el segundo país de la OCDE con horas más trabajadas por semana.

¿Por qué tenemos los resultados que teníamos antes? Entonces, la pregunta correcta es ¿qué hay en las redes del juego de México que inducen los comportamientos que describí anteriormente?

Hay una parte en el libro en donde estudio con cuidado por qué la simetría que nace en el 123 de la Constitución permea la Ley Federal del Trabajo, de ahí a la Ley del Seguro Social, a la Ley del INFONAVIT, al funcionamiento de las AFORES, etcétera, a la Ley del Impuesto Sobre la Renta, segmenta nuestro mercado de trabajo en dos grandes grupos.

Está imbuido en la legislación, está imbuido en la institución de…La ley dice que solamente los asalariados, sujetos de la relación obrero-patronal, tienen que cumplir con todo un conjunto de obligaciones que le representan un sobrecosto a la nómina como del 30 por ciento.

Y además el IMSS, yo trabajé en el IMSS, y el INFONAVIT le pone el ojo más a las grandes que a las chiquitas y entonces las chiquitas saben que pueden escaparse de eso.

Y la legislación también dice que si tienes una relación obrero-patronal no puedes separar al trabajador al menos que haya causa justificada y no es causa justificada una caída de la demanda ni es causa justificada el cambio tecnológico. Los señores empresarios que están aquí presentes lo saben mejor que yo.

Entonces, la contratación en una relación obrero-patronal representa un costo contingente muy alto para la empresa y la empresa lo va a evadir y la manera más fácil de evadirlo es qué, tener una relación no asalariada y por eso, no sé si vieron antes, en la lámina, 70 por ciento de las empresas de nuestro país tienen relaciones no asalariadas.

De otro lado, lo que hemos construido es una seguridad social paralela para los no asalariados. Por razones legítimas sociales muy profundas, sobre las cuales regreso en mi lámina de conclusión, tenemos un Estado con una gran vocación redistributiva, gracias a Dios, y ese Estado observa a población sin acceso a pensiones, sin acceso a servicios de salud y por lo tanto lo ofrece a través de programas, que desde el punto de vista de la población son gratuitos.

Lo que pasa es que, desde el punto de vista económico, lo que estamos diciendo es, si eres informal, te doy todo esto gratis, pero si eres formal, te cobro por todo esto, más los impuestos a la nómina, etcétera.

Los impuestos al trabajo acentúan las razones por las cuales es mucho mejor estar en la cola izquierda de la distribución que en la cola derecha.

Nosotros recaudamos, como proporción del PIB, el mayor porcentaje en impuestos a la nómina de toda América Latina, gravamos al trabajo muy duramente y si a eso le agregamos medio punto de gravámenes de la nómina estatal.

Y luego a las empresas las gravamos de manera muy desigual. El Régimen de Pequeños Contribuyentes, en el Régimen del Impuesto Sobre la Renta, es un régimen extremadamente desfavorable para el crecimiento de las empresas.

Les recuerdo simplemente, antes se llamaba REPECO, ahora se llama Régimen de Incorporación Fiscal y lo que dice es lo siguiente: si tu empresa vende hasta 2 millones de pesos al año, tus impuestos son el 2 por ciento de las ventas; si tu empresa vende más de 2 millones de pesos al año, tus impuestos son 30 por ciento de las utilidades.

Entonces, una empresa que cumple con la ley, que vende un millón 999 mil 999 pesos, y viene un cliente nuevo, lo que la empresa le dice, por favor no, vete, porque si te vendo y crezco me matas y en el libro demuestro que para la mayor parte de las empresas no les conviene crecer. Lo que yo estaba enseñando antes, en los datos, tiene una motivación en estos puntos.

Por último, le dedico un poco de tiempo al cumplimiento de contratos. Muestro algunos datos que muestran que el funcionamiento de los tribunales en materia mercantil, en materia administrativa, en materia crediticia, es muy imperfecta, se enfrentan muchas incertidumbres y por lo tanto una empresa en Mérida es muy improbable que esté dispuesta a venderle a una empresa en Sinaloa.

Hacer o cumplir un contrato en Sinaloa vendiendo desde Mérida, es poco probable. Entonces, mi mercado es este y las empresas no crecen, no exportan economías de escala, no exportan economías de alcance, porque tienen incertidumbre y yo, banco, no te presto, porque la prioridad de quedarme con tu colateral, i tú no me pagas, es muy baja y tenemos el cociente de crédito a PIB, igual al que tiene el África Subsahariana.

Verifique este dato: solamente en el África Subsahariana se presta tan poquito a las empresas como porcentaje del PIB como se presta en México y sin crédito, esas empresas no pueden crecer.

En el Poema de Homero, en “La Odisea”, en “La Ilíada” los griegos derrotan a los troyanos. Ulises es uno de los griegos triunfadores, Ulises regresa a Grecia y, en el camino de regreso, en el poema de La Odisea, Ulises se pierde en el Mar Egeo.

Su esposa Penélope está esperando y tiene muchos pretendientes, porque creen que el Rey se murió, y los pretendientes le dicen a la reina Penélope “oye, cásate conmigo, cásate conmigo”. Y Penélope lo que les dice es “voy a tejer esta chambrita y cuando la acabe de tejer, voy a decidir con quién de ustedes me caso”. Y Penélope, como todos sabemos, tejía de noche y destejía de día.

Los últimos 20 años, en México, son años en donde Penélope estuvo presente. Nosotros lo que hacíamos era, de día, un inmenso esfuerzo por la estabilización macroeconómica.

Tenemos que congratularnos que, a través de administraciones de presidentes del PRI, del PAN y ahora de Morena, hay un compromiso globalizado con la estabilidad, uno de nuestros grandes logros.

Y Penélope, de día, también, firmaba tratados de libre comercio, y promovía la inversión extranjera directa, y promovía las inversiones en los sectores, y reformas sectoriales, en energía, etcétera, etcétera. Pero Penélope, de noche, a través del marco regulatorio, destejía todo lo que hacíamos de día.

Las distribuciones que yo les mostré anteriormente son solamente el reflejo de este proceso. Al final de cuentas, ese proceso resultó en un estancamiento en la propiedad y de ahí el título

Los esfuerzos de todos nosotros fueron más recompensados, nuestros esfuerzos de integración en la economía mundial, nuestros esfuerzos de estabilización macroeconómica, nuestros esfuerzos de inversión en capital humano, nuestros esfuerzos de mayor inversión en capital físico. Siguiente por favor.

Hasta ahí el libro. Me voy a robar tres minutos o cuatro minutos para hacer algunas reflexiones sobre un poquito de este camino hacia adelante.

¿Por qué no somos un país próspero? ¿Por qué no somos Corea? ¿Por qué después del 94, después de todo lo que pasó y todo lo que hicimos juntos, no lo logramos hacer?

La respuesta técnica es, esta es una autocrítica a mi persona, en la capacidad en que yo estuve como funcionario de algunos gobiernos, es, hablo solamente en lo individual, no nos dimos cuenta de qué tan importantes eran los incentivos microeconómicos que estaban imbuidos en todo el marco jurídico institucional del país y qué tan importante era el marco jurídico para hacer cumplir los contratos y profundizarlo. Era la respuesta técnica.

La respuesta más profunda, por supuesto, es, el 123 de la Constitución es el reflejo de la primera revolución del siglo XX y que todo el entramado que hemos creado alrededor de la Ley Federal del Trabajo, la Ley del IVA, la Ley del Impuesto Sobre la Renta, etc., etc., el régimen de Pequeños Contribuyentes, representa discursos políticos que nos hemos repetido año tras año, sexenio tras sexenio, respecto a la eficacia de muchas políticas públicas que en la práctica no fue, y por supuesto, detrás de eso, algunos intereses.

Este es un equilibrio muy difícil de cambiar, pero si no lo cambiamos no vamos a prosperar, porque ninguna sociedad puede prosperar, si castiga la productividad y subsidia la improductividad. Siguiente.

¿Qué pasaba en México en los 60’s y en los 70’s? Nuestro país no tenía mucha inclusión social. Éramos un país profundamente desigual, crecíamos rápido.

Después pasamos la década de los 80’s, el gran error, estabilizamos en los 90’s, y en los 90’s lo que tratamos de hacer era crecer con inclusión social, crecer reduciendo la desigualdad, y queríamos estar en la cajita superior izquierda, con alto crecimiento y con inclusión social.

Pero los instrumentos que utilizábamos para alcanzar la inclusión social, la segmentación del mercado de trabajo, la tributación segmentada de las empresas, el régimen especial del IVA, el régimen de pequeños contribuyentes, los subsidios a las microempresas, el Impuesto Sobre la Renta de las personas físicas, todo ese enramado castigaba la productividad.

En mi opinión, en el contexto jurídico institucional, en donde el país se desenvuelve hoy en día, el crecimiento con inclusión social es imposible. Y no queremos a Brasil, ser un país en donde hace un inmenso esfuerzo redistributivo, que se estanca económicamente y que ahora es fiscalmente insostenible.

Sí tenemos tiempo para arreglar, antes de llegar a ese punto, porque nuestra tributación es suficientemente baja como para poder corregir las cosas. Siguiente por favor.

¿Qué es lo que quisiéramos hacer? ¿Cómo combatimos la desigualdad y crecemos al mismo tiempo?

Primero, hacemos un esfuerzo redistributivo demasiado tímido. Entre lo que gastamos en los programas no contributivos, las pensiones, el programa de Seguro Popular, las guarderías, todo eso, más entre lo que gastamos con el IMSS, lo que gastamos como esfuerzo de distribución es muy tímido.

Deberíamos de estar haciendo más, pero no lo podemos hacer a través del conjunto de programas que tenemos hoy en día, porque eso es seguir con Penélope, deshaciendo de noche lo que estábamos haciendo de día.

Requerimos un rediseño profundo de la política social que sea mucho más eficaz, pero que yendo más allá de las buenas distenciones redistribuya sin deformar el mercado de trabajo, porque si yo redistribuyo deformando el mercado de trabajo, ¿qué es lo que hago con un trabajador de bajos ingresos?

Le digo, por un lado, mira, acá está este apoyo, acá está esta pensión, acá este este programa de salud, acá está esta cosa gratis y, por otro lado, le niego la posibilidad de un trabajo productivo.

Se educó, pero el tipo está contratado por una empresa de tres trabajadores, que va a durar tres años, que después va a quebrar y después va a pasar al empleo, al otro empleo, y después va a estar rotando, como ha estado pasando. Los trabajadores de bajos ingresos requieren las dos cosas, no requieren un apoyo a costa de su trabajo productivo. Siguiente por favor.

Entonces, ¿por dónde tendríamos que empezar? Ahí hablo de la autocrítica. Hay que superar la visión que dice, si la macro está bien, pues ya lo demás se arregla en el camino. Hay que superar la visión que dice, hay que invertir más y hay que educarnos más y la informalidad solita se va a ir desapareciendo.

No estoy en contra de invertir más, por favor, no me malentienda, ni por supuesto estoy en contra de educar más, por favor, no me lo malentiendan, al contrario. Lo que estoy diciendo es que, si lo seguimos haciendo de la manera que lo estamos haciendo, el esfuerzo va a seguir siendo más recompensado.

Tenemos 20 años haciéndolo y la tasa de informalidad del país cayó en un punto. Y también la idea de que cualquier conjunto de programas es suficiente para redistribuir.

Entonces, lo que estoy buscando con este libro, y no tienen idea qué tanto les agradezco esta valiosísima oportunidad y compartir con ustedes, es cambiar la visión, cambiar la naturaleza del debate que tenemos en el país. Por supuesto que la macro tiene que estar bien, pero tenemos que pensar en la micro.

La informalidad y la baja productividad no es porque somos ni flojos, ni tontos, ni no nos hemos educado ni trabajamos, es la respuesta racional de individuos astutos que están viendo un entorno trazado por el 123 y el ENM que hablaba yo anteriormente, que induce lo que está pasando y que por lo tanto necesitamos redefinir ese entorno para que simultáneamente permita crecer. Cierro –siguiente–, cierro ahí.

Hace ocho años escribí otro libro que se llamaba “Buenas intenciones, malos resultados” y ahí he hecho una propuesta de un rediseño profundo de la política de seguridad social, de la política fiscal, de la política laboral, en un intento de lograr las dos cosas al mismo tiempo: más equidad, más redistribución y también más crecimiento.

Estoy convencido de que, o hacemos un rediseño profundo de nuestro estado de bienestar o no lo vamos a lograr.

La buena noticia para todos es que el equilibrio en donde está el país hoy en día es tan malo, las ineficiencias son tan profundas, si hay un espacio muy grande para construir un proyecto que sea socialmente más incluyente, que sea mucho más redistributivo, pero que al mismo tiempo sea mucho más favorable para la productividad.

No entro aquí en los detalles técnicos, pero pasa por cambiar la visión de la seguridad social, a una seguridad social universal, dándole los mismos derechos de seguridad social en materia de pensión, en materia de salud a todos los trabajadores.

El 3º de la Constitución le da el derecho a la educación a todos, no importa si el papá es formal o la mamá es formal, todos los niños van a las mismas escuelas, pero el 4º de la Constitución no le da el derecho a la salud a todos los mismos niños, porque lo manda el IMSS si su papá es formal y lo manda al Seguro Popular si su papá es informal.

Eso excluye, segmenta. No incluye, no cohesiona. Transitemos a una salud universal, en materia de salud, pensiones, guarderías. Cambiemos nuestra visión de la Ley Federal del Trabajo, un seguro de desempleo moderno, que a los trabajadores les dé la certidumbre de un apoyo en el momento en que se separan de su cargo.

Hay que cambiar la estrategia fiscal, gravamos demasiado al trabajo, sí hay que gravar más a otras cosas y menos al trabajo asalariado. Y tenemos que hacer cumplir las leyes.

Un proyecto social-demócrata de un Estado de Derecho, de un Estado de bienestar renovado o en un Estado de Derecho fortalecido, con una nueva visión; permitiría hacer un nuevo contrato social y para que no sea demagogia y poesía, un nuevo contrato fiscal detrás de él que lo soporte.

Que sea realmente ambicioso, porque los rezagos son grandes. Y que esté a la altura de las expectativas de todos.

Si no cambiamos de narrativa, la impresión que tengo es que no vamos a logar hacer una sociedad simultáneamente más incluyente y más productiva.

Gracias por escucharme.

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Versión estenográfica de la Conferencia Magistral “La Búsqueda de la Prosperidad en México”, dictada por el doctor Santiago Levy Algazi, en la Sala de Comparecencias de la propia Institución.

Versión estenográfica de la Conferencia Magistral “La Búsqueda de la Prosperidad en México”, dictada por el doctor Santiago Levy Algazi, en la Sala de Comparecencias de la propia Institución.


Muy buenas tardes a todos.

En primer lugar, quisiera hacer un agradecimiento al Senado de la República, en particular al senador Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política, por esta amable invitación y muy valiosa oportunidad.

Al licenciado Antonio del Valle y a todos los miembros del Consejo Mexicano de Negocios, también por asistir y darme esta oportunidad.

Agradecerles a Gonzalo y a Luis que hayan aceptado ser comentaristas. Y por ahí anda Lisa Chemis, quiero agradecerle a Lisa que en realidad es la que hizo las gestiones y organizó todo. Así que gracias a Lisa por todos estos esfuerzos.

Para mí es una oportunidad muy valiosa de compartir con ustedes algunas reflexiones sobre lo que ya adelantaba el senador Monreal y adelantaba el licenciado del Valle; que es, ¿por qué nuestro país no crece?

Y de alguna manera, lo que he tratado de hacer en esta investigación que quiero compartir con ustedes, es un poco tratar de entender por qué. Es un poco autocrítica de algunas cosas en la dimensión, cuando yo estuve en la Administración Pública; y también un poco de abrir un camino hacia adelante en donde podamos transitar de una mejor manera.

Voy a ir pidiendo las láminas porque no tengo una maquinita, entonces si me pasan la siguiente lámina, por favor.

La gran pregunta para nosotros es, si ustedes leen lo que dice en esas palomitas, si ustedes agarran cualquier economía en abstracto y dicen “imagínate una economía que logra un proceso de estabilización macroeconómica ejemplar”. Y de hecho México, por los estándares del Fondo Monetario Internacional, es de los países que mejores procesos de estabilización macroeconómica ha logrado.

Imagínense un país que se inserta en la economía global de una manera sumamente exitosa. Como dato interesante, México exporta más manufacturas a Estados Unidos que el resto de América Latina junta.

Imagínense una economía en donde tiene un bono demográfico y su fuerza de trabajo crece más rápidamente que la población.

Imagínense una economía que está invirtiendo mucho en educación. Y una economía en donde en las últimas décadas, en el periodo que yo analizo, la tasa de inversión como porción del PIB aumenta.

Cualquier persona que ve esa economía, dice “esa economía tiene que estar creciendo al 4 y medio o 5 por ciento”. Y, en esas dos décadas en que yo analizo, con excepción de Venezuela, somos el país de América Latina que menos crecimos.

Entonces, la gran pregunta del rompecabezas es, ¿por qué un país que ha hecho tantas cosas tan bien, no puede crecer más rápidamente?

Y nuestro problema central, y de eso los quiero convencer en los próximos 45 minutos, nuestro problema central es que la productividad en el país está estancada. En cualquier país, el crecimiento viene porque se invierte y crece el acervo del capital del país; porque su fuerza de trabajo se educa y porque trabajadores más educados, en un contexto en donde aumenta la inversión, hacen que el país sea más productivo.

Y como ya apunté anteriormente, nuestro problema no es la tasa de inversión; nuestro problema no es la calificación de la fuerza de trabajo –lo voy a documentar más adelante–; la gran interrogante es que la improductividad, y esto es sorprenderte, en dos décadas la productividad en el país aumentó cero, literalmente cero.

Y entonces, la pregunta se desplaza a, ¿por qué cuando los individuos están cada vez más educados, tienen un contexto de estabilidad macroeconómica, están insertos en la economía global, no pueden aumentar su productividad?

Sé que es de muy mal gusto poner esto en una conferencia como esta, y les prometo que esta es la única lámina en donde voy a hacer un poquito de álgebra y los camino a través de ella.

Supongan un país en donde solamente hay una empresa, la Volkswagen; todo el capital de México y todo el trabajo de México está en la Volkswagen.

¿Cuál es la productividad de México? La productividad de la Volkswagen.

Supongan que en el país hay dos empresas, la Volkswagen y Almacenes don Pedro; ¿cuál es la productividad de México? Pues un promedio ponderado de la productividad de la Volkswagen y la productividad de Almacenes don Pedro, dependiendo de cuánto capital y trabajo está en la Volkswagen y cuánto capital y trabajo están en Almacenes don Pedro.

Y si hay muchas empresas, ¿cuál es la productividad del país? Es el promedio ponderado de las empresas que están en el país, dependiendo de cuánto capital y cuánto trabajo absorbe cada empresa. Esta es la idea central.

Lo que quiero hacer por los próximos 20 minutos, es primero caminar sólo por datos, y les voy a pedir que no se pregunten por qué; sólo les voy a presentar datos. Y en los segundos 20 minutos, les quiero dar una explicación, mi interpretación de esos datos.

A propósito separo en dos partes, para que quede claro que el debate es sobre la interpretación de los datos y no sobre los datos; porque los datos, como verán más adelante, son básicamente datos de los censos económicos.

Entonces, quiero hablar de las empresas mexicanas, porque para entender la productividad de México, queremos saber cuántas empresas hay, queremos saber qué tan productivas son las empresas, qué pasa con las empresas a través del tiempo, si las empresas cumplen con la ley, si no, y, por supuesto, si las empresas crean buenos empleos o nada más las….

La premisa fundamental suena como una tautología, como una verdad de Perogrullo, pero es un punto clave, es, no hay buenos empleos en malas empresas ni hay un país productivo si las empresas son improductivas.

Con eso quiero aprovechar lo que es literalmente una mina de otro. Yo llevo 10 años viviendo en Washington, he viajado por toda América Latina, conozco prácticamente todas las bases de datos de toda la región y sí les puedo decir, con orgullo, que ningún país de América Latina tiene una institución como el INEGI y que los datos que se producen en México a través de las estadísticas del INEGI son realmente excepcionales.

Tengo acceso a los censos económicos que produce el INEGI y esos censos económicos se hacen cada cinco años. Yo tengo acceso a los de 98, 2003, 2008 y 2013 y esos censos cubren toda la actividad económica del país, que está, siempre y cuando haya un techo, una pared.

Los vendedores de jugo de naranja que están acá afuera, en la calle, no están en estos datos. Los tianguis que están en las calles tampoco están en estos datos, pero cualquier otro establecimiento que tiene actividad económica, sí están en estos datos, no importa si tiene uno, dos 100, 500 o 10 mil trabajadores.

Aquí está la Volkswagen, aquí están todas las empresas del país, en los sectores manufactureros, servicio de comercio, y fíjense cuántas son: solamente en el 2013 tengo datos para 4 millones de empresas.

Yo me tardé 5 años en ahcer este libro porque procesé datos de más o menos 12 millones de empresas y para cada una de las empresas, yo no sé el nombre, pero sí sé cuánto capital tienen, cuántos trabajadores tienen, cuánto invierten, cuánto pagan de salarios, etcétera, tengo toda la información.

Y las empresas, en el marco jurídico institucional del país, en México pueden ser de cuatro tipos. Si una empresa contrata trabajadores asalariados, cumple con la Ley Federal del Trabajo, cumple con la Ley del Seguro Social, cumple con la Ley de Impuesto Sobre la Renta.

A esta empresa le voy a llamar que es una empresa plenamente formal. Probablemente todas las empresas, los empresarios que están sentados en este salón.

Luego hay empresas que mezclan un poco trabajadores asalariados, cubiertos –insisto– por la Ley del Seguro Social, por las disposiciones de despido y salario mínimo de la Ley Federal del Trabajo o la Ley del INFONAVIT, etcétera, que tienen también trabajadores no asalariados, que en el marco jurídico institucional de México no están cubiertos por las obligaciones de retención de impuestos, sobre retención del Seguro Social, retención del IVA, AFORES, etcétera.

Y luego hay 12 tipos de empresas que van a ser particularmente importantes en el país, unas empresas que son empresas que no tienen a ningún trabajador asalariado.

De hecho, les voy a mostrar que esa es la empresa más típica del país. Para darles un ejemplo, una empresa, que es la empresa típica del país, que tiene al papá, la mamá, el hijo, el primo, algún pariente, forman una actividad económica, se reparten lo que ganan.

Nadie gana salario, sino que de alguna manera comparten lo que se genere en la empresa, no hay relaciones obrero-patronales en esta empresa.

Esa es una empresa informal, porque no está cubierta por la seguridad social, plenamente legal, porque la ley no la obliga a retener Impuesto Sobre la Renta, porque no hay asalariados, no la obliga por la parte de despido, no le obliga a pagar salarios mínimos, porque no hay salarios, no la obliga a pagar INFONAVIT ni a pagar Seguro Social.

Y también hay algunas empresas que sí contratan trabajadores asalariados y violan todas las leyes. A esas empresas las voy a llamar informales ilegales.

Solamente son estos los conceptos que necesito, dos grandes grupos entonces, formales, y empresas informales, algunas de las cuales pueden ser empresas ilegales.

Lo que hago es, a las 2.6 millones de e presas, del Censo del 98, las 2.8 millones del del Censo 2003, las 4 millones de empresas del Censo de 2013, a cada una mido qué es y la clasifico si es una empresa legal, una empresa informal, etcétera.

Aquí algunos datos de una foto de cómo se veía nuestro país de acuerdo con el Censo de 2013. Los porcentajes son, cien por ciento, el primer panel arriba el cien por ciento de las empresas, luego el cien por ciento de los trabajadores y luego el cien por ciento de las inversiones de capital del país.

Las empresas son de cuatro tipos, como ya dije y también yo sé cuántos trabajadores tienen, si tienen de uno a cinco trabajadores, si tienen de 6 a 10, si tienen de 11 a 50, si tienen 51 o más, yo sé el tamaño de las empresas.

Fíjense qué interesante: 92 por ciento de las empresas que están en el censo –acuérdense que no están los tianguis y que no están los puestos de jugo–, 92 por ciento de las empresas del país tienen menos de cinco trabajadores; noventa por ciento de las empresas del país son informales, la mayor parte de las empresas informales son legales porque no tienen relaciones obrero-patronales.

Más de la mitad del empleo, es empleo informal y, sorprendentemente, más del 40 por ciento del acervo de capital está en el sector informal, en empresas informales.

Uno tiende a pensar que las empresas informales son chiquititas, estas empresitas qué importa, están por ahí perdidas, quién le pone atención. El problema es que son muchas y cuando sumamos, esas empresas tienen el 40 por ciento del stock de capital.

Es falso pensar que no se invierte en el sector informal, se invierte y se invierte mucho. Siguiente por favor.

Como tengo el censo del 98 y tengo el censo de 2013, yo puedo saber qué pasó entre 98 y qué pasó entre 2013. Son simplemente estadísticas de lo que tengo en los censos. Acuérdense, la estabilización macroeconómica, TLC, apertura internacional, inversiones en educación, inversiones en, etcétera, etcétera.

El tamaño promedio de la empresa mexicana cayó en estas dos décadas, y en la proporción de empresas informales aumentó, eran 83 por ciento de las empresas en 1998 y eso aumentó al 90 por ciento de las empresas en 2013.

Más todavía, se invirtió más en las empresas informales que en las empresas formales, y se generó más empleo en las empresas informales que en las empresas formales, y simplemente qué pasó. Siguiente por favor.

Lo que hago después, es, trato de ver, okey, qué tan productivas son las empresas, y para ver qué tan productivas son las empresas, aquí hago un ejemplito, y acompañen nada más por ejemplito.

Por ejemplo, en el censo, el sector 3-1-5-2-2-2, esto es solamente, como Levy sabe esto, pero Levy lo sabe, es el sector que produce camisas.

En el 2013, en México había 742 empresas que producían camisas. Yo sé todas las empresas que producen mesas de madera, que producen camisas, que producen lentes, que producen botellitas de agua y supónganse que las pongo y, para hacer el ejemplo sencillo, porque no me cabrían 742 puntos, nada más hay ocho.

Entonces, las ordeno de la menos productiva a la más productiva. La P6 es la que está hasta la izquierda, es la empresa menos productiva, la P2, la que está hasta la derecha es la más productiva y en medio puedo ver cuáles son más productivas que el promedio y cuáles son menos productivas que el promedio. Esto es un ejemplo.

En la siguiente lámina, lo que hago es, hago eso para todas las empresas del sector manufacturero y lo comparo con todas las empresas de Estados Unidos. Entonces, la línea punteada, son las empresas manufactureras de Estados Unidos. Detrás de esa línea, hay como dos millones de puntitos.

Y como ven, en Estados Unidos, no todas las empresas son igualmente productivas, uno pensaría que estarían todas muy cerquita, ¿no? En Estados Unidos la empresa más productiva es más o menos cuatro veces más productiva que el promedio, y la empresa menos productiva es más o menos como un 16avo menos productiva que el promedio, hay ciertas diferencias, y en Estados Unidos, según un país con una economía que funciona bastante bien, hay diferencias en la productividad de las empresas, unas más, unas menos, pero no muy grandes diferencias. Vean México ahora, detrás de esa curvita hay como medio millón de puntos.

En México, la empresa más productiva, es 64 veces más productiva que el promedio y sorprendentemente la empresa menos productiva es como uno sobre 250, es un numerito chiquitito, uno sobre 250 menos productiva que el promedio.

El mensaje que les quiero transmitir aquí, es que comparado con Estados Unidos, en México coexisten empresas de productividades inmensamente diferentes. Y sólo comparo empresas que producen camisas, con empresas que producen camisas; luego comparo empresas que producen mesas de madera, con empresas que producen mesas de madera; y este ejercicio lo hago todas las veces.

Quisiéramos saber qué empresas están dónde. Lo que nos gustaría es que hubiera más empresas del lado derecho, ¿no? porque son más empresas más productivas, es lo que más quisiéramos; y las que realmente están castigando el promedio del país y nos están jalando para atrás, son las empresas que están en la cola izquierda.

¿Todos conmigo?

Entonces, lo siguiente que hago en libro es, trato de identificar quién está acá y quién está acá, y aquí no hay sorpresas. Las empresas más productivas del país son las empresas formales, pero no hay muchas.

Las empresas más improductivas del país, de lado izquierdo, son las empresas informales, muchas son muy chiquitas, pero hay muchísimas. Acuérdense, absorben más del 50 por ciento de la fuerza de trabajo y el 40 por ciento del stock de capital.

Entonces, aquí hay un mensaje fundamental: en México, invertimos mal. Si exactamente el mismo dinero que se invirtió en las empresas informales y los mismos trabajadores que estaban trabajando en las empresas informales, si esas personas las pudiéramos pasar de este lado de la distribución, la misma inversión, la misma cantidad de trabajo, el país sería mucho más productivo.

Las pérdidas de productividad asociadas a la informalidad, son fenomenales.

Difícil estimar con precisión, pero aprox, nuestro PIB podría ser 40 por ciento superior, con la misma inversión y con la misma cantidad de trabajadores y con la misma educación.

¿Qué pasó entre 98 y 2013?

Ojalá todos alcancen a ver: la línea azul es 98 y la línea roja es 2013. Las líneas que están punteadas a la derecha, son las empresas muy productivas y, si se fijan, viendo la cola derecha, la línea roja (2013) está por encima de la línea azul (98); y entonces todos decimos “súper”, “qué padre”, hay más empresas con productividad por arriba del promedio en 2013, que las que había en 98. Vamos bien.

Sí, pero si vemos la cola izquierda, la línea roja también está por encima de la línea azul. Y también había más empresas en el 2013, con productividades más alejadas del promedio, que las que había en 98.

Y no puse los datos aquí, para no poner la gráfica muy llena, pero lo siguiente es cierto: había más capital y trabajo en la cola izquierda en el 2013, que en la cola derecha.

¿Por qué la productividad se estancó en México en estas dos décadas?

Porque si bien hay un subconjunto de empresas muy productivas que jalan el promedio de la productividad del país hacia arriba; hay otro subconjunto más grande, de empresas sumamente improductivas, que jalan el promedio hacia abajo. Y cuando tomamos el promedio ponderado de todo eso, el promedio es cero.

Si queremos entender por qué no crecemos, lo que tenemos que entender es, ¿qué está pasando? ¿Por qué se invierte tanto en estas empresas, la mayor parte informales, chiquitas? ¿Qué es lo que está ocurriendo, que se está llevando el esfuerzo y el ahorro del país, el esfuerzo y el trabajo del país a lado izquierdo de la distribución; y está nulificando lo que está pasando en el lado derecho de la distribución?

Siguiente, por favor.

El censo tiene una cosa fantástica y les quiero un poquito compartir, y realmente me entusiasmo, porque se pueden hacer cosas que no se pueden hacer con ningún otro país de América Latina. Lo que hizo el INEGI, es, le puso un identificador a cada empresa en el Censo 2008 y en el Censo 2013.

Entonces, yo sé, la misma empresa la veo dos veces y sé que es exactamente la misma empresa, porque tiene un identificador especial. Si está en el Censo 2008, pero no está en el Censo 2013, la empresa quebró, murió. Si está en el Censo 2013, pero no estaba en el Censo 2008, la empresa nació en el inter. Y si está en ambos censos, sobrevivió.

La mitad de las empresas que estaban en 2008 murieron, las empresas no sobreviven en México. Se invierte, chiquititas, duran 2-3 años, mueren. Y más de la mitad de las empresas que estaban en 2013, no estaban en el 2008.

Se crearon muchas empresas y murieron muchas empresas. El concepto que les quiero transmitir es que hay una rotación brutal del número de empresas; probablemente no de los que están sentados en este salón, pero sí de Almacenes don Cuco, en Teziutlán, Puebla, que se creó, estuvo 2-3 años, murió y luego fue reemplazado por Almacenes la Toñita; que también murió 2 o tres años después.

Se invirtió en Almacenes don Cuco y se contrataron a tres, cuatro trabajadores; y también se hizo lo mismo con Almacenes la Toñita, y se dieron la vuelta y se dieron la vuelta.

Yo puedo ver las distribuciones de quién estaba dónde, y lo que es cierto es lo siguiente: se crean muchas empresas improductivas.

Ustedes pensarían, si hay una empresa nueva, la empresa nueva va a ser más productiva que la que ya estaba. No es cierto, se crean muchas empresas improductivas.

Y lo que es más triste también, mueren muchas empresas productivas. No sé por qué, regreso, pero mueren muchas empresas productivas.

Y si mueren, nacen empresas, mueren y nacen empresas, se crean empleos, se mueren empleos; se crean empleos, se mueren empleos. La gente entra y sale de los empleos; se destruyen empleos, se crean empleos.

Ojalá en el proceso de preguntas y respuestas, hablemos un poco de qué implica todo esto para el sistema de seguridad social del país, y qué implica todo esto para las AFORES y qué implica todo esto para el IMSS, etcétera.

Pero lo que es cierto, es que la dinámica de lo que está ocurriendo en el país, es una destrucción masiva de capital y una destrucción masiva de empleo, rotando continuamente.

Siguiente, por favor.

Se invirtió mucho en empresas muy malas, y sí hay unas empresas que invirtieron mucho; pero las empresas que invirtieron mucho, muy productivas, casi no crean empleos. La mayor parte de los empleos que se crean en el país, son estas empresas chiquitas.

Entonces, reitero, el problema del país no es tanto que se invierte poco: invertimos más que la media de América Latina. Es que invertimos mal.

Siguiente.

Le dedico un capítulo al libro para decir: Oye, ¿es esto un problema de educación? ¿Qué pasó con la educación?

Comparado con América Latina, bueno, primero: el país hizo un esfuerzo inmenso de inversión en educación en estas dos décadas. La población con Universidad y Preparatoria, crece tres veces más rápidamente que la población con Primaria.

Comparado con el esfuerzo que hizo Brasil, Chile, Argentina, Bolivia, Colombia, etcétera, etcétera, estamos por arriba de la media.

Y si ven los indicadores de calidad de la educación, un tema muy discutido en el país, sí es cierto que respecto a la OCDE estamos muy abajo. Sí, sí es cierto. También es cierto, sin embargo, que de donde estábamos, los indicadores muestran ligeras mejoras.

No son dos aseveraciones incompatibles: una es el nivel y la otra es la tendencia. Entonces, el país generó capital humano, pero la productividad se estancó.

Siguiente.

Pasó, de hecho, una cosa sumamente triste: la línea negra hasta arriba, muestra cuánto gana más en promedio una persona que tiene educación universitaria, con una persona que tiene Primaria incompleta.

En 1996, alguien con Universidad ganaba en promedio 120 por ciento más que alguien con Primaria incompleta. En 2015, sólo 80 por ciento más.

Los retornos a la educación están cayendo. Si hubiese una escasez de capital humano en el país, ¿qué es lo que debería estar pasando?

Que los que ganan, los que tienen Universidad y Preparatoria, deberían de estar ganando más que los que tienen Primaria, porque son una gente que es escasa. De hecho, en Estados Unidos eso es lo que está pasando y eso es lo que explica parte del crecimiento de la desigualdad en Estados Unidos, que el premio a la educación está aumentando en Estados Unidos.

Pero en México, el retorno a la educación está cayendo. Y les doy un par de ejemplos muy sencillos del por qué: tortillas.

En México podemos hacer tortillas con empresas muy grandes, pensemos en MASECA, muy sofisticadas; y esas empresas tienen maquinaria muy grande y requieren químicos, ingenieros, abogados, contadores.

También podemos hacer tortillas con molinos de nixtamal en la esquinita y esa gente requiere solamente saber leer y escribir.

Si todas las tortillas de México se hicieran por MASECA, requeriríamos muchos ingenieros, muchos abogados y mucho de ese tipo de gente, pero si todas se hacen por molinos de nixtamal, la demanda por ingenieros y por abogados va a estar deprimida.

Piensen en el autotransporte, 100 camiones, 100 choferes. Se puede organizar una empresa muy sofisticada que requiere un ingeniero en logística, que requiere también otro contador, algún abogado o puede ser, sí, hombres camiones y no requieren anda.

En el país, lo que ocurrió en estas dos décadas, es que nuestro sistema educativo estaba generando gente con educación preparatoria y con educación universitaria, pero por el lado de la demanda, las empresas del país estábamos invirtiendo en, les mostré antes, en empresas chiquitas, improductivas, informales, que no requieren a toda esa gente y esto es lo que está pasando en el mercado de trabajo.

Punto muy importante: el problema de productividad en nuestro país no está en la calidad de nuestros trabajadores, está en la calidad de las empresas que contratan a nuestros trabajadores.

Estas empresitas que tienen dos, tres años, en donde el trabajador no adquiere habilidades, porque estaba a punto de aprender algo y el empresario quebró, cerró, se fue a otra chamba, pasó de una cosa a la otra, etcétera, es lo que ha estado ocurriendo.

Sintetizo, ¿qué pasó en el país? Le pusimos demasiados recursos a empresas informales. La actividad económica está pulverizada en el autoempleo y empresas chiquititas, la dinámica empresarial es disfuncional, hicimos muchas reformas y esas reformas no nos funcionaron.

Ahora le quiero dedicar 20 minutos y con eso voy a concluir, a algunas reflexiones de tratar de entender por qué está ocurriendo lo que está ocurriendo y ojalá el debate, como lo decía al inicio, sea de por qué está ocurriendo lo que está ocurriendo y sea sobre qué es lo que está ocurriendo.

Lo que les mostré en los primeros 20 minutos son básicamente datos del INEGI, no hay mucha sofisticación. Hay mucha talacha, pero la neta, no hay mucha certificación. Entonces, el esfuerzo de interpretación es qué es lo que pasa.

Voy a subir a un cierto nivel de abstracción y luego regreso un poquito. Piensen en el entorno económico de nuestro país, en las reglas del juego de México, las reglas del juego de los empresarios, de los trabajadores, todo mundo enfrentamos todos los días, ¿cuáles son las reglas del juego en el país?

Esas reglas del juego yo las agrupo en el mundo laboral, la Ley Federal del Trabajo, la Ley del Impuesto Sobre la Renta para personas asalariadas, la Ley del INFONAVIT, la Ley del SAT, todo lo que regula cómo las empresas y los trabajadores se pueden asociar unos con otros.

Otra parte del entorno que ustedes enfrentan siempre es los impuestos: la Ley del IVA, la Ley del Impuesto Sobre la Renta, los regímenes especiales, el Régimen de Incorporación Fiscal, el Régimen de Pequeños Contribuyentes, todo el mundo del tributo, el SAT, si los hostiga, si no los hostiga, si son corruptos, si no son corruptos, como funcionan las cosas en nuestro país.

Y finalmente los mercados, son competidos, no son competidos, en la COFECO funciona muy bien, funciona regular, el TLC funcionó bien, hay mucha competencia, hay poca competencia, y, sobre todo, muy importante, si yo hago un contrato con don Carlos, ¿puedo yo esperar que ese contrato se va a cumplir? ¿Qué los tribunales me lo van a hacer validar?

Puedo suponer yo que, si le ofrezco un crédito a Almacenes Don Cuco, si no me paga Almacenes Don Cuco, ¿le puedo quedar con sus activos? Porque el gobierno del estado va a hacer que los tribunales me cumplan con esa ley, toda una regulación.

Entonces, el entorno e) es el mundo que enfrentamos todos nosotros en el México real en donde vivimos todos.

Siempre escuchamos, no, lo que pasa es que la baja productividad es porque hay mucha informalidad, no. La informalidad es porque hemos hecho la pregunta equivocada.

La pregunta es por qué si los mexicanos que no somos tontos, que somos crecientemente educados, que trabajamos muy duro, por cierto, no comenté, somos el segundo país de la OCDE con horas más trabajadas por semana.

¿Por qué tenemos los resultados que teníamos antes? Entonces, la pregunta correcta es ¿qué hay en las redes del juego de México que inducen los comportamientos que describí anteriormente?

Hay una parte en el libro en donde estudio con cuidado por qué la simetría que nace en el 123 de la Constitución permea la Ley Federal del Trabajo, de ahí a la Ley del Seguro Social, a la Ley del INFONAVIT, al funcionamiento de las AFORES, etcétera, a la Ley del Impuesto Sobre la Renta, segmenta nuestro mercado de trabajo en dos grandes grupos.

Está imbuido en la legislación, está imbuido en la institución de…La ley dice que solamente los asalariados, sujetos de la relación obrero-patronal, tienen que cumplir con todo un conjunto de obligaciones que le representan un sobrecosto a la nómina como del 30 por ciento.

Y además el IMSS, yo trabajé en el IMSS, y el INFONAVIT le pone el ojo más a las grandes que a las chiquitas y entonces las chiquitas saben que pueden escaparse de eso.

Y la legislación también dice que si tienes una relación obrero-patronal no puedes separar al trabajador al menos que haya causa justificada y no es causa justificada una caída de la demanda ni es causa justificada el cambio tecnológico. Los señores empresarios que están aquí presentes lo saben mejor que yo.

Entonces, la contratación en una relación obrero-patronal representa un costo contingente muy alto para la empresa y la empresa lo va a evadir y la manera más fácil de evadirlo es qué, tener una relación no asalariada y por eso, no sé si vieron antes, en la lámina, 70 por ciento de las empresas de nuestro país tienen relaciones no asalariadas.

De otro lado, lo que hemos construido es una seguridad social paralela para los no asalariados. Por razones legítimas sociales muy profundas, sobre las cuales regreso en mi lámina de conclusión, tenemos un Estado con una gran vocación redistributiva, gracias a Dios, y ese Estado observa a población sin acceso a pensiones, sin acceso a servicios de salud y por lo tanto lo ofrece a través de programas, que desde el punto de vista de la población son gratuitos.

Lo que pasa es que, desde el punto de vista económico, lo que estamos diciendo es, si eres informal, te doy todo esto gratis, pero si eres formal, te cobro por todo esto, más los impuestos a la nómina, etcétera.

Los impuestos al trabajo acentúan las razones por las cuales es mucho mejor estar en la cola izquierda de la distribución que en la cola derecha.

Nosotros recaudamos, como proporción del PIB, el mayor porcentaje en impuestos a la nómina de toda América Latina, gravamos al trabajo muy duramente y si a eso le agregamos medio punto de gravámenes de la nómina estatal.

Y luego a las empresas las gravamos de manera muy desigual. El Régimen de Pequeños Contribuyentes, en el Régimen del Impuesto Sobre la Renta, es un régimen extremadamente desfavorable para el crecimiento de las empresas.

Les recuerdo simplemente, antes se llamaba REPECO, ahora se llama Régimen de Incorporación Fiscal y lo que dice es lo siguiente: si tu empresa vende hasta 2 millones de pesos al año, tus impuestos son el 2 por ciento de las ventas; si tu empresa vende más de 2 millones de pesos al año, tus impuestos son 30 por ciento de las utilidades.

Entonces, una empresa que cumple con la ley, que vende un millón 999 mil 999 pesos, y viene un cliente nuevo, lo que la empresa le dice, por favor no, vete, porque si te vendo y crezco me matas y en el libro demuestro que para la mayor parte de las empresas no les conviene crecer. Lo que yo estaba enseñando antes, en los datos, tiene una motivación en estos puntos.

Por último, le dedico un poco de tiempo al cumplimiento de contratos. Muestro algunos datos que muestran que el funcionamiento de los tribunales en materia mercantil, en materia administrativa, en materia crediticia, es muy imperfecta, se enfrentan muchas incertidumbres y por lo tanto una empresa en Mérida es muy improbable que esté dispuesta a venderle a una empresa en Sinaloa.

Hacer o cumplir un contrato en Sinaloa vendiendo desde Mérida, es poco probable. Entonces, mi mercado es este y las empresas no crecen, no exportan economías de escala, no exportan economías de alcance, porque tienen incertidumbre y yo, banco, no te presto, porque la prioridad de quedarme con tu colateral, i tú no me pagas, es muy baja y tenemos el cociente de crédito a PIB, igual al que tiene el África Subsahariana.

Verifique este dato: solamente en el África Subsahariana se presta tan poquito a las empresas como porcentaje del PIB como se presta en México y sin crédito, esas empresas no pueden crecer.

En el Poema de Homero, en “La Odisea”, en “La Ilíada” los griegos derrotan a los troyanos. Ulises es uno de los griegos triunfadores, Ulises regresa a Grecia y, en el camino de regreso, en el poema de La Odisea, Ulises se pierde en el Mar Egeo.

Su esposa Penélope está esperando y tiene muchos pretendientes, porque creen que el Rey se murió, y los pretendientes le dicen a la reina Penélope “oye, cásate conmigo, cásate conmigo”. Y Penélope lo que les dice es “voy a tejer esta chambrita y cuando la acabe de tejer, voy a decidir con quién de ustedes me caso”. Y Penélope, como todos sabemos, tejía de noche y destejía de día.

Los últimos 20 años, en México, son años en donde Penélope estuvo presente. Nosotros lo que hacíamos era, de día, un inmenso esfuerzo por la estabilización macroeconómica.

Tenemos que congratularnos que, a través de administraciones de presidentes del PRI, del PAN y ahora de Morena, hay un compromiso globalizado con la estabilidad, uno de nuestros grandes logros.

Y Penélope, de día, también, firmaba tratados de libre comercio, y promovía la inversión extranjera directa, y promovía las inversiones en los sectores, y reformas sectoriales, en energía, etcétera, etcétera. Pero Penélope, de noche, a través del marco regulatorio, destejía todo lo que hacíamos de día.

Las distribuciones que yo les mostré anteriormente son solamente el reflejo de este proceso. Al final de cuentas, ese proceso resultó en un estancamiento en la propiedad y de ahí el título

Los esfuerzos de todos nosotros fueron más recompensados, nuestros esfuerzos de integración en la economía mundial, nuestros esfuerzos de estabilización macroeconómica, nuestros esfuerzos de inversión en capital humano, nuestros esfuerzos de mayor inversión en capital físico. Siguiente por favor.

Hasta ahí el libro. Me voy a robar tres minutos o cuatro minutos para hacer algunas reflexiones sobre un poquito de este camino hacia adelante.

¿Por qué no somos un país próspero? ¿Por qué no somos Corea? ¿Por qué después del 94, después de todo lo que pasó y todo lo que hicimos juntos, no lo logramos hacer?

La respuesta técnica es, esta es una autocrítica a mi persona, en la capacidad en que yo estuve como funcionario de algunos gobiernos, es, hablo solamente en lo individual, no nos dimos cuenta de qué tan importantes eran los incentivos microeconómicos que estaban imbuidos en todo el marco jurídico institucional del país y qué tan importante era el marco jurídico para hacer cumplir los contratos y profundizarlo. Era la respuesta técnica.

La respuesta más profunda, por supuesto, es, el 123 de la Constitución es el reflejo de la primera revolución del siglo XX y que todo el entramado que hemos creado alrededor de la Ley Federal del Trabajo, la Ley del IVA, la Ley del Impuesto Sobre la Renta, etc., etc., el régimen de Pequeños Contribuyentes, representa discursos políticos que nos hemos repetido año tras año, sexenio tras sexenio, respecto a la eficacia de muchas políticas públicas que en la práctica no fue, y por supuesto, detrás de eso, algunos intereses.

Este es un equilibrio muy difícil de cambiar, pero si no lo cambiamos no vamos a prosperar, porque ninguna sociedad puede prosperar, si castiga la productividad y subsidia la improductividad. Siguiente.

¿Qué pasaba en México en los 60’s y en los 70’s? Nuestro país no tenía mucha inclusión social. Éramos un país profundamente desigual, crecíamos rápido.

Después pasamos la década de los 80’s, el gran error, estabilizamos en los 90’s, y en los 90’s lo que tratamos de hacer era crecer con inclusión social, crecer reduciendo la desigualdad, y queríamos estar en la cajita superior izquierda, con alto crecimiento y con inclusión social.

Pero los instrumentos que utilizábamos para alcanzar la inclusión social, la segmentación del mercado de trabajo, la tributación segmentada de las empresas, el régimen especial del IVA, el régimen de pequeños contribuyentes, los subsidios a las microempresas, el Impuesto Sobre la Renta de las personas físicas, todo ese enramado castigaba la productividad.

En mi opinión, en el contexto jurídico institucional, en donde el país se desenvuelve hoy en día, el crecimiento con inclusión social es imposible. Y no queremos a Brasil, ser un país en donde hace un inmenso esfuerzo redistributivo, que se estanca económicamente y que ahora es fiscalmente insostenible.

Sí tenemos tiempo para arreglar, antes de llegar a ese punto, porque nuestra tributación es suficientemente baja como para poder corregir las cosas. Siguiente por favor.

¿Qué es lo que quisiéramos hacer? ¿Cómo combatimos la desigualdad y crecemos al mismo tiempo?

Primero, hacemos un esfuerzo redistributivo demasiado tímido. Entre lo que gastamos en los programas no contributivos, las pensiones, el programa de Seguro Popular, las guarderías, todo eso, más entre lo que gastamos con el IMSS, lo que gastamos como esfuerzo de distribución es muy tímido.

Deberíamos de estar haciendo más, pero no lo podemos hacer a través del conjunto de programas que tenemos hoy en día, porque eso es seguir con Penélope, deshaciendo de noche lo que estábamos haciendo de día.

Requerimos un rediseño profundo de la política social que sea mucho más eficaz, pero que yendo más allá de las buenas distenciones redistribuya sin deformar el mercado de trabajo, porque si yo redistribuyo deformando el mercado de trabajo, ¿qué es lo que hago con un trabajador de bajos ingresos?

Le digo, por un lado, mira, acá está este apoyo, acá está esta pensión, acá este este programa de salud, acá está esta cosa gratis y, por otro lado, le niego la posibilidad de un trabajo productivo.

Se educó, pero el tipo está contratado por una empresa de tres trabajadores, que va a durar tres años, que después va a quebrar y después va a pasar al empleo, al otro empleo, y después va a estar rotando, como ha estado pasando. Los trabajadores de bajos ingresos requieren las dos cosas, no requieren un apoyo a costa de su trabajo productivo. Siguiente por favor.

Entonces, ¿por dónde tendríamos que empezar? Ahí hablo de la autocrítica. Hay que superar la visión que dice, si la macro está bien, pues ya lo demás se arregla en el camino. Hay que superar la visión que dice, hay que invertir más y hay que educarnos más y la informalidad solita se va a ir desapareciendo.

No estoy en contra de invertir más, por favor, no me malentienda, ni por supuesto estoy en contra de educar más, por favor, no me lo malentiendan, al contrario. Lo que estoy diciendo es que, si lo seguimos haciendo de la manera que lo estamos haciendo, el esfuerzo va a seguir siendo más recompensado.

Tenemos 20 años haciéndolo y la tasa de informalidad del país cayó en un punto. Y también la idea de que cualquier conjunto de programas es suficiente para redistribuir.

Entonces, lo que estoy buscando con este libro, y no tienen idea qué tanto les agradezco esta valiosísima oportunidad y compartir con ustedes, es cambiar la visión, cambiar la naturaleza del debate que tenemos en el país. Por supuesto que la macro tiene que estar bien, pero tenemos que pensar en la micro.

La informalidad y la baja productividad no es porque somos ni flojos, ni tontos, ni no nos hemos educado ni trabajamos, es la respuesta racional de individuos astutos que están viendo un entorno trazado por el 123 y el ENM que hablaba yo anteriormente, que induce lo que está pasando y que por lo tanto necesitamos redefinir ese entorno para que simultáneamente permita crecer. Cierro –siguiente–, cierro ahí.

Hace ocho años escribí otro libro que se llamaba “Buenas intenciones, malos resultados” y ahí he hecho una propuesta de un rediseño profundo de la política de seguridad social, de la política fiscal, de la política laboral, en un intento de lograr las dos cosas al mismo tiempo: más equidad, más redistribución y también más crecimiento.

Estoy convencido de que, o hacemos un rediseño profundo de nuestro estado de bienestar o no lo vamos a lograr.

La buena noticia para todos es que el equilibrio en donde está el país hoy en día es tan malo, las ineficiencias son tan profundas, si hay un espacio muy grande para construir un proyecto que sea socialmente más incluyente, que sea mucho más redistributivo, pero que al mismo tiempo sea mucho más favorable para la productividad.

No entro aquí en los detalles técnicos, pero pasa por cambiar la visión de la seguridad social, a una seguridad social universal, dándole los mismos derechos de seguridad social en materia de pensión, en materia de salud a todos los trabajadores.

El 3º de la Constitución le da el derecho a la educación a todos, no importa si el papá es formal o la mamá es formal, todos los niños van a las mismas escuelas, pero el 4º de la Constitución no le da el derecho a la salud a todos los mismos niños, porque lo manda el IMSS si su papá es formal y lo manda al Seguro Popular si su papá es informal.

Eso excluye, segmenta. No incluye, no cohesiona. Transitemos a una salud universal, en materia de salud, pensiones, guarderías. Cambiemos nuestra visión de la Ley Federal del Trabajo, un seguro de desempleo moderno, que a los trabajadores les dé la certidumbre de un apoyo en el momento en que se separan de su cargo.

Hay que cambiar la estrategia fiscal, gravamos demasiado al trabajo, sí hay que gravar más a otras cosas y menos al trabajo asalariado. Y tenemos que hacer cumplir las leyes.

Un proyecto social-demócrata de un Estado de Derecho, de un Estado de bienestar renovado o en un Estado de Derecho fortalecido, con una nueva visión; permitiría hacer un nuevo contrato social y para que no sea demagogia y poesía, un nuevo contrato fiscal detrás de él que lo soporte.

Que sea realmente ambicioso, porque los rezagos son grandes. Y que esté a la altura de las expectativas de todos.

Si no cambiamos de narrativa, la impresión que tengo es que no vamos a logar hacer una sociedad simultáneamente más incluyente y más productiva.

Gracias por escucharme.

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