Senado de la República

COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL

Versión Estenográfica de la Sesión Solemne en el Pleno del Senado de la República, en conmemoración del Sexagésimo Cuarto Aniversario del Derecho del Voto de las Mujeres en México.

SENADORA ROSA ADRIANA DÍAZ LIZAMA: Se abre la Sesión Solemne en conmemoración al Sexagésimo Cuarto Aniversario del Derecho del Voto de la Mujer en México.

Por acuerdo de la Mesa Directiva, la conducción de la Sesión Solemne se asignó a una de las senadoras Secretarias. Les manifiesto el honor que me causa el cumplir con la responsabilidad de conducir esta sesión.

La sesión se desarrollará conforme al acuerdo aprobado el pasado día 10 de octubre, mismo que está disponible en sus escaños.

Solicito a la Secretaría, dé lectura a las comisiones de cortesía que han sido designadas para recibir y acompañar a nuestros distinguidos invitados a esta Sesión Solemne.

SENADORA ITZEL SARAHÍ RÍOS DE LA MORA: Doy lectura a las comisiones de cortesía de esta Sesión Solemne.

Para recibir a la diputada Martha Hilda González Calderón, se determina que el senador Daniel Gabriel Ávila Ruiz y la senadora Lorena Cuéllar Cisneros, nos hagan el favor de recibirla.

Para recibir a la maestra Arely Gómez González, representando al Gobierno Federal, se invita a la senadora Diva Hadamira Gastélum Bajo; a la senadora Ana Gabriela Guevara, a la senadora Iris Vianey Mendoza Mendoza; al senador Jorge Aréchiga Ávila; a la senadora Ana Lilia Herrera Anzaldo y a la senadora Cristina Díaz Salazar.

Estas son todas las comisiones de cortesía, Presidenta.

SENADORA ROSA ADRIANA DÍAZ LIZAMA: Gracias, Secretaria.

Solicito a las comisiones, favor de cumplir con su cometido.

A nombre del Senado de la República, les expreso la más cordial bienvenida.

Saludamos la presencia en el presídium de la maestra Arely Gómez González, secretaria de la Función Pública, quien asiste con la representación del titular del Poder Ejecutivo Federal.

De la diputada Martha Hilda González Calderón, vicepresidenta de la Cámara de Diputados, quien asiste en representación del presidente de nuestra colegisladora.

De la senadora Diva Hadamira Gastélum Bajo, presidenta de la Comisión para la Igualdad de Género.

De mis compañeras senadoras secretarias de esta Mesa Directiva: Itzel Sarahí Ríos de la Mora; Lorena Cuéllar Cisneros y Martha Palafox Gutiérrez. Bienvenidas.

Saludamos también la asistencia del licenciado Luis Raúl González Pérez, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

De la licenciada Mónica Aralí Soto Fregoso, magistrada de la Sala Superior del Tribunal del Poder Judicial de la Federación. Bienvenida.

A la licenciada Gabriela Villafuerte Coello, magistrada de la Sala Regional Especializada del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Bienvenida.

De la licenciada Lorena Cruz Sánchez, presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres.

Y del doctor Santiago Nieto Castillo, titular de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales.

Agradezco también la presencia de la diputada Lía Limón García. Bienvenida.

Asimismo, saludamos la presencia de las mujeres destacadas en su trayectoria profesional y política que nos acompañan.

Sean bienvenidas y bienvenidos a esta Sesión Solemne que el Senado de la República realiza en conmemoración del sexagésimo cuarto aniversario del derecho del voto a las mujeres en México.

Se concede el uso de la palabra a la senadora Diva Hadamira Gastélum Bajo, presidenta para la Igualdad de Género. Tiene la palabra, senadora.

SENADORA DIVA HADAMIRA GASTÉLUM BAJO: Muchas gracias. Muy buenas tardes a todas, a todos.

Es un alto honor para la Comisión para la Igualdad de Género, poder intervenir en esta Sesión Solemne del 64 Aniversario del Derecho al Voto de las Mujeres.

Agradezco mucho la presencia de la Cámara de Diputados, la presencia de una mujer muy querida, estimada, muy reconocida, como es Arely Gómez, ex compañera del Senado de la República, Secretaria de la Función Pública.

A todas las y los integrantes de la Mesa Directiva, invitados especiales, muchísimas gracias, coordinadores parlamentarios.

Son 64 años, para la gente que sabe de edad 64 años es muy poco. Sesenta y cuatro años fuimos el país que llegó casi al último a un derecho que fue por mucho tiempo minimizado, regateado a más de la mitad de la población que somos las mujeres.

Esta lucha de 64 años tuvo antes una lucha muy interesante, y hoy quiero rendir homenaje a todas esas mujeres que no tuvieron miedo, que desafiaron un espacio totalmente masculinizado y que lograron trascender logrando el derecho al voto de las mujeres.

Las Hijas de Cuauhtémoc, el primer congreso feminista, Hermila Galindo, Elvia Carrillo Puerto. Cuántas y cuántas mujeres que dieron su tiempo, dieron su esfuerzo para alcanzar lo que conocemos como el inicio de esta democracia que solamente nos dio el derecho material de votar y ser votadas.

Hoy, somos un referente internacional. Hoy, México pasó de los últimos lugares a los primeros lugares en democracia, en igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.

La democracia paritaria, impulsada por el Presidente de la República, pinta de cara que no era suficiente un hecho material de depositar en la urna el voto siempre a favor de los hombres y muy pocas y escasamente a favor de las mujeres.

Hoy, la democracia paritaria tiene otros retos; retos que son muy importantes para la democracia y la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, y es lo que tiene que ver con la violencia política.

Este Senado de la República después de cuatro años de trabajo permanente, logramos una legislación en la ley de igualdad, no solamente el concepto de violencia política en contra de las mujeres sino más facultades al Instituto Nacional de las Mujeres y que agradezco enormemente la compañía y solidaridad de Lorena Cruz siempre a estas tareas.

También reformamos la Ley de Partidos, Medios de Impugnación, la LEGIPE y Delitos Electorales.

Urge, urge –y se lo decía a Santiago Nieto en este momento y al Presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos– urge que cerremos el circulo legislativo porque el derecho al voto de las mujeres, la democracia paritaria, tiene que estar cubierta, protegida, debe tener este muro de contención para la participación política de las mujeres en toda su expresión en este país.

La ciudadanía plena no solamente es el derecho al voto de las mujeres; la ciudadanía plena no es solamente la democracia paritaria. La ciudadanía plena tiene que ver con evitar los obstáculos que vivimos todos los días las mujeres.

Las encuestas lo reflejan: De diez mujeres, siete han mencionado que tienen violencia y tres lo negamos, permanentemente somos víctimas de violencia y no debemos permitirlo.

Por eso hoy, en esta Sesión Solemne en que agradezco el espacio que le dan a las mujeres, pero también con la participación de los hombres; el espacio que cumplen con la democracia de este país, urgimos para que la violencia política en contra de las mujeres, sea una realidad en este país.

Si México pasó  de los últimos lugares a estar en el número siete, en este país se requiere dar el paso definitivo porque la violencia no puede naturalizarse ni en la política ni en la vida de las mujeres.

La violencia en contra de las mujeres la vemos todos los días, en todos los lugares. Venzamos este flagelo que tanto ofende no solamente a nosotras sino a toda la sociedad.

Por la democracia mexicana, por la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, mi reconocimiento a todas las que hicieron posible este derecho, sesenta y cuatro años del Derecho al voto de las Mujeres Mexicanas.

Muchísimas gracias.

SENADORA ROSA ADRIANA DÍAZ LIZAMA: Gracias senadora Diva Hadamira.

Conforme el acuerdo aprobado, tendremos una ronda de intervenciones de los grupos parlamentarios en orden progresivo, hasta por cinco minutos.

En consecuencia, se concede el uso de la palabra a la senadora María Elena Barrera Tapia, del Grupo Parlamentario del Partido verde Ecologista de México.

Tiene la palabra, senadora.

SENADORA MARÍA ELENA BARRERA TAPIA: Con su venia presidenta, compañeras y compañeros senadores, invitados especiales, sean todos bienvenidos.

Sábado 17 de octubre de 1953, una fecha que evoca la mujer mexicana y su derecho a votar y ser votada. Un hito de absoluta trascendencia en la lucha por la igualdad de género.

Sin embargo, hace 64 años, más que el derecho a votar y ser votadas, la reforma constitucional cambió el paradigma entre hombres y mujeres.

Esta fecha es un parteaguas crucial para la sociedad, porque ese día lo que se reconoció fue la ciudadanía de la mujer mexicana, ciudadanas con derechos y obligaciones, ciudadanos todos, varones y mujeres, sin distinción de géneros.

Sin duda, este fue el primer esbozo político de la igualdad por la que todas y todos luchamos a diario. La participación política de la mujer es un derecho con arduo trabajo, que fue restituido al género femenino y hace 64 años la lucha ha rendido frutos, avances y logros.

Contamos con un marco constitucional y legal que protege a nosotras, las mujeres. Se han implementado múltiples acciones afirmativas en distintas materias y se promueve la equidad en todos los sectores.

Además, se protege de manera prioritaria la salud materna, se logró la paridad política y se han establecido medidas para erradicar la discriminación y la violencia por causa de género.

Este es un momento histórico para nosotras, las mujeres. El trabajo que las mujeres hemos realizado durante más de un siglo, es el testimonio fiel de nuestra capacidad.

Las mexicanas podemos con cualquier adversidad y lo hemos hecho valer perseverantemente.

Hermila Galindo se congratularía ampliamente al ver su sueño realizado: un Congreso de la Unión que va hacia la equidad, donde los derechos políticos no se distinguen por razón de género; un lugar donde mujeres y hombres defendemos codo a codo los derechos de las personas.

Esta conmemoración nos obliga a reflexionar sobre las mujeres, todas las mujeres dentro y fuera de este recinto, las trabajadoras, las políticas, las amas de casa, las jefas de familia, las profesionistas, las estudiantes, las mujeres indígenas o también las mujeres recién nacidas.

Cada una de nosotros que hemos sufrido en carne propia la violencia, mujeres que día a día vivimos y viven la discriminación, que saben lo que es haber perdido la confianza en quienes más aman y que a cada instante temen por su integridad, temen por su vida.

Mexicanas que, discriminadas positivamente, para refugiarlas en un transporte público y sólo así evitar que sigan aplastando su dignidad. Mujeres que viven en Méxicos distintos, donde se les reconocen menos derechos o se les imponen más obligaciones.

Mexicanas que sufren a diario las inequidades de la sociedad, los estragos de la pobreza y la desesperanza de asumir la jefatura de una familia.

A todas, este día no es para abrazarnos y felicitarnos. Es un momento de unión que tenemos que asumir con absoluta responsabilidad y así lo hacemos.

Esta fecha nos debe recordar aquello que nos falta por realizar, lo mucho que debemos continuar luchando y, sobre todo, la enorme deuda que nos constriñe a hacer mucho más.

Es tiempo de exigir, con una sola voz, el cumplimiento y la protección de nuestros derechos.

Las mujeres somos la punta de lanza de la lucha contra la discriminación y el machismo.

Debemos asumir nuestro papel y dejar de replicar también actitudes que inconscientemente laceran nuestra dignidad.

Es momento de cerrar la brecha que hay entre mujeres y hombres.

No podemos seguir percibiéndonos como seres diametralmente opuestos.

Estamos juntos en esta lucha, y sólo podremos conquistar nuestras metas si ambos géneros, hombres y mujeres, trabajamos por un mismo ideal.

Hoy, más que nunca, necesitamos complementarnos para conseguir la igualdad real en nuestra sociedad.

Compañeras y compañeros:

Reconocer a la mujer como ciudadana, como miembro pleno del Estado Mexicano y sujeto de derechos políticos, no es simplemente un criterio igualitario de la dignidad humana, es un reconocimiento toral a la columna vertebral de la sociedad mexicana.

Como lo señaló el cantante Bono: la casa, no descansa en la tierra. La casa, descansa en los hombros de una mujer.

Así también nuestro país descansa sobre los millones de mujeres que día a día luchan por una mejor Nación, igualitaria, y junto con los hombres.

Sigamos esta lucha. Reivindiquemos el papel de las mujeres y estrechemos los lazos de respeto y confianza, que nos permiten vivir en una sociedad en paz.

Muchísimas gracias.

SENADORA ROSA ADRIANA DÍAZ LIZAMA: Muchas gracias senadora María Elena Barrera.

Tiene ahora el uso de la Tribuna, la senadora Martha Palafox Gutiérrez, del Grupo Parlamentario del Partido de la Revolución Democrática.

SENADORA MARTHA PALAFOX GUTIÉRREZ: Gracias señora Presidenta.

Senadora y amiga, maestra Arely Gómez, secretaria de la Función Pública, y representante del Gobierno de la República. Bienvenida a su casa, el Senado de la República.

Honorable Presídium.

Invitados especiales.

Compañeras y compañeros todos:

La salud y la violencia contra las mujeres, sigue siendo una asignatura pendiente.

Lo es así, porque el problema no solamente es ideológico, discriminatorio, segregacionista y, en algunos casos, hasta de usos y costumbres, sino también estructural.

¿Por qué estructural? Porque este modelo de desarrollo reproduce un sistema donde se ahonda la desigualdad, y es necesario cambiarlo.

Seguimiento siendo mujeres con retos y caminos llenos de obstáculos todavía muy grandes por recorrer, en pleno Siglo XXI.

Lo hemos visto en la reciente tragedia nacional, ocasionada por los sismos.

Verdaderas troyanas, las vimos codo con codo, luchando junto con miles de jóvenes, por ayudar a apoyar, sufriendo muchas de ellas las pérdidas de un ser querido, o el patrimonio adquirido durante años. Firmes, de pie, siempre de pie, pese a la catástrofe que poco a poco asimilan y saben que tendrán que enfrentar solas, por cierto.

Hoy, 17 de octubre, conmemoramos 64 años que la lucha de mujeres logró el derecho al sufragio, más de seis décadas donde la presencia de la mujer, en las elecciones, forma parte activa en la política para elegir, y también ser elegidas.

Ha sido una tarea ardua, difícil, llena de estigmas, de tabúes, incluso de satanizaciones, como si la política fuera una actividad hecha sólo para hombres.

Quiérase o no, el trecho por recorrer todavía es muy largo, y la política debe ser consubstancial a la actividad femenina, por lo que significa y lo que representa en materia de derechos humanos y lucha por la igualdad y la equidad de género.

Todavía las mujeres sufrimos los embates de la violencia, pese a que actualmente tenemos leyes y programas para combatir la desigualdad de género.

Contamos, por ejemplo, con la Ley General de la Igualdad entre Mujeres y Hombres.

Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.

Les General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los delitos en materia de Trata de Personas.

El Programa Nacional de Igualdad para las Mujeres, además de contar con un Instituto Nacional de las Mujeres.

Si toda esta legislación se aplicara y funcionaran realmente los programas de políticas públicas del INMUJERES y de otras secretarías, destinados a las mujeres, la situación de desigualdad y violencia no sería la que tenemos.

De acuerdo al INEGI, el 66 por ciento de las mujeres mayores a 15 años han enfrentado, al menos un incidente de violencia. El 44 por ciento la han tenido por parte de su cónyuge o pareja y en los espacios públicos y comunitarios.

El 34 por ciento de las mujeres han experimentado algún tipo de violencia sexual. El 27 por ciento que trabajan o trabajaron, sufrieron alguna vez acto violento de tipo sexual.

De las que asisten a la escuela, el 25 por ciento enfrentan violencia por parte de sus compañeras, compañeros o maestros. En 10 entidades federativas: Ciudad de México, Estado de México, Jalisco, Aguascalientes, Querétaro, Chihuahua, Yucatán, Coahuila, Durango, Baja California y Tlaxcala; la violencia hacia las mujeres está por encima de la media nacional: 66 por ciento.

Por ello, este día que conmemoramos 64 años de voto de la mujer, festejamos que a iniciativa de las Naciones Unidas el INEGI se haya adherido a la campaña “Nosotros con ellas”, “Her for She”, con la finalidad de generar acciones que se suman a la igualdad de género.

Con el INEGI, ya son 45 instituciones que en México se han sumado a “Nosotros con ellas”, con lo que se ha acelerado el paso para llegar a un México de 50-50. Con ello se busca construir una sociedad igualitaria por medio de una alianza que convoca a todas y a todos, mujeres y hombres; y con especial énfasis a las universidades, al sector privado e instituciones de gobierno.

Credibilidad y confianza son valores que tenemos que alcanzar. Pero no se alcanzan sólo con fe, con varitas mágicas, llámense reformas estructurales o de gran calado. Tampoco es una lucha que corresponda a cada país; si bien cada nación tiene sus peculiaridades, la lucha por la equidad de género y la no violencia hacia las mujeres, trasciende las fronteras de las naciones.

Estamos convencidas de que las luchas de las mujeres es una lucha transversal, no nada más de las mujeres, también de la sociedad en su conjunto; sabiendo el rol que a cada uno le corresponde jugar en la sociedad.

Cierto que ya hay más mujeres en puestos públicos, mujeres legisladoras, empresarias, líderes sindicales, de opinión. Impensable hace seis décadas, pero, compañeras y compañeros senadores, todo esto necesita de seguir construyendo liderazgos, de replantear el papel de la mujer pensando siempre que el futuro requiere de una nueva manera de pensar; una que elimine prejuicios anquilosados y concepciones falsas en las que se descarten estereotipos acerca de las mujeres y varones.

Que surja una nueva filosofía que tome en cuenta a todas las personas, sin importar su género, como componente esencial de cambio.

Nos damos cuenta de la importancia de nuestras voces sólo cuando nos obligan a guardar silencio, dice Malala Yousafzai.

Muchas gracias.

SENADORA ROSA ADRIANA DÍAZ LIZAMA: Muchas gracias, senadora Martha Palafox.

Ahora tiene el uso de la Tribuna la senadora Lorena Cuéllar Cisneros, del Grupo Parlamentario del Partido del Trabajo.

SENADORA LORENA CUÉLLAR CISNEROS: Con su permiso, señora Presidenta. Con el permiso de las invitadas especiales e invitados especiales que hoy nos acompañan.

Compañeras y compañeros senadores:

Hoy conmemoramos el 64 aniversario del reconocimiento del derecho al voto de las mujeres en nuestro país.

Aunque desde 1937 el presidente Lázaro Cárdenas propuso la reforma a la Constitución, que reconocía este derecho; fue hasta 1953 que pudimos hacerlo realidad. Tuvieron que pasar 16 años para poder aprobarse esta reforma.

Fuimos el quinto país en Latinoamérica que además de permitir el sufragio femenino, reconoció el derecho que tenemos a ser votadas y acceder a los cargos de elección popular.

Esta fue una de las revoluciones sociales más importantes del siglo XX, que estableció las bases para colocar formalmente en un plano de igualdad sustantiva a la mujer frente al hombre, y se constituyó como un elemento central en la construcción de la democracia en nuestro país.

Este reconocimiento, también ha sido el principio de una larga lucha que hemos dado en contra de factores sociales y discriminatorios, muchos de los cuales todavía prevalecen.

La violencia en contra de las mujeres, atenta en contra de nuestros derechos, al grado de que muchos organismos internacionales lo consideran un problema de salud pública, pues restringe la capacidad para ocupar cargos de poder político y toma de decisiones.

De manera sistemática, las mujeres nos encontramos a situaciones tales como el acoso y violencia política, llegando esto a ser obstáculo para la designación y participación en cargos de representación popular o de liderazgo.

Aunque en los últimos años hemos llevado a cabo reformas que han contribuido al reconocimiento y ejercicio de nuestros derechos político-electorales, la violencia política es un problema estructural que es reflejo de la discriminación y los estereotipos.

Recientemente el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en conjunto con otras instituciones, presentó el Protocolo para Atender la Violencia Política contra las Mujeres, con el objetivo de dar cuenta del compromiso institucional con los derechos de las mujeres.

Este reconocimiento de violencia política, por razones de género, es un paso fundamental para lograr el cumplimiento de principio de igualdad entre mujeres y hombres.

Los alcances de este problema son bastante amplios, pues afectan tanto a ciudadanas en su calidad de candidatas, como al electorado electoral, ya que los llamados rumores pueden llegar a influir en el electorado generando dudas sobre la capacidad e integridad de las mujeres, creándoles estigmas y desprestigio.

A manera personal, puedo comentarles que esto lo viví en carne propia, en mi participación a la gubernatura de mi estado, Tlaxcala, pues fui víctima reconocida de violencia política por razones de género; en donde, a causa de rumores, denostaciones, amenazas y atentados que denunciamos ante diferentes instituciones, sentamos precedencia y sobre todo jurisprudencia en nuestro país para determinar la complejidad de los casos por este tipo de violencia.

Y, en consecuencia, de ahora en adelante cada caso se revisará de manera particular para no dejar impunes los hechos y reparar el daño a las víctimas.

Ante este tipo de situaciones, debemos agregar que, aunque a las mujeres, si bien se nos ha dado el derecho a formar parte de la vida política y pública de nuestro país, vivimos en un contexto adverso, donde también se nos ha limitado el ejercicio democrático por medio del agresivo contexto social que nos atenta.

Hay cifras que muestran en nuestro país, en promedio se cometen siete feminicidios al día. Una de cada dos mujeres de 15 años o más ha padecido algún incidente de violencia.

La tercera parte de las mujeres ha padecido de violencia sexual, y en los últimos años se ha incrementado drásticamente el número de suicidios de mujeres, en donde lamentablemente más de la mitad eran jóvenes de entre 10 y 29 años de edad.

Es urgente garantizar a todas las mujeres de nuestro país el ejercicio de sus derechos que les permita vivir en paz y en condiciones de vida que garanticen el acceso integral a sus derechos.

No podemos concebir un Estado democrático sin el respeto a los derechos fundamentales de las mujeres.

Ni una mujer más cooptada o amenazada por denunciar y defender sus derechos.

Es necesario que asumamos el reto contra el sistema patriarcal, que es  un duro camino que tenemos que afrontar, pero que estoy segura que juntas podemos alcanzar para traer una cultura de paz y respeto a nuestro género.

México no podría salir adelante sin la capacidad, entrega y compromiso de las mujeres en la vida familiar, en la vida política, y desde luego en la vida social.

Es cuanto.

SENADORA ROSA ADRIANA DÍAZ LIZAMA: Gracias senadora.

Saludamos la presencia de la doctora Adriana Fabela Herrera, consejera del Consejo general del Instituto Nacional Electoral, quien asiste con la representación del Presidente del Instituto.

Bienvenida.

Asimismo, saludamos a quien preside la Junta de Coordinación Política de esta Cámara de Senadores, nuestra compañera senadora Ana Lilia Herrera Anzaldo.

Se concede ahora el uso de la palabra a la senadora Sonia Mendoza Díaz, del Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional.

SENADORA SONIA MENDOZA DÍAZ: Buenas tardes.

Saludo con respeto a nuestras invitadas e invitados especiales; con permiso de la Presidenta.

El 17 de octubre es un día inscrito en la memoria de todas las mexicanas y los mexicanos, porque es una fecha grabada con la sangre de las congéneres que nos precedieron, para que esta mañana y desde hace 54 años las mujeres podamos ocupar las más altas tribunas políticas de nuestro país a través del sufragio.

Los episodios históricos como la Revolución Mexicana reivindican a los seres incluso con letras de oro en los recintos, en las tomas de decisiones, pero olvidan a las mujeres que en la lucha cruenta hicieron valer sus ideas, fueron el soporte de la población civil y colaboraron en la redacción de proyectos y planes, entre los cuales estaba la exigencia de sus nombres en la boleta electoral.

La historia sepulta el abuso, la persecución y el terror que vivieron miles de mis compañeras, a quienes hoy debo gratitud y honor, porque la voz que a ellas les fue negada, a mí me obliga a nombrarlas. Hermila Galindo, Elena Torres, Eulalia Guzmán, Luz Vera, Aurora Herrera, María Rentería y Julia Nava, son el alma del sufragio femenino mexicano.

Las inolvidables Elvia Carrillo Puerto, Beatriz Peniche y Raquel Cicero, primeras diputadas electas en el congreso local de Yucatán en 1922, fueron la inspiración para que en mi querido San Luis Potosí, un año después, decretaran a las potosinas el derecho de votar y ser elegidas para las municipalidades, pero en 1924 el miedo las hizo rehenes y terminó con su sueño, con amenazas precisamente de muerte.

Si volvemos la mirada al pasado, pensaríamos que seguimos atrapados en el tiempo, pues la lucha de las mujeres en nuestro país tiene una larga historia de participación social, política, que parece no acabar.

Los logros que hemos alcanzado no son resultado de ninguna concesión, sino del esfuerzo, de la estrategia, de nuestro trabajo, de la inteligencia, de los pactos entre las mujeres y los hombres, por supuesto, las que cedieron su vida y nos antecedieron en un contexto altamente vulnerable por el machismo y la discriminación, y las que estamos aquí, construyendo el presente y el devenir de las que habrán de sucedernos.

Nuestra lucha ha sido una constante de denuncias, exigencias y reclamos, pero sobre todo de aportaciones en la reconstrucción y rescate de los saberes de las mujeres.

Las mexicanas hemos transformado paulatinamente nuestras realidades, porque hemos aprendido que los espacios de poder, donde se toman las decisiones que nos afectan, no se logran sino sólo por la vía de la participación política y social, de la opinión crítica y de la organización de nuestras necesidades, que hemos llevado a acciones concretas por la defensa de nuestros derechos.

Nos hemos propuesto coincidir y hemos logrado incidir en las instituciones del estado, ocupando y reformando los espacios que se pensaban exclusivos de los hombres.

Resultado de esos consensos es la conformación de un marco jurídico inspirado en las convenciones internacionales de derechos humanos, de las mujeres para exigir nuestro derecho a la igualdad y al acceso a la justicia.

No obstante, aún no somos ni siquiera beneficiarias a una vida libre de violencia, en ninguno de los espacios públicos, políticos ni sociales.

Me parece que no hemos caminado a la velocidad que nuestras antecesoras imaginaron, porque la asignatura pendiente es resolver los frenos que nos tienen entrampadas, pues la paridad legal no resuelve la paridad cultural, atávica y persistente, desde la mirilla del patriarcado.

Es evidente la disonancia entre la norma y su práctica, pero es urgente resolverla, entendiendo que las mujeres podemos hablar de paz, de derechos y de instituciones sin sonrojarnos y que llegar al Poder nos obliga a parecernos a nosotras mismas y no al modelo masculino, que nos invisibiliza y nos cosifica, en un contexto de desigualdad.

Amigas y amigos senadores:

Sin duda, las mujeres hemos logrado enormes victorias, pero ha llegado el momento de replantear nuestro papel.

Debemos de pasar de la cuota al reconocimiento de nuestras capacidades.

Nuestra estatura política, debe medirse por nuestra inteligencia, nuestros valores, aportaciones y trabajo constante a favor de México.

No debe, por ningún motivo, demeritarse nuestro papel en los cargos que hemos ocupado.

No debe sustituirse el reconocimiento a nuestro trabajo por expresiones misóginas, que lo único que hacen es evidenciar la cultura machista de quienes las expresan.

Aunque haya quienes lo nieguen, la violencia política de género es una constante.

Vaya que habemos ejemplos en el Senado y en otras instituciones:

Luis María Calderón, Ivonne Álvarez, Adriana Dávila, Blanca Alcalá, Lorena Cuellar, la de la voz, y muchas otras compañeras, la hemos vivido en carne propia.

Es el momento ya de dar un paso a la aprobación en la Cámara de Diputados, de la Minuta pendiente.

La pertinencia de la fecha, nos obliga a la mirada autocrítica de nuestros privilegios, si bien aún sesgados, son motor de cambio en honor de nuestro linaje y fuerza presente para nuestra descendencia.

Es cuánto.

SENADORA ROSA ADRIANA DÍAZ LIZAMA: Muchas gracias senadora Sonia Mendoza.

Ahora, tiene el uso de la Tribuna, la senadora Hilda Esthela Flores Escalera, del Grupo Parlamentario del Partido Revolucionario Institucional.

SENADORA HILDA ESTHELA FLORES ESCALERA: Con su permiso, señora Presidenta.

Saludo, con mucho gusto, con cariño y con respeto, a todas y a todos nuestros muy distinguidos invitados, invitadas.

Bienvenidos al Senado de la República.

Estimadas compañeras y compañeros senadores:

Hace 64 años, se publicó, en el Diario Oficial de la Federación, el Decreto por el que se reformaron los artículos 34 y 115 de nuestra Constitución Política.

Este hecho, fue la culminación de una intensa lucha por el reconocimiento de los derechos políticos, electorales, que inició en 1915, cuando Hermila Galindo, expresó la importancia del voto femenino.

Desde entonces, las mujeres nos hemos caracterizado por un trabajo constante, favor de una participación activa del sector femenil en la política del país.

Cuando se creó el Partido Revolucionario Institucional, en 1929, sus mujeres militantes trabajaron por la defensa de los derechos de éstas, en los sectores sociales.

Fueron nuestras predecesoras Elvia Carrillo Puerto, Florinda Lazos León, Margarita Robles de Mendoza, María Ríos Cárdenas, Palma Guillén y Sánchez, Amalia Castillo Ledón, y Margarita García Robles, entre muchas otras, quienes iniciaron un importante movimiento que no sólo posicionó a mi Partido como promotor de los derechos de las mujeres, sino que, además, permitió una apertura paulatina de espacios públicos, que culminaría con la Iniciativa del entonces presidente Adolfo Ruiz Cortines.

El nombre de Griselda Álvarez Ponce de León, ha quedado plasmado en la historia y ha sido nuestro referente e inspiración.

El 17 de octubre de 1953, constituyó no sólo un episodio histórico para las mujeres mexicanas que, hasta ese momento, habían sido actoras relevantes pero invisibles.

Representa, también, una fecha memorable y trascendental, que transformó nuestra vida, fortaleció la democracia y definió un nuevo rumbo para el país.

A más de la mitad de un siglo del sufragio de la mujer, se han realizado esfuerzos sin precedentes para consolidar la igualdad sustantiva.

Hemos impulsado la institucionalización de la perspectiva de género, como eje transversal de todo el quehacer Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Hemos promovido las reformas legislativas que garanticen el reconocimiento, protección y respeto a los derechos económicos, políticos, sociales y culturales de las mujeres y las niñas; para trazar la armonización legislativa a favor de la igualdad de género.

Hemos impulsado los presupuestos públicos con perspectiva de género. Hemos incentivado la creación de instituciones o áreas especializadas para llevar a cabo políticas públicas que contribuyan a disminuir la brecha de desigualdad entre mujeres y hombres. Nos hemos sumado a la creación del observatorio para la atención de la violencia política contra las mujeres, para vigilar, proteger e incidir a favor de los derechos políticos de las mujeres.

Estas y muchas más acciones son políticas públicas, normas, programas y acciones que nos permiten llegar a la conmemoración del 64 aniversario del voto de la mujer.

Gracias al firme compromiso y convicción del presidente Enrique Peña Nieto y con el apoyo de todas las fuerzas políticas, se impulsó una reforma constitucional sin precedentes: la paridad entre los géneros.

Desde que se decretó el sufragio universal, en 1953, no se había logrado ninguna legislación o política pública progresista de esta magnitud en beneficio de las mujeres y la igualdad sustantiva.

Esta legislación permitirá a nuestro país fortalecer las condiciones de mujeres en igualdad de circunstancias con hombres, para alcanzar el desarrollo pleno y democrático del país. Pero nuestra búsqueda hacia la paridad de género apenas comienza.

En esta importante conmemoración, nos enfrentamos ante el gran desafío de alcanzar la paridad de género en los más de 18 mil cargos de elección popular que se elegirán en 2018 en México. Ha habido sin duda grandes avances, pero también existen desafíos.

De las 32 entidades federativas, sólo una es gobernada por una mujer, que representa el 3 por ciento. Claudia Pavlovich Arellano, es gobernadora del estado de Sonora, primera mujer en gobernar esa entidad y séptima en toda la historia de México. Y para nuestro orgullo, una compañera exsenadora y vale la pena destacar que su trabajo ha sido evaluado como los de mejor desempeño en todo el país. Sin duda, es nuestro orgullo.

De los 2 mil 462 municipios de México, sólo 311 son gobernados por mujeres, el 14 por ciento. De las 128 senadurías, 48 son encabezadas por mujeres; el 37 por ciento del total. De las 500 diputaciones, 212 son encabezadas por mujeres, el 42 por ciento de todas ellas.

La discriminación a través de la historia, se fundamenta en estereotipos culturales. Indudablemente representa un obstáculo que debemos erradicar. Es una práctica continua y reiterada que se manifiesta en todos los ámbitos sociales, desde el hogar hasta el trabajo y la educación.

Esta discriminación de género se hace todavía más evidente en el espacio público.

De acuerdo con la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales, de 2015 a la fecha se han abierto 202 carpetas de investigación por actos de violencia política.

Destacan casos de diversas mujeres, a quienes no les han permitido tomar posesión de un cargo público, a pesar de haberlo ganado bajo un proceso electoral abierto.

Ante este escenario, debemos reconocer que en una nación como México, donde más de la mitad de la población está constituida por mujeres, estos actos no pueden continuar.

Recordemos que la participación de las mujeres es determinante para la toma de decisiones y el desarrollo nacional.

Hace más de seis décadas, no podíamos participar. Ahora, las mujeres definiremos el rumbo de nuestra nación.

Representamos casi el 52 por ciento de la lista nominal, y ello lo podemos potenciar hacia las causas que permitan un país próspero y con unidad. Un México en beneficio de las mujeres y hombres en igualdad de condiciones.

La incorporación y defensa de nuestros derechos, va más allá de disposiciones legales, institucionales, ideologías partidistas, posiciones parlamentarias; es un compromiso social que debe plasmarse y trascender en todas las esferas del país.

Las mujeres somos agentes transformadores con una función central en el desarrollo económico y político. Nos involucramos de manera plena en nuestras actividades, combinando los roles de familia, con la actividad profesional y no siempre en las mejores condiciones, y sí, en muchas con alta discriminación.

Hoy, conmemoramos la consolidación del voto femenino y reforzamos el compromiso de seguir construyendo políticas públicas que nos permitan incorporar a las mujeres como titulares de derechos.

En este Senado, asumimos el compromiso de seguir incorporando los asuntos de igualdad sustantiva de género en la Agenda Pública, y como legisladoras y legisladores, tenemos la importante responsabilidad de construir una sociedad plural, tolerante y respetuosa de los derechos humanos, sin importar nuestras diferencias.

El Grupo Parlamentario del PRI, refrenda su compromiso para actuar de manera positiva y comprometida en la política. Reconocemos la importante tarea de honrar a nuestras precursoras y continuar con el firme objetivo de consolidar a México como un país más incluyente, más libre y más democrático.

Es cuanto.

Por su atención, muchas gracias.

SENADORA ROSA ADRIANA DÍAZ LIZAMA: Gracias senadora Hilda Flores.

Igualmente saludamos la presencia de la licencia Meli Romero Celis, integrante de esta asamblea y actual Subsecretaria de Desarrollo Rural de la SAGARPA.

Bienvenida.

Hemos escuchado con interés las intervenciones de cada una de las senadoras. Efectivamente, hoy nos hemos reunido en Sesión Solemne para conmemorar el Sexagésimo Cuarto Aniversario de la Publicación del Decreto con el que se reconoció la ciudadanía de las mujeres en México.

Hoy podemos dar cuenta, desde este Senado de la República, sobre la importancia de nuestra participación a favor de las mujeres en el Congreso, donde hemos aprobado reformas legislativas a favor de las mujeres.

Gracias a la reforma constitucional de 2014, logramos establecer la obligación de los partidos políticos a postular candidaturas federales y locales en un 50 por ciento.

Hemos logrado la paridad de género en cargos legislativos y de toma de decisiones. El camino no ha sido fácil. Sin embargo, el trabajo ha sido intenso por parte de las mujeres de los distintos grupos parlamentarios, para garantizar el pleno respeto a nuestros derechos, el acceso a la justicia, a la salud, a la no discriminación y a la igualdad de oportunidades en todos los ámbitos de la vida.

Hemos impulsado diversas iniciativas para el reconocimiento y atención de nuestra salud, procurando la detección temprana del cáncer de mama y su inmediata atención, con ello el fortalecimiento de nuestra salud.

También hemos procurado legislar en contra de la discriminación contra mujeres y niñas indígenas, en la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en el ámbito agrario, procurando el derecho de las mujeres como sujetos agrarios y la inclusión de la mujer en asambleas del sector rural. Por otra parte, el acceso de las mujeres a una vivienda digna y decorosa.

Todavía muchos son los retos y desafíos y tenemos que seguir trabajando para lograr la erradicación de la violencia política que se vive en contra de las mujeres.

Falta mucho por transitar en el tema y que solamente con la suma de esfuerzos de los tres órdenes de gobierno, las organizaciones sociales y la sociedad en su conjunto, lograremos blindar la democracia paritaria, garantizar los derechos de las mujeres en la vida pública y política de nuestro país.

Por último, aunque ya lo han hecho mis compañeras, quiero recordar a las mujeres que, para acceder al voto, se dieron diversos hechos históricos, y el antecedente más remoto lo encontramos en mi querido Yucatán, en 1923, cuando se les reconoció a las mujeres el derecho a votar y ser electas.

En ese mismo año, se eligieron a tres mujeres como diputadas al Congreso local: Elvia Carrillo Puerto, Raquel Dzib Cicero, Beatriz Peniche Barrera, y Rosa Torre González. Ésta última, se postuló para regidora del ayuntamiento de la Ciudad de Mérida, y ganó en las elecciones efectuadas el 7 de noviembre, con el consentimiento del Gobernador, convirtiéndose en la primera mujer en nuestro país, en ocupar un cargo de elección popular.

Son mujeres que abrieron la brecha y trazaron parte del largo camino porque se reconociera el derecho de todas a participar en la vida política de nuestro país, como hoy lo podemos hacer.

Sin embargo, en esta fecha tan especial, debemos reconocer que todavía falta mucho por hacer.

Nos urge la aprobación de la Minuta referente a la Violencia Política en contra de las Mujeres.

Urge garantizar igualdad laboral y económica de las mujeres.

Urgen más políticas públicas, que permitan el acceso de las mujeres a una vida digna y decorosa, en todos los ámbitos: social, político y económico.

Nos urge a las mujeres mexicanas, que nuestros derechos sean respetados a lo largo y ancho de nuestro querido México.

No habrá mejor conmemoración, el siguiente año, que poder ver, en esta Cámara de Senadores, 64 escaños ocupados por mujeres.

No podrá haber mejor conmemoración, el próximo año, que ver en la Cámara de Diputados, 250 curules ocupadas por mujeres.

Es cuánto.

Muchas gracias y gracias por su presencia.

SENADORA ROSA ADRIANA DÍAZ LIZAMA: Les solicitamos a todos y a todas, que se pongan de pie porque enseguida, entonaremos el Himno Nacional.

(Entonan el Himno Nacional)

CONTINÚA LA SENADORA ROSA ADRIANA DÍAZ LIZAMA: Agradezco la presencia de las invitadas y los invitados, que nos distinguieron acompañándonos en esta Sesión Solemne.

Solicito a la Comisión designada, los acompañe cuando deseen retirarse del Salón de Sesiones.

Convoco a las senadoras y senadores, a permanecer en sus lugares, para continuar con nuestra Sesión Ordinaria.

Se levanta la Sesión Solemne.

 

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