Versión Estenográfica del mensaje del senador Ernesto Cordero Arroyo, presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República, durante la Sesión Solemne para recibir la visita del Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau. 

SENADOR ERNESTO CORDERO ARROYO: Esta sesión se convoca a propósito de la visita oficial que el señor Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, realiza a México.

La Cámara de Senadores del Honorable Congreso de la Unión de los Estados Unidos Mexicanos, expresa la más cordial bienvenida.

Expresamos la más cordial bienvenida al señor Justin Trudeau, primer ministro de Canadá.

Al diputado Jorge Carlos Ramírez Marín, presidente de la Cámara de Diputados.

Al doctor Luis Videgaray Caso, secretario de Relaciones Exteriores.

Al doctor Ildefonso Guajardo Villarreal, secretario de Economía.

Agradezco la presencia en este presídium de la senadora Ana Lilia Herrera Anzaldo, presidenta de la Junta de Coordinación Política.

Doy también la bienvenida a la señora Chrystia Freeland, ministra de Asuntos Exteriores de Canadá e integrante del Parlamento canadiense.

Al señor Francois-Philippe Champagne, ministro de Comercio Internacional de Canadá e integrante del Parlamento canadiense.

Saludo también la presencia de nuestros compañeros parlamentarios canadienses, el señor Will y la señora Julie.

Asimismo, saludo la presencia del señor embajador Pierre Alaire, embajador de Canadá en México.

Del señor Dionisio Pérez-Jácome Friscione, embajador de México en Canadá.

Y de la distinguida comitiva que acompaña al señor Justin Trudeau.

Agradezco también la presencia de los señores vicepresidentes de la Mesa Directiva del Senado de la República; de los señores diputados federales que comparten con nosotros la Sesión Solemne. Sean ustedes bienvenidos al Senado de la República.

Señoras y señores.

Senadoras y senadores:

Acudimos a esta Sesión Solemne para recibir al primer ministro de Canadá, el señor Justin Trudeau, a quien recibimos como amigo, como vecino y como colega parlamentario. Es para nosotros y para nuestro país, un honor recibirlos en el marco de su gira de trabajo por América del Norte.

Quiero empezar agradeciendo, a nombre del Senado de la República, y con todo el corazón, la ayuda brindada por el pueblo canadiense tras los terremotos ocurridos recientemente.

Su solidaridad y mensajes de aliento ante las pérdidas de vidas humanas y materiales, fortalecen nuestro espíritu y nos reafirma en la convicción de que somos pueblos hermanos. Muchas gracias a usted y, por su conducto, al pueblo canadiense.

Esta visita es una prueba clara de la importancia que tiene la relación entre ambos países, tanto en lo bilateral como en lo regional. En lo económico, esta relación empezó hace más de 70 años con el Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales y se consolidó con la firma y entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio para América del Norte.

Se trata, sin duda, de una relación provechosa y de beneficio mutuo, construida sobre valores compartidos de cooperación y libertades económicas que necesitan defenderse.

Los desafíos que enfrentamos en cada país, se enmarcan cada vez menos en el ámbito nacional y cada vez más en ámbitos regionales o incluso globales. Esto es algo que Canadá entiende muy bien.

Su país es un referente mundial en la protección y promoción de los derechos humanos, especialmente de las poblaciones indígenas, así como de la equidad de género, el matrimonio igualitario, la atención a refugiados y la protección del medio ambiente. Temas que son responsabilidad de todos, porque sus efectos no reconocen fronteras.

Asimismo, la política exterior canadiense privilegia los principios del derecho internacional, la cooperación mundial para hacer frente a los desafíos del siglo XXI en temas como: la construcción de la paz y los desarmes nucleares.

Estos son solamente algunos de los grandes retos que enfrentamos todos, retos que por su naturaleza no pueden definirse ni superarse desde el Estado o Nación. Requieren un diálogo permanente entre países para encontrar soluciones de largo plazo que complementen las fortalezas de cada parte.

La historia nos ha demostrado una y otra vez que es abriéndonos al mundo, y aprovechando el intercambio de experiencias, conocimientos y tecnología, como avanzamos más rápido.

El desarrollo humano demanda más y no menos integración. En los últimos 25 años, nuestros países han abierto cada vez más sus economías y el nivel de vida de ambos países ha mejorado consistentemente.

Para México, la esperanza de vida pasó de 71 a 77 años y la incidencia de personas que viven con menos de tres dólares y 10 centavos al día, pasó de 25 por ciento en 1990 a 11 por ciento en el 2016.

Asimismo, gracias en buena medida a la firma y entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, México se ha convertido en una potencia indiscutible en industrias como la automotriz, la de telecomunicaciones, la aeronáutica y la alimentaria.

La calidad en nuestras exportaciones y su grado de sofisticación ha crecido de manera importante, lo que permite anticipar un mayor crecimiento económico.

Los beneficios que nos ha traído la integración regional son contundentes. El crecimiento del comercio en la región pasó de 290 billones de dólares en 1993 a 1.1 trillones en 2016.

Por ello, vemos en este proceso de renegociación la oportunidad de modernizar áreas que se habían quedado desfasadas por el avance global de las últimas décadas, así como fortalecer a una de las regiones más importantes y dinámicas del mundo, que contribuye con 30 por ciento del Producto Interno Mundial.

Hoy, la región económica de América del Norte es la más grande del mundo.

El Tratado de Libre Comercio representa más que un simple acuerdo comercial, es compartir el trayecto hacia un futuro mejor.

Las rondas de negociación son la oportunidad histórica de demostrarle al mundo nuestra convicción de que juntos somos más fuertes.

La suma de los tres países, es mayor que cualquiera de sus partes en lo individual. Incluso en temas como la brecha salarial entre las tres economías, la respuesta está en promover una mayor movilidad laboral que fortalezca el mercado regional.

Refrendemos la vocación global que nos ha distinguido siempre, sin menoscabo de los intereses e inquietudes específicos y legítimos de cada país para robustecer nuestras propias economías.

Ni México ni Canadá son el problema de Estados Unidos ni de ningún otro país. Juntos los tres países somos la solución.

Señor Trudeau:

Apreciamos esta visita oficial, y reconocemos en ella la vocación global de Canadá. Permítame insistir en la necesidad de construir acuerdos de largo plazo que nos permitan seguir transformándonos para beneficio de nuestros pueblos.

Seamos aliados en la defensa del comercio global, la integración, la transferencia tecnológica y de conocimientos que nos permitan mejorar la calidad de vida, la salud, la educación y las oportunidades de empleo y participación de jóvenes.

La respuesta no está en cerrar fronteras, sino en diseñar mecanismos que impulsen el desarrollo y la transformación de nuestras sociedades. Este es el reto que tenemos hoy. Vayamos juntos hacia el futuro.

Es responsabilidad de los líderes de la región hacer frente a los embates del proteccionismo. Ninguna posición que busque construir muros, excluir a los aliados o negar el camino andado, debe prevalecer en América del Norte.

Los tres países hemos construido un rumbo común y ahora, más que nunca, debemos defenderlo.

El discurso del odio y del populismo nos avergüenza a los pueblos de los tres países. No debemos perder la capacidad de indignación ante cualquier embate que atente contra las libertades y los derechos de quienes habitamos en la región de América del Norte.

El futuro nos presenta retos enormes, como para atenderlos de forma individual. Se necesitan acciones regionales y globales.

Es necesario continuar con medidas eficaces para enfrentar el cambio climático y reducir las amenazas al medio ambiente. Sabemos que es urgente profundizar la integración regional energética y garantizar el libre acceso a la información y transparencia para lograr un mayor crecimiento económico.

Además, debemos trabajar para la protección de los derechos humanos y la inclusión social y financiera de todas las personas alrededor del mundo. Para Leonard Cohen la realidad es una de las posibilidades que no nos podemos permitir ignorar.

Somos países con vocación de liderazgo internacional; somos importantes socios comerciales mutuos; Canadá es el segundo destino de las exportaciones mexicanas y la segunda fuente de visitantes a México.

Pero más aún, somos integrantes de América del Norte y desde ahí debemos reconocer nuestro compromiso en el presente y hacia el futuro.

Juntos somos más fuertes.

Recordamos con gusto las tres visitas de su padre, Pierre Trudeau, a nuestro país. Tu presencia en México respondió a la necesidad de atender los problemas globales y regionales de su época, como fueron la proliferación de las armas nucleares o el diálogo Norte-Sur, que en el fondo siguen siendo y siguen reclamando una acción multilateral.

Hoy recordamos con estima su legado, por su visión y su compromiso mundial.

Señor Primer Ministro Trudeau:

Le reitero la importancia de que mexicanos y canadienses caminemos juntos en el Siglo XXI, luchando por las mejores causas de la humanidad.

Construyamos juntos un mundo más humano, más solidario, más incluyente y más justo. Reforcemos nuestras alianzas hacia un futuro mejor.

Sea una vez más bienvenido a este Senado de la República, casa de todos los mexicanos y que también es su casa.

Muchas gracias.

Conforme al acuerdo aprobado para esta Sesión Solemne, tiene la palabra el señor Justine Trudeau, Primer Ministro de Canadá.